Los arminianos (y particularmente los pentecostales) creemos que la Biblia no es invención humana. Creemos que el Dios personal de la creación, la redención y la consumación, quería de tal manera comunicarse con su pueblo que eligió darse a conocer a través de la Biblia. Él supervisó la trasmisión escrita de esa actividad reveladora de una manera tan poderosa que podemos confiar en ella plenamente. Esto, sin embargo, en ninguna manera si hizo anulando el albedrío, la voluntad o la personalidad de los escribas humanos.
Categoría: Bibliología
¿Bibliolatría? | Las inconsistencias de la Neo-Ortodoxia y su entendimiento de las Escrituras
Existe un clamor emergente desde la neo-ortodoxia que personalmente me parece que representa uno de los ataques más sutiles a la autoridad de la Biblia. A diferencia de los embates flagrantes y frontales a los que nos tienen acostumbrados los emergentes, esta ofensiva suena bastante cristiana, piadosamente reflexiva y profunda, y aún fundamental.
Un poco más sobre la inerrancia bíblica
A lo largo de la historia del cristianismo, teólogos y exegetas cristianos y judíos interpretaron la Biblia con presupuestos de autoridad, veracidad en su texto y mensaje. No obstante, jamás implicaron historicidad, cientificidad y literalismo de manera uniforme a todos los textos bíblicos como prueba de ortodoxia.
¿Por qué algunas Biblias omiten textos?
Mientras que hoy nadie posee los autógrafos originales, tenemos muchos ejemplares existentes, y el trabajo de los historiadores bíblicos a través de la ciencia de la crítica textual, nos da una gran confianza en que la Biblia de hoy es un reflejo exacto de la obra original de los escritores.
Pasajes problemáticos en la Biblia
Lo sorprendente de la Biblia es que, a pesar de haber sido escrita por diferentes autores a través de 15 siglos, la Biblia no se contradice a sí misma, ni tampoco contiene error alguno como muchos sugieren. Y es que, esencialmente, por encima de los autores humanos, la Biblia tiene su origen en Dios. 2 Timoteo 3:16 nos dice que la Biblia fue “inspirada” por Dios. Dios supervisó a los autores humanos de la Biblia para que, aunque utilizaban sus propios estilos de escritura y personalidades, registraran exactamente lo que Dios quería que se escribiera. La Biblia no fue dictada por Dios, sino que fue perfectamente guiada y enteramente inspirada por Él.
¿Podemos confiar en la Biblia?
Al considerar el potencial durante los 1.900 años pasados para que el texto de la Biblia fuera corrompido grandemente, y el hecho que esto no haya sucedido, los cristianos pueden tener confianza que Dios, aunque sin inspirar a los copistas en la transmisión de Su Palabra, los usó en Su preservación providencial de la misma. Isaías aseguró a sus oyentes 2.700 años atrás de la permanencia de la Palabra de Dios, diciendo: “…Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre…” (Isaías 40:8). Luego, después de más de siete siglos de transmisión, el apóstol Pedro repitió los sentimientos de Isaías, describiendo la Palabra de Dios como “incorruptible” y lo que “vive y permanece para siempre” (1 Pedro 1:23-25).
¿Contiene la Biblia errores y contradicciones?
La Biblia es perfecta, la Biblia es infalible. Aunque la respuesta a tus dudas no siempre sea obvia, no hay por qué dudar de la Palabra de Dios. En vez de eso, ¿Por qué mejor no dudas de tus dudas? Pues como bien lo dijera Pablo: “Antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso; como está escrito: Para que seas justificado en tus palabras, y venzas cuando fueres juzgado.” (Romanos 3:4)
La inerrancia de las Escrituras.
Jesús afirmó que "la Escritura no puede ser quebrantada" (Juan 10:35; Lucas 16:17, RVR1995). Como libro infalible, la Biblia también es irrevocable. Jesús declaró: "Les aseguro que mientras existan el cielo y la tierra, ni una letra ni una tilde de la ley desaparecerán hasta que todo se haya cumplido" (Mateo 5:18; Lucas 16:17, NVI). Las Escrituras también tienen autoridad definitiva, teniendo la última palabra en todo lo que tratan. Jesús empleó la Biblia para resistir al tentador (Mateo 4:4,7,10), para solucionar disputas doctrinales (Mateo 21:42), y para reivindicar su autoridad (Marcos 11:17). Nosotros, los cristianos evangélicos, nos acercamos con humildad a la revelación bíblica, pidiendo al Espíritu Santo que hable a través de ella, y que conforme nuestra voluntad y cosmovisión a ella. Concedemos la primacía absoluta a la revelación bíblica, y estamos seguros de que nos guiará a toda verdad.