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Del lado calvinista los esfuerzos por desvincular su teología y culpar a otros (particularmente arminianos y pentecostales) por el surgimiento de este falso Evangelio de la Prosperidad ha llegado a niveles desesperantes. Incluso al uso de falacias, medias verdades y distorsión de la historia.

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El Evangelio de la Prosperidad y sus raíces calvinistas

A lo largo de las últimas dos décadas, casi todos los pensadores y predicadores cristianos han tenido algo importante que decir sobre la Teología de la prosperidad. En el ideario de muchos protestantes, católicos y hasta personas sin religión, el mal llamado Evangelio de la prosperidad tiende a equipararse con el pentecostalismo, como si este hubiera dado vida al primero. Nada, sin embargo, está más lejos de la realidad que esto. De hecho, el Evangelio de la Prosperidad no solo puede verse en ciertos grupos pentecostales, sino que ha permeado casi cada denominación evangélica hasta la fecha. Pero, si no fueron los pentecostales los que inventaron esta herejía, entonces ¿De dónde surgió? ¿Cómo se originaron las ideas que dieron vida al Evangelio de la Prosperidad? La verdadera respuesta a esta pregunta quizá sorprenderá a muchos.

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La expansión del neopentecostalismo en Latinoamérica, una amenaza para la ortodoxia pentecostal

En función de los elementos teológicos, se ha definido el neopentecostalismo como una tradición religiosa protestante o evangélica que fusiona doctrinas pentecostales y reformadas con la llamada “teología de la prosperidad”, con especial énfasis en la sanidad, la guerra espiritual y el exorcismo.[4] El neopentecostalismo incorpora además elementos de la Nueva Era como la confesión positiva, así como la presunción de haber restaurado en su plenitud el ministerio apostólico y profético, sobre enfatizar la sanidad divina, el proselitismo mediático, la incursión en la política, la implantación de mega iglesias, el uso de la magia popular en la ministración y el exorcismo, el culto emocional, la veneración desmedida al liderazgo carismático (culto a la personalidad) y un abandono tanto del complementarismo como del igualitarismo bíblico en favor de un tipo difuso de feminismo cristiano. Estos elementos han aparecido progresivamente, a partir de la década de los 80 y pueden observarse con facilidad en el seno del protestantismo latinoamericano.

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Just Thinking | El show evangélico

El estilo de predicación triunfalista y motivacional, caracterizado por la predicación extrema y sensacionalista está entrando en crisis. Buena parte de esta predicación es espectáculo puro y simple, lleno de extravagancias, desaciertos y hasta escándalos de sus protagonistas. Hoy en día abundan los predicadores y predicadoras que, con un estilo excitante y posesivo, emplean el tiempo de sus exposiciones para crear escenarios idealizados donde todo es maravilloso y factible, y los asistentes se convierten en seres indetenibles y súper poderosos en cuanto al logro de sus deseos y aspiraciones. Sí, hablo de la no solo ridícula sino también herética Teología de la Prosperidad, de los promotores de la Confesión Positiva con su ya gastado y fallido "declárelo, decrételo, arrebátelo" y todas esas demencias. Todo sin que haya lugar para considerar otras realidades propias de la vida. Pero hablo también de aquellos que se paran frente a una congregación creyendo que pueden alimentar al rebaño del Señor con puros chistes, ideas motivadoras y payasadas, pero sin el verdadero mensaje del Evangelio. Eso sería cómo alimentar a un niño con puros dulces y golosinas y aún así esperar que se desarrolle como un adulto sano y fuerte.

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¡Persecución! ¿estás listo?

La idea de que la iglesia podría sufrir serias persecuciones y martirios en el futuro previo a la Segunda Venida de Cristo no es nada agradable. Sin embargo, era la firme convicción de la iglesia primitiva que así sería. No obstante, al pasar de los años (y particularmente desde el s. XIX hasta nuestros días), el mensaje que se predica en algunas de las iglesias del mundo ha cambiado. De hecho, hay un nuevo evangelio que se predica hoy día. Un Evangelio de comodidad, de escapismo. Y hoy, en el siglo XXI dicho Evangelio ha evolucionado hasta convertirse en un evangelio del “decláralo y recíbelo”, del “arrebátalo”, de “la salud y las riquezas”, un “evangelio de la prosperidad y del reino ahora" (pero, ¿el reino de quién?) y “la teología de la confesión positiva”. El dolor es rechazado. La tribulación, la persecución y el desprecio del mundo se consideran inauditos. ¡A la iglesia jamás le tocará pasar por sufrimientos!, te dicen. ¡Herejía! Gritan. ¡La iglesia es la novia de Cristo y Él no permitirá que nada malo nos pase! ¿O no?

