¿Qué haría Jesús con los migrantes? Esta es quizá la pregunta que avergüenza a aquellos que, llamándose cristianos, se vuelven cómplices del abuso, la deshumanización de los inmigrantes, la violación de los derechos humanos, o que, cuando sus falsos mesías así lo piden, ignoran el principio bíblico del amor al prójimo.
Categoría: Ley de Dios
¿Volver a las sendas antiguas? Sí, pero ¿cuáles?
Los tiempos cambian, la Palabra de Dios, el Evangelio, permanece para siempre. El problema es que algunos llaman Evangelio a lo que no es Evangelio, sino tradición, cultura y costumbre. Cuando las nuevas generaciones abandonan tales tradiciones, cambien sus costumbres y los cambios sociales modifican la cultura, la vieja guardia evangélica tiende a alarmarse, creyendo que lo que ha ocurrido es un acto de infidelidad o apostasía por parte de las nuevas generaciones.
Tratemos al legalismo como lo hizo Jesús ¡Arranquémoslo de raíz!
El pentecostalismo enfrenta muchas amenazas, tanto internas como externas. Por fuera, el liberalismo teológico, la posmodernismo y su influencia sobre las nuevas generaciones, el ataque del sector neo-puritano con su distorsión de la teología reformada y su desprecio por el movimiento pentecostal, etc. Desde adentro, la amenaza neopentecostal que devora nuestras iglesias, la apatía hacia el conocimiento y la anti-intelectualidad de muchos grupos, y, claro, el viejo legalismo que, como un parásito, se enquistó en el movimiento pentecostal desde sus inicios, legalismo que, en muchos sentidos, lanza por la ventana las almas hambrientas de Dios que con entusiasmo entraron por las puertas de nuestras iglesias.
El cristiano y la ley de Dios
Como hijos de Dios la importancia de la Ley de Dios es grande para nosotros ya que, sin ella, ni la gracia ni la misericordia de Dios nos salvarán el día del Juicio. La salvación y la Ley de Dios se relacionan íntimamente porque, aunque la Ley no salva, sí actúa como un espejo que nos permite ver la suciedad del pecado que hay en nosotros. Esa es la importancia de la Ley de Dios, que nos permite ver nuestras debilidades y nuestra condición de pecado ante un Dios Santo y Justo que no lo tolera. aunque no tiene poder para salvarnos, la Ley es una herramienta importante para conocer el pecado, un pecado que sin ella no tendría ningún sentido. Pablo lo dijo: “Yo no conocí el pecado sino a través de la ley” (Romanos 7:7).