ESCATOLOGÍA, Pentecostalismo

El Rapto de la Iglesia: La teoría del rapto parcial

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La teoría del rapto parcial es una posición intermedia que sostiene que habrá una serie de arrebatamientos. Cada vez que un conjunto de creyentes esté preparado, será llevado de la tierra.[1] Los principios fundamentales de esta postura son los siguientes:

(1) Solo aquellos creyentes fieles y dignos serán arrebatados cuando Cristo venga a buscar a su iglesia, tanto los muertos como los que vivan. Esto se basa en 1 Jn. 2:28; He. 9:28; Fil. 3:11; Lc. 21:36; 1 Co. 9:27.

(2) El resto deberá sufrir persecuciones y pruebas hasta que sea llevado al cielo en un momento posterior de la tribulación.

(3) El arrebatamiento durante la venida de Cristo constituye una recompensa por la fidelidad y no un resultado garantizado del nuevo nacimiento.

Este punto de vista, sin embargo, presenta algunas dificultades:

(1) Ignora pasajes que enseñan claramente que la fe en Jesucristo será el único requisito para participar del arrebatamiento. La posición del arrebatamiento parcial es realmente una mezcla de gracia y legalismo. En Juan 14:1–3 se indica claramente que Cristo vendrá a buscar a los creyentes (v. 1), y no solamente a una clase más elevada de santos espirituales (ver también Fil. 3:20–21; Col. 3:1–4; y Tit. 2:11–12. Todos estos pasajes enseñan esa misma verdad).

(2) Utiliza de forma errónea, —aplicándolos a la iglesia— algunos fragmentos del discurso del monte de los Olivos, tales como Mateo 24:40–51 (los dos hombres en el campo; las dos mujeres en el molino; ver v. 44) y Mateo 25:1–13 (se considera a las cinco vírgenes prudentes como la representación de los cristianos espirituales; y a las cinco insensatas como aquellos que no son espirituales). Pero estos pasajes no se refieren a los cristianos fieles e infieles de la época presente de la iglesia.

Los partidarios de la postura del arrebatamiento parcial plantean que el pasaje de Mateo 24:41 (“la una será tomada, y la otra será dejada”) es similar al de Juan 14:3, pues la palabra “tomada” (que en Juan se traduce como llevármelos en la NVI) en ambos textos proviene del mismo vocablo griego: paralambano. Pero en Lucas 17:37 se indica que estas personas mencionadas en Mateo 24:41 son llevadas, no para estar con Cristo, sino a donde están reunidos los buitres (o sea, al juicio). Los que se quedan entrarán en el reino mesiánico.

(3) Esta posición malinterpreta el propósito intencionado de otros textos que hablan sobre el estar alerta y vigilantes (1 Ts. 5:6; 2 Ti. 4:8; Ti. 2:13; He. 9:24–28; Ap. 12:1–6). Para este punto de vista el mantenerse vigilantes se convierte en una condición para participar del arrebatamiento, en vez de ser una advertencia a estar alerta y preparados.

(4) Además, éste divide el cuerpo de Cristo, y niega el hecho de que todos los santos de la iglesia participarán en el arrebatamiento. Tal y como se apuntó anteriormente, todos los que están en Cristo, vivos y muertos, se encontrarán con el Señor en el aire en el día del arrebatamiento (1 Ts. 4:15–16), y “todos” serán cambiados y transformados cuando esto acontezca (1 Co. 15:51–52).

Queriendo solventar esta dificultad, los defensores del rapto parcial han introducido una ligera modificación en su teoría. En lugar de un arrebatamiento parcial que deja a los cristianos carnales en la tierra durante parte de la tribulación, proponen que los cristianos carnales, los que no fueron partícipes de una experiencia cristiana mayor, más profunda, consagrada y perseverante, ascenderán con los demás santos de la iglesia durante el arrebatamiento pretribulacional, pero se verán obligados a permanecer durante todo el Milenio en “las tinieblas de afuera” sin participar de las bodas. Estos creyentes no consagrados están representados por las cinco vírgenes insensatas (Mt. 25:2), y son aquellos que no son “partícipes” o que no son “hijos verdaderos”, entre otros términos que ellos utilizan.

Al analizar esta propuesta resulta evidente que aquellos que propugnan estas posturas en cuanto a la salvación (o sea, que no tienen en cuenta el señorío de Cristo y que separan la justificación de la santificación), tienen que idear algún tipo de castigo (aparte de ir al infierno) para los santos desobedientes, permanentemente carnales y que no perseveran. Todas esas explicaciones no son nada más que malabares exegéticos, interpretaciones forzadas y una mala comprensión de doctrinas como la salvación por gracia por medio de la fe sola, la justificación y la santificación.[2]

Para un estudio más profundo sobre esta teoría escatológica se recomienda la lectura del libro The Saints’ Rapture to the Presence of the Lord Jesus (London: Nisbet, 1852), escrito por Robert Govett; y The Revelation of Jesus Christ: Select Studies (London: Oliphant, 1945), escrito por George H. Lang.

FUENTE:


[1] Millard J. Erickson, Teología sistemática, ed. Jonatán Haley, trans. Beatriz Fernández, Segunda Edición., Colección Teológica Contemporánea (Viladecavalls, Barcelona: Editorial Clie, 2008), 1225.

[2] Rolland McCune, Teología Sistemática del Cristianismo Bíblico (Sebring, FL: Editorial Bautista Independiente, 2018), 738–740.

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