Continuismo, Demonología, Espiritismo y Ocultismo, Neopentecostalismo, Neumatología

¿Esclavos del temor o hijos de Dios? | Un mensaje a los creyentes que creen que pueden ser poseídos por demonios

10:10), viven en un constante temor de los poderes demoníacos, temen evangelizar, hacer misiones, o cualquier otra cosa que tenga que ver con el avance del Reino de Dios por temor a las represalias del mundo espiritual. Quienes se atreven a servir o involucrarse en la guerra espiritual, lo hacen creyendo que “los espíritus de venganza”, como les llaman, vendrán por ellos tarde o temprano y los atacarán (o quizá hasta poseerán a ellos o a uno de los suyos en represalia), como si de una película de terror se tratase. ¡Y no faltará en sus argumentos uno que otro versículo sacado de contexto para respaldar su postura (Salmo 8:2, por ejemplo)!

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Verdades Distorsionadas | Guerra Espiritual.

Los cristianos estamos en guerra. No cabe duda: hay una batalla, pero no es contra sangre ni carne (Efesios 6:2). Nuestro enemigo no es visible a nosotros, por lo que no podemos simplemente observar su accionar. Pero Dios sí conoce los planes y las acciones de Satanás y sus demonios, por lo que la única forma de batallar es dependiendo totalmente en Él. Desafortunadamente, Satanás ha creado fortalezas en la mente de los cristianos sobre cómo batallar, lo que ha llevado a estrategias inefectivas y enfoques erróneos. Las Escrituras autentifican la realidad del mundo espiritual, incluyendo a los ángeles (amigos) y a los demonios (enemigos). Sin embargo, a los cristianos occidentales, incluyendo a los evangélicos y pentecostales, no les resulta fácil explicar y referirse a esta dimensión transempírica de la realidad.

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Herejías | Las maldiciones generacionales

La frase “maldición generacional” o cualquier otra frase similar nunca aparece en las Escrituras, no se encuentra en ninguno de los Testamentos. Esto en sí no es suficiente para desechar la enseñanza como no bíblica. No obstante, el hecho que la frase maldición generacional no se encuentre en las Escrituras debería alertar a los creyentes con criterio sobre la necesidad de ser cuidadosos en este asunto. Debe haber pruebas convincentes cuando se estudia todo el consejo de Dios. Ciertamente, la Biblia parece hacer mención de las llamadas "maldiciones generacionales" en ciertos pasajes (Éxodo 20:5; 34:7; Números 14:18; Deuteronomio 5:9). Y muchos han sabido usar tales versículos para sostener la enseñanza errónea de que Dios castiga a los hijos por los pecados de sus padres. Tal afirmación no es verdadera. Aunque es cierto que los efectos del pecado pueden transmitirse de una generación a la siguiente (la Caída de Adán es un ejemplo de ello, pues sus efectos y consecuencias arrastraron a todos sus descendientes con él), esto no implica una sentencia irrevocable. La lógica nos enseña que cuando un padre tiene un estilo de vida pecaminoso, sus hijos son propensos a tener el mismo estilo de vida pecaminoso también; es decir, copian los mismos patrones de conducta pecaminosa. Es por ello que muchos hijos terminan cometiendo los mismos pecados que sus antepasados y pagando las mismas consecuencias.