¿Cuál debería ser la respuesta de la Iglesia ante el pluralismo postmodernista y relativizante que impera en la sociedad moderna? Nuestra responsabilidad no es defender el bien y el mal absoluto, lo verdadero y lo falso, especialmente cuando muchas cosas que pretendemos pasar como bíblicas son totalmente culturales. Nuestro reto es acercar los jóvenes a Jesús y permitir que sea el Maestro el que les ayude a distinguir entre lo bueno y lo malo, lo correcto y lo correcto. Es Jesús, a través de su Espíritu, quien convence al mundo de pecado, esa no es nuestra responsabilidad. La nuestra consiste en acompañarlos y despejar todos los obstáculos, especialmente los culturales y religiosos que les puedan impedir acercarse al Maestro.