Distintivos del Pentecostalismo, Herejías, Herejías Cristológicas, Hermenéutica Pentecostal, Historia del Pentecostalismo, Neopentecostalismo, Pentecostalismo, Pentecostalismo Clásico, Pentecostalismo Reformado, Pentecostalismo Unicitario, Teología Pentecostal, Teología Pentecostal de la Adoración, Trinidad, Unicidad

De Sabelio a Bernard: la persistencia del modalismo y sus contradicciones en el pentecostalismo unicitario

En los albores de la Iglesia antigua, el Unitarismo, también conocido como Monarquianismo, emergió como un desafío teológico que, con celo monoteísta, buscaba salvaguardar la unidad absoluta de Dios frente a la naciente doctrina trinitaria. Entre los siglos II y III, este movimiento se bifurcó en dos corrientes: el monarquianismo dinámico, que reducía a Jesús a un hombre adoptado por Dios, y el monarquianismo modalista, defendido por figuras como Noeto de Esmirna, Práxeas y Sabelio, que concebía al Padre, Hijo y Espíritu Santo como meras manifestaciones sucesivas de un único Dios, negando cualquier distinción real entre ellos (Kelly, 2006). Esta postura, conocida como patripasianismo cuando sugería que el Padre sufría en la cruz, fue vigorosamente refutada por teólogos como Tertuliano e Hipólito, y definitivamente condenada en los concilios de Nicea (325) y Constantinopla (381), que consolidaron la ortodoxia trinitaria (Ayres, 2004). Sin embargo, las brasas del modalismo no se extinguieron; sus ecos resuenan en reinterpretaciones modernas, como el pentecostalismo unicitario, que, aunque maquillado con sofismas bíblicos, perpetúa las falacias de sus predecesores, adaptándolas a un contexto contemporáneo sin escapar del estigma de la herejía.

Distintivos del Pentecostalismo, Hermenéutica Pentecostal, Historia del Pentecostalismo, Pentecostalismo, Pentecostalismo Clásico, Pentecostalismo Unicitario, Teología Pentecostal, Trinidad, Unicidad

La incoherencia lógica del modalismo unicitario

Lejos de ser una expresión heterodoxa, el movimiento pentecostal histórico, desde su génesis en los avivamientos del siglo XX (como Azusa Street, 1906), se ha afirmado inequívocamente dentro del marco de la ortodoxia trinitaria, distinguiéndose con claridad y rechazando categóricamente las desviaciones unicitaristas o modalistas que surgieron posteriormente como corrientes marginales dentro de algunos grupos específicos. Esta adhesión al credo trinitario no es un mero formalismo, sino un pilar fundacional arraigado en una hermenéutica fiel de las Escrituras y en la herencia teológica recibida de la Iglesia universal.

Pentecostalismo, Pentecostalismo Unicitario, Trinidad, Unicidad

Eusebio, Shem-Tov y la fórmula trinitaria de Mateo 28:19

En ausencia de mejores argumentos, algunos antitrinitarios (unitarios, Movimiento “Solo Jesús”, algunos judíos mesiánicos y otros grupos sectarios más) están recurriendo últimamente a la ridícula afirmación de que Mateo 28:19-20 no está en los textos bíblicos originales y que fue agregado por Constantino o alguien más en el siglo IV.” Estos grupos sectarios afirman erróneamente que los discípulos nunca bautizaron en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, sino únicamente “en el nombre de Jesús solo”. El texto en cuestión dice: “Vayan, pues, y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.” (Mateo 28:19, NBLA). Dicho pasaje, conocido por contener lo que llamamos la Gran Comisión, es uno de los pasajes más conocidos en la Biblia. Aquellos que creemos en la Trinidad vemos allí la igualdad de Dios, la presencia de las Tres Personas de la Trinidad actuando y confirmando la autoridad bajo la cual debemos ir a anunciar las buenas nuevas a todas las naciones. Para los antitrinitarios, dicho versículo es el enemigo a vencer, el texto a refutar y, por qué no, exiliar de la Biblia.

Cristología, Herejías Cristológicas

El Cristo desfigurado: Un estudio de las principales herejías cristológicas

Nuestra definición de herejía va más allá de cualquier contradicción al dogma de una religión o de un concilio eclesiástico. Para los cristianos evangélicos, la autoridad y suficiencia de la Biblia es incuestionable. Creemos firmemente que las Escrituras, tanto el Antiguo Testamento como el Nuevo Testamento, son verbalmente inspiradas por Dios y son la revelación de Dios al hombre, la regla infalible e inapelable de fe y conducta (2 Timoteo 3:15-17; 1 Tesalonicenses 2:13; 2 Pedro 1:21). Por tal motivo, cualquier desviación de las enseñanzas de las Sagradas Escrituras y la sana doctrina en ellas contenida, es considerada una herejía.

Pentecostalismo Unicitario

¿Cuál es la fórmula bautismal correcta?

Los pentecostales unicitarios y otros antitrinitarios, argumentan que la formula correcta de bautizar era solo en el nombre de Jesús, pero los textos dentro de su contexto y las evidencias bíblicas e históricas, nos revelan que se hacía en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo y que, cuando en el libro de los Hechos se menciona solamente el nombre de Jesús en relación con el bautismo, no se está dando una nueva fórmula bautismal, sino afirmando que era con la autoridad dada por Jesús que dicha ordenanza se efectuaba y, a la vez, era una invitación a aceptarle como Salvador. Los pentecostales unicitarios, por lo tanto, están sumamente equivocados en su interpretación doctrinal y no debemos prestarles atención a sus herejías.