Para muchos debatir se ha vuelto el nuevo deporte evangélico. Autoproclamarse “apologista cristiano” está de moda, aunque no sepas ni jota de Biblia, historia eclesiástica, credos y confesiones históricas. Ese deseo insaciable de demostrar que se tiene la razón, de lucirse en redes, de parecer inteligente y así satisfacer un frágil ego no tiene fin. Como si Cristo hubiese dicho: “Id por todo el mundo y ganad debates, humillando a tu adversario y haciendo enemigos por todas las naciones. El que ganare el debate y derribare los argumentos de su adversario será salvo”.
Categoría: Fanatismo Religioso
Vosotros no sabéis de qué espíritu sois
La fusión de elementos religiosos ajenos al cristianismo y prácticas sincréticas matiza el universo neo-pentecostal y carismático. Diferentes expresiones que pasan por una mezcla criolla entre el catolicismo-romano, las múltiples expresiones africanas y versiones del espiritismo indígena y creencias y prácticas extraídas del folklore de los pueblos receptores, son el arcoíris de la religiosidad pentecostal en muchos países.
Con SIDA en el alma | Una reflexión pastoral sobre el papel de la iglesia cristiana en la lucha contra el VIH-SIDA
Cuando la pandemia de SIDA inició algunos religiosos, tanto católicos como protestantes, militantes del más extremado fundamentalismo, manifestaron sin rubor que el SIDA era un castigo de Dios al pecado del mundo. ¿Suena lógico o no? Después de todo, si te enfermaste de esto muy seguramente fue por algo malo que hiciste. Pero la verdad no es así de simple.
Fuga de cerebros pentecostales jóvenes | ¿Quién tiene la culpa?
Mi amado hermano pastor o líder de jóvenes: Por favor, escucha el corazón de los adolescentes. No tengas miedo de abordar los temas que ellos necesitan escuchar, incluso si son difíciles o no populares, incluso si van en contra de la cultura, e incluso si parece que ellos mismos no quieren escucharlos. No temas “rebajarte” a escucharlos y enseñarles. Déjate cuestionar, resuelve sus dudas. Mantén tu autoridad pero no la impongas. Deja que Dios te respalde. Prepárate, instrúyete, no te quedes en la ignorancia. Un pastor debería ser un erudito. Es mi oración que Dios te guíe, ilumine y empodere con Su Espíritu mientras conduces a estos preciosos jóvenes hasta Su presencia. Mientras no logremos ese equilibrio, mientras no nos reformemos a nosotros mismos, seguiremos siendo la guardería de las sectas, la sala cuna de donde las iglesias neocalvinistas que hoy se dicen “reformadas” extraerán a sus nuevos miembros, futuros líderes y pastores. No, los pentecostales no nacimos para eso. No somos la pecera de donde otros extraerán sus peces. Nacimos para ser la cuna de grandes hombres y mujeres de Dios que impactarán las naciones.
Los reformadores, ídolos con pies de barro y manos ensangrentadas
Los pentecostales a menudo intentamos reivindicar nuestro lugar como “verdaderos protestantes” (como si anhelásemos, igual que las iglesias tradicionales, anclarnos al siglo XVI y justificar así nuestra existencia; y aunque es evidente que la Reforma logró muchas cosas buenas, tampoco deberíamos creernos del todo la “leyenda rosa” que sobre ella se levanta o anhelar patéticamente ser incluidos en sus filas. ¡Yo mismo he intentado justificar nuestra pertenencia al protestantismo en numerosas ocasiones! pero a veces me pregunto ¿Por qué lo hacemos? ¿vale la pena insistir tanto en ello? ¿Ganamos algo de inmenso valor porque se nos incluya y acepte en las filas protestantes? Quizá no mucho…
Idolatría política en la iglesia cristiana
Como cristianos reconocemos que ningún partido o figura política merece nuestra total lealtad, pues la Palabra de Dios nos manda: “No confiéis en príncipes, ni en hijo de hombre en quien no hay salvación.” (Salmo 146:3, LBLA), y “es mejor refugiarse en el Señor que confiar en príncipes.” (Salmo 118:9, LBLA). Confiar en partidos políticos y figuras políticas no solo es ingenuo, sino torpe. Pues escrito está: “No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. Sepulcro abierto es su garganta; con su lengua engañan. Veneno de áspides hay debajo de sus labios; su boca está llena de maldición y de amargura. Sus pies se apresuran para derramar sangre; quebranto y desventura hay en sus caminos; y no conocieron camino de paz. No hay temor de Dios delante de sus ojos.” (Romanos 3:10-18). Ni siquiera los políticos que se dicen cristianos merecen nuestra total obediencia o ciega confianza, pues “Ciertamente no hay hombre justo en la tierra que haga el bien y nunca peque.” (Eclesiastés 7:20, LBLA).
Israel, Palestina y el derecho divino sobre la Tierra Santa
¿Con quién deberían alinearse los cristianos en el conflicto judeo-palestino? ¿A favor de Israel, o de Palestina? La verdad es: Con ninguno (y con ambos a la vez). ¿Tiene Israel un derecho divino sobre el territorio que ocupa actualmente? Ese es un tema complejo que te invito a estudiar en este artículo.
A propósito de Palestina
El sufrimiento de los cristianos de Palestina debería ser suficiente para hacer reflexionar a aquellos sectores cristianos que, por una cuestión de racismo, islamofobia o simple ignorancia, siguen defendiendo lo indefendible. Lastimosamente no es así. Pareciera que los evangélicos hemos olvidado que los palestinos valen lo mismo a la vista de Dios que los judíos y merecen igual amor, compasión, misericordia y oración de parte de la Iglesia. No solo orando por Israel agradas a Dios, "porque con Dios no hay favoritismos" (Romanos 2:11). Tampoco eres mejor cristiano porque desees la desaparición de Palestina, pues "Dios no hace acepción de personas, sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia" (Hechos 10:34-35).
El Evangelio de la Conspiración
El término «teoría conspirativa» es usado en círculos académicos y en la cultura popular para identificar un tipo de folclore similar al de una leyenda urbana. El término también se usa para referirse a aseveraciones que se consideran mal concebidas, paranoicas, sin fundamento, extravagantes, irracionales o no merecedoras de consideración seria. La mentalidad conspirativa se identifica por ciertos patrones de pensamiento: (1) las apariencias engañan; (2) las conspiraciones conducen la Historia; (3) nada es al azar; (4)el enemigo siempre gana; y (5) poder, fama, dinero y sexo dan cuenta de todo. Dios y la escatología bíblica son sustituidos por estas teorías en auge, ahora en boca de los profetas de la especulación y el espanto. Es impensable que las teorías de la conspiración, una mercancía de uso siniestro y engañoso, desacreditadas por retorcer la información veraz y por la promoción de los falseamientos y engaños que vienen con las fake news, encuentre entre los evangélicos tantos ávidos y entusiastas compradores. Y sin embargo, ¡lo hace!