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¿Por qué está pasando todo esto?

Lo bueno y lo malo nos pasa a todos. Dios permite los desastres naturales no porque quiera castigarnos por nuestros pecados o desee vengarse de la humanidad por su desobediencia, sino porque en su infinita sabiduría sabe que puede ayudar en su propósito de atraer almas a la vida eterna. A causa de la Caída, la naturaleza ya no tiene un orden perfecto. A pesar de que hay mucho bien en la naturaleza, también nos sobrevienen pestes, plagas y desastres como inundaciones, huracanes, terremotos y tornados. Estos sucesos no son directamente una “obra de Dios”, sino que son el resultado de la imperfección del mundo natural. Esta imperfección no viene de Dios sino del mal. Afirmar que todo lo que pasa en esta tierra es la voluntad de Dios, o que es causado por Él, es fallar a la verdad y acusar a Dios de maldad.

REFLEXIÓN BÍBLICA

COVID-19, soberbia evangélica y otras pestes

Sí señores, el juicio ha empezado. Y empezará por la casa de Dios: "Él purificará a los hijos de Leví como se purifica la plata. Los limpiará como se limpia el oro y la plata. Luego, ellos serán sacerdotes del Señor y le presentarán ofrendas aceptables." (Malaquías 3:3, PDT)

Evangelio de la Prosperidad, Herejías

¿Declaraciones proféticas de año nuevo?

La fe cristiana legítima cree que viene algo grande; pero ese algo grande no es ambiguo ni enigmático sino cien por ciento concreto y determinado, esto es, la venida del Señor Jesucristo. ¡Cristo viene! ¿Qué cosa más grandiosa podrías pedir? Él es la esperanza del alma creyente. Por eso, cuando alguien sube al púlpito prometiendo otra cosa que no sea la venida de Cristo (por ejemplo, un nuevo automóvil, que te ganes la lotería, un ascenso en el trabajo, una novia hermosa y sexy, felicidad, dinero, éxito ministerial, autoridad apostólica, influencia socio-política o cualquier otra cosa vaga e incierta) siempre termina santificando la avaricia, el materialismo y la codicia en nombre de la fe. En otras palabras, es teología de la prosperidad. Un evangelio barato y perverso, ajeno totalmente a la Palabra de Dios.

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Herejías | El Evangelio de la Prosperidad

La teología de prosperidad, a veces llamada evangelio de la prosperidad, es una creencia religiosa compartida por algunos cristianos, quienes sostienen que la bendición financiera y el bienestar físico son siempre la voluntad de Dios para con ellos, y que la fe, el discurso positivo y las donaciones a causas religiosas aumentarán la riqueza material propia. En pocas palabras, este egocéntrico «evangelio de la prosperidad» enseña que Dios quiere que los creyentes estén físicamente sanos, sean materialmente ricos y personalmente felices. Los maestros del evangelio de la prosperidad animan a sus seguidores a orar e incluso a demandar a Dios un florecimiento material.

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Herejías | Teología del Reino Ahora

La Teología del Dominio, conocida también como Reconstruccionismo, “Teología del Reino Ahora”, “El Reino Presente”, “Dominionismo” y “Teología de la Restauración” es un término usado para describir la filosofía de cristianos conservadores políticamente activos (principalmente de la denominada Derecha Cristiana) que, según se cree, buscan ejercer influencia o control sobre el gobierno civil secular a través de la acción política, especialmente en los Estados Unidos y América Latina, y cuyo objetivo es el establecimiento de una nación gobernada por cristianos, o de una nación gobernada por una comprensión cristiana conservadora de la ley bíblica. Argumentan que sólo los cristianos deben controlar el gobierno civil, llevándolo a cabo de acuerdo con la ley bíblica. Fundamentar sus alegatos en una interpretación política de Génesis 1:28 y combinan en su teología elementos teocráticos, así como su calvinismo y postmilenialismo.