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Mitos reformados: ¿Ser calvinista es la única forma de ser protestante? ¿Ser arminiano es ser católico?

Por Fernando E. Alvarado.

A muchos se les ha enseñado, con no poca insistencia, que el único cristianismo “puro” es aquel que responde a los cinco puntos del calvinismo y al cesacionismo. Como si Jesús hubiera dicho “id y predicad el TULIP” y no “id y haced discípulos.” Resulta que, para algunos reformados, la única forma genuina de ser protestante es adherirse a esta versión particular de la fe, despreciando sin más cualquier postura que, a su juicio, “contamine” su visión.

El discurso es tan irónico como poco honesto: cuando falta el argumento bíblico, sacan la carta de la “herejía católica” para asociar cualquier postura arminiana, continuista o carismática con la temida «Gran Ramera.» De este modo, un predicador español argumenta que si somos arminianos, somos esencialmente católicos, en una especie de teología de “culpa por semejanza.” Claro, por esa lógica, deberíamos también rechazar la misma Biblia, pues fue preservada por el catolicismo durante siglos.

Esta retórica no es nueva, y desde luego no es convincente. Es, en realidad, el último recurso del que carece de una defensa honesta: crear una asociación engañosa para alarmar y dividir. En vez de argumentar bíblicamente, prefieren sembrar miedo. Para estos nuevos «apologetas» del nuevo calvinismo sectario, defender los cinco puntos del arminianismo (FACTS) nos convierte automáticamente en “sospechosos”, y no tardan en señalar con dedo acusador que nuestra soteriología “huele a catolicismo.” Nos asocian, casi con deleite, con Luis de Molina, el jesuita que exploró ideas sobre la gracia y el libre albedrío y cuyo pensamiento influyó en Arminio. Y aunque el paralelo con Molina me resulta irrelevante, es risible la falta de autocrítica de estos críticos. ¿Ignoran acaso que su propia comprensión de la salvación también tiene raíces profundamente católicas? Su doctrina de la predestinación bebe directamente de la obra de Agustín de Hipona, elevado a santo y doctor de la Iglesia católica.

Aquí está el detalle más irónico: si bien Agustín desarrolló un pensamiento determinista que luego sería la piedra angular de la teología reformada, dicho pensamiento no surgió de una exégesis fiel de la tradición apostólica, sino de una mezcla de ideas cristianas y conceptos filosóficos paganos. De hecho, su influencia determinista tiene más en común con el fatalismo maniqueo y el estoicismo que con el mensaje de Cristo y los apóstoles. Cuando estos nuevos calvinistas elevan a Agustín como el verdadero campeón de la fe, sin cuestionar que muchas de sus doctrinas son un retroceso a viejas ideas filosóficas precristianas, parecen estar defendiendo una teología contaminada de origen pagano.

Es curioso: condenan el arminianismo y lo asocian con doctrinas católicas, pero cierran los ojos ante el hecho de que su propio sistema de creencias está fuertemente basado en un santo católico. Quizá lo que realmente les incomoda de los FACTS arminianos no es su supuesta cercanía al catolicismo, sino que el arminianismo presenta una comprensión de la gracia y del libre albedrío que refleja un Dios que llama a todos, y no a unos cuantos predeterminados.

A pesar de tales consideraciones históricas y teológicas, aún es común en círculos calvinistas escuchar la afirmación de que el arminianismo y el catolicismo -soteriologicamente hablando- son lo mismo (Sí, lo sé, ¡La ignorancia es atrevida!) y que sólo el calvinismo predica el verdadero Evangelio a la vez que se aleja de las falsas enseñanzas de Roma. Si ese es el caso ¿por qué los mismos católicos piensan diferente?

Si eres de los que creen que el arminianismo y el catolicismo son lo mismo, entonces dime ¿A qué se parece lo siguiente? ¿Al arminianismo o al calvinismo?  

La doctrina de Agustín lleva un sello eminentemente católico […] en el divino decreto, de acuerdo con Agustín y de acuerdo con la fe católica sobre este punto, que fue formulada por él […] Dios que determina, ciertamente, crear el mundo y darle tal serie de gracias, con tal concatenación de circunstancias que produzcan libre pero infaliblemente tales y tales resultados (por ejemplo, la desesperación de Judas y el arrepentimiento de Pedro), decide al mismo tiempo el nombre, el lugar, el número de ciudadanos de la futura Jerusalén celestial. El escogimiento es inmutable; la lista cerrada […] yo no puedo causar que Dios destine para mí otra serie de gracias diferente de la que Él ha fijado […] Tales son los dos elementos esenciales de la predestinación agustiniana y católica. Este es el dogma común a todas las escuelas y formulado por todos los teólogos: la predestinación en su totalidad es absolutamente gratuita (ante merita).”[1]

Cualquier parecido no es mera coincidencia, es intencional y deliberado. Muchos líderes calvinistas están de acuerdo en que los escritos de Agustín fueron la fuente real de la mayoría de lo que hoy se conoce como Calvinismo. Los calvinistas David Steele y Curtis Thomas señalan que:

