ESCATOLOGÍA, Teología

Las Bodas del Cordero

PPA Selections

Las bodas del Cordero en el libro del Apocalipsis reúnen numerosos símbolos bíblicos y culturales de bodas y fiestas nupciales que retratan las bendiciones de la comunión íntima, gozosa y eterna del creyente con Cristo, que comienza al concluir la historia. Al hablarnos de las bodas del Cordero, Juan de Patmos se remite sobre todo a las profecías del Antiguo Testamento sobre la boda de Dios con su pueblo Israel en los últimos tiempos.

EL MATRIMONIO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

Los esponsales, el matrimonio, las novias, los novios y las ceremonias nupciales constituyen ricos recursos simbólicos para los escritores del Antiguo Testamento. Varios pasajes bíblicos, sobre todo en los Profetas, hablan de la nación de Israel como la esposa de Dios. En la mayoría de estos casos, el profeta compara la ruptura por parte de Israel de sus votos pactados con un matrimonio roto (Os 1-2; Jer 2-3; Is 50; Ez 16; 23). Los Profetas también simbolizan la promesa de la era mesiánica como un matrimonio o una fiesta de bodas (Is 25:6; 54:1-8; 62:4-5; Os 2:7). Tales imágenes describen la era mesiánica venidera como un tiempo de exuberante alegría.[1]

El Antiguo Testamento también contiene múltiples referencias a los corderos (80 veces en Éxodo, Levítico y Números), la mayoría de las veces como animal de sacrificio. Por ejemplo, Isaías describe al Siervo Sufriente como un cordero llevado al matadero (Is 53:7; Ryken et al., «Cordero», 484).

IMAGINERÍA DEL MATRIMONIO EN LOS ESCRITOS EXTRABÍBLICOS Y LA CULTURA GRECORROMANA

Los escritos extrabíblicos no desarrollan un uso metafórico del matrimonio. Sin embargo, los escritos extrabíblicos -particularmente los textos apocalípticos- sí hacen referencia a un banquete mesiánico. Por ejemplo, 4 Esdras representa a personas sentadas en un banquete vestidas con ropas blancas (4 Esdras 2:38-41). El Testamento de Isaac 6:22 afirma que los justos estarán presentes en el momento del banquete escatológico (También podemos hallar reseñas de esto en 1 Enoc 62:14; 3 Enoc 48:10).

La modestia y la virginidad eran temas predominantes en la cultura grecorromana del siglo I. La boda en sí era un acontecimiento significativo, ya que la novia abandonaba el hogar familiar y era acompañada por el novio a su nuevo hogar. Aunque los banquetes matrimoniales variaban en extravagancia según la posición económica, en todos los casos se trataba de comidas especiales.[2]

EL MATRIMONIO EN EL NUEVO TESTAMENTO

Los antecedentes veterotestamentarios de la imaginería matrimonial se amplían y cumplen con la venida de Cristo. Jesús adapta el matrimonio y las bodas como símbolos de la llegada de la era mesiánica. Su primer milagro público y el comienzo de su ministerio público tienen lugar en un banquete de bodas (Juan 2:1-11). Él es el novio mesiánico (Juan 3:27-30) y compara a sus seguidores con los amigos del novio en una fiesta de bodas (Mateo 9:14-17; Marcos 2:19-20). Además, Jesús menciona la alegría de las bodas en varios momentos (Mt 8:11; 22:1-14; 25:1-13; 26:29; Lc 13:28-29; 14:15-24).

Pablo utiliza la novia como metáfora de la Iglesia. Escribe a los efesios que su relación con Jesús es como la que existe entre marido y mujer (Ef 5:25-27). Los promete («desposa») a un solo esposo, Cristo, para que se presenten a Él como vírgenes puras (2 Co 11:2). La novia está prometida, pero la ceremonia nupcial espera su cumplimiento en el futuro.[3]

LAS BODAS DEL CORDERO EN EL APOCALIPSIS

El Apocalipsis contiene imágenes de bodas en las que Cristo, el Cordero, es el novio y la Iglesia es la novia. «El Cordero» (ἀρνίον, arnion) es uno de los principales títulos cristológicos del Apocalipsis, pues Juan presenta a Cristo como un Cordero victorioso que vence mediante el sacrificio de sí mismo. Cristo es el Cordero inmolado (Ap 5:6, 9, 12; 13:8) cuya sangre derramada (Ap 5:9; 7:14; 12:11) triunfa sobre la muerte y el diablo (Osborne, Apocalipsis, 35-36).

El Apocalipsis describe a Cristo y a su Iglesia como desposados y la ceremonia nupcial culmina en su parusía. La metáfora del matrimonio crea un retrato convincente de la relación íntima, intensamente amorosa y personal que Cristo mantiene con su Iglesia. Al igual que los Profetas del Antiguo Testamento, las metáforas nupciales de Juan contrastan vivamente con las metáforas relacionadas con la fornicación y el adulterio, que es idolatría (Ap 2:20-22; 14:8; 17:1-5, 15-16; 18:3, 9; 19:2).

Las bodas del Cordero aparecen en primer plano casi al final del libro (Ap 19:6-10; 21:1-11; 22:17). Esta ubicación subraya su importancia, ya que los temas que aparecen al final de un texto se recuerdan más fácilmente. La ceremonia nupcial propiamente dicha culmina con un banquete de celebración. Sin embargo, a lo largo del Apocalipsis se percibe un tema nupcial:

  – La afirmación «abandonaste tu primer amor» en Ap 2:4 puede considerarse una alusión matrimonial.[4]

  – La «corona de vida» de Ap 2:10 y 3:11 puede representar una corona nupcial.[5]

  – Los 144.000 redimidos de la tierra pueden ser llamados «vírgenes» porque se mantuvieron espiritualmente puros para su esposo, Cristo (Ap 14:4-5; compárese con 2 Cor 11:2).

