Biblia, ESCATOLOGÍA, Estudio Teológico, Israel, Teología

Escatología Propia | El premilenarismo Histórico-Clásico o Apostólico

Por Fernando E. Alvarado.

Dentro de la escatología, existe una notable diversidad de interpretaciones y sistemas de pensamiento que intentan explicar y contextualizar los eventos futuros descritos en las Escrituras. Entre los principales sistemas escatológicos, se destacan: el premilenarismo histórico, el amilenialismo, el posmilenialismo y el dispensacionalismo.

La diversidad de interpretaciones escatológicas refleja la riqueza y complejidad de la teología cristiana, así como la profundidad de las Escrituras. Cada sistema ofrece una perspectiva única sobre el futuro y desafía a los creyentes a reflexionar sobre su fe y esperanza en la promesa de la redención y el cumplimiento del plan divino. Estudiar estas interpretaciones no solo enriquece nuestra comprensión teológica, sino que también nos ayuda a mantener una perspectiva equilibrada y esperanzadora sobre el futuro que Dios tiene preparado. Hoy, en nuestra tercera clase, estudiaremos el más antiguo de dichos sistemas: el premilenarismo histórico, clásico o apostólico.

El premilenarismo histórico, también conocido como premilenarismo clásico o apostólico, es uno de los sistemas escatológicos más antiguos y significativos dentro del cristianismo. Este término se refiere a la creencia en el retorno literal de Jesucristo antes de un milenio de paz y justicia sobre la tierra, una doctrina que tiene sus raíces en las enseñanzas de los primeros padres de la Iglesia y en una interpretación literal de las profecías bíblicas, especialmente del libro de Apocalipsis.

El erudito, teólogo e historiador suizo Phillip Schaff afirmó en su libro Historia de la Iglesia Cristiana que:

“El punto más impactante en la escatología de la edad pre-nicena es el prominente quiliasmo, que es la creencia en un reino visible del Cristo glorificado sobre la tierra con los santos resucitados por un período de mil años y antes de la resurrección general y juicio final. Ciertamente no era la doctrina de la iglesia plasmada en algún credo o forma de devoción, pero sí la amplia opinión de distinguidos eruditos como Bernabé, Papías, Justino Mártir, Ireneo, Tertuliano, Metodio y Lactancio…”.[1]

Schaff está en lo correcto. De hecho, el nombre «premilenarismo histórico» se debe a su profunda conexión con las enseñanzas y expectativas de los primeros cristianos, quienes anticipaban un retorno inminente de Cristo para establecer su reino milenario. Este sistema escatológico es conocido como «histórico» o «clásico» para distinguirlo de variantes más recientes como el premilenarismo dispensacionalista, que surgió en el siglo XIX.

El término «apostólico» se utiliza para subrayar que este sistema escatológico se remonta a las enseñanzas y creencias de los apóstoles y los primeros cristianos. Se cree que esta interpretación era comúnmente aceptada y promovida por los discípulos directos de Jesús y sus seguidores inmediatos. Algunos de los primeros padres de la Iglesia, como Justino Mártir, Ireneo y Papías, apoyaban esta perspectiva premilenial.

La importancia de estudiar el premilenarismo histórico radica en su influencia duradera en la teología cristiana y en su capacidad para ofrecer una perspectiva coherente y esperanzadora sobre el futuro. Además, su estudio nos permite entender mejor cómo los primeros cristianos interpretaban las Escrituras y cómo estas interpretaciones moldearon las expectativas y prácticas de la Iglesia primitiva.

A pesar de los cambios y desarrollos en la escatología cristiana a lo largo de los siglos, el premilenarismo histórico sigue siendo relevante hoy en día. Su énfasis en la literalidad de las profecías bíblicas y su enfoque en el regreso de Cristo como un evento central de la historia humana ofrecen una visión clara y motivadora para muchos creyentes.

En esta clase, exploraremos los orígenes antiguos del premilenarismo histórico, su desarrollo a lo largo de la historia, y su vigencia y relevancia contemporánea. Al hacerlo, buscaremos no solo entender esta perspectiva escatológica, sino también apreciar su impacto y legado en la fe cristiana.

