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Emociones, desmayos, éxtasis y temblores ¿De Dios o del diablo?

Muy a menudo, se nos critica a los pentecostales por nuestro “emocionalismo” y “falta de control”. Y aunque es a nosotros a quienes a menudo se nos acusa de “ignorantes emocionalistas”, afirmar que el “emocionalismo” es inherentemente malo es también una muestra de ignorancia. En el ser humano la experiencia de una emoción generalmente involucra un conjunto de cogniciones, actitudes y creencias sobre el mundo, que utilizamos para valorar una situación concreta y, por tanto, influyen en el modo en el que se percibe dicha situación. Así pues, una emoción no tiene nada de malo, es más bien una respuesta natural creada por Dios en el hombre, es un estado afectivo que experimentamos, una reacción subjetiva al ambiente que viene acompañada de cambios orgánicos (fisiológicos y endocrinos) de origen innato, influidos por la experiencia. Si Dios puso las emociones en cada uno de nosotros ¿Por qué ha de ser malo expresarlas? ¡Y más aún cuando es Dios y su presencia el objeto de nuestras más preciosas emociones!

Liturgia, Ritos y Ceremonias, Sanidad Divina

¿Es bíblico ungir con aceite a los enfermos?

La unción de los enfermos con aceite de oliva debe entenderse en su contexto. La naciente iglesia (conformada en gran parte por judíos) se movía en medio de las sombras o símbolos de las cosas celestiales (la ley de Moisés). Era natural que, en sus inicios, incorporase algunas prácticas culturales judías y que estas fuesen vistas inicialmente como parte de las enseñanzas del Evangelio. Este argumento cobra fuerza si se considera que la epístola de Santiago se dirige a creyentes judíos que padecían persecución probablemente bajo Herodes Agripa I (Hechos 7.31-34; ca. 44 d.C.), lo que alude a que posiblemente que hayan padecido heridas por causa del evangelio. La prueba interna está en el primer capítulo de esta epístola. Además, en ese tiempo era común las amenazas de muerte, los asaltos, los ataques de fieras salvajes, los apedreamientos, azotes, prisiones, etcétera (Lucas 10.30; Hechos 7.58-60, 12.1-5, 14.19; 2 Corintios 11.22-33; Filipenses 2.25-27). Esto nos lleva a concluir que el aceite citado en Santiago 5:14-15 (como en Marcos 6.13) simplemente alude a la costumbre judía de emplearlo como un remedio con fines medicinales para el cuerpo sin carácter ritual o sobrenatural.