La Biblia, la tradición pentecostal, la razón y la experiencia de millones de cristianos de todas las épocas alrededor del mundo, invalidan la afirmación cesacionista que niega que Dios continúa comunicándose con sus hijos a través del Espíritu Santo, especialmente en formas particulares que no alteran el canon bíblico. Como continuistas, nos negamos a confundir la suficiencia de las Escrituras con exclusividad, así como a ignorar la naturaleza relacional de Dios o los testimonios históricos y contemporáneos de revelaciones particulares. Por lo tanto, aunque las Escrituras son la autoridad suprema y suficiente para la fe y la práctica, concluimos que no hay base bíblica ni lógica para afirmar que Dios no puede o no desea dar más revelación en formas que no contradigan su Palabra escrita.
Categoría: Carismatismo
¿Se puede tener dones carismáticos sin el Bautismo en el Espíritu Santo? Una respuesta bíblica y equilibrada
Los dones del Espíritu Santo son manifestaciones de la gracia divina que pueden operar desde el momento de la conversión, sin que esto contradiga la teología pentecostal del bautismo en el Espíritu. La Biblia muestra que el Espíritu actúa con libertad, distribuyendo dones según su voluntad (1 Corintios 12:11), mientras que el bautismo pentecostal sigue siendo una experiencia poderosa para la vida cristiana. Es necesario reconocer la obra temprana del Espíritu en los creyentes, sin dejar de esperar y buscar la plenitud del bautismo en el Espíritu Santo.
Historia de los Avivamientos Pentecostales del siglo XX: El Avivamiento Metodista en Corea como precursor del Avivamiento de Pyongyang
En algunos medios “pentecostales” que promueven la introducción de la teología reformada en el pentecostalismo, a menudo se utiliza el Avivamiento de Pyongyang (1907), un movimiento principalmente presbiteriano, para promover la validez de un "pentecostalismo reformado". Tal pretensión, sin embargo, es falaz porque ignora el contexto histórico y espiritual que lo precedió. Este avivamiento no surgió en un vacío, sino que fue profundamente influenciado por el avivamiento metodista anterior, el cual enfatizó la santificación, la experiencia del Espíritu Santo y la oración ferviente. Los metodistas, con su teología wesleyana, prepararon el terreno espiritual y doctrinal para lo que ocurriría en Pyongyang. Por tanto, atribuir el avivamiento únicamente a una tradición reformada o presbiteriana es omitir la raíz metodista que lo precedió y, en gran medida, lo hizo posible.
Historia de los Avivamientos Pentecostales del siglo XX: El Avivamiento de Pyongyang (Corea, 1907)
El Avivamiento de Pyeongyang, ocurrido en 1907 en la ciudad de Pyeongyang (hoy parte de Corea del Norte), es recordado como uno de los eventos más transformadores en la historia del cristianismo coreano y un hito que resonó en el movimiento pentecostal a nivel global. Este despertar espiritual no fue simplemente un momento de fervor religioso pasajero, sino una experiencia profunda que tocó el corazón de miles de personas, renovando sus vidas y redefiniendo el rumbo de la iglesia en Corea. Fue un tiempo en el que el cielo pareció abrirse sobre una nación en crisis, y el Espíritu Santo se movió de manera poderosa, dejando una huella imborrable en la fe de quienes lo vivieron.
Historia de los avivamientos pentecostales del siglo XX: El Avivamiento de Gales
A principios del siglo XX, un fuego espiritual se encendió en diferentes rincones del mundo, transformando vidas, comunidades y el curso de la historia religiosa. A través de esta serie de artículos queremos invitarte a explorar los avivamientos pentecostales que surgieron casi simultáneamente en lugares tan distantes como Los Ángeles, Gales, India, Corea, Chile y África. Aunque cada uno de estos movimientos tuvo sus propias características culturales y contextos únicos, todos compartían un elemento en común: una experiencia profunda y transformadora con el Espíritu Santo.
Himnos Celestiales: La experiencia de cantar en lenguas entre los primeros pentecostales.
La expresión "cánticos espirituales" y “cánticos inspirados” implica cantos que son (valga la redundancia) inspirados por el Espíritu Santo, más allá de la simple composición humana. En el contexto del Nuevo Testamento y en experiencias del movimiento pentecostal, esto incluye el canto en lenguas (como se menciona en 1 Corintios 14:15), donde el creyente entona himnos y alabanzas no con entendimiento humano, sino guiado directamente por el Espíritu. Este tipo de canto no solo edifica al individuo, sino que también puede ser un testimonio poderoso de la presencia de Dios en la comunidad.
El fuego que no se apaga: La defensa del continuismo en un mundo que niega lo sobrenatural
El cesacionismo —la creencia de que los dones milagrosos del Espíritu Santo cesaron con la muerte de los apóstoles o con el cierre del canon bíblico— ha penetrado en muchas iglesias pentecostales, al punto de que hoy nos encontramos con pentecostales que, en la práctica, se han convertido en cesacionistas. Esto es un fenómeno peligroso y contradictorio que requiere una respuesta clara y contundente. En el panorama teológico actual, es fundamental que como cristianos comprometidos con la verdad bíblica, y particularmente como pentecostales, presentemos una sólida defensa del continuismo.
Los dones de sanidades: Un vistazo al poder restaurador que precede la eternidad
El pentecostalismo predica lo que llamamos el "evangelio completo", que no solo proclama la salvación del alma, sino también la sanidad del cuerpo y el bienestar integral del ser humano. Este mensaje es uno de los pilares fundamentales de nuestra fe, arraigado en la creencia de que Jesús no solo vino a redimirnos espiritualmente, sino que también trajo sanidad física como parte de su obra redentora. La sanidad divina no es un aspecto secundario, sino que está en el corazón del evangelio que predicamos, siendo una de las cuatro verdades cardinales de nuestra fe.
El don de hacer milagros: Poder sobrenatural en acción
El don de milagros es uno de los nueve dones espirituales que el apóstol Pablo menciona en 1 Corintios 12, un capítulo dedicado a la diversidad de los dones otorgados por el Espíritu Santo para la edificación de la iglesia. Pablo señala que a algunos les es dado "el hacer milagros" (1 Corintios 12:10), haciendo una clara distinción entre este don y otros como el de sanidades o la profecía. El término griego utilizado aquí es "dýnamis", que connota poder o habilidad sobrenatural, es decir, actos que trascienden las leyes naturales. En este sentido, entendemos que el don de milagros implica una intervención divina directa en el orden natural, donde Dios se revela a través de eventos extraordinarios para glorificar su nombre y fortalecer la fe de su pueblo.
Don de fe: Confiar en lo invisible, alcanzar lo inimaginable
El don de fe, según la teología cristiana, es una capacidad sobrenatural otorgada por el Espíritu Santo que permite a los creyentes confiar en Dios de manera extraordinaria y en circunstancias imposibles, más allá de la fe salvadora común a todos los cristianos. Este don capacita a los creyentes para actuar con una confianza inquebrantable en la voluntad y el poder de Dios, en situaciones donde la razón o la lógica humana no pueden brindar una solución. No se trata simplemente de la fe que lleva a la salvación, sino de una fe especial que se manifiesta en momentos en los que Dios desea intervenir de manera poderosa en la vida del creyente o en la comunidad.