Calvinismo, Complementarianismo, Igualitarismo, Ministerio Femenino, Mujeres, Reforma Protestante

Marie Dentière, la igualitaria, primer teóloga de la Reforma

Por Fernando E. Alvarado

[La mujer] es un medio niño… un animal loco… No hay manto ni sayo que peor siente a la mujer que el querer ser sabia [erudita]…”

Martín Lutero

La mujer, que por naturaleza, está formada para obedecer; porque el gobierno de las mujeres siempre ha sido considerado por todas las personas sabias como una cosa monstruosa; y, por lo tanto, por así decirlo, será una mezcla de cielo y tierra, si las mujeres usurpan el derecho a enseñar. En consecuencia, les pide que permanezcan calladas, es decir, que se mantengan dentro de su propio rango.»

Juan Calvino

La historia de la Reforma está dominada por personajes como Martín Lutero (1483-1546), Juan Calvino (1509-1564), Philipp Melanchton (1497-1560), Ulrico Zwinglio (1484-1531), Guillaume Farel (1489-1565) y John Knox (1514-1572), entre otros. Estos, “los hombres de la Reforma” suelen llevarse el crédito por impulsar el movimiento político, religioso y social conocido como la Reforma Protestante. La labor de las mujeres, por otro lado, ha sido ignorada e incluso denigrada por los “Padres del Protestantismo”.

Esto es lo que, trágicamente, sucedió con Marie d’Ennetières, conocida popularmente como Marie Dentière, la teóloga y escritora protestante belga que desempeñó un activo papel en la vida política y religiosa de Ginebra, colaborando con Juan Calvino y Guillaume Farel. Esta valiente mujer participó activamente en el advenimiento de la Reforma en Ginebra, y fue uno de los primeros teólogos reformados. Su vida, obra y ministerio, sin embargo, son poco conocidos.

Marie Dentière, la igualitaria, primer teóloga de la Reforma

¿QUIÉN FUE MARIE D’ENNETIÈRES?

Marie fue la cuarta de los trece hijos​ de una familia acomodada, perteneciente a la pequeña nobleza de la región. Como tantas jóvenes de su clase, ingresó en el monasterio agustino de Prés-Porchins​ de Tournai (lugar que Gérard Moreau llegó a definir como la «otra Ginebra»)​ hacia 1508, alcanzando el puesto de priora de Saint-Nicolas-dés-Prés en 1521. Las duras diatribas de Lutero contra el monacato le persuadieron a convertirse a las ideas luteranas y abandonar la orden en 1524, uniéndose así a la Reforma. Hacia 1527, huyó a Estrasburgo, donde –como otros muchos protestantes del momento– vivió protegida por el teólogo y reformador alsaciano Wolfgang Capito. Durante su estancia en la ciudad, contrajo matrimonio con el exmonje agustino, miembro del denominado Cenáculo de Meaux y conocido hebraísta Simon Robert.[1]

En enero de 1528 –tras el triunfo de Farel en la denominada «Disputa de Berna»–, se trasladaron a Bex (lo que los convirtió en el primer matrimonio que dirigió una comunidad evangélica en territorio francófono) y, más tarde, a la comuna de Aigle, al este del lago Léman, donde Simon prestó servicios como pastor hasta su muerte en 1533. Viuda, Marie Dentière se vuelve a casar con otro predicador, Antoine Froment, colaborador de Guillaume Farel. En 1535 el matrimonio se instaló en Ginebra, donde ella participó en la Reforma junto a Farel, predicando la nueva fe, instando a las religiosas a contraer matrimonio como ella mismo lo hizo, y a tener hijos.[2]

En 1537, Froment fue nombrado diácono de Thonon-les-Bains, donde el matrimonio residió una temporada. Pero sus planteamientos religiosos irritaron profundamente a Calvino, lo que produjo un grave deterioro de sus relaciones con la pareja, especialmente a la vuelta del reformador a Ginebra en septiembre de 1541, tras su exilio en Estrasburgo. Calvino, y especialmente Farel, aborrecieron profundamente a Marie Dentière, molestos por sus dotes intelectuales y su negativa a que la mujer fuera relegada a un plano de inferioridad en la nueva Iglesia Protestante.

