Teología, Vida Cristiana, Vida Espiritual

¿Teóricos de la Palabra? ¡Dios busca hacedores!

El estudio de la Palabra de Dios debería ser nuestra meta de vida; sin embargo, estudiar la Palabra de Dios por el mero hecho de obtener conocimiento no tiene mucho mérito. Muchos jóvenes teólogos estudian la Biblia por el simple hecho de sentirse eruditos, ser reconocidos, parecer cristianos intelectuales, o por el placer de ganar debates; pero jamás los verás haciendo nada en su iglesia o en su vida más allá de la pantalla de un ordenador, tablet o smartphone. Muchos incluso llenan seminarios y universidades, ostentan títulos, presumen de maestrías y hasta doctorados, pero tampoco hacen nada por el avance del Reino. Adquirieron conocimiento y lo volvieron infructuoso. Jamás usaron su conocimiento para algo que sirviera en el mundo real.

Bibliología, Estudio Teológico

¿Por qué algunas Biblias omiten textos?

Mientras que hoy nadie posee los autógrafos originales, tenemos muchos ejemplares existentes, y el trabajo de los historiadores bíblicos a través de la ciencia de la crítica textual, nos da una gran confianza en que la Biblia de hoy es un reflejo exacto de la obra original de los escritores.

Bibliología, Estudio Teológico

Pasajes problemáticos en la Biblia

Lo sorprendente de la Biblia es que, a pesar de haber sido escrita por diferentes autores a través de 15 siglos, la Biblia no se contradice a sí misma, ni tampoco contiene error alguno como muchos sugieren. Y es que, esencialmente, por encima de los autores humanos, la Biblia tiene su origen en Dios. 2 Timoteo 3:16 nos dice que la Biblia fue “inspirada” por Dios. Dios supervisó a los autores humanos de la Biblia para que, aunque utilizaban sus propios estilos de escritura y personalidades, registraran exactamente lo que Dios quería que se escribiera. La Biblia no fue dictada por Dios, sino que fue perfectamente guiada y enteramente inspirada por Él.

Teología, Vida Cristiana, Vida Espiritual

Analfabetismo bíblico en las iglesias

El analfabetismo bíblico debe ser erradicado, pero esto no pasará mientras los ministros del Evangelio lideremos la indiferencia hacia la misma. Tan solo piensa: Si otras profesiones demandan preparación ¿Cuánto más el ministerio de la Palabra? Sin embargo, pareciera que hoy día ser ministro del Evangelio se toma a la ligera. ¿Te has preguntado alguna vez qué tanto sabe tu pastor de la Biblia y sus enseñanzas? Para muchos la respuesta quizá resulte deprimente. Pero, ¿Qué hay de ti como creyente? ¿Eres de los que dice “amén” a todo lo que oye desde el púlpito, aunque lo que oigas sea una herejía? ¿O eres como los creyentes de Berea que cuestionan todo a la luz de la Palabra? De ellos se dice: “Estos eran más nobles que los de Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando diariamente las Escrituras, para ver si estas cosas eran así” (Hechos 17:11, LBLA).

Anti-Intelectualismo, Estudio Teológico

¿Qué la letra mata? ¿En serio?

¿Alguna vez has intentado corregir a un cristiano, pastor o líder religioso con escasa preparación teológica y que presta más valor a la experiencia subjetiva que a la Palabra escrita de Dios? ¡De esos abundan hoy en día! ¡Incluso lideran grandes e importantes congregaciones, y hasta predican en la radio, la Tv y las redes sociales! Quizá, al intentar explicarles la sana doctrina y pretender orientarles en el uso de una sana exégesis te hayas encontrado con la siguiente respuesta: “Hermano, estás enfocándote demasiado en el texto. Recuerda: la letra mata, pero el espíritu vivifica. Nosotros somos cristianos del Espíritu, no de la letra”.  Y es que 2 Corintios 3:6 suele malinterpretarse para justificar cualquier extravagancia o error exegético nacido de interpretaciones subjetivas del texto sagrado. Peor aún, le atribuimos al Espíritu Santo dichos errores. Esta práctica ha sido común en muchas congregaciones pentecostales que prestan poco valor al estudio serio de la Biblia. Algunas iglesias y sus ministros incluso consideran pecado la formación teológica, negándose a sí mismos y a sus congregaciones la asistencia a seminarios teológicos, institutos bíblicos o universidades cristianas. Todo esto amparado supuestamente en 2 Corintios 3:6, el cual dice: “Él nos ha capacitado para ser servidores de un nuevo pacto, no el de la letra, sino el del Espíritu; porque la letra mata, pero el Espíritu da vida.” (2 Corintios 3:6; NVI). Pero interpretar dicho texto como justificación para rechazar el estudio bíblico y la erudición teológica es incorrecto. ¿Cuál es el problema con esta interpretación? Tal interpretación es diabólica errada.