Bajo el principio de la Prima Scriptura, la Biblia es considerada la fuente suprema para guiar la fe y la práctica cristiana. Cualquier otra forma de revelación está subordinada a la autoridad de las Escrituras. En la práctica, esto significa que toda otra forma de revelación puede ser corregida o incluso anulada cuando contradiga la enseñanza bíblica. Expresiones de la doctrina de Prima Scriptura pueden verse, por ejemplo, entre anglicanos, metodistas y claro, pentecostales (aún sin estar conscientes de ello).