El desprecio de Farel por Marie se hace evidente en la Carta de Farel a Calvino del 4 de febrero de 1538. En ella, Farel intenta convencer a Calvino de expulsar a Froment y a su esposa del ministerio, acusándola de manipuladora:

“Froment no es lo bastante experto en cuestiones de Iglesia. Usted sabe que él actúa siempre de acuerdo con su mujer, que lo manipula.”[3]

El 6 de febrero de 1540, Farel vuelve a escribir a Calvino:

“Desde que se casó nuestro Froment, se ha convertido en cizaña. […] Esa mujer orgullosa y vengativa ha sido, pese a toda su energía, una mala consejera para su nuevo esposo, al que domina absolutamente.”[4]

MARIE, LA IGUALITARIA

El rechazo de Calvino y Farel hacia Marie Dentière se debió principalmente a la misoginia de ambos (muy común en esa época) y a los dotes intelectuales de Marie. Ella se oponía a una interpretación machista de la fórmula de Pablo: (“que la mujer calle en la congregación”) y reafirmaba la igualdad ministerial del hombre y la mujer bajo el Nuevo Pacto. De hecho, Marie tomó muy en serio la doctrina luterana del sacerdocio universal, y estuvo dispuesta a defender lo mejor que pudiera el derecho de la mujer a la predicación – una reivindicación igualitaria que inmediatamente trajo sobre ella la oposición de los clérigos de todas las tendencias protestantes.

Marie era también una hábil líder política. En 1536, tras la exitosa sublevación de la ciudad contra el Duque de Saboya (1532-finales de 1534), redacta La Guerre de Genève et sa Delivrance (La guerra de Ginebra y su liberación), un texto en la que llama a los ginebrinos a unirse a la Reforma y donde queda en evidencia su sólida formación intelectual, así como su profundo conocimiento de la Biblia.

En 1539, Marie publicó su obra más emblemática: Epistre tresutile faite et composée par une femme Chrestienne de Tornay, envoyée à la Royne de Navarre, seur de Roy de France, contre les Turcz, Juifz, Infideles, Faux crestiens, Anabaptistes et Lutheriens, en la cual pide la expulsión del clero católico francés a la vez que critica la «estupidez» de los protestantes que forzaron a Calvino y Farel a abandonar Ginebra (esto exhibe el carácter cristiano de Marie, quien pide que Calvino regrese a pesar de los desacuerdos teológicos con él); defiende el sacerdocio de todos los creyentes, la Biblia como única norma de fe y práctica cristianas, la presencia meramente simbólica de Cristo en la eucaristía y exige la igualdad entre hombres y mujeres.

Margarita de Navarra

En esta obra, publicada anónimamente, Dentière revalorizó el papel de la mujer en la Iglesia. Dedicada a Margarita de Navarra, cuya colección de relatos, “El Heptameron” reflejaba las ideas igualitarias de la época. El texto de María Dentière consta de tres partes: una “Carta de invocación a la Reina de Navarra”, una “Defensa de las Mujeres” y finalmente la “Epístola muy útil”. Además, se acompañaba la obra de una pequeña Gramática Hebrea compuesta por su hija Jeanne y enviada a la hija de Margarita de Navarra, la princesa Juana de Albret.

En la “Carta de Invocación” le suplica a Margarita de Navarra que intervenga delante de su hermano, el rey Francisco I, para que se pueda terminar con las divisiones religiosas en su reino y que la palabra de Dios sea accesible a todos, tanto hombres como mujeres. “La Defensa de las Mujeres”, es mucho más radical. Por medio de las referencias bíblicas, pone de relieve las cualidades divinamente otorgadas por el Creador a la mujer y, reivindica para ellas, un papel más activo en la vida de la Iglesia, incluido el derecho a predicar. Marie escribió:

“Porque lo que Dios nos ha dado y revelado a las mujeres, no debemos esconderlo y enterrarlo en la tierra más que los hombres. Y aunque no se nos permite predicar en congregaciones e iglesias públicas, no se nos prohíbe escribir y amonestar unos a otros en toda caridad”.[5]

La tercera parte es un tratado de teología que se ocupa, junto con la defensa de la mujer, de los temas principales de la Reforma, como la oposición a los ritos de la Iglesia Romana, especialmente la Misa.[6]

Pero su respeto por Calvino no sería suficiente para librarla del desprecio de éste. La crítica de los pastores de Ginebra y la rigidez de sus posiciones con relación al papel de las mujeres despertó la reacción inmediata del Ayuntamiento. A pesar de servir a los intereses protestantes, casi todos los ejemplares de la publicación fueron confiscados, y el impresor encarcelado, iniciando la censura reformada en Ginebra. Así, Marie Dentière fue condenada al silencio.

