Arminianismo Clásico, Arminianismo Reformado, Calvinismo, Soberanía Divina

Violenta soberanía, un desacierto más del calvinismo

𝘗𝘰𝘳 𝘍𝘦𝘳𝘯𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘌. 𝘈𝘭𝘷𝘢𝘳𝘢𝘥𝘰

En su intento por defender la soberanía de Dios a niveles antibíblicos, los calvinistas han creado un “dios” muy diferente del Dios de la Biblia. De hecho, la versión calvinista de Dios es, en muchos sentidos, el verdadero villano de la historia humana. ¿Por qué? Porque en la versión de Dios que nos presenta el calvinismo es Éste, y no el diablo, el verdadero autor del mal. El diablo es apenas un pobre peón en este juego macabro y cruel, donde la libertad y el albedrío de los seres creados es pura ilusión.

El determinismo calvinista impregna cada aspecto de su fe, incluso su himnología. Esto lo pude constatar recientemente cuando, a sugerencia de un amigo, escuchaba una canción titulada «Violenta Soberanía», compuesta por un joven cantante de orientación reformada. La letra de dicha canción afirma sin rodeos:

Puede el mundo hoy caer
En un instante nuestra vida desaparecer
No ver el sol salir
Puede una enfermedad postrarme en una cama
Y sentir cerca de mi la muerte suspirar
Puede el hambre y guerras conmover
A toda una nación, ciudades perecer

Pero hay algo mas violento que nos mueve
Es tan seguro y mas fuerte que la muerte
Pueden venir tormentas y noches oscuras
Y en su providencia estamos seguros
Bajo tu control

En su mano están los tiempos
No hay nada que se escape de su autoridad
En ti mi vida está
Soberanía tan violenta
Lo que sucede se somete a su potestad
Es parte de tu plan
Y no podemos detener lo que aquí venga
No hay decretos que cambien lo que ordenas.

(Violenta Soberanía, compuesta por Luis Lasso)

A simple vista la letra puede parecernos piadosa, incluso ortodoxa. No dudo que el compositor pretendía exaltar la soberanía de Dios y glorificar su Nombre. Esto, sin embargo, es lo opuesto de lo que logró. La canción va acompañada de un extraño vídeo cargado de imágenes chocantes de enfermedad, hambre y muerte. Escenas grotescas que, sumadas a la letra de la canción, transmitían un mensaje errado sobre el carácter y la soberanía de Dios. Dicho de otra manera, y aunque dudo que fuera ese su propósito, la canción presenta a Dios como el tirano cósmico que, arrogante de su soberanía es, sin pudor alguno, el autor del pecado y del mal humano.

Y aunque tal concepto de Dios le parece totalmente repugnante a mi conciencia, no me extraña que el compositor de «Violenta Soberanía» piense de esa manera. Es la consecuencia lógica de la doctrina calvinista, la cual distorsiona el carácter de Dios al malinterpretar su soberanía.

Tales ideas erróneas sobre Dios son un producto natural de doctrinas calvinistas como la predestinación y una comprensión distorsionada de la soberanía de Dios. En este punto, el calvinismo no difiere en mucho del viejo fatalismo de los paganos. Muchos calvinistas insisten en que somos los arminianos quienes caricaturizamos al calvinismo, y que ellos no afirman que Dios sea el autor del pecado. Esto es difícil de sostener ante las declaraciones contundentes de muchos eruditos calvinistas:

“Dios… ha preordenado… incluso el pecado” [ᴇᴅᴡɪɴ ʜ. ᴘᴀʟᴍᴇʀ, ᴛʜᴇ ꜰɪᴠᴇ ᴘᴏɪɴᴛꜱ ᴏꜰ ᴄᴀʟᴠɪɴɪꜱᴍ (ɢʀᴀɴᴅ ʀᴀᴘɪᴅꜱ, ᴍɪ: ʙᴀᴋᴇʀ ʙᴏᴏᴋꜱ, ᴇɴʟᴀʀɢᴇᴅ ᴇᴅ., 20ᴛʜ ᴘʀᴛɢ., 1999, 26]

