¡Hay tanto que los pentecostales podríamos aprender de Wesley (y de otros grandes hombres de Dios que proceden de otras tradiciones) para sanear y perfeccionar nuestro pentecostalismo! ¿Será una utopía soñar con un pentecostalismo así?
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¿Sola Scriptura, O Prima Scriptura?
Bajo el principio de la Prima Scriptura, la Biblia es considerada la fuente suprema para guiar la fe y la práctica cristiana. Cualquier otra forma de revelación está subordinada a la autoridad de las Escrituras. En la práctica, esto significa que toda otra forma de revelación puede ser corregida o incluso anulada cuando contradiga la enseñanza bíblica. Expresiones de la doctrina de Prima Scriptura pueden verse, por ejemplo, entre anglicanos, metodistas y claro, pentecostales (aún sin estar conscientes de ello).
Profetismo moderno y ‘Sola Scriptura’
Algunos conceden validez suprema a las palabras de sus "videntes" y "profetas", dándoles el mismo y a veces mayor valor, que a la misma Biblia. Esto es una herejía destructora que expone a sus víctimas al engaño. La manera principal en la que Dios nos habla es por medio de su Palabra.
La Sola Scriptura en el pentecostalismo
La expresión “Sola Scriptura” significa que solamente la Escritura tiene autoridad para la fe y la práctica del cristiano. Al igual que los primeros reformadores, los pentecostales creemos que la Biblia es la Palabra de Dios, ya que Dios mismo reveló su voluntad y propósito a los escritores que escogió (Amós 3:8), quienes documentaron con fidelidad y precisión lo que les fue revelado para la inclusión final y providencial en nuestro canon de sesenta y seis libros.
Las 5 Solas y el Pentecostalismo
Hoy día prácticamente todos los evangélicos se adhieren y confiesan las 5 “Solas” de la Reforma. Las ideas que dieron vida a las 5 “Solas” estuvieron presentes desde la etapa más temprana de la Reforma, pero las frases actuales se desarrollaron en el tiempo. Las frases más tempranas fueron tres: sola scriptura, sola fide y sola gratia. Éstas se encuentran fácilmente en los textos protestantes de inicios del siglo XVI.
Si Dios no ha dicho nada ¡Cállate!
“¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido.” (Isaías 8:20, RVR1960).