Los Evangelios de Marcos y Lucas, a través de sus narrativas complementarias, ofrecen un testimonio robusto a favor de la doctrina trinitaria y en contra de la Unicidad. Marcos enfatiza la distinción de las personas divinas en eventos como el bautismo y las declaraciones de Jesús, mientras que Lucas resalta la actividad del Espíritu Santo y la relación entre el Padre y el Hijo. Ambos evangelios afirman la unidad esencial de Dios, manteniendo el monoteísmo bíblico sin sacrificar la distinción personal. Frente a la Unicidad, que reduce a Dios a una sola persona con modos cambiantes, la Trinidad ofrece una comprensión más coherente de la revelación bíblica, preservando tanto la unidad divina como la riqueza de las relaciones intratrinitarias. Este testimonio conjunto de Marcos y Lucas no solo fundamenta la fe ortodoxa, sino que también invita a una adoración más profunda del Dios trino revelado en las Escrituras.
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¿Se puede tener dones carismáticos sin el Bautismo en el Espíritu Santo? Una respuesta bíblica y equilibrada
Los dones del Espíritu Santo son manifestaciones de la gracia divina que pueden operar desde el momento de la conversión, sin que esto contradiga la teología pentecostal del bautismo en el Espíritu. La Biblia muestra que el Espíritu actúa con libertad, distribuyendo dones según su voluntad (1 Corintios 12:11), mientras que el bautismo pentecostal sigue siendo una experiencia poderosa para la vida cristiana. Es necesario reconocer la obra temprana del Espíritu en los creyentes, sin dejar de esperar y buscar la plenitud del bautismo en el Espíritu Santo.
Historia de los Avivamientos Pentecostales del siglo XX: El Avivamiento en Noruega y Suecia (1907-1910)
El avivamiento que sacudió Noruega y Suecia entre 1907 y 1910 fue un fenómeno espiritual profundo y transformador que dejó una huella indeleble en la historia del cristianismo en Escandinavia. Este movimiento, caracterizado por un fervor pentecostal y una búsqueda apasionada de la presencia de Dios, no solo renovó la fe de miles de creyentes, sino que también sentó las bases para el crecimiento del pentecostalismo en Europa.
Historia de los Avivamientos Pentecostales del siglo XX: El Avivamiento Metodista en Corea como precursor del Avivamiento de Pyongyang
En algunos medios “pentecostales” que promueven la introducción de la teología reformada en el pentecostalismo, a menudo se utiliza el Avivamiento de Pyongyang (1907), un movimiento principalmente presbiteriano, para promover la validez de un "pentecostalismo reformado". Tal pretensión, sin embargo, es falaz porque ignora el contexto histórico y espiritual que lo precedió. Este avivamiento no surgió en un vacío, sino que fue profundamente influenciado por el avivamiento metodista anterior, el cual enfatizó la santificación, la experiencia del Espíritu Santo y la oración ferviente. Los metodistas, con su teología wesleyana, prepararon el terreno espiritual y doctrinal para lo que ocurriría en Pyongyang. Por tanto, atribuir el avivamiento únicamente a una tradición reformada o presbiteriana es omitir la raíz metodista que lo precedió y, en gran medida, lo hizo posible.
Historia de los Avivamientos Pentecostales del siglo XX: El Avivamiento de Pyongyang (Corea, 1907)
El Avivamiento de Pyeongyang, ocurrido en 1907 en la ciudad de Pyeongyang (hoy parte de Corea del Norte), es recordado como uno de los eventos más transformadores en la historia del cristianismo coreano y un hito que resonó en el movimiento pentecostal a nivel global. Este despertar espiritual no fue simplemente un momento de fervor religioso pasajero, sino una experiencia profunda que tocó el corazón de miles de personas, renovando sus vidas y redefiniendo el rumbo de la iglesia en Corea. Fue un tiempo en el que el cielo pareció abrirse sobre una nación en crisis, y el Espíritu Santo se movió de manera poderosa, dejando una huella imborrable en la fe de quienes lo vivieron.
Historia de los Avivamientos Pentecostales del siglo XX: El Avivamiento en la Misión de Mukti (India)
El avivamiento de la Misión de Mukti, liderado por Pandita Ramabai a principios del siglo XX en India, representa uno de los movimientos espirituales más significativos y menos reconocidos fuera del contexto occidental. Este fenómeno, ocurrido casi simultáneamente con el avivamiento de la Calle Azusa en Los Ángeles (1906-1909), no solo marcó un hito en la historia del cristianismo en Asia, sino que también evidenció la universalidad del pentecostalismo como un movimiento global.
Historia de los avivamientos pentecostales del siglo XX: El Avivamiento de Gales
A principios del siglo XX, un fuego espiritual se encendió en diferentes rincones del mundo, transformando vidas, comunidades y el curso de la historia religiosa. A través de esta serie de artículos queremos invitarte a explorar los avivamientos pentecostales que surgieron casi simultáneamente en lugares tan distantes como Los Ángeles, Gales, India, Corea, Chile y África. Aunque cada uno de estos movimientos tuvo sus propias características culturales y contextos únicos, todos compartían un elemento en común: una experiencia profunda y transformadora con el Espíritu Santo.
El caso del metodismo calvinista: ¿Pretexto para crear un pentecostalismo reformado?
El metodismo, como movimiento religioso, surgió en el siglo XVIII en el contexto de la Inglaterra anglicana, liderado principalmente por John Wesley y, en menor medida, por su hermano Charles Wesley y George Whitefield. Sin embargo, dentro del metodismo existieron corrientes teológicas divergentes, particularmente en lo que respecta a la soteriología. Mientras que John Wesley abrazó una soteriología arminiana, George Whitefield defendió una perspectiva calvinista. Esta aparente convivencia entre dos corrientes distintas dentro del metodismo, ha dado lugar al fantaseo, en ciertos círculos pentecostales (comprometidos más bien con el calvinismo que con su propia identidad pentecostal), a la promoción de la quimera teológica que denominan “pentecostalismo reformado”
La crisis del pentecostalismo institucional y la vigencia de la pentecostalidad: Una crítica desde la esperanza
El pentecostalismo, como movimiento espiritual y eclesial, ha sido una de las fuerzas más dinámicas y transformadoras en el cristianismo global desde su surgimiento a principios del siglo XX. Sin embargo, en las últimas décadas, el pentecostalismo institucional ha enfrentado una crisis profunda en numerosos países, marcada por desafíos internos y externos que han debilitado su estructura y testimonio. Esta crisis no es meramente organizacional; toca la esencia misma de lo que significa ser pentecostal. No obstante, es crucial distinguir entre la crisis de la institucionalidad y la vigencia de la pentecostalidad, pues mientras la primera puede estar en declive, la segunda permanece como un testimonio vivo del poder del Espíritu Santo.
El fuego que no se apaga: La defensa del continuismo en un mundo que niega lo sobrenatural
El cesacionismo —la creencia de que los dones milagrosos del Espíritu Santo cesaron con la muerte de los apóstoles o con el cierre del canon bíblico— ha penetrado en muchas iglesias pentecostales, al punto de que hoy nos encontramos con pentecostales que, en la práctica, se han convertido en cesacionistas. Esto es un fenómeno peligroso y contradictorio que requiere una respuesta clara y contundente. En el panorama teológico actual, es fundamental que como cristianos comprometidos con la verdad bíblica, y particularmente como pentecostales, presentemos una sólida defensa del continuismo.