“Cada evento está preordenado porque Dios es omnisciente… por lo tanto de todo lo que Dios dice, ‘así debe ser…’ ¿No deberían colgar sus cabezas en vergüenza los que dicen que Dios no preordena el mal?” [ɢᴏʀᴅᴏɴ ʜ. ᴄʟᴀʀᴋ, ᴘʀᴇᴅᴇꜱᴛɪɴᴀᴛɪᴏɴ (ᴘʜɪʟʟɪᴘꜱʙᴜʀɢ, ᴘᴀ: ᴘʀᴇꜱʙʏᴛᴇʀɪᴀɴ ᴀɴᴅ ʀᴇꜰᴏʀᴍᴇᴅ ᴘᴜʙʟɪꜱʜɪɴɢ ᴄᴏ., 1987, 63–64]

“El negar el pre-conocimiento de Dios es negar su omnisciencia… Pero hay que ir más lejos: no sólo vio su ojo omnisciente a Adán comer del fruto prohibido, sino que él lo decretó antes que lo hiciera” [ᴀʀᴛʜᴜʀ ᴡ. ᴘɪɴᴋ, ᴛʜᴇ ꜱᴏᴠᴇʀᴇɪɢɴᴛʏ ᴏꜰ ɢᴏᴅ; ɢʀᴀɴᴅ ʀᴀᴘɪᴅꜱ, ᴍɪ: ʙᴀᴋᴇʀ ʙᴏᴏᴋ ʜᴏᴜꜱᴇ, 2ɴᴅ ᴘʀᴛɢ. 1986, 249]

“Cuando atribuimos el pre-conocimiento a Dios, queremos decir… que para su conocimiento no existe pasado ni futuro, sino que todas las cosas están presentes y de hecho realmente las ve y contempla como un hecho que sucede bajo su inmediata inspección” [ᴊᴏʜɴ ᴄᴀʟᴠɪɴ, ɪɴꜱᴛɪᴛᴜᴛᴇꜱ ᴏꜰ ᴛʜᴇ ᴄʜʀɪꜱᴛɪᴀɴ ʀᴇʟɪɢɪᴏɴ, ᴛʀᴀɴꜱ. ʜᴇɴʀʏ ʙᴇᴠᴇʀɪᴅɢᴇ, ɢʀᴀɴᴅ ʀᴀᴘɪᴅꜱ, ᴍɪ: ᴡᴍ. ʙ. ᴇᴇʀᴅᴍᴀɴꜱ ᴘᴜʙʟɪꜱʜɪɴɢ ᴄᴏᴍᴘᴀɴʏ, 1998 ᴇᴅ. ɪɪɪ: xxɪ, 5]

Tales afirmaciones nos resultan chocantes y hasta blasfemas, pero dichos eruditos simplemente están haciendo eco de Calvino, quien dijo:

“Dios prevé las cosas que deben suceder, simplemente porque él ha decretado que estás van a suceder… es vano el debate sobre pre-conocimiento, porque está claro que todos los eventos toman lugar por el decreto soberano de Dios” [ᴊᴏʜɴ ᴄᴀʟᴠɪɴ, ɪɴꜱᴛɪᴛᴜᴛᴇꜱ ᴏꜰ ᴛʜᴇ ᴄʜʀɪꜱᴛɪᴀɴ ʀᴇʟɪɢɪᴏɴ, ᴛʀᴀɴꜱ. ʜᴇɴʀʏ ʙᴇᴠᴇʀɪᴅɢᴇ, ɢʀᴀɴᴅ ʀᴀᴘɪᴅꜱ, ᴍɪ: ᴡᴍ. ʙ. ᴇᴇʀᴅᴍᴀɴꜱ ᴘᴜʙʟɪꜱʜɪɴɢ ᴄᴏᴍᴘᴀɴʏ, 1998 ᴇᴅ. ɪɪɪ: xxɪɪɪ, 6]

¿Por qué los calvinistas insisten en defender tales absurdos? Porque los calvinistas sienten que la defensa del determinismo de Dios de todas las cosas es necesaria y fundamental para proteger la soberanía y la omnisciencia divinas. Sin embargo, la crítica contra tal punto de vista es que, si Dios realmente necesitara determinar todas las cosas para mantener tanto la soberanía divina como la omnisciencia divina, entonces sería evidente que Dios no es verdaderamente todopoderoso Y omnisapiente. Después de todo, si Dios no puede permitir que ocurra algo que él no haya determinado, sería porque no podría controlarlo después de todo ni sabe cómo terminaría si ocurriera. El calvinismo, por lo tanto, niega inconscientemente los rasgos centrales de la divinidad de Dios.

