Apologética, Cristianismo, Cristología, Deidad de Cristo, Sin categoría, Testigos de Jehová, Trinidad, Unicidad

Jesucristo, Dios en igualdad con el Padre

Por Fernando E. Alvarado.

Jesucristo, el Hijo de Dios, es igual en naturaleza y divinidad al Padre. Este concepto es fundamental en la doctrina trinitaria, que sostiene que Dios existe en tres personas distintas pero igualmente divinas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Grupos como los Testigos de Jehová (arrianos) y, en cierta forma, los mormones (triteístas/henoteístas), niegan esta doctrina fundamental del cristianismo. Los credos de la iglesia , sin embargo, han señalado cualquier negación o tergiversación de la doctrina de la Trinidad (y con ello de la deidad de Cristo) como una herejía. Por ejemplo, el Credo de Atanasio, también conocido como el «Quicumque», es una declaración de fe cristiana que articula esta doctrina. En cuanto a la coigualdad del Hijo con el Padre, el Credo de Atanasio declara:

«El Hijo es de la esencia del Padre, eterno, perfecto, Dios de Dios, engendrado, no creado, consubstancial con el Padre. Por quien todo fue hecho, tanto lo que está en los cielos como lo que está en la tierra.»

Este fragmento enfatiza que el Hijo es de la misma esencia que el Padre, es decir, comparte la misma naturaleza divina. Pero nuestra doctrina trinitaria no se fundamenta en credos humanos. Se fundamente más bien en las Escrituras. Los credos se utilizan únicamente como herramientas de enseñanza y catequesis para transmitir las creencias esenciales de una fe a las generaciones presentes y futuras; desempeñan un papel crucial en la defensa de la ortodoxia o la enseñanza correcta; promueven la unidad y la comunión entre los creyentes al proporcionar una base común de fe y proporcionan una referencia teológica autorizada para entender y evaluar otras enseñanzas y escritos. Se fundamentan en las Escrituras pero no están por encima de ellas ni se les igualan.

Acerca de la coigualdad del Padre y el Hijo la biblia es clara. El apóstol Juan, el amado, nos dice:

“En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio con Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de él, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.” (Juan 1:1-3, LBLA)

Puesto que Jesucristo, el Verbo, es eterno y divino, y todas las cosas fueron creadas por medio de Él. Esto implica una coigualdad con Dios el Padre en el acto de la creación. Cristo mismo declaró sin reparos su igualdad con el Padre:

«Yo y el Padre uno somos.» (Juan 10:30, LBLA)

En esta breve declaración de Jesús, Él afirma una unidad fundamental con el Padre, lo que sugiere una igualdad en naturaleza divina. Pablo también declaró la deidad de Jesús. De Cristo se nos dice que:

«Él, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse.» (Filipenses 2:6, LBLA)

Y aunque el significado de Filipenses 2:6 en español es bastante claro, si leemos el texto griego resulta aún más fascinante:

ὃς ἐν μορφῇ θεοῦ ὑπάρχων οὐχ ἁρπαγμὸν ἡγήσατο τὸ εἶναι ἴσα θεῷ,

¿Qué nos dice el texto griego? Analicemos cada palabra en detalle:

1. ὃς (hos): Pronombre relativo que significa «quien» y se refiere a Jesucristo, el tema del pasaje.

2. ἐν μορφῇ θεοῦ (en morphē theou): «En forma de Dios». La palabra «μορφῇ» (morphē) significa «forma» o «naturaleza», y «θεοῦ» (theou) significa «Dios». Esta frase indica la naturaleza divina de Cristo, sugiriendo que Él posee la misma esencia que Dios.

3. ὑπάρχων (hyparchōn): Este es el participio presente del verbo «ὑπάρχω» (hyparchō), que significa «existir» o «ser» y se refiere a la existencia continua de Cristo en la forma de Dios.

4. οὐχ ἁρπαγμὸν ἡγήσατο (ouch harpagmon hēgēsato): «No consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse». Οὐχ (Ouch) es una palabra negativa que se traduce como «no» o «no lo consideró». Ἁρπαγμόν (Harpagmon) proviene de «ἁρπάζω» (harpazō), que puede significar «aferrar», «asir», «apoderarse» o «robar». La discusión se centra en si aquí se está utilizando en el sentido de «aferrarse egoístamente» o «no considerarlo como algo a lo que aspirar». En la traducción, se ha interpretado generalmente como «algo a lo que aferrarse» o «algo a ser aprovechado». Ἡγήσατο (Hēgēsato) es una forma del verbo «ἡγέομαι» (hēgeomai), que significa «considerar» o «juzgar». En este contexto, indica la actitud mental o la valoración que Cristo hizo sobre su estatus divino.

