Aunque muchos hoy se esfuerzan por ocultarlo, durante los primeros siglos del cristianismo, las comunidades cristianas se desarrollaron en un contexto cultural diverso, donde las mujeres no solo participaron activamente, sino que, en algunos casos, ejercieron funciones de liderazgo propias del rol de obispo. En el contexto del cristianismo primitivo, los roles eclesiales no estaban tan rígidamente definidos como lo estarían en siglos posteriores. La estructura jerárquica de la iglesia, con obispos, presbíteros y diáconos, comenzó a solidificarse a finales del siglo II, pero en las primeras comunidades cristianas, las funciones eran más fluidas.
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El lado oscuro del complementarismo neopuritano y la supuesta «masculinidad bíblica»
En un mundo donde la ideología de género amenaza con deconstruir la masculinidad y la feminidad, reinventándolas a su imagen y semejanza, la subcultura evangélica se ha lanzado en una carrera demente por decirnos qué significa ser hombre o mujer. El problema no es que lo hagan apelando a la Biblia (la Biblia tiene mucho que decirnos sobre lo que significa ser un hombre o una mujer de verdad). El problema es que lo hacen a partir de una visión distorsionada de la masculinidad y amparado en una interpretación puritana (y errada) de los roles de género.
El «otro mensaje oculto» de la Navidad
El mensaje de la Navidad es más grande de lo que crees. Su esencia es la Encarnación del Dios-Hombre para salvarnos de nuestros pecados (Mateo 1:21); y dicha salvación implica la ruptura de las viejas maldiciones de la Caída: el pecado, la muerte, la enfermedad y la miseria de la vida y sí, la discriminación de la mujer: «Y desearás controlar a tu marido, pero él gobernará sobre ti» (Génesis 3:16, NTV).
Igualitarismo, mucho más que Gálatas 3:28 – El ministerio de la mujer a través de los ojos de los primeros cristianos y el contexto cultural del medio oriente
En virtud de nuestra unión con Cristo, somos partícipes de los beneficios de Cristo, sin distinción, ni superioridad, ni ventaja sobre otro. Si una persona cree en Cristo, sin importar su sexo, clase social, raza o edad, está —unida a todos los demás santos— en Cristo Jesús, y por lo tanto, tiene derecho a todos los beneficios que esa unión confiere. Ese es el claro mensaje de Gálatas 3:28.
¿Cristianas y feministas? | Una perspectiva pentecostal
Lo pentecostales entendemos, a la luz de la Biblia, que la intención de Dios no sólo es la salvación eterna del individuo, sino también llevar la luz libertadora de Dios a toda injusticia social en esta tierra. Esto también es cierto en relación con la marginación de las mujeres en la iglesia y la sociedad. Como con otros muchos temas sociales, el cristianismo bíblico establece un fundamento que inevitablemente conduce a ideas tales como el valor, la igualdad y la libertad de las mujeres. La ética arraigada en una cosmovisión cristiana ha resultado en niveles de igualdad femenina y la oportunidad que las culturas no cristianas nunca han ofrecido ni tampoco han considerado. El cristianismo puede lograr esto sin caer en los errores de ciertos “feminismos”.
Junia y el sacerdocio universal del creyente | 3 libros recomendados para toda mujer que desee conocer la verdad bíblica sobre el ministerio femenino
Las teologías atrapadas en el siglo XVI eventualmente serán desechadas. Desechadas por cuanto mienten, falsifican los hechos, tuercen las Escrituras y llaman inmundo lo que Dios ha limpiado. Nacer con un órgano sexual masculino, o poseer un cromosona "Y" no hace a nadie más digno de ejercer un ministerio en la iglesia. Los verdaderos protestantes creemos en el sacerdocio universal del creyente. Y las mujeres no son menos creyentes que un hombre.
Abuso, misoginia y exclusión, el lado oscuro del complementarianismo neocalvinista
La existencia de la intolerancia contra las mujeres en nuestro mundo, y con demasiada frecuencia en la iglesia, no puede negarse. Pero no hay lugar para semejante actitud en el cuerpo de Cristo. Aunque las actitudes de la sociedad secular, basadas en prácticas y tradiciones de largo tiempo, han influido en la aplicación de principios bíblicos a circunstancias locales, los pentecostales creemos que es nuestro deber ayudar a redimir a las culturas que están en desacuerdo con los principios del Reino. Y redimir la cultura, en este caso, implica decir la verdad contra el lado oscuro del complementarianismo y sus oponentes.
Marie Dentière, la igualitaria, primer teóloga de la Reforma
La historia de la Reforma está dominada por personajes como Martín Lutero (1483-1546), Juan Calvino (1509-1564), Philipp Melanchthon (1497-1560), Ulrico Zwinglio (1484-1531), Guillaume Farel (1489-1565) y John Knox (1514-1572), entre otros. Estos, “los hombres de la Reforma” suelen llevarse el crédito por impulsar el movimiento político, religioso y social conocido como la Reforma Protestante. La labor de las mujeres, por otro lado, ha sido ignorada e incluso denigrada por los “Padres del Protestantismo”.
«Que la mujer guarde silencio» | Un análisis exhaustivo de 1 Corintios 14:34-35
Aunque las diferencias en el cristianismo acerca del rol las mujeres en el ministerio permanecen hasta el día de hoy, la evidencia histórica muestra que tanto los hombres como las mujeres se desarrollaban y participaban en todas las áreas de ministerio en la iglesia cristiana primitiva. La Escritura, los escritos externos de los líderes de la iglesia, los registros históricos y arqueológicos, los instrumentos testimoniales de la iglesia indican que las mujeres sirvieron como ministros, pastoras, diaconisas, líderes de la iglesia, apóstoles e incluso obispos.
Ni machismo, ni feminismo ¡Igualdad Bíblica!
La cultura latina (junto con muchas otras) nos enseña que los hombres debemos ser machistas. En otras regiones del mundo, en donde el feminismo y la ideología de género han logrado enquistarse en el corazón mismo de la cultura, la masculinidad ha sido trastocada y la hombría anulada en favor de la mujer. La batalla de los sexos se pelea ahora en terreno sagrado, enfrentando a hombres y mujeres por el dominio de la fe y el ascenso a posiciones de liderazgo en la iglesia. De acuerdo con Jesús esta es la cultura propia del mundo: “Jesús los llamó y les dijo: —Como ustedes saben, los gobernantes de las naciones oprimen a los súbditos, y los altos oficiales abusan de su autoridad.” (Mateo 20:25, NVI), más no la cultura del Evangelio: “Pero entre ustedes no debe ser así. Al contrario, el que quiera hacerse grande entre ustedes deberá ser su servidor.” (Mateo 20:26, NVI). La cultura del Evangelio es que (hombre y mujer) somos iguales. En la cultura del Evangelio no hay cabida para ser machistas (ni feministas). ¿Qué opción nos queda entonces? El igualitarismo bíblico.