Por Fernando E. Alvarado
INTRODUCCIÓN
Se denomina «misión a corto plazo» típicamente a aquellas visitas de un grupo de cristianos de un país, o de una cultura diferente, a iglesias o campos misioneros ya existentes, en donde realizan actividades creativas que tiene como fin la evangelización de más pobladores de la comunidad y el fortalecimiento de la iglesia o comunidad cristiana local. Los viajes misioneros a corto plazo se han convertido en este tiempo en uno de los nuevos y más frecuentes paradigmas para hacer misiones.

¿PORQUÉ HACER VIAJES MISIONEROS A CORTO PLAZO?
El libro de los Hechos está repleto de poderosas experiencias misioneras a corto plazo cuyos resultados perduraron (Hechos 13:4-5, 15:36, 17:6, 18:22). En Hechos 8:26-40 se nos habla de un importante y eficaz encuentro de ministerio a corto plazo: el de Felipe y el eunuco etíope. La misión de Pedro a la casa de Cornelio sólo duró unos pocos días, pero tuvo unos resultados fructíferos (Hechos 10:48). Las misiones a corto plazo son eficaces. Las misiones a corto plazo ponen a las personas en contacto con las necesidades del campo y las ayuda a abrir el corazón al llamado de Dios. Los voluntarios que viajan cada año pagándose ellos mismos sus gastos, utilizando su tiempo de vacaciones, y haciendo sacrificios para realizar sus tareas, experimentan las misiones de una manera que transforma su vida. A su vez, hacen más fuertes las congregaciones misioneras. Al fin y al cabo, las misiones no son algo que nosotros hagamos, sino lo que nosotros somos. En muchas regiones cerradas o restringidas, los equipos misioneros a corto plazo bien entrenados constituyen un gran recurso. Estos equipos hacen contacto con las personas que están interesadas en el evangelio, pero no tienen acceso a Biblias ni a literatura cristiana. Los misioneros en residencia reciben la información sobre estos contactos, y después los continúan. Muchos equipos llevan el evangelio a los hogares y los poblados por vez primera.

¿QUÉ HACE EFICAZ A UN EQUIPO MISIONERO DE CORTO PLAZO?
(1.- Debe ir donde hay necesidad. Hay muchos factores, como una comprensión muy limitada del idioma, el interés en una zona determinada, el hecho de conocer a un misionero en un cierto país, o lo favorables que son los precios y la accesibilidad, que muchas veces se convierten en la prueba decisiva respecto a dónde decide ir el equipo. Aunque ninguno de estos factores sea forzosamente negativo, no deberían ser ellos los que principalmente determinaran dónde trabajará el equipo. Los equipos misioneros a corto plazo que son eficaces van donde se los desea y se los necesita.
(2.- El equipo debe estar de acuerdo con las metas del misionero en el ministerio que desarrolla en ese campo. Es frecuente que la gente pida a los misioneros que adapten su ministerio a los dones y talentos del equipo, en vez de buscar un equipo que se ajuste a las necesidades del campo. En ocasiones es posible que los misioneros no necesiten un equipo, o que el momento no sea oportuno, pero por el bien de las relaciones con una iglesia o con un pastor, aceptan hospedar a un grupo. En estas situaciones, los equipos pueden consumir dos semanas del calendario del misionero, y después tener poco que decir sobre lo que hicieron. Un equipo realiza un trabajo mayor si sus miembros están dispuestos a acudir donde está la necesidad.

(3.- Deben ir a servir. El equipo misionero debe llegar con una actitud de servicio. Servir significa estar dispuestos a hacer todo lo que pida el misionero anfitrión, y hacerlo con una buena actitud. Los equipos no deben llegar con una agenda preconcebida. Pregunte al misionero cuáles son sus metas, y conozca mejor el trabajo que realiza como misionero. Pregúntele cómo lo puede ayudar el equipo a progresar en su ministerio y su visión. No le diga lo que el equipo puede hacer, hasta que haya quedado claro cuáles son las necesidades de él. Planifique el entrenamiento del equipo alrededor de las respuestas que le dé el misionero. La meta primaria del equipo consiste en servir al misionero y a la iglesia autóctona.
(4.- Debe ser flexible. En las misiones nada sucede nunca de la forma en que uno lo planifica. Por experiencia, sé que esas palabras son ciertas. Los misioneros invierten tiempo y esfuerzo en la planificación de un ministerio de alcance, y terminan viendo sus esfuerzos anulados por la lluvia, la falta de energía eléctrica o la negación de un permiso que se necesitaba. Hasta en los planes hechos con el mayor de los cuidados se producen fallas.

