Por Fernando E. Alvarado
Hoy me levanté y, al ojear las redes sociales, pude escuchar un testimonio «impactante» de un ex pentecostal y ex arminiano ahora convertido al «glorioso calvinismo» con sus doctrinas de la gracia. El flamante recién converso, un ex-pentecostal resentido con su iglesia y su pastor porque no adoptaron su forma de pensar, alababa con insufrible verborragia su nueva fe calvinista mientras despreciaba y hablaba mal de su viejos hermanos. Al oírlo no pude sino reflexionar sobre la forma en que suenan los «testimonios» de gratitud y conversión en las iglesias de hoy:
LAS IGLESIAS «PENTE-ARMINIANAS», HUMANISTAS, PELAGIANAS Y ANTROPOCÉNTRICAS QUE NECESITAN SER RE-EVANGELIZADAS POR LOS NEOCALVINISTAS EN LATINOAMÉRICA:
— «Cuando conocí a Cristo, Dios en su misericordia me sacó de las drogas» (él ex drogadicto)
— «Al escuchar el Evangelio fui liberado de una vida de inmoralidad, perversión y degradación» (él ex homosexual)
— «Por la gracia de Dios fui libre de esas cadenas y esa vida de miseria. Ahora soy amada de verdad. ¡Cristo me hizo libre!» (La ex prostituta)
— «Cristo me sanó. Hoy estaría en la cama d en hospital omuerto y condenado a una eternidad en el infierno, pero Cristo salvó mi alma y sanó mi cuerpo» (él ex enfermo de SIDA)
— «El Señor restauró nuestro hogar y me dio una nueva esperanza. Mi familia ahora le pertenece a Jesús» (La pareja que estaba a punto de divorciarse)

LAS IGLESIAS NEOCALVINISTAS Y SUS RECIÉN CONVERSOS, ÚNICOS EXPONENTES DE LA VERDAD, DEFENSORES DE LA SANA DOCTRINA, MUCHOS DE ELLOS CESACIONISTAS DE CORAZÓN Y FIELES APOLOGISTAS DE LAS DOCTRINAS DE LA GRACIA:
— «Yo crecí en una iglesia pentecostal. Eran unos desordenados. Pero mi vida cambió desde que conocí las doctrinas de la gracia» (él ex pentecostal que se hizo calvinista)
— «El calvinismo es el Evangelio. Me siento feliz de ser parte ahora de una iglesia que sí da gloria a Dios. El arminianismo es un sistema de salvación por obras, ¡Qué bueno que Dios me sacó de esa iglesia!» (él ex arminiano que descubrió el TULIP)
— «Yo amo a los arminianos y a los pentecostales, aunque enseñen herejías semipelagianas y otras cosas raras. Ellos no pueden evitarlo, sólo el calvinismo da verdaderamente la gloria a Dios ¡Gloria a Dios por la vida de Juan Calvino que nos aclaró el verdadero significado de la gracia!» (Will Graham y su séquito)
— «Somos calvinistas y, además, cesacionistas. Esos pentecostales engañan al mundo. Los dones espirituales ya no siguen vigentes. Son fuego extraño en la casa de Dios. Todo lo que hacen lo hacen por el poder del diablo. No esperes milagros ni sanidades en esta época. Eso cesó con la muerte de los apóstoles» (John MacArthur y su secta de cesacionistas)
— «Latinoamérica necesita ser reevangelizada. Ellos nunca han recibido el Evangelio. Mientras no conozcan el TULIP y lo acepten, ellos seguirán en error. Debemos convertir a los arminianos y a los pentecostales en calvinistas» (el neocalvinista wannabe latinoamericano)

¿NOTAS LA DIFERENCIA?
— Unos rescatan las almas de la corrupción de este mundo y las traen a los pies de Cristo. Otros, sacan almas ya redimidas de otras iglesias para engrosar sus filas (roban miembros).
— Unos hablan de cómo Cristo y el Evangelio cambió sus vidas. Otros hablan de cómo un sistema doctrinal cambió sus creencias y los cambió de iglesia.
— Unos hablan del poder de Dios para sanar, efectuar milagros y otorgarle a sus hijos poder sobrenatural para el ministerio. Otros hablan de como el diablo sí puede efectuar milagros y falsificar la obra de Dios, al mismo tiempo que afirman que Dios «ya no hace eso» ni mucho menos da poder a sus ministros para realizar milagros, señales y prodigios.
— Unos hablan de un Dios glorioso, sobrenatural, lleno de poder y activo en este mundo. Un Dios que cambia vidas. Otros hablan de un Dios determinista, fatalista, parcial y con preferencia por unos en prejuicio de otros.
— Unos raras veces hablan del fundador de su sistema teológico y no consideran que sólo ellos den gloria a Dios. Otros no paran de alabar a su fundador, sus ideas y sus doctrinas, enemistándose con todos y creyendo que todos (en alguna medida) son «herejes» menos ellos.
Los arminianos y pentecostales estamos lejos de ser perfectos, lejos de creernos los únicos poseedores de la verdad. Reconocemos que todo sistema teológico tiene puntos ciegos y deficiencias (y eso nos incluye). No existe una denominación perfecta o un movimiento religioso infalible. Nuestra pentecostalidad nos permite abrazar lo bueno de otras tradiciones religiosas y a la vez aportar y enriquecer dichas tradiciones. No nos interesa atacar. Pero tampoco nos quedaremos de brazos cruzados ante los ataques de aquellos que, como Ismael, el hijo de Agar la esclava, no saben vivir en paz con sus hermanos sino que «su mano será contra todos, y la mano de todos contra él» (Génesis 16:11-13). Reconocemos que nuestros hermanos neocalvinistas hacen mucho bien, intentan servir a Dios y agradarle, y que incluso cuando nos atacan y se burlan de nosotros y nuestras creencias y prácticas «[piensan que rinden] servicio a Dios» (Juan 16:2).
Al mismo tiempo, no podemos ignorar que, a pesar del mucho bien que hacen, al enemistarse con todos (no solo pentecostales y arminianos, sino cualquiera que piense diferente a ellos) se vuelven divisores del cuerpo de Cristo y se enfrascan en una lucha como la de Pablo dando «coces contra el aguijón» (Hechos 26:14), de modo que son «hallados luchando contra Dios» (Hechos 5:34-39) al luchar con sus propios hermanos ¡Ojalá siguieran el consejo de Gamaliel!
A todos nos hacen perder tiempo estas disputas inútiles. Si no podemos vivir como hermanos acá ¿Por qué por lo menos no nos dejamos en paz un rato? Les prometemos que si nos dejan en paz, los pentecostales dejaremos de estar a la defensiva. Después de todo, nosotros no iniciamos esta lucha entre hermanos.
Y recuerden: Una cosa es repetir el eslogan «Soli Deo Gloria» y otra muy diferente es en verdad darle a Dios, y solamente a Él, la gloria. Por eso repetimos junto al salmista: «No a nosotros, oh Jehová, no a nosotros [ni a Calvino, ni a Arminio, ni a nuestros sistemas teológicos], sino a tu nombre da gloria, Por tu misericordia, por tu verdad.» (Salmos 115:1)

Agradezco infinitamente a Dios por estas reflexiones. He estado en ambos lados de la moneda y lo más bíblico es lo bíblico. En otras palabras, es más puro y mucho más leal a las Sagradas Escrituras el pensamiento pentecostal clásico.
Los animo a seguir adelante.
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