El nuevo calvinismo, con su sectarismo recalcitrante, ha generado divisiones innecesarias dentro del cuerpo de Cristo, afectando negativamente la relación entre los creyentes reformados y aquellos que no comparten esta interpretación teológica. En lugar de promover el amor y la unidad que Jesús nos enseñó, este movimiento ha contribuido a la fragmentación de la iglesia. Al insistir en un enfoque dogmático y exclusivo, más que en la cooperación y el entendimiento mutuo, el nuevo calvinismo ha causado más daño que bien a la causa de Cristo. En lugar de ser un vehículo para la edificación de la fe y el avance del Evangelio, ha creado barreras que obstaculizan la unidad cristiana que tanto necesitamos en este tiempo. Para ellos no hay más verdad que “su verdad”, todo lo demás es error o falso evangelio. ¿Su lema? Al parecer: ¡Todos son herejes menos yo! ¡Los demás deben ser re-evangelizados!
Categoría: Ordo Salutis
El don de Dios en Efesios 2:8-9 | ¿La fe, o la salvación por gracia a través de la fe?
Se dice que la fe es un don de Dios y, en cierta forma, eso es cierto. Pero ¿qué queremos decir con eso? ¿significa, acaso, que el hombre no participa en el proceso de ejercer la fe y arrepentirse para ser salvo? En los Evangelios encontramos repetidas veces el mandato de pedirle al Señor que nos ayude en nuestra falta de fe (Mc. 9:24), que nos aumente la fe (Luc. 17:5), porque Jesús, que es el inicio de nuestra fe, es también el que la lleva a cumplimiento, según la Carta a los Hebreos (12:2). Quien pide la fe la obtiene, porque el deseo de fe es ya un acto de fe. La fe es un don de Dios por cuanto su otorgamiento, su crecimiento, su principio y su fin radican en el Señor, no en el hombre. El hombre cree, pero Dios es la causa y motor de su fe.
La salvación no se pierde ¡Es imposible perderla!
“¿La salvación se pierde o no? En un sentido sí y en otro sentido no. El problema de la pregunta es que se habla como si la salvación se tuviera, se poseyera, como si fuera propia o como si se tuviera algún derecho sobre ella. La salvación no se gana, no se obtiene, no se posee. No es de uno, es de otro [“La salvación es del Señor.” – Salmo 3:8, LBLA]. Uno es solo un invitado, participa de ella y la goza. Simplemente sé parte de la fiesta.”
Simul Iustus Et Peccator | Imputados con la justicia de Cristo, declarados legalmente justos y en relación de pacto (II)
La expresión 𝙎𝙞𝙢𝙪𝙡 𝙄𝙪𝙨𝙩𝙪𝙨 𝙚𝙩 𝙋𝙚𝙘𝙘𝙖𝙩𝙤𝙧 no solo nos recuerda que los cristianos seguimos siendo capaces de pecar y que, en efecto, pecamos a diario. 𝙎𝙞𝙢𝙪𝙡 𝙄𝙪𝙨𝙩𝙪𝙨 𝙚𝙩 𝙋𝙚𝙘𝙘𝙖𝙩𝙤𝙧 proclama también, y de forma radical, que el cristiano ha sido justificado ante Dios. Afirmar que hemos sido justificados es una declaración de que el perdón, la vida y la salvación nos pertenecen por gracia mediante la fe por causa de Cristo solamente.
Creo, luego soy salvo… ¡Excepto en el calvinismo!
¿Qué ocurre primero? ¿La fe o la regeneración? ¿Somos salvos porque creemos, o llegamos a creer porque ya somos salvos? ¿La regeneración precede a la fe, o es al revés? El auge de ciertos movimientos neo-calvinistas en nuestro tiempo ha traído consigo una oleada de artículos respecto a la doctrina de la regeneración, afirmando que esta precede a la fe; es decir, que somos regenerados antes de creer. Esto ha generado mucha confusión al respecto.
¿Qué ocurre primero? ¿La fe o la regeneración?
¿Qué ocurre primero? ¿La fe o la regeneración? ¿Somos salvos porque creemos, o llegamos a creer porque ya somos salvos? ¿La regeneración precede a la fe, o es al revés? El auge de ciertos movimientos neo-calvinistas en nuestro tiempo ha traído consigo una oleada de artículos respecto a la doctrina de la regeneración, afirmando que esta precede a la fe; es decir, que somos regenerados antes de creer. Esto ha generado mucha confusión al respecto.
Verdades Cardinales | La Salvación
La doctrina de la salvación forma el núcleo de nuestra fe cristiana y pentecostal, proclamando la victoria de Dios sobre el pecado en nuestra vida. Esta verdad resulta en liberación, sanidad y vidas restauradas. Ya sea un nuevo miembro o un cristiano maduro, cada creyente debe tener una comprensión clara de la salvación y la gran diferencia que esta verdad marca en nuestra vida e iglesia. La única esperanza de redención para el hombre es a través de la sangre derramada de Jesucristo, el Hijo de Dios. La salvación se recibe a través del arrepentimiento para con Dios y la fe en el Señor Jesucristo. El hombre se convierte en hijo y heredero de Dios según la esperanza de vida eterna por el lavamiento de la regeneración, la renovación del Espíritu Santo y la justificación por la gracia a través de la fe (Lucas 24:47, Juan 3:3, Romanos 10:13-15, Efesios 2:8, Tito 2:11, Tito 3:5-7). La evidencia interna de la salvación es el testimonio directo del Espíritu (Romanos 8:16). La evidencia externa ante todos los hombres es una vida de justicia y verdadera santidad (Efesios 4:24, Tito 2:12).