Los dones del Espíritu Santo son manifestaciones de la gracia divina que pueden operar desde el momento de la conversión, sin que esto contradiga la teología pentecostal del bautismo en el Espíritu. La Biblia muestra que el Espíritu actúa con libertad, distribuyendo dones según su voluntad (1 Corintios 12:11), mientras que el bautismo pentecostal sigue siendo una experiencia poderosa para la vida cristiana. Es necesario reconocer la obra temprana del Espíritu en los creyentes, sin dejar de esperar y buscar la plenitud del bautismo en el Espíritu Santo.
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Los dones de sanidades: Un vistazo al poder restaurador que precede la eternidad
El pentecostalismo predica lo que llamamos el "evangelio completo", que no solo proclama la salvación del alma, sino también la sanidad del cuerpo y el bienestar integral del ser humano. Este mensaje es uno de los pilares fundamentales de nuestra fe, arraigado en la creencia de que Jesús no solo vino a redimirnos espiritualmente, sino que también trajo sanidad física como parte de su obra redentora. La sanidad divina no es un aspecto secundario, sino que está en el corazón del evangelio que predicamos, siendo una de las cuatro verdades cardinales de nuestra fe.
El don de hacer milagros: Poder sobrenatural en acción
El don de milagros es uno de los nueve dones espirituales que el apóstol Pablo menciona en 1 Corintios 12, un capítulo dedicado a la diversidad de los dones otorgados por el Espíritu Santo para la edificación de la iglesia. Pablo señala que a algunos les es dado "el hacer milagros" (1 Corintios 12:10), haciendo una clara distinción entre este don y otros como el de sanidades o la profecía. El término griego utilizado aquí es "dýnamis", que connota poder o habilidad sobrenatural, es decir, actos que trascienden las leyes naturales. En este sentido, entendemos que el don de milagros implica una intervención divina directa en el orden natural, donde Dios se revela a través de eventos extraordinarios para glorificar su nombre y fortalecer la fe de su pueblo.
Don de fe: Confiar en lo invisible, alcanzar lo inimaginable
El don de fe, según la teología cristiana, es una capacidad sobrenatural otorgada por el Espíritu Santo que permite a los creyentes confiar en Dios de manera extraordinaria y en circunstancias imposibles, más allá de la fe salvadora común a todos los cristianos. Este don capacita a los creyentes para actuar con una confianza inquebrantable en la voluntad y el poder de Dios, en situaciones donde la razón o la lógica humana no pueden brindar una solución. No se trata simplemente de la fe que lleva a la salvación, sino de una fe especial que se manifiesta en momentos en los que Dios desea intervenir de manera poderosa en la vida del creyente o en la comunidad.
Ecos del cielo: El don de profecía y la voz de Dios en nuestro tiempo
La profecía ha desempeñado un papel central en la revelación divina a lo largo de las Escrituras, sirviendo como un medio a través del cual Dios comunica su voluntad a la humanidad. En el Antiguo Testamento, los profetas fueron figuras fundamentales, llamados por Dios para advertir, guiar y consolar al pueblo de Israel. Su función no solo incluía predecir eventos futuros, sino también interpretar la Ley y exhortar al arrepentimiento, siendo portadores de mensajes específicos para situaciones concretas de la historia de Israel (Isaías 1:10-17, Jeremías 7:1-7). Los profetas eran intérpretes del pacto de Dios con Israel, denunciando la injusticia y el pecado mientras anunciaban la misericordia y el juicio divino.
Desenmascarando lo invisible: El don de discernimiento de espíritus y su importancia en la iglesia de hoy
Cuando hablamos del don de discernimiento de espíritus, nos encontramos con una de las manifestaciones más esenciales para la vida espiritual y la práctica cristiana. Este don, según lo mencionado en 1 Corintios 12:10, es parte de los dones espirituales que el apóstol Pablo describe como otorgados por el Espíritu Santo para la edificación de la Iglesia. Es indispensable para mantener la pureza doctrinal, identificar la obra del Espíritu Santo y proteger a la iglesia de influencias espirituales que no provienen de Dios. En nuestro contexto pentecostal, donde damos gran importancia a la obra dinámica del Espíritu, el discernimiento se vuelve aún más relevante.
Descifrando el mensaje celestial: La urgencia del don de interpretación de lenguas en la vida pentecostal.
Como pentecostales, somos un pueblo que valora profundamente las manifestaciones del Espíritu Santo en nuestra vida y adoración. Celebramos con gozo el don de lenguas como una señal de la presencia activa de Dios entre nosotros, pero a veces podemos caer en el error de enfocarnos tanto en el hablar en lenguas que descuidamos su interpretación. El don de interpretación de lenguas es igualmente necesario para que el cuerpo de Cristo sea edificado y para que el mensaje que el Espíritu quiere comunicar sea entendido por todos.
Lógos Sophías: El don de palabra de sabiduría y su uso en el ministerio
En medio de dones más visibles, como la profecía o la sanidad, el don de palabra de sabiduría tiende a quedar relegado, casi inadvertido. Pero si nos detenemos a examinar su impacto, nos damos cuenta de que este don es fundamental para la edificación de la iglesia, ya que permite la aplicación práctica de los principios divinos en situaciones complejas, discernir la voluntad de Dios y tomar decisiones que no solo afectan a nuestras vidas personales, sino también a otros miembros del cuerpo de Cristo.
El don de lenguas: ¿Un don con carácter misionero y evangelístico?
El argumento cesacionista que sostiene que las "verdaderas lenguas" del Nuevo Testamento son xenoglosia (la capacidad sobrenatural de hablar en idiomas humanos conocidos, pero no aprendidos) y que su único propósito es misionero, se utiliza con frecuencia para desacreditar la práctica contemporánea de la glosolalia en movimientos como el pentecostalismo. Los cesacionistas afirman que las lenguas habladas por los pentecostales son "falsas" porque no cumplen con este criterio de ser idiomas humanos conocidos y de tener una finalidad evangelística o misionera. Sin embargo, este argumento tiene varios puntos débiles que lo hacen inviable desde una perspectiva bíblica y teológica.
De lenguas a profecía: El rol de la interpretación
En 1 Corintios 14:5, Pablo menciona que él prefiere que todos profeticen antes que hablen en lenguas, a menos que haya interpretación, “para que la iglesia reciba edificación”. Esta declaración subraya que, cuando el don de lenguas es acompañado por interpretación, cumple una función similar a la de la profecía, ya que proporciona un mensaje que todos pueden entender y que puede tener un impacto en la vida espiritual de la congregación.