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Sus dones estarán con nosotros hasta que venga «lo perfecto»

Por Fernando E. Alvarado

Los cesacionistas creen que los dones espirituales milagrosos, como la profecía, las lenguas y la sanidad, eran temporales y dejaron de operar después de la era apostólica. Cuando leen 1 Corintios 13:10, donde dice «cuando venga lo perfecto, lo que es en parte se acabará», ellos interpretan «lo perfecto» como la finalización del canon bíblico. Es decir, piensan que una vez que se completó la Escritura, esos dones ya no fueron necesarios y, por lo tanto, cesaron. Según su punto de vista, la Biblia completa es «lo perfecto» que reemplazó a los dones que eran parciales. Pero ¿Es esto cierto?

No, no lo es. Y esto por varias razones. Para empezar, en 1 Corintios 13, Pablo está discutiendo la naturaleza y la permanencia del amor en comparación con los dones espirituales. En los versículos 8-12, Pablo señala que los dones como la profecía, las lenguas y el conocimiento son temporales, pero que el amor es eterno. Luego, introduce «lo perfecto», que será lo que hará que lo que es «en parte» (los dones espirituales) cese.

Pero ¿A qué se refiere Pablo con “lo perfecto”? ¿Qué es eso “perfecto” que, en los días de Pablo, era todavía futuro? La palabra griega traducida como «perfecto» en nuestras versiones españolas es «τέλειον» (teleion), que puede significar algo que ha alcanzado su propósito o estado final, completo o maduro. No necesariamente implica una perfección moral, sino la culminación de un proceso. Pero 1 Corintios 13:10 no es la única vez que Pablo usa dicha palabra.

Pablo usa la palabra «teleion» en otros pasajes para referirse a la madurez espiritual y a la consumación final de la obra de Dios en los creyentes. Por ejemplo, en Filipenses 3:12, Pablo expresa que aún no ha alcanzado la «perfección» (teleion), lo que implica que esta perfección es algo que se espera en el futuro, ligado a la resurrección y al encuentro con Cristo.

Vale la pena señalar que, en otros textos, Pablo conecta la parousía de Cristo con el tiempo en que todo será completado y perfeccionado. Por ejemplo, en 1 Corintios 15:24-28, se describe el momento en que Cristo entregará el reino a Dios Padre, después de haber destruido todo dominio y poder, y en ese tiempo Dios será «todo en todos» (v. 28). Este es el punto en el que «lo perfecto» será plenamente manifestado.

El mismo contexto del capítulo 13 se opone a la interpretación cesacionista, ya que no sugiere de ninguna manera que Pablo tenga en mente la escritura o el cierre del canon bíblico. La discusión gira en torno a la naturaleza temporal de los dones en comparación con la naturaleza eterna del amor y la plenitud futura que se experimentará en la parousía.

La realidad y la lógica también se oponen a la lógica cesacionista, ya que si, como ellos afirman, «lo perfecto» se refiriera a la finalización del canon, se esperaría que el conocimiento perfecto o completo fuera algo ya accesible a los cristianos, pero el propio Pablo, al escribir 1 Corintios, y los otros apóstoles continúan esperando un conocimiento más pleno que llegará en la presencia de Cristo (1 Corintios 13:12).

No podemos tapar el sol con un dedo. El Nuevo Testamento consistentemente presenta la parousía de Cristo como el evento que culminará el plan redentor de Dios. Esa es una verdad innegable. Por ejemplo, en 1 Juan 3:2, se dice que cuando Cristo se manifieste, «seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es», sugiriendo que la perfección y el conocimiento completo serán alcanzados solo en la segunda venida.

Así pues, «Lo perfecto» en 1 Corintios 13:10, según el contexto y la teología paulina, se refiere a la parousía y al establecimiento pleno del reino de Cristo. El cese de los dones espirituales no está relacionado con la finalización del canon bíblico, sino con la culminación del plan de redención en la segunda venida de Cristo, cuando los creyentes experimentarán la plenitud del conocimiento y la comunión con Dios en un estado glorificado. ¡No te tragues ese viejo y obsoleto eslogan cesacionista! Los dones solo cesarán en la consumación de los tiempos, cuando Cristo venga y su reino sea establecido de forma permanente sobre la tierra y juntamente con Él seamos glorificados.

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