5. τὸ εἶναι ἴσα θεῷ (to einai isa theō): «Ser igual a Dios». Aquí, «τὸ εἶναι» (to einai) significa «ser» o «existir como», y «ἴσα» (isa) significa «igual». Esta frase resalta que Cristo era por naturaleza igual a Dios y pudo haber permanecido como tal, pero optó por no aferrarse a ello egoístamente.

¡Este versículo es simplemente hermoso y rico en teología! De forma categórica afirma que Cristo, a pesar de su naturaleza divina, no buscó retener su igualdad con Dios, sino que se humilló a sí mismo tomando la forma de siervo (Filipenses 2:7-8). Esto sugiere que Jesucristo posee la misma naturaleza divina que el Padre. En otra de sus epístolas Pablo reafirma dicha enseñanza:

«Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas, tanto en los cielos como en la tierra, visibles e invisibles, ya sean tronos, dominios, poderes o autoridades; todo ha sido creado por medio de él y para él. Él es antes de todas las cosas, y en él todas las cosas se mantienen juntas.» (Colosenses 1:15-17, LBLA)

En este versículo Pablo enfatiza la preeminencia de Cristo sobre toda la creación y su papel en la creación misma, lo que indica su igualdad con el Padre en poder y autoridad divinos. Acerca de dicho texto, grupos heréticos como los Testigos de Jehová afirman que, puesto que Jesús es descrito aquí como “primogénito de toda la creación” es una persona creada y, por lo tanto, no puede ser el Dios Todopoderoso. Pero eso no es lo que indica dicho texto. Colosenses 1:15 en su texto griego original, nos dice lo siguiente:

ὅς ἐστιν εἰκὼν τοῦ θεοῦ τοῦ ἀοράτου, πρωτότοκος πάσης κτίσεως,

Analicemos cada palabra en detalle:

1. ὅς (hos): Pronombre relativo que significa «quien» y se refiere a Jesucristo, el tema del pasaje.

2. ἐστιν (estin): Este es el verbo griego que significa «es», indicando la existencia y la esencia de Cristo como la Eikón de Dios.

3. εἰκὼν τοῦ θεοῦ (eikōn tou theou): «Imagen de Dios». La palabra «εἰκὼν» (eikōn) significa «imagen» o «representación», y «τοῦ θεοῦ» (tou theou) significa «de Dios». Esta frase enfatiza que Cristo es la imagen perfecta y exacta de Dios Padre, revelando completamente la naturaleza y el carácter de Dios. Pero el significado de Eikón va más allá de una simple imagen visual. En el contexto teológico y filosófico, especialmente en el Nuevo Testamento, «eikón» implica una representación que comparte la esencia o naturaleza de lo que representa.

4. τοῦ ἀοράτου (tou aoratou): «Del Dios invisible». La palabra «ἀοράτου» (aoratou) significa «invisible» o «no visible». Esto señala que Dios, a quien Cristo representa, es invisible e inaccesible por naturaleza. Es por medio de Cristo que dicho Dios invisible se nos ha manifestado.

5. πρωτότοκος πάσης κτίσεως (prōtotokos pasēs ktiseōs): «Primogénito de toda creación». La palabra «πρωτότοκος» (prōtotokos) se refiere al estatus de primogénito o preeminencia, no en el sentido temporal de haber sido el primero en nacer, sino en términos de posición y autoridad. Así pues, «πρωτότοκος» (prōtotokos) se utiliza para describir la posición de Cristo como preeminente sobre toda la creación (Colosenses 1:15) y como el primer resucitado de entre los muertos (Colosenses 1:18, Apocalipsis 1:5). Esta palabra no implica necesariamente que Cristo fue el primer ser creado o que tuvo un principio, sino más bien enfatiza su supremacía y su posición preeminente sobre toda la creación y en la resurrección. «Πάσης κτίσεως» (pasēs ktiseōs) significa «de toda creación», indicando que Cristo tiene supremacía sobre todo lo creado.

Lo que Pablo hace en Colosenses 1:15-17 no es decirnos que Cristo fue el primero en ser creado, sino más bien destacar la posición exaltada de Cristo como la imagen perfecta de Dios, que revela al Dios invisible de manera completa y precisa. Además, enfatiza su preeminencia y autoridad sobre toda la creación, señalando su papel central en el plan redentor de Dios. De acuerdo con Pablo, Cristo no solo es la imagen de Dios, sino que también tiene dominio y soberanía sobre toda la creación como su Señor y Creador. Su deidad es claramente manifiesta en este versículo y en todo el pasaje en sí. El autor de la carta a los Hebreos añade también información importante sobre este asunto:

