A menudo se nos acusa a los arminianos de no creer en la soberanía divina. Nada podría ser más falso. Personalmente me parece fascinante la idea de que Dios controle todo. Me da seguridad. Tal idea de control absoluto sobre Su creación es lo que se llama la "soberanía" de Dios. Nada nos da fuerza y confianza como el tener una comprensión de la soberanía de Dios en nuestras vidas. La soberanía de Dios se define como su control independiente completo y total sobre toda criatura, suceso y circunstancia en cada momento de la historia. Sujeto a ninguno, influenciado por nadie, absolutamente independiente, Dios hace lo que quiere, sólo lo que le plazca, siempre como le plazca. Dios está en completo control de cada molécula en el universo, en cada momento, y todo lo que ocurre es causado o permitido por él para sus propios propósitos perfectos.
Categoría: Soberanía Divina
Violenta soberanía, un desacierto más del calvinismo
En su intento por defender la soberanía de Dios a niveles antibíblicos, los calvinistas han creado un “dios” muy diferente del Dios de la Biblia. De hecho, la versión calvinista de Dios es, en muchos sentidos, el verdadero villano de la historia humana, no el diablo mismo. ¿Por qué? Porque en la versión de Dios que nos presenta el calvinismo es Éste, y no el diablo, el verdadero autor del mal. El diablo es apenas un pobre peón en este juego macabro y cruel, donde la libertad y el albedrío de los seres creados es pura ilusión.
¿Por qué está pasando todo esto?
Lo bueno y lo malo nos pasa a todos. Dios permite los desastres naturales no porque quiera castigarnos por nuestros pecados o desee vengarse de la humanidad por su desobediencia, sino porque en su infinita sabiduría sabe que puede ayudar en su propósito de atraer almas a la vida eterna. A causa de la Caída, la naturaleza ya no tiene un orden perfecto. A pesar de que hay mucho bien en la naturaleza, también nos sobrevienen pestes, plagas y desastres como inundaciones, huracanes, terremotos y tornados. Estos sucesos no son directamente una “obra de Dios”, sino que son el resultado de la imperfección del mundo natural. Esta imperfección no viene de Dios sino del mal. Afirmar que todo lo que pasa en esta tierra es la voluntad de Dios, o que es causado por Él, es fallar a la verdad y acusar a Dios de maldad.
Cuando Dios te da un «No» por respuesta
Cuando Dios no remueve el aguijón es porque Él está obrando. Cuando la adversidad, la aflicción y el dolor perduran, debemos confiar que él no es ajeno a nuestra circunstancias. Dios es soberano y rey sobre nuestras dificultades, establece sus límites y los usa para nuestro provecho. Podemos descansar en que Su perfecta y bendita voluntad se está cumpliendo y que eso es lo mejor para nosotros. La gracia es mayor que el aguijón. Su gracia es suficiente.