¿POR QUÉ LO QUE CREAMOS ACERCA DEL MILENIO AFECTA EL RESTO DE LAS CREENCIAS ESCATOLÓGICAS?

El premilenarismo histórico, además de su énfasis en un milenio literal, afecta otras creencias escatológicas en varias formas significativas. Este sistema de pensamiento no solo influye en la visión del reinado futuro de Cristo, sino que también moldea las creencias sobre la resurrección, el juicio final, y la restauración de Israel.

Resurrección de los Justos

El premilenarismo histórico sostiene que la resurrección de los justos ocurrirá antes del milenio. Esta creencia se basa en una interpretación literal de Apocalipsis 20:4-6, donde se describe la primera resurrección y el reinado de los santos con Cristo durante mil años. Ireneo de Lyon (130-202 d.C.) defiende esta visión en su obra «Contra las Herejías», argumentando que habrá una resurrección de los justos antes del milenio y una resurrección general al final del milenio (Ireneo de Lyon, Contra las Herejías, Libro V, Capítulo 33). Esta enseñanza contrasta con el amilenarismo y el postmilenarismo, que generalmente no distinguen entre diferentes resurrecciones.

Juicio Final

El juicio final es otro aspecto significativo afectado por el premilenarismo histórico. Según esta perspectiva, el juicio final de los impíos se lleva a cabo después del milenio. Tertuliano (160-220 d.C.) en su obra «Contra Marción» señala que el juicio de los impíos se producirá después del reino milenario de Cristo (Tertuliano, Contra Marción, Libro III, Capítulo 25). Esta secuencia difiere de otras perspectivas escatológicas que sitúan el juicio final inmediatamente después de la segunda venida de Cristo.

Restauración de Israel

El premilenarismo histórico también implica una futura restauración de Israel, tanto espiritual como políticamente. Esta creencia se basa en las promesas del Antiguo Testamento y en la interpretación de pasajes como Romanos 11, donde Pablo habla de la restauración futura de Israel. Justino Mártir (100-165 d.C.), en su «Diálogo con Trifón», expresa la esperanza de que Jerusalén será reconstruida y glorificada durante el milenio (Justino Mártir, Diálogo con Trifón, Capítulo 80). Esta visión contrasta con muchas interpretaciones amilenialistas que ven a la Iglesia como el Israel espiritual y no anticipan una restauración literal de la nación de Israel.

Anticipación y Urgencia Escatológica

El premilenarismo histórico fomenta una anticipación y urgencia escatológica únicas. Los adherentes creen que el regreso de Cristo es inminente y que su retorno precederá el establecimiento de su reino milenario. Esta perspectiva puede llevar a una mayor urgencia en la evangelización y en la preparación espiritual. Lactancio (250-325 d.C.) en «Las Instituciones Divinas» destaca la expectativa del inminente regreso de Cristo y su reinado milenario como motivaciones para la pureza y la vigilancia espiritual (Lactancio, Las Instituciones Divinas, Libro VII, Capítulo 24).

Comprensión del Arrebatamiento y la Segunda Venida de Cristo

El premilenarismo histórico afecta significativamente nuestra comprensión del arrebatamiento y la segunda venida de Cristo al sostener una visión postribulacional del rapto y al considerar el arrebatamiento de la Iglesia y la segunda venida como un solo evento. El premilenarismo histórico sostiene que el arrebatamiento de la Iglesia ocurrirá después del período de tribulación, inmediatamente antes del inicio del milenio. Esta creencia se basa en una interpretación literal de las Escrituras, donde se entiende que la Iglesia pasará por la tribulación antes de ser arrebatada y recibir a Cristo en su segunda venida. Tertuliano (160-220 d.C.) en su obra «Contra Marción» sugiere que los creyentes serán levantados para encontrarse con Cristo después de la tribulación y que este evento coincide con su regreso glorioso para establecer su reino (Tertuliano, Contra Marción, Libro III, Capítulo 25).