Si bien no hay duda de que Dios determinó algunas cosas, los arminianos negamos que Dios haya determinado todas las cosas que ocurren. Nuestra oposición al determinismo calvinista no nace de nuestra imaginación ni de un caprichoso intento de desvirtuar al calvinismo. Se basa en la Palabra de Dios mismo, quien declara con total franqueza que, específicamente, hay algunas cosas que pasan en este mundo que Él no las ha decretado, sino más bien suceden por voluntad humana y en oposición a su voluntad, por ejemplo:

“¡Qué aflicción les espera a mis hijos rebeldes —dice el Señor—! Ustedes hacen planes contrarios a los míos; hacen alianzas que no son dirigidas por mi Espíritu, y de esa forma aumentan sus pecados.” (Isaías 30:1, NTV)

Nótese que Dios mismo declara que los planes que Israel hizo eran contrarios a la voluntad de Él, ¿Cómo podría ser esto si es Dios quien determina todo, incluso las acciones, pensamientos y sentimientos de los seres humanos?

“Si alguna nación viniera para atacarte, no será porque yo la haya enviado; todo el que te ataque caerá derrotado.” (Isaías 54:15, NTV)

Si Dios determina todo ¿Cómo es posible entonces que Dios afirme que Él no envió a las naciones que atacaron a Israel? ¿Está Dios mintiendo? ¿O es que verdaderamente esto no lo determinó Él? La primera opción es incompatible con el carácter de Dios, quien no miento ni engaña. Por lo tanto, es obvio que Dios no determina cada suceso que ocurre en este mundo. Esto no le resta a Dios soberanía, sino todo lo contrario, confirma que, hagan lo hagan los impíos, Él tiene el poder de llevar las cosas por el curso que el quiere que tomen, aunque ellos hayan pretendido ingenuamente tomarlo por sorpresa. Aunque Dios no decrete todo lo que ocurre, Él conoce todo por adelantado debido a su omnisciencia y a su eternidad, la cual le permite morar en el pasado, presente y futuro, como si todo estuviese ante sus ojos ahora mismo, pues no existe nada sin que Él lo sepa.

“Edificaron santuarios paganos a Baal en el valle de Ben-hinom y allí sacrifican a sus hijos e hijas a Moloc. Jamás ordené un acto tan horrendo; ¡ni siquiera me pasó por la mente ordenar semejante cosa! ¡Qué maldad tan increíble la que hizo que Judá pecara tanto!” (Jeremías 32:35, NTV)

¿Quién se atrevería a afirmar que Dios ha ordenado la muerte y asesinato de niños inocentes? ¡Sólo un loco! Y sin embargo, la doctrina determinista del calvinismo, directa o indirectamente, enseña tal cosa; ya que si sólo ocurre aquello que Dios ha decretado, entonces Dios, y no el hombre, es el verdadero responsable del mal y el único culpable de ello. En Jeremías 32:35, sin embargo, se nos dice que no es Dios quien ha ordenado el mal. Y si esto es así, la doctrina determinista del calvinismo es una falsedad.

“El pueblo de Israel nombró reyes sin mi consentimiento y príncipes sin mi aprobación. Fabricaron ídolos de plata y oro para sí mismos y así provocaron su propia destrucción.” (Oseas 8:4, NTV)

¿Cómo? ¿Qué Dios no fue quien llevó al poder a todos los gobernantes? Sí, eso es lo que dice el texto. Esto evidencia que los hombres pueden tomar decisiones sin el consentimiento de Dios, lo cual no sería posible si fuese Dios quien predetermina todo en su soberanía.

“Sin embargo, estoy muy enojado con las otras naciones que ahora disfrutan de paz y seguridad. Solo me enojé un poco con mi pueblo, pero las naciones le causaron mucho más daño del que me proponía.” (Zacarías 1:25, NTV)

¿Entendemos lo que dice este texto? Dios está afirmando que las naciones paganas “le causaron mucho más daño [a Israel] del que [Él] proponía.” Nuevamente, esto sería imposible si Dios es quien todo lo decreta de forma irrevocable.

