El pentecostalismo predica lo que llamamos el "evangelio completo", que no solo proclama la salvación del alma, sino también la sanidad del cuerpo y el bienestar integral del ser humano. Este mensaje es uno de los pilares fundamentales de nuestra fe, arraigado en la creencia de que Jesús no solo vino a redimirnos espiritualmente, sino que también trajo sanidad física como parte de su obra redentora. La sanidad divina no es un aspecto secundario, sino que está en el corazón del evangelio que predicamos, siendo una de las cuatro verdades cardinales de nuestra fe.
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El don de hacer milagros: Poder sobrenatural en acción
El don de milagros es uno de los nueve dones espirituales que el apóstol Pablo menciona en 1 Corintios 12, un capítulo dedicado a la diversidad de los dones otorgados por el Espíritu Santo para la edificación de la iglesia. Pablo señala que a algunos les es dado "el hacer milagros" (1 Corintios 12:10), haciendo una clara distinción entre este don y otros como el de sanidades o la profecía. El término griego utilizado aquí es "dýnamis", que connota poder o habilidad sobrenatural, es decir, actos que trascienden las leyes naturales. En este sentido, entendemos que el don de milagros implica una intervención divina directa en el orden natural, donde Dios se revela a través de eventos extraordinarios para glorificar su nombre y fortalecer la fe de su pueblo.
Don de fe: Confiar en lo invisible, alcanzar lo inimaginable
El don de fe, según la teología cristiana, es una capacidad sobrenatural otorgada por el Espíritu Santo que permite a los creyentes confiar en Dios de manera extraordinaria y en circunstancias imposibles, más allá de la fe salvadora común a todos los cristianos. Este don capacita a los creyentes para actuar con una confianza inquebrantable en la voluntad y el poder de Dios, en situaciones donde la razón o la lógica humana no pueden brindar una solución. No se trata simplemente de la fe que lleva a la salvación, sino de una fe especial que se manifiesta en momentos en los que Dios desea intervenir de manera poderosa en la vida del creyente o en la comunidad.
El pentecostalismo como movimiento de reforma y renovación en el protestantismo
¿Qué tienen que ver las iglesias pentecostales con la Reforma Protestante? Mucho. El pentecostalismo es hijo del movimiento de santidad y este a su vez del metodismo, iglesia nacida a partir de la iglesia Anglicana, una de las 4 ramas principales de la Reforma. ¿Somos los pentecostales verdaderamente protestantes? Sí. Lo somos. El pentecostalismo surgió como un movimiento de renovación dentro del cristianismo protestante. Pero no nos quedamos estancados en los paradigmas y limitaciones de la Reforma del siglo XVI. En opinión de muchos expertos en movimientos religiosos, el pentecostalismo puede incluso considerarse una cuarta rama del cristianismo juntamente con el catolicismo, la iglesia ortodoxa y el protestantismo.
Excesos en el Movimiento Pentecostal y Carismático: ¿Una razón para rechazar la vigencia de los dones?
La forma en que el Espíritu de Dios actúa en medio de su pueblo no siempre encaja con nuestros prejuicios o ideas al respecto. Esto, sin embargo, no significa que Dios no sea el autor de tales expresiones espirituales.
«Si sus dones son legítimos, ¡Sánenme! ¿Por qué no pueden sanar a todos?» — Una respuesta a Josías Grauman
Grauman y sus "Expositores" deberían comprender la naturaleza misma de los dones antes de siquiera pretender decirnos que estos ya no están vigentes. Pero pedirle a un grupo de escépticos cesacionistas como los "Expositores" que nos expliquen la naturaleza de algo que ignoran y que jamás han experimentado, es como esperar que un ciego nos describa la belleza de un arcoiris o el brillo del sol. Muchos pentecostales, sin embargo, están siendo engañados por gente como esta.
¿Súper fe, imprudencia o fanatismo?
En estos días de crisis sanitaria hemos podido ver la influencia que está teniendo la religión y la fe en lo que está pasando y lo que podría pasar con el coronavirus. Aunque no sabemos cuánto tiempo más estarán cerradas las iglesias o las personas sufrirán durante la pandemia de coronavirus. Sin embargo, sabemos que las personas de fe han perseverado y vencido en el pasado y lo harán otra vez hoy y en el futuro. Nuestras comunidades pueden experimentar pérdidas trágicas, pero también podremos escuchar testimonios dramáticos de sanidad. Necesitamos orar los unos por los otros. Necesitamos animarnos unos a otros. Necesitamos cuidarnos unos a otros, especialmente a los más vulnerables (niños, ancianos y enfermos crónicos). Pero, sobre todo, nuestras iglesias deben seguir el ejemplo de quienes nos precedieron para mantenerse a salvo personalmente y obedecer las pautas que mantienen a otros a salvo. Si podemos hacer esto, lo lograremos. Nuestras convicciones religiosas no deben ser motivo de imprudencia; el fanatismo religioso jamás debe tomar el lugar de la fe.
Sanidad Divina, un regalo de gracia
Una de las hermosas doctrinas del pentecostalismo clásico es la sanidad divina. Los pentecostales creemos firmemente que la muerte de Cristo en la cruz no sólo provee el perdón del pecado, sino también la sanidad de la enfermedad. Afirmamos que Aquél que nos dio el regalo de la vida eterna es el mismo que puede sanar nuestro cuerpo. ¿Por qué creemos eso? ¡Porque la Biblia así lo enseña! Dondequiera que iba, Jesús ministró con compasión y sanó a los enfermos. El ejemplo de Cristo mostró una interconexión con la salvación porque muchos creyeron después de haber sido sanos. Nuestro Señor todavía sana hoy y es vital que la iglesia predique, enseñe y practique esta verdad bíblica. Las Escrituras ordenan a los creyentes que oren en fe y confíen en Dios para el resultado.
Charismata | Dones carismáticos de poder
Es imposible leer el Nuevo Testamento sin observar ciertas características sobrenaturales en la adoración y la experiencia de los cristianos primitivos. El elemento milagroso era especialmente prominente en el ministerio de los apóstoles y evangelistas. Pero este poder no es exclusivo de la iglesia primitiva o de los apóstoles, profetas y evangelistas de antaño. Los avivamientos pentecostales han sido acompañados de manifestaciones sobrenaturales del Espíritu Santo. Los dones de poder que se hallan en 1 Corintios 12:9-10 han estado entre esas manifestaciones.