El premilenarismo histórico ve el arrebatamiento y la segunda venida de Cristo como un solo evento continuo, en lugar de dos eventos separados como lo propone la doctrina del rapto pretribulacional. Justino Mártir (100-165 d.C.) y otros padres de la Iglesia enseñaron que los creyentes serían arrebatados para encontrarse con el Señor en su regreso triunfante, no antes de un período de tribulación, sino al mismo tiempo que su manifestación gloriosa (Justino Mártir, Diálogo con Trifón, Capítulo 80). Esta interpretación se alinea con pasajes como 1 Tesalonicenses 4:16-17, donde se describe la reunión de los santos con Cristo en su venida.

El premilenarismo histórico no solo entra en conflicto con el amilenialismo y el posmilenialismo, sino con su hijo ilegítimo, el dispensacionalismo. Esto se debe a que la doctrina del rapto secreto pretribulacional, popularizada en el siglo XIX por John Nelson Darby, no tiene antecedentes en los escritos de la Iglesia Primitiva. Los primeros padres de la Iglesia, como Ireneo de Lyon (130-202 d.C.) y Hipólito de Roma (170-235 d.C.), nunca mencionaron un rapto pretribulacional. En cambio, su enseñanza consistentemente refleja una expectativa de que la Iglesia atravesará tribulaciones antes de ser arrebatada al encuentro de Cristo en su segunda venida (Ireneo de Lyon, Contra las Herejías, Libro V, Capítulo 33; Hipólito de Roma, Sobre el Anticristo, Capítulo 65).

Así pues, aunque en cierta el dispensacionalismo “plagia” y toma como propias casi todas las creencias del premilenarismo histórica, difieren en su comprensión de este punto significativo y a la vez divisor.

DOCTRINAS FUNDAMENTALES DEL PREMILENARISMO HISTÓRICO, CLÁSICO O APOSTÓLICO

El premilenarismo histórico clásico, también conocido como premilenarismo apostólico, se basa en una interpretación literal de las Escrituras, particularmente del libro de Apocalipsis, y ha sido defendida por diversos padres de la Iglesia y teólogos a lo largo de la historia cristiana. Pero ¿Qué es lo que realmente cree?

Este modelo de interpretación sostiene que la Iglesia de la era del Nuevo Testamento es la fase inicial del reino de Cristo como fuese profetizado por los profetas del Antiguo Testamento. La Iglesia al final no tendrá éxito en su misión de discipular a todas las naciones a medida que la maldad crezca mundialmente hacia el final de la era de la Iglesia.

Afirma que la Iglesia atravesará la Gran Tribulación, un tiempo de prueba mundial sin precedentes que marcará el cierre de la historia contemporánea. Cristo retornará al final de la Tribulación a arrebatar a la Iglesia, a resucitar a los santos fallecidos y al juicio de los justos en “un abrir y cerrar de ojos”. Cristo luego descenderá a la tierra con Sus santos glorificados, peleará la batalla del Armagedón, atará a Satanás y establecerá un reino político mundial que será personalmente administrado por Él por 1,000 años desde Jerusalén.

Al final del milenio (Ap. 20:3-8), Satanás será suelto y se materializará una rebelión masiva contra Cristo, contra Su reino y contra Sus santos. Dios interviene con álgido juicio para librar a Cristo y a Sus santos. La resurrección y juicio de los malvados se lleva a cabo e inicia el estado eterno.

Para los premilenialistas históricos el milenio no es una alegoría, sino un reino literal de mil años sobre la tierra. No está en el cielo ahora, más vendrá sobre la tierra en el futuro. Cristo, después de su retorno, hará reinar la justicia y la paz sobre la tierra. El Antiguo Testamento no cesa de anunciar el reino glorioso que el Mesías instaurará aquí en la tierra y los premilenialistas históricos tampoco lo haremos. De la misma manera que creemos en el cumplimiento literal de las profecías que tratan de los sufrimientos del Señor, no hay razón objetiva alguna para rechazar las promesas concernientes al triunfo visible de Jesucristo sobre la tierra.