“Pues Dios no es Dios de desorden sino de paz, como en todas las reuniones del pueblo santo de Dios.” (1 Corintios 14:33, NTV)

El texto afirma que Dios rechaza el desorden y que no le agrada que este se manifieste en la congregación. Pero ¿Cómo puede Dios expresar desagrado por algo que Él ha decretado que ocurra? Si Dios lo decreta todo, y todo lo que pasa ocurre por su soberana voluntad, incluso el desorden y el caos son expresiones de ello. ¿Por qué entonces reprender a los corintios por hacer algo que no pueden evitar hacer, ya que por decreto divino se estableció que así fuese? Esto implicaría una contradicción en el carácter de Dios, y convierte al Señor en el autor del desorden que tanto afirma aborrecer.

“Ustedes corrían muy bien la carrera. ¿Quién les impidió seguir la verdad? Seguro que no fue Dios, porque él es quien los llamó a ser libres.” (Gálatas 5:7-7, NTV)

Nótese que aquí Pablo afirma que alguien, fuera de la voluntad de Dios, está obstaculizando el avance de los santos. ¿Podría ser esto posible si fuese Dios quien lo determinara todo? No, no sería posible. De modo que sólo nos queda reconocer que Dios le ha concedido al hombre un albedrío real, no solo aparente, y que Él no determina todo lo que ocurre.

“Cuando sean tentados, acuérdense de no decir: «Dios me está tentando». Dios nunca es tentado a hacer el mal[a] y jamás tienta a nadie.” (Santiago 1:13, NTV)

La cruda verdad es que, si Dios lo determina todo, determina también que seamos tentados. Si Dios ha determinado cada acto, bueno o malo, es Él quien planea nuestra tentación y hasta nuestra caída. En tal caso, es Dios quien tienta al hombre y Santiago 1:13 es una falsedad. O, por el contrario, la falsedad se encuentra en el calvinismo. ¿Cuál opción eliges?

“Pues el mundo solo ofrece un intenso deseo por el placer físico, un deseo insaciable por todo lo que vemos, y el orgullo de nuestros logros y posesiones. Nada de eso proviene del Padre, sino que viene del mundo.” (1 Juan 2:16, NTV)

“Nada de eso [refiriéndose a la mundanalidad] proviene del Padre” afirma Juan. Sin embargo, si es Dios quien lo determina todo y es la fuente soberana de todo, entonces ¿De quién provienen? El calvinismo, involuntariamente, parece afirmar que, cuando desea hacer el mal (pues siendo soberano hasta el mal ocurre porque Él lo desea), Dios se viste de diablo y manipula nuestros propios deseos para lograrlo. ¿Tiene sentido tal afirmación? No lo tiene, como tampoco la doctrina calvinista. La verdad es que los que deseamos hacer le mal, los que amamos la mundanalidad, somos nosotros. Y lo hacemos fuera de la voluntad de Dios, pues no decreta que pequemos ni controla cada cosa que hacemos. De esta manera, el mal en el mundo es nuestra culpa, no la de Dios.
Aunque algunos calvinistas negarían que Dios es el autor del pecado, lo cierto es que eso es lo que, en última instancia, enseña su doctrina. Es la consecuencia lógica de la misma.

Un calvinista que dice que Dios decretó «todo lo que sucede» tendría dificultades para explicar por qué ocurren las guerras, los asesinatos, las masacres y el pecado en general. El calvinismo tampoco tiene sentido en términos de las indagaciones de Dios sobre la humanidad. Dios examina los corazones. Dios prueba. Dios evalúa si hay quienes lo buscan. ¿Por qué hacer esto, si todo está determinado por decreto? ¿Acaso no sería absurdo?

El salmista nos dice que “Dios mira desde los cielos a toda la raza humana; observa para ver si hay alguien realmente sabio, si alguien busca a Dios.” (Salmo 53:2, NTV). Pero ¿Qué sentido tiene esto si Dios es quien hace que alguien desee buscarlo o no? ¿No sería una pérdida de tiempo indagar por algo que Él mismo decretó?
El sabio proverbista afirma que “el fuego prueba la pureza del oro y de la plata, pero el Señor prueba el corazón.” (Proverbios 17:3, NTV), lo cual sería absurdo si es Dios quien hace lo que quiere y mueve el corazón humano hacia donde desea sin que este pueda resistirse ¿Qué trataría Dios de probar si es Él la causa de todo y así decretó que fuese? Si yo programo a un robot para hacer algo (y el hombre sería eso, un mero robot si Dios determinara todo por Él) ya no tengo que revisar nada ni indagar nada, ni probar nada para saber cómo actuará, ya que fui yo quien lo programé. El calvinismo, con su concepto errado de soberanía, no solo distorsiona el carácter de Dios, sino que convierte la Escritura en un libro de contradicciones.

