La fe salvadora, cuando se entiende bíblicamente, es el medio por el cual recibimos el regalo de la gracia de Dios, la cual nos permite alcanzar la salvación (Ef. 2:8, 9; Rom. 4:16; 5:1, 2). La fe es tanto un don otorgado por Dios como un acto de la voluntad liberada del hombre a través de la gracia previniente. Para los arminianos, la fe es la forma en que llegamos a estar en unión con Cristo (Efesios 1:13; 2:17). Esta implica una completa confianza en los méritos de la sangre de Cristo (Rom. 3:25) y apartar la mirada del yo, y del esfuerzo propio, hacia la persona y el sacrificio de Jesucristo (Jn. 3:14, 15; 6:40). Esta es la fe en sentido bíblico.
Categoría: GRACIA DIVINA
Miserables alcanzados por su gracia
Al ser humano le cuesta entender que no tiene que hacer nada, que todo ha sido ya realizado, únicamente debe acudir al lado de su Padre. Esta compresión hace que la persona cambie, es una gracia que transforma, el ser humano ya no es el mismo. ¡Así de bello e incomprensible es el Evangelio de la Gracia!
La gracia común en el arminianismo clásico
¿Cómo se puede explicar la vida comparativamente ordenada que hay en el mundo, viendo que todo él está bajo la maldición del pecado? ¿Cómo es que la tierra produce deliciosos frutos en rica abundancia y no nada más espinas y abrojos? ¿Cómo podemos explicar que el hombre pecador todavía retenga algún conocimiento de Dios, de las cosas naturales y de la diferencia entre el bien y el mal, y que muestre algún respeto por la virtud y por la buena conducta externa? ¿Qué explicación puede darse de los dones y talentos especiales con que el hombre natural está capacitado, y del desarrollo de la ciencia y del arte por medio de aquellos que están despojados por completo de la vida nueva que hay en Cristo Jesús? ¿Cómo podemos explicar las aspiraciones religiosas de los hombres en todas partes, aun de aquellos que de ninguna manera han entrado en contacto con el cristianismo? ¿Cómo pueden los que no están regenerados hablar todavía de la verdad, hacer bien a otros y llevar vidas virtuosas en público? La doctrina de la gracia común busca dar una respuesta bíblica a todas estas interrogantes.
Just Thinking | Gente rota e imperfecta
Si alguien conociese todo lo que hay dentro de nosotros, no solo nos sentiríamos descubiertos sino que escaparíamos llenos de vergüenza. Lo curioso de todo esto es que sí hay alguien que sabe todo lo que hay dentro de nosotros, que conoce nuestros más íntimos y sucios secretos. Dios conoce hasta lo más profundo de nuestro corazón, sabe todos nuestros pensamientos y puede ver lo más oscuro y negro de cada uno de nosotros. Y, a pesar de ello, Dios es quien más nos ama.
Just Thinking | Legalismo sin cambio
El legalismo con su catálogo de reglas, normas y mandamientos de hombres, no ha cambiado nunca, ni podrá cambiar jamás, un corazón. Esto se debe a que vivir el Evangelio a la perfección no sólo es difícil, sino imposible (Santiago 2:10). Ciertamente, es más fácil cruzar el Océano Pacífico en un barco de papel que llegar al cielo a través de buenas obras (Gálatas 2:16). Lamentablemente, muchas iglesias continúan teniendo una teología basada en buenas obras, legalismo y tradiciones denominacionales sin la debida reflexión y contextualización. Elaborar catálogos de pecados y listas interminables de "ponte esto", "no uses aquello", "no te maquilles" "no uses pantalones", "usa un velo" y muchas otras prohibiciones más, sigue siendo la forma como intentamos mantener a los creyentes dentro de ciertos límites y parámetros ¿Cúal es el resultado? Se producen cristianos presumidos y altaneros que basan su fe en creerse mejor que otros. En otras palabras, basan su salvación en lo bueno que ellos son (o piensan que son), haciendo de Cristo un mero "asesor" en el proceso de salvación. Pero buscar la justificación a través de las obras, el vestuario o la apariencia de piedad es igual a caer de la gracia (Gálatas 5:4).
Apologética | Jesús, Pablo, la gracia y el islam
Una respuesta a las herejías de Emerson Bukele.
La Paradoja de la Gracia
Filipenses 2:12-13 representa para muchos una verdadera paradoja. De hecho, pocos versículos en la Biblia han sido debatidos más que estos. A lo largo de la historia cristiana, las palabras contenidas en estos dos versículos han proporcionado tanto consuelo como aflicción a numerosos lectores de la Biblia. Y no es para menos: ¡Todo el Evangelio se expresa en estos dos versículos!
Sola Gratia, esencia de la fe pentecostal
La frase “Sola Gratia” es del latín y se podría traducir al español como “Solo por Gracia”. Bíblicamente, la gracia es el favor inmerecido de Dios. La gracia es la riqueza de Dios a expensas de Cristo. La gracia no implica solo una actitud benevolente sino una obra que transforma a un pecador en un santo. La gracia excluye todos los méritos humanos (Romanos 11:6) y es el único medio de nuestra salvación (Efesios 2:8-9). La Sola Gratia hace referencia a la realidad de que la salvación es solo por la Gracia de Dios.
La gracia común o universal
La gracia común es una enseñanza bíblica bastante ignorada y que nos puede salvar de mucha confusión y de muchos errores, y que puede restaurar a la Iglesia una parte de su rica base teológica para el beneficio de todos. En un sentido, no hay nada más común que “la gracia común”, porque no hay ningún ser humano que no se beneficie de ella. Pero, en otro sentido, ¡no hay nada menos común que “la gracia común”, porque sigue siendo gracia, el favor inmerecido de Dios, nuestro Creador!
Pecador sin mérito, ¡Pero salvo por gracia!
La salvación nunca ha sido ni será cuestión de buenas obras. Si así fuera nadie se salvaría, pues somos incapaces de algo bueno sin la asistencia de la gracia. Cómo Isaías, nosotros también afirmamos: "¿Cómo podremos ser salvos? Todos somos como gente impura; todos nuestros actos de justicia son como trapos de inmundicia. Todos nos marchitamos como hojas; nuestras iniquidades nos arrastran como el viento. Nadie invoca tu nombre, ni se esfuerza por aferrarse a ti." (Isaías 64:5-7, NVI). Pero ¡Bendito sea Dios que, por su infinita y sublime gracia, nos redimió del pecado y de la muerte, cambiando nuestra naturaleza y haciéndonos sus hijos! No hay obra humana que le robe a Dios la gloria por esto. Todo lo ha hecho Él por amor y para su gloria.