Los dones del Espíritu Santo son manifestaciones de la gracia divina que pueden operar desde el momento de la conversión, sin que esto contradiga la teología pentecostal del bautismo en el Espíritu. La Biblia muestra que el Espíritu actúa con libertad, distribuyendo dones según su voluntad (1 Corintios 12:11), mientras que el bautismo pentecostal sigue siendo una experiencia poderosa para la vida cristiana. Es necesario reconocer la obra temprana del Espíritu en los creyentes, sin dejar de esperar y buscar la plenitud del bautismo en el Espíritu Santo.
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Descifrando el mensaje celestial: La urgencia del don de interpretación de lenguas en la vida pentecostal.
Como pentecostales, somos un pueblo que valora profundamente las manifestaciones del Espíritu Santo en nuestra vida y adoración. Celebramos con gozo el don de lenguas como una señal de la presencia activa de Dios entre nosotros, pero a veces podemos caer en el error de enfocarnos tanto en el hablar en lenguas que descuidamos su interpretación. El don de interpretación de lenguas es igualmente necesario para que el cuerpo de Cristo sea edificado y para que el mensaje que el Espíritu quiere comunicar sea entendido por todos.
Evidencialismo en las declaraciones de fe pentecostales clásicas: ¿Por qué la creencia en las lenguas como evidencia inicial del bautismo en el Espíritu Santo sigue siendo relevante en nuestra época?
Las declaraciones de fe de las iglesias pentecostales clásicas han sido, históricamente, evidencialistas en cuanto al hablar en lenguas como la evidencia inicial del bautismo en el Espíritu Santo. Estas confesiones de fe establecen claramente que el hablar en lenguas es una señal visible y audible de la llenura del Espíritu. Sin embargo, en años recientes, hemos visto una tendencia en algunos pastores y líderes dentro de estas mismas denominaciones que han comenzado a desviarse de estas doctrinas fundamentales, debilitando así su mensaje y comprometiendo la integridad doctrinal que las distingue. Este desvío tiene serias consecuencias tanto teológicas como prácticas, ya que lleva a una erosión de las enseñanzas bíblicas y a la aceptación de manifestaciones espirituales sin fundamento bíblico claro.
Pentecostés, o la democratización de los dones del Espíritu
En Números 11:29, Moisés nos comparte un deseo profundo: "¡Ojalá todo el pueblo del Señor fuera profeta, que el Señor pusiera su Espíritu sobre ellos!" En ese contexto, dos hombres, Eldad y Medad, habían recibido el Espíritu de Dios y profetizaban en el campamento, lo que preocupó a Josué. Sin embargo, Moisés, lejos de verlo como algo negativo, expresó su anhelo de que todos los israelitas pudieran experimentar la presencia y el poder del Espíritu de Dios. Para nosotros, ese ideal de Moisés refleja el anhelo de una comunidad carismática, donde todos podamos ser partícipes del Espíritu divino (Números 11:29). Este deseo de Moisés es la anticipación del sueño de Dios para su pueblo: una comunidad donde todos estén capacitados por el Espíritu, y no unos pocos privilegiados.
Sus dones estarán con nosotros hasta que venga «lo perfecto»
Los cesacionistas creen que los dones espirituales milagrosos, como la profecía, las lenguas y la sanidad, eran temporales y dejaron de operar después de la era apostólica. Cuando leen 1 Corintios 13:10, donde dice "cuando venga lo perfecto, lo que es en parte se acabará", ellos interpretan "lo perfecto" como la finalización del canon bíblico. Es decir, piensan que una vez que se completó la Escritura, esos dones ya no fueron necesarios y, por lo tanto, cesaron. Según su punto de vista, la Biblia completa es "lo perfecto" que reemplazó a los dones que eran parciales. Pero ¿Es esto cierto?
Por qué el famoso eslogan «Yo soy cesacionista, pero Dios no» es un argumento ridículo
¿Alguna vez has oído el eslogan "yo soy cesacionista, pero Dios no"? Esta frase, que ha circulado en algunos círculos cristianos, pretende encontrar un punto medio entre dos posturas doctrinales opuestas: el cesacionismo y el continuismo. A primera vista, puede parecer una manera diplomática y piadosa de abordar una diferencia teológica. Sin embargo, cuando la analizamos más profundamente, nos damos cuenta de que esta frase no solo es teológicamente confusa, sino que también revela una falta de comprensión sobre la naturaleza de Dios y la suficiencia de las Escrituras, lo cual deja en evidencia su inadecuación como argumento teológico.
La iglesia, una comunidad carismática
La Biblia nos dice que “Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo este anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él” (Hechos 10:38). ¡Jesús fue lleno del Espíritu Santo! El hombre del Espíritu por excelencia. Pero el Espíritu carismático que efectuó tales señales y prodigios no se posaría exclusivamente sobre el Mesías. Jesús, el Ungido de Dios, compartiría el don carismático del Espíritu con Su pueblo.
Una Respuesta a los cesacionistas | ¿Es auténtico el don de lenguas que se da entre pentecostales?
Aquellos que poseemos el precioso don de hablar en lenguas hemos comprobado como Pablo que este don es de profunda ayuda en nuestra vida de oración. Hablar en lenguas nos ha servido para profundizar en nuestra intimidad con el Señor Jesucristo y para adorar con más entusiasmo y alegría. La burla de otros grupos religiosos no nos daña, por el contrario, nos motiva a presentar defensa de nuestra fe de una forma más profunda.
Una respuesta al cesacionismo | ¿Por qué los dones parecen estar ausentes de la historia de la iglesia hasta el s. XX?
La ausencia, o disminución de la frecuencia con que los dones carismáticos se manifestaban en la iglesia, halla su razón de ser en el pecado, la incredulidad y la apostasía tan notoria de los siglos posteriores a la edad apostólica. La misma Reforma Protestante da fe del pecado, corrupción y decadencia doctrinal y moral del cristianismo. Tales faltas se constituyeron en pecados contra el Espíritu Santo, lo cual entristecería y apagaría el mover del mismo dentro de las congregaciones. No deberíamos sorprendemos, pues, ante la poca frecuencia de dones milagrosos en periodos de la historia de la Iglesia marcados por la ignorancia teológica e inmoralidad personal.
Una respuesta al cesacionismo | ¿Han cesado los dones carismáticos porque el canon bíblico está completo?
Los dones del Espíritu Santo son necesarios y apropiados para nuestro tiempo presente, cuando aún no somos completamente maduros, y solo conocemos en parte. Llegará el día cuando los dones serán innecesarios, pero ese día aún no ha llegado. Claramente, el tiempo de cumplimiento al que Pablo se refiere con “entonces”, en el que veremos “cara a cara” y en el cual “conoceré como fui conocido” nos habla no de un canon completo, sino de estar en la gloria de la eternidad con Jesús. Ciertamente, eso es “lo perfecto” de lo cual se habla en 1 Corintios 13:10 que pondrá fin a la necesidad de los dones carismáticos, señales y milagros.