Dios quiere que todos los seres humanos sean salvos, verdad que la Biblia presenta repetidas veces (Lucas 19:10; Juan 3:16; Romanos 10:11–13; Hebreos 2:9; 2 Pedro 3:9; Apocalipsis 22:17). El propósito salvador eterno de Dios fue expresado por el propio Jesús: «Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido» (Lucas 19:10); es decir, que Él quiere salvar a todos los seres humanos. Lamentablemente, algunas tradiciones cristianas han llegado a un concepto tal de la soberanía de Dios, que afirma que solo un número limitado de seres humanos pueden responder al ofrecimiento hecho por Dios en cuanto a la salvación. Estas tradiciones sostienen además que el sacrificio expiatorio de Cristo no está destinado a todos. Dan por sentado que la soberanía de Dios decretó desde la eternidad pasada la elección exclusiva de un número limitado de personas para la salvación.
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Apostasía de un creyente | Alegoría del olivo
Los arminianos creemos que Dios, nuestro amoroso Padre celestial, no quiere que ningún ser humano se aparte de la salvación que Él en su bondad nos ha proporcionado en Cristo. Pedro nos recuerda que «[El Señor] es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento (2 Pedro 3:9). No obstante, la Biblia también enseña que los creyentes que han aceptado a Cristo como Salvador se pueden perder si ignoran repetidas veces las enseñanzas de las Escrituras, se resisten continuamente a la convicción que les da el Espíritu Santo, y alcanzan finalmente un punto en el cual se alejan de su Salvador. Jesús habla de esta situación en la Parábola del Sembrador, en la cual, hablando de algunos que se han hecho creyentes, dice: «Creen por algún tiempo, y en el tiempo de la prueba se apartan (Lucas 8:13).
Naturaleza condicional de la salvación
El arminianismo abarca una visión condicional de la salvación. Los arminianos creemos que la salvación es por la gracia de Dios a través de la fe en Jesucristo, pero creemos que las Escrituras también enseñan que debemos continuar en nuestra fe y perseverar en ella hasta el final si queremos alcanzar la promesa. Creemos que Dios le ha dado al hombre el libre albedrío para elegir seguir a Jesús o rebelarse contra él. Esto se debe a que Dios desea ser amado por criaturas libres, no por títeres movidos a su antojo. Por tal motivo, el arminianismo concibe la elección como algo condicional. La elección bíblica no es una elección arbitraria ni se fundamenta en el caprichoso decreto de un Dios fatalista, sino que la elección es por fe en la sangre de Jesús. Los elegidos son aquellos que se arrepienten de sus pecados y se convierten en discípulos de Jesús. Nos convertimos en los elegidos si estamos en Cristo (Gálatas 3: 26-27; Efesios 1: 3-14). La elección pues, se confirma a través de la perseverancia.
Arminianismo: Bíblico, equilibrado y ortodoxo
Muchos cristianos temen identificarse como calvinistas o arminianos. Dicen estar hartos de las etiquetas y de los conflictos teológicos entre ambos sistemas. Muchos incluso reclaman estar posicionados teológicamente en un término medio entre el calvinismo y el arminianismo. Otros intentan justificar su indecisión con slogans piadosos: “¡Yo solo predico la Biblia!” Te dirán. “¡No sigo a hombres!” Argumentan otros. “Yo soy simplemente cristiano, no soy ni calvinista ni arminiano” Dice la mayoría. No culpo a estas personas por rendirse en su intento por comprender un poco (cuando menos) la inmensidad de quién es Dios, muy en el fondo quizá los inspire un deseo de ser pacificador, o cualquier otra razón. Los más honestos quizá admitan: "No sé, estoy indeciso, ambos sistemas teológicos tienen fuerte sustento en la Palabra de Dios. Eso me confunde.” ¿Es ese tu caso?
¿Han sido algunos predestinados al infierno?
La doctrina de la "reprobación" es la enseñanza de que Dios es soberano no sólo sobre aquellos que vendrán a la vida eterna, sino también sobre aquellos que resucitarán a la muerte eterna (Juan 5:29). La reprobación pues, es el acto por el cual Dios condena a los pecadores al castigo eterno (Salmo 15:4, 1 Corintios 9:27, 2 Corintios 13:5-7). De acuerdo con la doctrina calvinista de la predestinación, Dios escoge a los individuos a quienes salvará antes de que nazcan. Él no elige a cada individuo, sino que elige sólo algunos. Así, la elección es limitada. La elección por su naturaleza no se aplica a todos, sino que sólo los elegidos son llamados a salvación (Mateo 24:22, 24, 31, Romanos 8:33). Pero ¿Qué hay del resto de seres humanos a quiénes Dios no ha elegido? Dios es plenamente consciente del resultado de la vida de una persona antes de darle vida. Dios sabe a quién no escogió antes de crearlo, y aun así lo crea de todos modos. Vemos esto descrito en Apocalipsis 13:8 y 17:8. Dichos versículos afirman que la gente adora el anticristo porque “sus nombres no han sido escritos desde la fundación del mundo en el libro de la vida del Cordero.” Dios sabía que sus nombres no estaban escritos en el libro de la vida, y él los creó de todos modos. Para ser claros: Dios crea personas que él sabe que no salvará, y aun así las crea y les da vida para que puedan usar su vida para su gloria incluso en su rebelión (Romanos 9:17). Esta es la doctrina de la reprobación.