Las doctrinas básicas de la posición calvinista habían sido fuertemente defendidas por Agustín… durante el quinto siglo”.[2]

B. B. Warfield, profesor estadounidense de teología reformada en el Seminario de Princeton de 1887 a 1921, también declaró:

El sistema de doctrina enseñada por Calvino es sólo el Agustinianismo»[3]

Alvin L. Baker, también teólogo reformado (calvinista de pura cepa), escribió:

Casi no hay doctrina de Calvino que no lleve las marcas de la influencia de Agustín»[4]

Esto no debería extrañarnos, despues de todo, el mismo Juan Calvino dijo:

Agustín es tan integral conmigo, que si quisiera escribir una confesión de mi fe, podría hacerlo con toda plenitud y satisfacción de sus escritos.”[5]

Así pues, aquellos calvinistas que hacen uso de una falacia de asociación (falacia inductiva en la que se afirma que las cualidades de un objeto específico se corresponden con las de un grupo general, mediante una relación intrascendente) para desacreditar al arminianismo relacionándolo con el catolicismo romano, harían bien en considerar que ellos mismos no escapan de la misma acusación. Si el arminianismo «se parece» al catolicismo, ¿A qué se parecen ellos? La relación de dependencia entre la doctrina calvinista y el catolicismo romano (a través de Agustín) es innegable. Tal doctrina, por cierto, está también emparentada con la herejía gnóstico-maniquea.[6]

Por el contrario, las ideas que los calvinistas llaman «herejía arminiana» (y algunos de ellos hasta nos acusan de no ser salvos por creerla), es simplemente lo mismo que creía la iglesia antes de Agustín pero con nombre diferente.[7]

Defender el calvinismo como la única expresión “pura” del protestantismo, y hacerlo bajo la premisa de que está completamente desvinculado de la tradición católica, es tan irónico como hipócrita. Los mismos que condenan el catolicismo como un “vástago de Roma” parecen olvidar que en el templo de su teología reformada hay numerosos altares simbólicos dedicados a San Agustín. Se niegan a admitir que, de todos los padres de la Iglesia, el pensamiento de Agustín es el que más influye en su sistema doctrinal, como si cerrar los ojos ante esto pudiera convertirlo en un “protestante honorario.” Tal vez deberían aceptar que, por más que pretendan erigirse como los verdaderos campeones de la fe, su teología reformada descansa, paradójicamente, sobre cimientos que ni siquiera ellos se atreven a cuestionar.

BIBLIOGRAFÍA Y REFERENCIAS:


[1] Enciclopedia Católica Online, Enseñanzas de Agustín de Hipona. Tomado de: https://ec.aciprensa.com/wiki/Ense%C3%B1anzas_de_Agust%C3%ADn_de_Hipona?fbclid=IwY2xjawGNn-hleHRuA2FlbQIxMAABHULpnfIJ04SfSsAreIeI5tV1b7aDpwaSo8I097jRj4W-pxqwQ44t5zp_tQ_aem_MTxsh3gQioSJs2XOstP0tw

[2] David N. Steele and Curtis C. Thomas, the Five points of Calvinism; Phillipsburg, NJ: Presbyterian and Reformed Publishing Co., 1963, p. 19.

[3] Benjamin B. Warfield, Calvin and Augustine, ed. Samuel G. Craig; Phillipsburg, NJ: Presbyterian and Reformed Publishing Co., 1956, p. 22.

[4] Alvin L. Baker, Berkouwer’s Doctrine of Election: Balance or imbalance?; Phillipsburg, NJ: Presbyterian and Reformed Publishing Co., 1981, 25

[5] John Calvin, “A Treatise on the Eternal Predestination of God,” in John Calvin, Calvin’s Calvinism, trans. Henry Cole; Grandville, MI: Reformed Free Publishing Association, 1987, 38; cited in Vance, Other Side, p. 38.

[6] Véase: Raíces gnóstico-maniqueas del calvinismo. Disponible en: https://pensamientopentecostalarminiano.org/2019/06/22/raices-gnostico-maniqueas-en-el-calvinismo/?fbclid=IwY2xjawGNn_pleHRuA2FlbQIxMAABHZq4ZJJAgvQYWKwrp1H4FpJeV4mq4EQxY0h0t12GljAY8dOeVWVeLusrWQ_aem_4TcOXyI5vEmTlVkIdNMKyA

[7] Véase: Arminianismo y soteriología en la iglesia primitiva pero con un nombre diferente. Disponible en: https://pensamientopentecostalarminiano.org/2021/03/30/arminianismo-y-soteriologia-en-la-iglesia-primitiva/?fbclid=IwY2xjawGNoARleHRuA2FlbQIxMAABHZq4ZJJAgvQYWKwrp1H4FpJeV4mq4EQxY0h0t12GljAY8dOeVWVeLusrWQ_aem_4TcOXyI5vEmTlVkIdNMKyA

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