Pablo también afirma: “Como ven, no predicamos con engaño ni con intenciones impuras o artimañas. Pues hablamos como mensajeros aprobados por Dios, a quienes se les confió la Buena Noticia. Nuestro propósito es agradar a Dios, no a las personas. Solamente él examina las intenciones de nuestro corazón.” (1 Tesalonicenses 2:3-4, NTV).

Nuevamente, si Dios determinara meticulosa y exhaustivamente nuestra naturaleza, de la cual surgen nuestros pensamientos e intenciones, ¿qué estaría probando y examinando Dios cuando “prueba” y “examina” los corazones?

Soy de la opinión que el calvinismo difama el carácter de Dios en su intento por proteger o enfatizar su soberanía. Pero si el calvinismo es verdadero, entonces Dios es un ser perverso, cruel, manipulador e injusto; el verdadero autor del pecado y el mal en el universo. ¿Quién podría amar a un Dios que nos crea programados para hacer el mal, que determina cada acto perverso que hacemos, y después nos castiga por algo que Él mismo ha ocasionado? No debería extrañarnos que el rey James de Inglaterra (cuyo legado es la Biblia King James en inglés), a pesar de no ser arminiano y mucho menos un “santo”, expresara su repugnancia por la doctrina calvinista plasmada en los Cánones de Dort afirmando:

“Esta doctrina es tan horrible, que estoy convencido, que si hubiese un Consejo de espíritus inmundos reunidos en el infierno, y su príncipe fuera el diablo y se les pidiera su opinión sobre los medios más probables de agitar el odio de los hombres contra Dios su creador; nada podría ser inventado por ellos que fuera más eficaz para este propósito o que podría poner una mayor afrenta al amor de Dios para la humanidad que ese decreto infame del último Sínodo” [ᴋɪɴɢ ᴊᴀᴍᴇꜱ ɪ; ɪɴ ᴊᴀᴄᴏʙᴜꜱ ᴀʀᴍɪɴɪᴜꜱ, ᴛʜᴇ ᴡᴏʀᴋꜱ ᴏꜰ ᴊᴀᴍᴇꜱ ᴀʀᴍɪɴɪᴜꜱ, ᴛʀᴀɴꜱ. ᴊᴀᴍᴇꜱ ᴀɴᴅ ᴡɪʟʟɪᴀᴍ ɴɪᴄʜᴏʟꜱ; ɢʀᴀɴᴅ ʀᴀᴘɪᴅꜱ, ᴍɪ: ʙᴀᴋᴇʀ ʙᴏᴏᴋ ʜᴏᴜꜱᴇ, 1986, 1:213]

En defensa del verdadero carácter de Dios, John Wesley argumentó razonable y bíblicamente:

“Dios no castigará a nadie por hacer algo que no pudo evitar; ni por algo que no podría omitir. Cada castigo supone que el agresor podría haber evitado el delito para el cual está siendo castigado. De lo contrario castigarlo sería palpablemente injusto e incompatible con el carácter de Dios” [ ᴊᴏʜɴ ᴡᴇꜱʟᴇʏ, ᴄɪᴛᴀᴅᴏ ᴘᴏʀ ʟᴀᴜʀᴇɴᴄᴇ ᴍ. ᴠᴀɴᴄᴇ ᴇɴ “ᴛʜᴇ ᴏᴛʜᴇʀ ꜱɪᴅᴇ ᴏꜰ ᴄᴀʟᴠɪɴɪꜱᴍ”; ᴘᴇɴꜱᴀᴄᴏʟᴀ, ꜰʟ: ᴠᴀɴᴄᴇ ᴘᴜʙʟɪᴄᴀᴛɪᴏɴꜱ, ʀᴇᴠ. ᴇᴅ. 1999, 236]

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