¿Qué haría Jesús con los migrantes? Esta es quizá la pregunta que avergüenza a aquellos que, llamándose cristianos, se vuelven cómplices del abuso, la deshumanización de los inmigrantes, la violación de los derechos humanos, o que, cuando sus falsos mesías así lo piden, ignoran el principio bíblico del amor al prójimo.
Categoría: Devocional
Pentecostés, o la democratización de los dones del Espíritu
En Números 11:29, Moisés nos comparte un deseo profundo: "¡Ojalá todo el pueblo del Señor fuera profeta, que el Señor pusiera su Espíritu sobre ellos!" En ese contexto, dos hombres, Eldad y Medad, habían recibido el Espíritu de Dios y profetizaban en el campamento, lo que preocupó a Josué. Sin embargo, Moisés, lejos de verlo como algo negativo, expresó su anhelo de que todos los israelitas pudieran experimentar la presencia y el poder del Espíritu de Dios. Para nosotros, ese ideal de Moisés refleja el anhelo de una comunidad carismática, donde todos podamos ser partícipes del Espíritu divino (Números 11:29). Este deseo de Moisés es la anticipación del sueño de Dios para su pueblo: una comunidad donde todos estén capacitados por el Espíritu, y no unos pocos privilegiados.
Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia
En la vida cristiana, se encuentran paradojas sorprendentes. Por un lado, aquellos que creen en Cristo han sido conectados con una fuente de satisfacción vital que puede colmar todos sus deseos y anhelos. Sin embargo, también anhelan ardientemente como un corazón sediento (Salmos 42:1). Cantan y alaban al Señor en sus corazones, pero al mismo tiempo suspiran profundamente cada día, ya que su experiencia a menudo es dolorosa y confusa; pero a pesar de todo eso nunca renunciarían a ella ni por todo el oro del mundo.
¡No apagues ni desperdicies tus dones espirituales!
Una de las herramientas que Dios ha dado a la iglesia para que sea fortalecida y se desarrolle en un ambiente normal, es el regalo de los dones espirituales; ya que éstos permiten que cada hermano ocupe el lugar que Dios le ha asignado en medio del Cuerpo de Cristo, y aporte conforme el Espíritu le guíe, de tal manera que juntos, cada uno en el lugar y ejerciendo el don que haya recibido de Dios, podamos llevar a cabo el plan y propósito de Dios para este tiempo.
Tres cosas que no debes olvidar esta Navidad
En estas fechas es fácil olvidar lo que se celebra. El hedonismo y el consumismo pueden nublar nuestra mente de aquello que realmente importa: la gloria de Dios, el amor al prójimo y tu testimonio cristiano.
¿De qué trata la Navidad?
La Navidad trata de la venida de Cristo a este mundo. Trata del Hijo de Dios, quien existía desde la eternidad con el Padre, como “el resplandor de la gloria de Dios, la fiel imagen de lo que Él es” (He. 1:3 NVI).
Del pesebre al Calvario
La encarnación de Jesús comenzó en el vientre de María, pero no terminó allí. Multitudes se preparan para celebrar la Navidad en diversas formas. Sí, la Navidad es rememorar el pesebre y que en él reposó el Verbo humanado, pero es más, mucho más, que la humilde cuna y el recién nacido puesto en ella. Si nada más nos quedamos con la escena del bebé descansando en brazos de María y no reflexionamos en la vida y ministerio de Jesús, estaremos mutilando la que Colosenses refiere como la plenitud de Dios humanada: “Porque a Dios le agradó habitar en él con toda su plenitud y, por medio de él, reconciliar consigo todas las cosas, tanto las que están en la tierra como las que están en el cielo, haciendo la paz mediante la sangre que derramó en la cruz” (1:19-20). Es decir, se hace imprescindible, si en verdad queremos comprender el significado integral de la Navidad, visualizar el pesebre a la luz de la cruz y viceversa.
Invitados a celebrar
La Biblia nos invita a celebrar el nacimiento de Cristo. ¡Los ángeles mismos lo celebraron con un canto! “Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz entre los hombres en quienes Él se complace” (Luc. 2:14). Cuando Jesucristo nació, el cielo festejó. Los ángeles lo hicieron con un canto, y siendo que los ángeles son mensajeros de Dios, y que solamente hacen lo que Dios les manda, podemos inferir que Dios también celebró el nacimiento de su Hijo.
Just Thinking | Se busca un nuevo David
Esa misma fe y ese mismo Dios, por medio de quién los antiguos héroes de la fe "conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros." (Hebreos 11:33-34, NVI) sigue aún vigente y presente en nuestra época. El Dios de Israel es el mismo. La pregunta es: ¿Con cuántos 'David' cuenta el pueblo de Dios en nuestra época? ¿Eres uno de ellos? ¡Pues levántate y vence el desprecio, la negación y la derrota en el nombre de Jesús!
Tibieza espiritual
La tibieza no llega a la frialdad de aquel que rechaza al Señor y el mensaje del evangelio. Está claro que el tibio no rechaza al Señor. Él está a mitad de camino. Tiene un poco de los dos. Un poco del frío y otro poco del calor. Tiene momentos de emoción, pero esta no llega a ser el calor suficiente para producir la energía para realizar el trabajo. Participa de una reunión donde escucha sobre la importancia de la oración. Sale decidido a apagar ese televisor y clamar con todo su corazón. Pero lo que pronto se apaga no es el televisor, sino su calor.