10:10), viven en un constante temor de los poderes demoníacos, temen evangelizar, hacer misiones, o cualquier otra cosa que tenga que ver con el avance del Reino de Dios por temor a las represalias del mundo espiritual. Quienes se atreven a servir o involucrarse en la guerra espiritual, lo hacen creyendo que “los espíritus de venganza”, como les llaman, vendrán por ellos tarde o temprano y los atacarán (o quizá hasta poseerán a ellos o a uno de los suyos en represalia), como si de una película de terror se tratase. ¡Y no faltará en sus argumentos uno que otro versículo sacado de contexto para respaldar su postura (Salmo 8:2, por ejemplo)!
Categoría: Espiritismo y Ocultismo
Vosotros no sabéis de qué espíritu sois
La fusión de elementos religiosos ajenos al cristianismo y prácticas sincréticas matiza el universo neo-pentecostal y carismático. Diferentes expresiones que pasan por una mezcla criolla entre el catolicismo-romano, las múltiples expresiones africanas y versiones del espiritismo indígena y creencias y prácticas extraídas del folklore de los pueblos receptores, son el arcoíris de la religiosidad pentecostal en muchos países.
Kundalini y experiencia pentecostal (Parte III)
El estudioso honesto de la Biblia debe reconocer la presencia constante, de hecho, dominante, y en todo el Nuevo Testamento de los dones espirituales. A partir de Pentecostés, y continuando a lo largo del libro de los Hechos, siempre que el Espíritu se derrama sobre los nuevos creyentes, ellos experimentan su charismata. No hay nada que indique que estos fenómenos se limitan a ese grupo y a ese momento. Esto parece ser algo extendido y común en la iglesia del Nuevo Testamento. Cristianos de Roma (Romanos 12), Corinto (1 Corintios 12-14), Samaria (Hechos 8), Cesarea (Hechos 10), Antioquía (Hechos 13), Éfeso (Hechos 19), Tesalónica (1 Tesalonicenses 5), y Galacia (Gálatas 3) experimentaron los dones milagrosos y de revelación. Es difícil imaginar cómo los autores del Nuevo Testamento podrían haber hablado más claramente acerca de cómo debe lucir el cristianismo bíblico. En otras palabras, la evidencia apunta en contra del cesacionismo.
Los cristianos y el Halloween
Hace unos días, como cada 31 de octubre en el mundo anglosajón (y en algunos países de Latinoamérica influenciados por la cultura estadounidense) se celebró la fiesta pagana conocida como Halloween. Incluso algunos que se identifican a sí mismos como "cristianos" también lo celebraron. Ya en años anteriores hemos oído de uno que otro artista "cristiano" desubicado que considera inofensiva, y hasta ha recomendado, la celebración de dicha fiesta. Pero lo cierto es que, si te llamas a ti mismo cristiano, no puedes, ni debes celebrar el Halloween.
El desafío de la Nueva Era y el ocultismo.
A lo largo de las Escrituras, en el Antiguo y Nuevo Testamento, todas las formas de brujería están en violación de la ley de Dios y condenadas (Deuteronomio 18:10-16; Levítico 19:26,31, 20:27; Hechos 13:8-10). Los magos del Faraón intentaron duplicar los milagros hechos por Moisés y Aarón al usar sus "artes secretas", que se refieren a "las ceremonias o rituales que usan los brujos y magos para lograr sus fines: encantamientos, hechizos, palabras mágicas, amuletos," etc. (Éxodo 7:11, 8:7). El apóstol Pablo condenó a Elimas el hechicero, proclamándolo un "hijo del diablo", que estaba lleno de "todo engaño y de toda maldad" y que trastornaba "los caminos rectos del Señor." (Hechos 13:10). En ninguna parte en la Biblia se presenta a cualquier brujo o mago en una luz positiva. Todos están condenados por Dios.
Herejías | Las maldiciones generacionales
La frase “maldición generacional” o cualquier otra frase similar nunca aparece en las Escrituras, no se encuentra en ninguno de los Testamentos. Esto en sí no es suficiente para desechar la enseñanza como no bíblica. No obstante, el hecho que la frase maldición generacional no se encuentre en las Escrituras debería alertar a los creyentes con criterio sobre la necesidad de ser cuidadosos en este asunto. Debe haber pruebas convincentes cuando se estudia todo el consejo de Dios. Ciertamente, la Biblia parece hacer mención de las llamadas "maldiciones generacionales" en ciertos pasajes (Éxodo 20:5; 34:7; Números 14:18; Deuteronomio 5:9). Y muchos han sabido usar tales versículos para sostener la enseñanza errónea de que Dios castiga a los hijos por los pecados de sus padres. Tal afirmación no es verdadera. Aunque es cierto que los efectos del pecado pueden transmitirse de una generación a la siguiente (la Caída de Adán es un ejemplo de ello, pues sus efectos y consecuencias arrastraron a todos sus descendientes con él), esto no implica una sentencia irrevocable. La lógica nos enseña que cuando un padre tiene un estilo de vida pecaminoso, sus hijos son propensos a tener el mismo estilo de vida pecaminoso también; es decir, copian los mismos patrones de conducta pecaminosa. Es por ello que muchos hijos terminan cometiendo los mismos pecados que sus antepasados y pagando las mismas consecuencias.