«Él es el resplandor de la gloria de Dios, la imagen misma de su sustancia, y sostiene todas las cosas con la palabra de su poder. Después de hacer la purificación de los pecados, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.» (Hebreos 1:3, LBLA)

Muchos estudiosos modernos consideran improbable que Pablo sea el autor de la Carta a los Hebreos. En cambio, se han propuesto varios candidatos alternativos, incluidos Lucas, Bernabé, Apolo, y algunos argumentan que la carta pudo haber sido escrita de manera anónima o por un autor desconocido. Una cosa es segura: El autor de la carta a los Hebreos, quienquiera que haya sido, describe a Jesucristo como la imagen misma de la sustancia de Dios y declara que Él sostiene todas las cosas con su poder. Además, indica que se sentó a la diestra del Padre, lo que denota su posición de igualdad y autoridad con Él.

Juan, en su Evangelio, nos dice que los judíos de la época de Jesús entendieron claramente las afirmaciones de Cristo, en el sentido de que el mismo afirmó ser Dios. Esto los llevó a acusarlo de blasfemia y buscar matarlo:  

«Por esto, los judíos aún más buscaban matarlo, porque no sólo quebrantaba el día de reposo, sino que también decía que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios.» (Juan 5:18, LBLA)

Resulta evidente que los judíos entendieron las afirmaciones de Jesús sobre su relación con Dios Padre como afirmaciones de igualdad divina, lo que demuestra que Jesús se presentaba a sí mismo como igual a Dios. De la boca del mismo Jesús salieron las siguientes palabras:

“Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo he estado con vosotros, y todavía no me conoces, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo dices tú: «Muéstranos al Padre»?” (Juan 14:9, LBLA)

Con estas palabras Jesús está explicando a sus discípulos que al conocerlo a Él, están viendo y conociendo al Padre. Esto implica que Jesús y el Padre son uno en naturaleza y en propósito (Juan 10:30).  Además, al afirmar «El que me ha visto a mí, ha visto al Padre», Jesús está proclamando su divinidad y su unidad con el Padre. Él revela plenamente a Dios de una manera que es accesible y comprensible para los seres humanos. Dicho texto destaca también a Jesús como la encarnación de Dios, la Palabra hecha carne (Juan 1:14). En Jesús, Dios se hace visible y accesible a la humanidad de una manera única y completa. Dios se hizo hombre y moró entre nosotros.

“Jesús les dijo: En verdad, en verdad os digo: antes que Abraham naciera, yo soy.” (Juan 8:58, LBLA)

Con estas palabras Jesús está declarando que existía antes de que Abraham viviera. Esta afirmación implica la preexistencia eterna de Jesucristo, su existencia antes de su encarnación en el mundo humano. Por otro lado, la expresión «yo soy» en el griego original es «ἐγὼ εἰμί» (ego eimi), que es la misma frase que Dios utiliza para identificarse en el Antiguo Testamento, especialmente en el encuentro de Moisés con Dios en el monte Sinaí (Éxodo 3:14). Al utilizar esta frase, Jesús está afirmando su identidad divina y su unidad con Dios. ¿Fue esa la intención de Jesús? Sí, lo fue. Y la reacción de los líderes religiosos es la mayor prueba de ello. Después de esta afirmación, los líderes religiosos judíos reaccionan tomando piedras para apedrear a Jesús, ya que consideran que está blasfemando al hacerse igual a Dios (Juan 8:59).

Hay mucho más que decir sobre este tema (y espero hacerlo pronto). Por ahora, basta con decir que estos versículos, unidos a muchos otros, confirman la enseñanza de la coigualdad del Hijo con el Padre tal cual ha sido enseñada a través de la historia de la iglesia y como consta en los credos de la iglesia universal tales como el Credo de Atanasio, mostrando que Jesucristo es Dios en esencia y naturaleza, compartiendo la misma divinidad y autoridad con el Padre. La Deidad de Cristo no es un invento de los cristianos, la doctrina de la Trinidad no fue producto de la imaginación de la Iglesia de Roma. La doctrina de la Trinidad, en la cual se fundamenta la Deidad de Cristo, es perfectamente bíblica.

FUENTES CONSULTADAS:

  • La Biblia Hebrea Lexham (Bellingham, WA: Lexham Press, 2014).
  • Alfred E. Tuggy, Lexico griego-español del Nuevo Testamento (El Paso, TX: Editorial Mundo Hispano, 2003).
  • James Swanson, Diccionario de idiomas bı́blicos: Griego (Nuevo testamento) (Bellingham, WA: Logos Bible Software, 1997).
  • Clarence Hale, Aprendamos Griego del Nuevo Testamento, ed. Richard B. Ramsay (Miami, FL: Logoi Inc., 2001).

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