(5.- Debe ser una bendición, y no una carga. Todo equipo quiere bendecir al misionero y a la iglesia nacional; no obstante, no todos lo hacen. El equipo que es de buena calidad se esfuerza por bendecir a sus anfitriones, en vez de sobrecargarlos. Los miembros del equipo deben ser poco exigentes, y hacerse ellos mismos las cosas. Muchas veces el equipo pierde su capacidad de funcionamiento si el misionero no lo acompaña constantemente para dirigirlo. El equipo de buena calidad aprende rápido a manejarse dentro de un lugar determinado y a ministrar con eficacia. Los equipos que exigen mucho en cuanto a comida, albergue y turismo son más una carga que una bendición. Permita que sea el misionero quien fije la agenda. Tenga en cuenta la cultura y el calendario de actividades del misionero.
(6.- Deben dejar un regalo con los misioneros anfitriones. Es posible que un equipo desarrolle unos fuertes lazos emocionales con ciertas iglesias o ciertos pastores nacionales específicos, pero necesita resistirse a la tentación de dar fondos directamente a ellos. Los misioneros anfitriones son los que conocen los detalles de cada situación. Compartan sus intenciones con estos misioneros, y hagan su donación a través de ellos.

(7.- Deben bendecir a los hijos de los misioneros. El impacto que un equipo de corto plazo puede causar en los hijos de los misioneros es profundo. El equipo les trae un poco de su patria a un lugar muy lejano. Invítelos a unirse al equipo y a su trabajo. Utilícelos como intérpretes. Lléveles un regalo de los Estados Unidos. Se lo agradecerán.
(8.- Deben vivir de acuerdo con este lema: “Ni una palabra de queja entre nosotros”. Albergar a un equipo es un trabajo sumamente duro. Por lo general los misioneros anfitriones son las primeras personas que se levantan por la mañana, y las últimas que van a la cama por la noche. La atención que hay que dar al equipo crea más trabajo y aumenta la presión que tienen encima los misioneros. Atenderlos significa alejarse de su familia, y algunas veces, alejarse también de su principal responsabilidad. Los misioneros anfitriones hacen todo lo que pueden para servir al equipo; no obstante, no hay nada que los desanime más que oír quejas.

(9.- Debe pensar en algo pequeño. La mayor parte de los misioneros no pueden manejar equipos grandes. Pregunte de qué tamaño debería ser el equipo que mejor sirviera para sus necesidades, en vez de hacer que sean sus necesidades las que se ajusten al equipo. Los equipos de cuatro a seis miembros funcionan bien en cuanto a albergue, transporte, y comida. Los equipos grandes pueden hacer que algunos miembros prácticamente no hagan ministerio alguno, pero un equipo pequeño asegura la participación de todos.
(10.- Debe pensar a largo plazo. Cuando envíe un equipo, comprométase a largo plazo con esa región y con los misioneros que trabajan en ella. Cuando se envían equipos de corto plazo o misioneros asociados a los mismos misioneros o a la misma zona cada año, se mejora la eficacia a largo plazo de su inversión y su ministerio en general. Proporcione oraciones, economía, y personal para largo tiempo. No se limite a organizar viajes. En vez de esto, tenga estrategia al invertir en los equipos y en los misioneros asociados.

CONCLUSIÓN
Los viajes misioneros a corto plazo tienen el potencial para acelerar la propagación del evangelio en todo el mundo. Las misiones a corto plazo guiadas por el Espíritu, si se hacen de una manera estratégica, tienen unos resultados positivos. La duración de la misión no es tan importante como su eficacia. Jesús enviaba equipos de corto plazo (Marcos 3:13-15). Las misiones de corto plazo con una visión a largo plazo son bíblicas, fructíferas, y pueden causar un gran impacto en la Iglesia a favor del reino de Dios. Coseche una bendición y asegúrese de que su iglesia se ocupe activamente en las misiones a largo plazo.
