Biblia, Biblia y Mitología, Patrística

Bestiario Bíblico | El Ave Fénix

Por Fernando E. Alvarado*

¿Sabías tú que el ave fénix (un ave mitológica popular en el imaginario pagano) fue adoptada por los primeros cristianos como símbolo de la resurrección? En numerosas traducciones de la Biblia se hace mención de ciertos animales, tanto reales como mitológicos, los cuales conforman el denominado bestiario bíblico. Una de tales bestias es el ave fénix. Pero ¿Qué tanto conoces sobre esta ave mitológica mencionada en la Biblia y luego utilizada como símbolo religioso (y hasta de Cristo mismo) por los primeros cristianos? En la mitología griega, el fénix (en griego antiguo, φοῖνιξ) es un ave de larga vida que se regenera de las cenizas de su predecesor. Según algunas fuentes, el fénix muere en un espectáculo de llamas y combustión, aunque hay otras fuentes que afirman que el ave legendaria muere y simplemente se descompone antes de nacer de nuevo.[1]

El ave fénix se convirtió en una de las representaciones más emblemáticas de la Antigüedad y la Edad Media. Esta capacidad de morir y renacer le hizo convertirse en un animal muy representado en el arte cuya iconografía tuvo una gran carga simbólica. Los egipcios, griegos y romanos usaron su imagen en contextos funerarios y políticos. Los primeros cristianos se apropiaron de este símbolo usándolo desde época temprana como ejemplo de la resurrección.[2]

DEL MITO PAGANO AL MITO CRISTIANIZADO

El tema del ave Fénix alimentó varias doctrinas y concepciones religiosas de supervivencia en el Más allá, pues el Fénix se desvanece para renacer con toda su gloria. Según el mito, poseía varios dones extraños, como la virtud de que sus lágrimas fueran curativas, una fuerza sobrenatural, control sobre el fuego y gran resistencia física.[3]

En el Antiguo Egipto se le denominaba Bennu y fue asociado a las crecidas del Nilo, a la resurrección, y al Sol. El fénix ha sido un símbolo del cuerpo físico y espiritual, del poder del fuego, de la purificación, y de la inmortalidad. Probablemente la leyenda del fénix pasó de la tradición egipcia a la grecorromana a través del historiador Heródoto (484-425 a. C.).

Según la leyenda cristianizada [cita requerida], el ave fénix vivía en el Jardín del Paraíso, y anidaba en un rosal. Cuando Adán y Eva fueron expulsados, de la espada del ángel que los desterró surgió una chispa que prendió el nido del fénix, haciendo que ardieran este y su inquilino. Por ser la única bestia que se había negado a probar la fruta del paraíso, se le concedieron varios dones, como el poder del fuego y la luz, siendo el más destacado la inmortalidad a través de la capacidad de renacer de sus cenizas.

Cuando le llegaba la hora de morir, hacía un nido de especias y hierbas aromáticas, ponía un único huevo, que empollaba durante tres días, y al tercer día ardía. El fénix se quemaba por completo y, al reducirse a cenizas, resurgía del huevo el mismo ave fénix, siempre único y eterno. Esto ocurría cada quinientos años.

EL AVE FÉNIX EN LA BIBLIA

El vocablo hebreo hôl es traducido como Fénix en Job 29:18 en algunas versiones, entre ellas la Serafín de Ausejo, la Biblia LPD y la BLP; donde parece referirse a la creencia en su inmortalidad:

“Yo me decía: Moriré en mi nido, multiplicaré mis días como el ave fénix.” (Job 29.18, Biblia Serafín de Ausejo 1975)

«»Entonces pensaba: «Moriré en mi nido, multiplicaré mis días como el ave fénix. «» (Job 29:18; Biblia, El Libro del Pueblo de Dios)

«»Pensaba: «Moriré en mi nido, prolongaré mi vida como el Fénix. «» (Job 29:18; Biblia, La Palabra, versión española)

Otras versiones traducen dicho vocablo como “palmera” (Bover-Cantera) o “arena” (Biblia de Jerusalén, LBLA, JBS, DHH, etc.), rompiendo, sin embargo, el sentido lógico de la primera parte “moriré en mi nido”, ya que ni la palmera ni la arena moran en nidos; pero ¿acaso no era el fénix mitológico un ave? ¿Acaso no tiene más sentido relacionar el término “nido” con el ave fénix? Bueno, ¡Dejemos ese problema a los traductores! Una cosa es cierta: Los primeros teólogos cristianos adaptaron el viejo mito del Ave Fénix para expresar de forma fácilmente comprensible conceptos como la resurrección divina.

EL SÍMBOLO DEL FÉNIX ENTRE LOS PRIMEROS CRISTIANOS

Aunque todos los relatos sobre este maravilloso animal han alabado su esplendor, es sobre todo su facultad para renacer de sus cenizas lo que le ha ganado tan amplia reputación. Esta resurrección fue a menudo comparada con la de Cristo por los primeros cristianos y en la Edad Media, se desarrollaron múltiples símbolos omnipresentes en el arte cristiano.