En efecto, el premilenarismo histórico cree que el reino de Cristo ha de llenar «toda la tierra», es decir, el mismo espacio ocupado por los imperios de las naciones (Dn. 2:35; 38–39; 7:27; Sal. 72:8–11). A Jesucristo le ha sido prometido «el trono de David su padre», que jamás ha estado situado en el cielo (Lc. 1:32; cfr. Hch. 1:6) y Él vendrá para reclamarlo y gobernar mil años sobre esta tierra.[2]

A grandes rasgos, el premilenarismo histórico se caracteriza por las siguientes afirmaciones:

• El premilenialismo histórico enseña que la iglesia estaba en la anticipación de la profecía del Antiguo Testamento. De este modo, la Iglesia de la era del Nuevo Testamento es la fase inicial del reino de Cristo como fuese profetizado por los profetas del Antiguo Testamento. Puesto que la época actual de la gracia se predijo en el Antiguo Testamento. La época actual no fue inesperada y, por lo tanto, no es, en ninguna manera, un «gran paréntesis» que se introdujo en la historia porque los judíos rechazaron el reino.

• El premilenialismo histórico enseña acerca de un milenio después de la segunda venida de Cristo, pero no está muy preocupado con la clasificación de otras épocas de la historia. Por eso, a diferencia del dispensacionalismo, el premilenarismo histórico no enseña siete divisiones del tiempo.

• El premilenialismo histórico es post-tribulacionista. La ubicación del arrebatamiento en relación a los otros eventos, es una de las principales diferencias entre el premilenialismo histórico y el dispensacionalismo premilenial.

• El punto de vista premilenial del fin de los tiempos afirma que la biblia contiene muchas profecías sobre el futuro, donde el Nuevo Testamento habla de manera extensamente sobre el retorno de Jesús a la tierra. Mateo 24, mucho del libro del Apocalipsis, y 1 Tesalonicenses 4:16-18, son las más evidentes referencias de la segunda venida.

• La Iglesia al final no tendrá éxito en su misión de discipular a todas las naciones a medida que la maldad crezca mundialmente hacia el final de la era eclesiástica, la llegada de la gran apostasía y el advenimiento del Anticristo. El cristianismo bíblico será rechazado por el mundo y esto traerá persecución sobre la Iglesia, la cual atravesará la Gran Tribulación, un tiempo de prueba mundial sin precedentes que marcará el cierre de la historia contemporánea.

• Generalmente, todas las creencias premilenialistas enseñan que la tribulación es seguida por mil años de paz cuando todos vivan bajo la autoridad de Cristo.

• Cristo retornará al final de la Tribulación a arrebatar a la Iglesia, a resucitar a los santos fallecidos y al juicio de los justos en “un abrir y cerrar de ojos”. Cristo luego descenderá a la tierra con Sus santos glorificados, peleará la batalla del Armagedón, atará a Satanás y establecerá un reino político mundial que será personalmente administrado por Él por 1,000 años desde Jerusalén. Al final del milenio (Ap. 20:3-8), Satanás será suelto y se materializará una rebelión masiva contra Cristo, contra Su reino y contra Sus santos. Dios interviene con álgido juicio para librar a Cristo y a Sus santos. La resurrección y juicio de los malvados se lleva a cabo e inicia el estado eterno.

Hoy por hoy, el premilenialismo histórico, como sistema de la escatología, goza de cierto apoyo en la comunidad protestante, particularmente a nivel académico. Entre los proponentes modernos de esta postura se encuentran Charles H. Spurgeon, George Eldon Ladd, Francis Schaeffer y Albert Mohler.[3]

¿Cómo entiende el Premilenarismo Histórico la vida durante el Milenio?