  – La imagen de Cristo viniendo sobre un caballo blanco sugiere un escenario nupcial, ya que los ejércitos celestiales que siguen a Cristo están vestidos con las mismas ropas nupciales que la novia (Ap 19:8, 13).[6]

LAS TRES ETAPAS DEL MATRIMONIO JUDÍO:

  1.      Los «preparativos» de la novia sugieren el período de los esponsales. La novia se ha preparado y se le da «lino fino, brillante y limpio» para vestir, lo que significa una vida de fe y buenas obras (Ap 19:7-8). La novia se ha preparado a sí misma aferrándose al testimonio de Jesús (Ap 19:10).

  2.      Después de la procesión nupcial, la novia está lista para entrar en la sala del banquete. La nueva Jerusalén desciende como una novia preparada para su esposo (Ap 21:2). Estos versículos contienen numerosas alusiones a la imaginería nupcial de los Profetas, especialmente Isaías 54; 61-62.[7] La profecía de Isaías sobre la redención definitiva de Israel se cumple en la nueva Jerusalén que desciende del cielo.

  3.      Se describe a la esposa plenamente desposada del Cordero.[8] Uno de los siete ángeles que tenían las siete copas le dice a Juan: «Ven, te mostraré la novia, la esposa del Cordero» (Ap 21:9 NVI). La novia que se le permite ver a Juan es la ciudad escatológica de Dios, donde Su gloriosa presencia establece una comunidad completa, eterna y redimida.[9]

Las festividades culminan con una cena nupcial destacada en Ap 19:9. «¡Bienaventurados los invitados a la cena nupcial del Cordero! «¡Bienaventurados los invitados a la cena de bodas del Cordero!». (NVI). Al final del libro, el Espíritu y la novia suplican al Cordero que venga (Ap 22:17).

EL GUERRERO DIVINO Y VICTORIOSO TOMA CONTROL DEFINITIVO SOBRE SU REINO

Pero las bodas del Cordero tienen un sentido aún más amplio. El autor del Apocalipsis no solo busca representar una boda. Juan de Patmos vislumbra también la llegada de un Rey y Guerrero Divino para celebrar una cena de victoria sobre sus enemigos.[10] Por lo tanto, estos textos (Ap. 19:1-10) enfatizan la llegada del rey legítimo para establecer su gobierno. En esta línea de pensamiento, la fertilidad del nuevo orden se expresa en la imagen de la cena de bodas del Cordero para expresar la vida gozosa que trae consigo el gobierno de Dios.[11]

“Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo. Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS. Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos. De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES. Y vi a un ángel que estaba en pie en el sol, y clamó a gran voz, diciendo a todas las aves que vuelan en medio del cielo: Venid, y congregaos a la gran cena de Dios, para que comáis carnes de reyes y de capitanes, y carnes de fuertes, carnes de caballos y de sus jinetes, y carnes de todos, libres y esclavos, pequeños y grandes. Y vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, reunidos para guerrear contra el que montaba el caballo, y contra su ejército.” (Apocalipsis 19:11-19).

Así, la imaginería de un matrimonio hebreo se funde con la imagen del guerrero victorioso que toma control absoluto sobre sus dominios y se prepara para reinar. Y la mejor noticia de todas: ¡Nosotros reinaremos con Él!

“Y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.” (Apocalipsis 5:9-10).

BIBLIOGRAFIA Y REFERENCIAS:


[1] Batey, Richard A. New Testament Nuptial Imagery (Leiden: Brill, 1971): 3-12.

[2] Huber, Lynn R. Like a Bride Adorned: Reading Metaphor in John’s Apocalypse (London: T&T Clark, 2007): 120-30

[3] Osborne, Grant. Revelation. Baker Exegetical Commentary on the New Testament (Grand Rapids: Baker, 2002): 698-701.

[4] Smolarz, Sebastian R. Covenant and the Metaphor of Divine Marriage in Biblical Thought: A Study with Special Reference to the Book of Revelation (Eugene, Oreg.: Wipf & Stock, 2011): 287.

[5] Zimmermann, Ruben. “Nuptial Imagery in the Revelation of John.” Biblica 84 (2003): 153-56.

[6] McIlraith, Donal A. “ ‘For the Fine Linen Is the Righteous Deeds of the Saints’: Works and Wife in Revelation 19:8.” Catholic Biblical Quarterly 61, no. 3 (July 1999): 527-28.

[7] Fekkes, Jan. “His Bride Has Prepared Herself: Revelation 19–21 and Isaian Nuptial Imagery.” Journal of Biblical Literature 109 (1990): 269-74.

[8] McIlraith, Donal A. “ ‘For the Fine Linen Is the Righteous Deeds of the Saints’: Works and Wife in Revelation 19:8.” Catholic Biblical Quarterly 61, no. 3 (July 1999): 528-29.

[9] Beale, Gregory K. The Book of Revelation: A Commentary on the Greek Text. New International Greek Testament Commentary (Grand Rapids: Eerdmans, 1999), 1063.

[10] Hanson, Paul D. The Dawn of Apocalyptic. 2nd ed. (Philadelphia: Fortress, 1979), 315-16.

[11] Collins, Adela Yarbro. The Apocalypse (Wilmington, Delaware, 1979), 132-33.

Deja un comentario