Muchos cristianos temen identificarse como calvinistas o arminianos. Dicen estar hartos de las etiquetas y de los conflictos teológicos entre ambos sistemas. Muchos incluso reclaman estar posicionados teológicamente en un término medio entre el calvinismo y el arminianismo. Otros intentan justificar su indecisión con slogans piadosos: “¡Yo solo predico la Biblia!” Te dirán. “¡No sigo a hombres!” Argumentan otros. “Yo soy simplemente cristiano, no soy ni calvinista ni arminiano” Dice la mayoría. No culpo a estas personas por rendirse en su intento por comprender un poco (cuando menos) la inmensidad de quién es Dios, muy en el fondo quizá los inspire un deseo de ser pacificador, o cualquier otra razón. Los más honestos quizá admitan: "No sé, estoy indeciso, ambos sistemas teológicos tienen fuerte sustento en la Palabra de Dios. Eso me confunde.” ¿Es ese tu caso?
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Depravación Total | ¿Intensiva o Extensiva?
Los arminianos aceptamos la doctrina de la Depravación Total, sin embargo, no creemos que esta sea intensiva, sino más bien extensiva. ¿Cuál es la diferencia? Por Depravación Total Intensiva se entiende la destrucción integral de la naturaleza humana y de sus potencialidades esenciales. Es decir, en estado de Depravación Total Intensiva el pecador es tan pecador cuanto es posible y se involucra en todas las formas posibles de pecado. Los arminianos rechazamos tal postura. Al afirma que el hombre es totalmente depravado no queremos decir que la persona no regenerada sea totalmente insensible en cuestiones de conciencia, de lo correcto e incorrecto. La Depravación Total no significa que todos los seres humanos sean potencial y extremadamente malos. Significa que no son tan buenos como necesitarían ser para ganar su propia salvación por mérito propio. La gracia, y sólo la gracia, es el único medio que puede superar los efectos graves y devastadores del pecado. Así pues, en el arminianismo, la depravación total implica que incluso el altruismo de la persona no regenerada siempre contiene un elemento de motivación inapropiada. Lo que sí creemos los arminianos es que la depravación total es extensiva, es decir, se extiende a todas las dimensiones de nuestro ser. Ella afecta la plenitud del ser del hombre. La Biblia, Arminio y los arminianos en general, reconocemos que la mente de un hombre carnal y natural es obscura y sombría, que sus afectos son corruptos y excesivos, que su voluntad es obstinada y desobediente, y que el hombre sin Cristo está muerto en delitos y pecados. De ello encontramos amplias referencias bíblicas: Nuestro cuerpo (Romanos 6:6,12 Romanos 7:24), la razón humana (Romanos 1:21; 2 Corintios 3:14-15), las emociones humanas (Gálatas 5:24, 2 Timoteo 3:2-4), y la voluntad misma del hombre (Romanos 6:17) han sido afectadas por el pecado.
Raíces gnóstico-maniqueas del calvinismo
El concepto agustiniano (y calvinista) acerca de la depravación humana, la doctrina de la elección incondicional y la doble predestinación fueron originadas en mito gnóstico y fueron combatidas por Ireneo y otros obispos y pastores de la iglesia en los primeros siglos. Ireneo también enseñó que los gnósticos, antes que explicasen su sistema, sonaban muy “ortodoxos y bíblicos”. Él siempre se refería a la advertencia de Jesús sobre los falsos apóstoles. Enseñó que ellos eran “lobos con piel de oveja”. Él escribió: “Tales hombres exteriormente parecen ovejas; porque ellos parecen ser como nosotros por lo que dicen en público, repitiendo las mismas palabras como lo hacemos nosotros; pero interiormente son lobos.” (Ireneo, Herencia Histórica, página 36). Al igual que los gnósticos, los calvinistas se autoproclaman “creyentes bíblicos” y sus iglesias, “iglesias bíblicas”. Para aquel que no conoce la verdadera doctrina bíblica tales afirmaciones suenan auténticas. Sin embargo, como podemos constatar, la semejanza doctrinal entre el calvinismo y el gnosticismo es patente. El ADN espiritual del calvinismo, lo delata como lo que es: Un hijo legítimo del gnosticismo. Pero el parecido va más allá de lo doctrinal. Al igual que la secta gnóstica en la iglesia primitiva, los calvinistas modernos se infiltran en nuestras iglesias y seminarios para sembrar su cizaña y robar feligreses para sus iglesias “reformadas”. Esto no solo es sectario, sino carente de toda ética y moral cristiana. A muchos calvinistas se les ha animado incluso a “plantar tulipanes (símbolo de la doctrina calvinista) en iglesias arminianas” Sin embargo, tal proceder no debería extrañarnos, pues su desprecio por los arminianos es bien conocido en el mundo evangélico.¡Que Dios guarde a los creyentes de hoy de tal levadura!