¿Cesacionismo y desprecio hacia las mujeres? ¿Por qué no me extraña que ambas cosas vayan de la mano? Como lo dije unas líneas atrás, he oído numerosos argumentos en contra del hablar en lenguas, pero pocos tan ridículos y sin sentido como este. Lo curioso de este argumento es más bien la fuente, ya que no estamos hablando de un simple creyente con opiniones extrañas, sino de un erudito cesacionista, el Dr. Lehman Strauss, quien además de ser un reconocido pastor bautista, fue profesor del Instituto Bíblico de Filadelfia y autor publicado con más de una docena de libros. Pareciera más bien que, ante los prejuicios, incluso la Biblia y sus enseñanzas quedan relegadas a un segundo plano, pues cuando ya decidimos qué creer, nada nos hará desistir por muy absurdos que sean nuestros argumentos.
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Igualitarismo, mucho más que Gálatas 3:28 – El ministerio de la mujer a través de los ojos de los primeros cristianos y el contexto cultural del medio oriente
En virtud de nuestra unión con Cristo, somos partícipes de los beneficios de Cristo, sin distinción, ni superioridad, ni ventaja sobre otro. Si una persona cree en Cristo, sin importar su sexo, clase social, raza o edad, está —unida a todos los demás santos— en Cristo Jesús, y por lo tanto, tiene derecho a todos los beneficios que esa unión confiere. Ese es el claro mensaje de Gálatas 3:28.
El creyente y la norma bíblica sobre el vestuario
El decoro, el pudor y la modestia no es opcional para el cristiano, es un mandamiento escritural, un mandamiento que muchos parecen estar olvidando. Cada vez se nota menos la diferencia entre nosotros y los paganos que no conocen a Dios. La pregunta que debieran hacerse muchos cristianos de hoy es la siguiente: ¿Es tu vestimenta un reflejo de la humildad y castidad que debe caracterizar a un creyente? Cristo nuestro Salvador, derramó Su preciosa sangre en la cruz para comprar tu espíritu, tu alma y tu cuerpo: "Que Dios mismo, el Dios de paz, los haga a ustedes perfectamente santos, y les conserve todo su ser, espíritu, alma y cuerpo, sin defecto alguno, para la venida de nuestro Señor Jesucristo." (1 Tesalonicenses 5:23; DHH)
Nuestras esposas | La Ezer Negued en nuestra vida y ministerio
Al ver Dios a Adán solo, varón sin hembra, su juicio es claro: eso no es bueno. Es la primera y única cosa que Dios destaca como necesitada de perfección en una creación en todo lo demás perfecta y buena: "Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él." (Génesis 2:18). ¡Y así surgió la mujer! "Ayuda idónea" (en hebreo: ézer négued) le llamamos. Pero "ayuda idónea" no traduce adecuadamente el término original hebreo ‘ezer négued'.
Sobre Gálatas 3:28 y su verdadero mensaje
Gálatas 3:28 es lo que los teólogos igualitarios llaman la “Carta Magna de la Nueva Humanidad en Cristo”, ya que implica un igualitarismo completo entre grupos étnicos, clases sociales y entre los hombres y las mujeres. Se considera un versículo claro en el que Pablo escribe sin tener en mente ningún contexto limitante. El hecho de que Pablo nos habla de nuestra unidad espiritual en Cristo necesariamente implica igualdad social y eclesiástica. En otras palabras, Pablo no parece estar aboliendo estructuras sociales y eclesiásticas, pero sí que las hace irrelevantes (lo cual, aun así, llevaría a su abolición en última instancia). En la teología igualitaria, y particularmente en el dilema de la igualdad de la mujer y su rol dentro de la iglesia, las frases “todos sois uno en Cristo Jesús” y “no hay hombre ni mujer” implican tanto una intercambiabilidad funcional como unos patrones de autoridad estrictamente igualitarios y anti-jerárquicos.
Ni machismo, ni feminismo ¡Igualdad Bíblica!