Aunque Marie apoyó y defendió firmemente a los líderes reformados, incluyendo a Juan Calvino, Calvino estaba claramente molesto por su manera franca, sus ambiciones teológicas y su crítica abierta al liderazgo clerical masculino. Así, el mismo Juan Calvino, quien debió estarle agradecido, fue muy duro y despectivo ante los reclamos de Marie Dentière y sus esfuerzos para que la voz de las mujeres fuera escuchada. El Ayuntamiento de Ginebra (por instigación de Calvino) prohibió la publicación de todo texto escrito por una mujer, lo cual perduró durante los siglos XVI y XVII.[7]

El Heptameron, obra escrita por la Reina Margarita de Navarra, la cual reflejaba las ideas igualitarias de la época.

UNA MUJER Y TEÓLOGA EXCEPCIONAL

La producción teológica de Marie Dentière, pese a ser escasa, destaca sobre todo por su énfasis en la importancia de transformar las creencias religiosas de su época, de continuar reformando la iglesia reformada, pero también por enfatizar la necesidad de acrecentar el papel de la mujer en la Iglesia. Para ella, hombres y mujeres eran iguales y estaban igualmente cualificados para interpretar las Sagradas Escrituras y opinar sobre la fe, por lo que sus escritos provocaron indignación tanto entre los católicos como en el seno del movimiento evangélico capitaneado por Calvino.

En opinión de algunos historiadores reformados, para 1561, año en que Marie murió, la tensión entre ella y Calvino había disminuido y el respeto y el aprecio de Calvino por Marie había aumentado manifiestamente. Se cita a menudo (quizá para limpiar la imagen de Calvino) que éste le pidió incluso que escribiera el prefacio de su sermón impreso sobre la modestia femenina según 1 Timoteo 2:8-12, titulado Au lecteur Chrestien. Dicho sermón tenía como objetivo enseñar la forma en que debían vestir las mujeres reformadas (où il est montré quelle doit être la modestie des femmes en leurs habillements). Irónicamente, se podría argumentar que Calvino le pidió a Marie que enseñara acerca de un pasaje bíblico que, en la interpretación reformada, le prohíbe a las mujeres hacerlo. ¿Burla quizá? ¿O una pobre admisión de mea culpa? Quizá nunca lo sabremos.

Sin embargo, y aunque fue silenciada por la intolerancia y misoginia de los reformadores de su época, Marie abrió para las mujeres el camino del ministerio pastoral, el cual no sería concedido hasta bien entrado el siglo XX, en un plano de igualdad con los hombres. En noviembre de 2002, el nombre de Marie Dentière se ha inscripto en el Muro de la Reforma en Ginebra: su mérito fue finalmente reconocido, pero su obra sigue siendo ignorada.

Monumento a Marie Dentière

BIBLIOGRAFÍA Y REFERENCIAS


[1] Backus, Irena (1991). «Marie Dentière: un cas de féminisme théologique à l’epoque de la Réforme». Bull. de la Soc. de l’Hist. du protestantisme français (137): 177-195

[2] Roelker, Nancy L. (1971/2). «The Role of Noblewomen in the French Reformation». ARG (63).

[3] Graesslé, Isabelle (2003). «Vie et légendes de Marie Dentière». Bulletin du Centre Protestant d’Études (55): 3-22.

[4] Ibid.

[5] Marie Dentière, Epistle to Marguerite de Navarre [Epístola a Margarita de Navarra], p. 53.

[6] Backus, Irena (1991). «Marie Dentière: un cas de féminisme théologique à l’epoque de la Réforme». Bull. de la Soc. de l’Hist. du protestantisme français (137): 177-195.

[7] Kemp, William; Desrosiers-Bonin, Diane (1998). «Marie d’Ennetières et la Petite grammaire hébraïque de sa fille d’après la dédicace de l’Epistre à Marguerite de Navarre (1539)». Bibl. d’Humanisme et Renaissance (60): 117-134.

Deja un comentario