En efecto, los Padres de la Iglesia supieron apoyar pronto sus comentarios sobre la Resurrección de Cristo en la leyenda del fénix, en un sorprendente sincretismo de fe y paganismo. Clemente de Roma, primer Padre apostólico de finales del siglo I, después de recordar el relato mítico del ave de las cenizas, concluye en su Primera Carta a los corintios:

“¿Acaso juzgaremos que es cosa grande y admirable el que el Creador de todas las cosas haga resucitar a aquellos que le sirvieron santamente y en la esperanza de su buena fe, cuando por un ave nos manifiesta la magnificencia de su promesa?”[4]

Tertuliano, el gran teólogo de Cartago, es aún más explícito cuando recuerda:

“Dios mismo lo ha declarado en la Escritura: ‘Se renovará como el Fénix’; es decir, se levantará de la muerte y de la tumba, para que creas que la substancia del cuerpo puede recobrarse, incluso de las llamas. El Señor afirmó que ‘valemos más que muchos pájaros’. Si no valemos también más que el Fénix, la ventaja es mediocre”.[5]

Cirilo de Jerusalén, Ambrosio de Milán y muchos otros autores de renombre subrayaron también la riqueza del mito del fénix simbolizando idealmente la Resurrección de Cristo a partir de su muerte libremente aceptada.

El arte de las catacumbas ofrece las primeras imágenes impactantes de un Cristo-Fénix, al igual que un mosaico en San Juan de Letrán en Roma, sin olvidar un gran número de lámparas de aceite. Los bestiarios de la Edad Media lo representaron, por su parte, como un poderoso pájaro semejante a un águila de colores vivos que iban del azul al rojo, con un penacho de plumas sobre la cabeza. Muchos manuscritos ilustrados medievales lo muestran con las alas desplegadas sobre su nido o sobre una pira en llamas, como signo de su victoria sobre la muerte en una alegoría manifiesta. En el siglo XIII Guillermo de Normandía advertía a sus lectores:

“En este pájaro podéis escuchar a Nuestro Señor, que quiso descender hasta la tierra para nuestra salvación.”[6]

La heráldica haría de este animal legendario un signo de esperanza, de pureza y de castidad sin olvidar, por supuesto, su uso antiguo como representación simbólica de resurrección.

BIBLIOGRAFÍA Y REFERENCIAS:


[1] Liddell, Henry George; Robert Scott. «Fénix». An Intermediate Greek-English Lexicon.

[2] Valtierra Lacalle, Ana: «El ave fénix: imagen simbólica y didáctica de la resurrección en la transición del arte antiguo al altomedieval». Véase: https://www.academia.edu/104814689/El_ave_f%C3%A9nix_imagen_simb%C3%B3lica_y_did%C3%A1ctica_de_la_resurrecci%C3%B3n_en_la_transici%C3%B3n_del_arte_antiguo_al_altomedieval

[3] Grimal, P. Diccionario de mitología griega y romana. Barcelona, 1981.

[4] John Fletcher; Ropero Alfonso: Historia general del cristianismo, del siglo I al XXI. Epístola a los Corintios, del Papa Clemente de Roma. ISBN 978-84-8267-519-0

[5] Tertuliano (2001). Acerca del alma. Madrid: Akal. ISBN 978-84-460-1516-1. II, 1 (p.42)

[6] Collins, Roger (1999). Early Medieval Europe: 300–1000 (Segunda edición). Nueva York: St. Martin’s Press. ISBN 0-312-21886-9.

ACERCA DEL AUTOR:

* Fernando E. Alvarado es escritor, pastor y maestro. Nacido el 19 de Abril de 1980 en la Ciudad de Sonsonate, El Salvador. Licenciada en Ciencias de la Educación, especialidad en Ciencias Sociales de la Universidad de Sonsonate. Graduado en Teología del Instituto Bíblico Betel de las Asambleas de Dios, Anexo Chalatenango Norte y especializado en Misiones en el Centro de Capacitación Misionera (CCM) de la Ciudad de Guatemala. También cuenta con diplomados en Fonética, Misiones Transculturales y Comunicación Transcultural otorgados por el Centro de Formación Misionera de las Asambleas de Dios de El Salvador (CAMAD). El pastor Alvarado también cuenta con formación en teología islámica y diplomados en Ley Sharia otorgados por la Asociación Cultural Islámica Chiita de El Salvador y la Comunidad Islámica Salvadoreña (Sunni). También es especialista en teología mormona, habiéndose graduado del Instituto de Religión SUD en la Ciudad de San Salvador. El pastor Alvarado es miembro de la Society of Evangelical Arminians (SEA). Está casado con Cesia Abigail Cruz de Alvarado, también pastora y ministra licenciada de las Asambleas de Dios. Es el pastor principal del Templo Cristiano Maranatha (Asambleas de Dios), una congregación local ubicada en la ciudad de Tejutla, Chalatenango.

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