La cultura latina (junto con muchas otras) nos enseña que los hombres debemos ser machistas. En otras regiones del mundo, en donde el feminismo y la ideología de género han logrado enquistarse en el corazón mismo de la cultura, la masculinidad ha sido trastocada y la hombría anulada en favor de la mujer. La batalla de los sexos se pelea ahora en terreno sagrado, enfrentando a hombres y mujeres por el dominio de la fe y el ascenso a posiciones de liderazgo en la iglesia. De acuerdo con Jesús esta es la cultura propia del mundo: “Jesús los llamó y les dijo: —Como ustedes saben, los gobernantes de las naciones oprimen a los súbditos, y los altos oficiales abusan de su autoridad.” (Mateo 20:25, NVI), más no la cultura del Evangelio: “Pero entre ustedes no debe ser así. Al contrario, el que quiera hacerse grande entre ustedes deberá ser su servidor.” (Mateo 20:26, NVI). La cultura del Evangelio es que (hombre y mujer) somos iguales. En la cultura del Evangelio no hay cabida para ser machistas (ni feministas). ¿Qué opción nos queda entonces? El igualitarismo bíblico.
El uso del velo en la mujer cristiana
En nuestro ambiente lleno de sectarismo suele ser común que algunos creyentes de ciertas denominaciones (mayormente de corte profético, apostólico, menonitas, amish y hasta pentecostales unicitarios) le insistan a nuestras amadas hermanas sobre el uso del velo como requisito indispensable para 'estar bien con Dios' y hasta para 'ser salvas'. No es mi intención humillar las creencias de nuestros hermanos con una opinión diferente; no obstante, en honor a la verdad, y puesto que acostumbran hacer proselitismo en nuestras iglesias buscando a quien convencer (o confundir), creo necesario dar una respuesta. Aunque tales grupos religiosos suelen presentar ciertos versículos de apoyo para su teoría, hacen caso omiso de toda regla de interpretación bíblica e ignoran, ya sea por conveniencia o simple ignorancia, el contexto en el cual dichos versículos fueron dados. Ciertamente, las palabras de Pablo han sido utilizadas para minimizar el rol de la mujer en el ministerio cristiano, mantenerla en sujección al liderazgo masculino y sostener el sistema misógino de mando que predomina en muchas iglesias cristianas. Pablo mismo ha sido acusado de machista y misógino pero, qué tal si analizamos algunas de las alusiones paulinas acerca de la mujer, la condición de ésta en Cristo y su lugar en la Iglesia.
El hombre como cabeza de la mujer
La Biblia declara que el hombre es la cabeza de la mujer. Para muchos cristianos esto significa que la mujer debe estar sometida al hombre quien, en su papel de “cabeza”, debe tenerla bajo su autoridad. Sin embargo, existen varias razones por las cuales este es un concepto completamente equivocado de lo que significa ser la “cabeza”. La tiranía, el maltrato y el abuso forman lo opuesto de lo que Dios espera de un hombre. Pues el plan divino le pide al esposo que muestre la ternura, amor, delicadeza, paciencia noble, y verdadera cortesía, que es digna de la cabeza del hogar.
Vida Cristiana | ¿Permite la Biblia el divorcio?
El matrimonio fue instituido primeramente en el Jardín del Edén. Es una unión monógama, física, emocional y espiritual entre un hombre y una mujer. Ese es el plan divino (Génesis 2:24). Alguien dijo que Dios diseñó el matrimonio para: El compañerismo (Génesis 2:18); para evitar la fornicación (1 Corintios 7:2-5); la procreación (Génesis 1:28; 1 Timoteo 2:15); la protección de los hijos (1 Timoteo 5:8); la felicidad familiar (Proverbios 18:22; Eclesiastés 9:9) y contribuir al bienestar de la sociedad en general. Desde el principio podemos ver entonces que la disolución del matrimonio no estaba contemplada ni permitida. Sin embargo, en la Biblia sí vemos que el divorcio es mencionado.