Por Fernando E. Alvarado
Pablo, el gran apóstol de los gentiles, afirmó:
“Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén.” (Romanos 11:36).
Tal afirmación implica no sólo que Dios es el Creador de todo, sino también el Supremo Gobernante del universo y de la historia misma. Esto significa también que Dios tiene un plan prefijado en todos los aspectos, Él conoce todas las cosas del principio, y lleva su plan desde el principio hasta el final, sin mutación alguna, sin ningún cambio, Dios lo controla todo, incluyendo la Historia.

A menudo se nos acusa a los arminianos de no creer en la soberanía divina. Nada podría ser más falso. Personalmente me parece fascinante la idea de que Dios controle todo. Me da seguridad. Tal idea de control absoluto sobre Su creación es lo que se llama la «soberanía» de Dios. Nada nos da fuerza y confianza como el tener una comprensión de la soberanía de Dios en nuestras vidas. La soberanía de Dios se define como su control independiente completo y total sobre toda criatura, suceso y circunstancia en cada momento de la historia. Sujeto a ninguno, influenciado por nadie, absolutamente independiente, Dios hace lo que quiere, sólo lo que le plazca, siempre como le plazca. Dios está en completo control de cada molécula en el universo, en cada momento, y todo lo que ocurre es causado o permitido por él para sus propios propósitos perfectos. Dios mismo lo afirmó en Su Palabra:
«Jehová de los ejércitos juró diciendo: Ciertamente se hará de la manera que lo he pensado, y será confirmado como lo he determinado» (Isaías 14:24).
Nada es aleatorio o llega por casualidad, especialmente en la vida de los creyentes. Él lo «planeó». Esto significa el deseo de hacer algo de manera deliberada. Dios ha decidido a hacer lo que va a hacer, y nada ni nadie se interpone en su camino:
«Que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero» (Isaías 46:10).
Este es nuestro poderoso y resuelto Dios, quién está en control de todo. Eso nos debería traer gran consuelo y ayuda para aliviar nuestros temores.
LA SOBERANÍA DIVINA, UNA DOCTRINA LIBERADORA
La soberanía total de Dios sobre toda la creación directamente contradice filosofías extrañas y herejías de moda en nuestra época como el teísmo abierto, que afirma que Dios no sabe lo que va a suceder en el futuro más de lo que nosotros sabemos, por lo que tiene que estar cambiando constantemente sus planes y reaccionar frente a lo que las criaturas pecaminosas hacen mientras que ejercitan su libre albedrío.
Pero eso no es lo que la Biblia enseña. En cambio, la biblia dice que Dios no está tratando de averiguar qué es lo que va a ocurrir en la medida que se desarrollan los acontecimientos, Él ya lo sabe y siempre lo ha sabido. Activa y continuamente Dios está dirigiendo las cosas, todas las cosas, aquí y ahora. Pero pensar que él necesita de nuestra cooperación, nuestra ayuda, o el ejercicio de nuestro libre albedrío para llevar a cabo sus planes finales, nos pone en control sobre él, lo que nos hace Dios. Creer que nuestro albedrío está por encima de la soberanía divina es una burda herejía, una simple repetición de la vieja mentira satánica del Edén, la cual nos repite al oído: “seréis como Dios” (Génesis 3:5).
¿Estoy siendo calvinista al afirmar esto? ¡Líbreme Dios! Soy arminiano clásico y creo que Dios le ha concedido al hombre (de una forma real y verdadera) la capacidad de elegir. Nuestro albedrío, sin embargo, siendo real y verdadero, nunca podría violar el decreto de un Dios soberano ni superarlo en forma alguno. Dios es Dios, y sólo Él es soberano y plenamente libre de hacer Su voluntad. Nuestras voluntades sólo son libres en la medida en que Dios nos permita esa libertad y no más allá:
«Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces?» (Daniel 4:35).
El libre albedrío de nadie triunfará sobre la soberanía de Dios. ¡Y estas son buenas noticias! Verdades claras enseñadas en las Escrituras y creídas por el arminianismo.

SATANÁS NO ES SOBERANO, ES UNA SIMPLE CRIATURA ATADA A LA VOLUNTAD DE DIOS
Algunas personas encuentran interesante pensar que Satanás tiene el control sobre ciertos aspectos de la vida, la historia y la creación, que Dios está constantemente revisando sus planes para acomodarse a los trucos de Satanás. Esto es totalmente falso. El libro de Job es una ilustración clara de quién tiene el poder soberano y quién no lo tiene. En dicho texto sagrada queda en evidencia que Satanás solo puede hacer ciertas cosas con Job, aquello que Dios le permita hacer, pero no más (Job 1:6-22). ¿hubiera podido Satanás hacer más que eso? No, no hubiera podido hacer nada. Dios tiene el control de Satanás y sus demonios que intentan frustrar los planes de Dios en cada momento. Todo, incluso el mismísimo destino de Satanás, se encuentra en la mano de Dios:
«¿Quién, pues, podrá estar delante de mí? ¿Quién me ha dado a mí primero, para que yo restituya? Todo lo que hay debajo del cielo es mío» (Job 41:10-11).
Satanás sabía desde el Antiguo Testamento que el plan de Dios era que Jesús viniera a la tierra, fuera traicionado, crucificado y resucitara, y ofreciera la salvación a millones de personas (Génesis 3:15), y si hubiera existido alguna forma para evitar que eso pasara, Satanás lo hubiera hecho. Si Satanás hubiera hecho que tan solo una de los cientos de profecías sobre el Mesías no se hubiera cumplido, todo hubiera colapsado. Pero el número de decisiones independientes y voluntarias hechas por miles de personas, fueron dirigidas y modeladas por Dios para que se realizara su plan exactamente en la forma en que había planeado desde el principio, y Satanás no podía hacer nada al respecto.
Es por eso que el escritor sagrado puede decir que Jesús fue «entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios» (Hechos 2:23). Ninguna acción hecha por los romanos, los fariseos, Judas, o cualquier otra persona evitó que el plan de Dios se llevara a cabo exactamente de la manera en que él había planeado desde antes de la fundación del mundo. Ciertamente nuestro Dios es uno capaz de hacer que todas las cosas, incluso las malas, obren para bien (Romanos 8:28) y para el cumplimiento de su voluntad perfecta.
Ilimitado en poder, sin rival en majestad, y sin nada externo que lo frustre, nuestro Dios está en completo control de todas las circunstancias, haciendo o permitiendo que éstas obren para sus propios y buenos propósitos y planes para que se cumplan exactamente como él ha preordenado.
Dios está en control de toda la historia. Sus planes son seguros. Sus tiempos son perfectos. Cuando entendamos esto (que no somos nosotros los que tenemos el control, y que sólo Dios es soberano) seremos verdaderamente libres y tendremos paz. Y es ahí donde reside la ironía de todo: Cuando tu lucha por el albedrío queda en segundo plano y te rindes ante la soberanía de Dios, es entonces cuando eres libre. Total ¿Qué te queda? ¿Dar coces contra el aguijón? Tarde o temprano descubrirás que es en vano.
Y tú ¿ya llegaste a tal comprensión?

Pastor, Dios le bendiga. ¿Tiene algún artículo sobre la inmanencia y trascendencia de Dios? En cuanto a lo de la sobernía de Dios, ¿los desastres naturales son sucesos que forman parte de las obras de Dios? La Biblia dice que Dios envía el sol y la lluvia, que viste las flores y alimenta a las aves, entonces también envía los psunamis, huracanes y demás desastres naturales?
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