Desde la perspectiva premilenarista histórica, podemos decir que, durante el Milenio:

  • Satanás estará entonces atado e impedido de seducir a las naciones (Ap. 20:1–3).
  • Un juicio determinará quiénes serán los súbditos del reino (v. 4; cfr. Mt. 25:31–34).
  • Los que han tenido parte en la primera resurrección, reinarán con el Señor (Ap 20:4, 6; 2:26–27; Dn. 7:27; 1 Co. 6:2–3).
  • Este reino dura mil años (en base a la cifra seis veces repetida en Ap. 20:2–7).
  • Por fin se establece la paz en esta escena (Is. 2:2–4; 9:5–6), junto con la justicia y la igualdad (11:1–9).
  • La presencia del Señor es manifestada de una manera gloriosa (v. 10; 24:21–23).
  • Los súbditos del reino conocen una gran longevidad y una inmensa prosperidad (65:18–25).
  • Con todo, el Señor rige con cetro de hierro: el mal no es ya más pasado por alto en paciencia, y los que pecan abiertamente mueren, alcanzados por la maldición (11:4; 65:20).
  • Los judíos convertidos vienen a ser los misioneros en toda la tierra (66:18–20).
  • Satanás será desatado (Ap 20:3, 7–9) a fin de que los súbditos de este reino de bendición, pero autoritario, puedan decidirse libremente por o en contra de Dios (de la misma manera que todas las criaturas, humanas y celestiales, han sido tentadas antes que ellos). La lamentable elección de muchos de ellos muestra que el malvado corazón del hombre caído no se mejora en mil años de bendición, de prosperidad y paz. Después de esta exhibición de rebelión y del castigo divino, la tierra y los cielos actuales son destruidos para dar lugar al estado eterno (20:11; 21:1).

¿En qué se diferencia el Premilenarismo Histórico de otros sistemas escatológicos?

En oposición al posmilenialismo, el premilenialismo rechaza la visión posmilenial de que el mundo será cristianizado gradualmente cuando una mayoría de la gente crea en el evangelio. En cambio, la venida de Cristo dará inicio al milenio de forma poderosa e inmediata.

En oposición al amilenialismo, el premilenarismo histórico rechaza asignarle una naturaleza alegórica al Milenio mencionado en Apocalipsis 20. Creemos que, aunque las almas de los creyentes muertos se encuentran reinando (o descansando en espera de la resurrección) ahora con Jesús en el cielo, el milenio es más que una mera descripción del estado intermedio. Cree también que Cristo reinará en la tierra durante un período literal de mil años que comenzará luego de su segunda venida. También en oposición a los amilenialistas, los premilenialistas históricos rechazan que Cristo regresará después de ese milenio alegórico por ellos descrito. Su venida, en cambio, dará inicio a su glorioso Reino Milenial.

Rechaza también la comprensión amilenialista de una sola resurrección combinada de justos y pecadores a la segunda venida. El premilenialismo histórico, en concordancia con la Biblia, afirma dos resurrecciones, una antes y otra después del milenio. Creemos que los santos fallecidos serán levantados antes del milenio para participar en él. Después del milenio, otros creyentes que murieron durante los mil años serán levantados junto con todos los malvados.

En oposición al dispensacionalismo (el “hijo ilegítimo” o quizá “hermano menor  teológico” del quiliasmo apostólico), los premilenialistas históricos creen que la segunda venida será un solo evento en una sola fase, no en dos. El arrebatamiento (comúnmente llamado rapto de la iglesia) y la segunda venida de Cristo son un único evento manifestado en una sola fase. El premilenialismo histórico es, por lo tanto, postribulacional, pues afirma que la iglesia estará en la tierra durante el período conocido como la Gran Tribulación. Con ello pretende estar en concordancia con la Escritura que afirma:

“E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas. Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria. Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.” (Mateo 25:29-31)[4]

Fortalezas del Premilenarismo Histórico frente a otros sistemas escatológicos

La mayor fortaleza del premilenarismo reside en su coherencia bíblica y lógica. Si se rechaza el premilenarismo, muchas interrogantes escatológicas quedan sin respuesta o se vuelven confusas y hasta contradictorias. Asimismo, muchas profecías bíblicas jamás verían su cumplimiento. Por ejemplo:

(1. La frase “esta es la primera resurrección” en Apocalipsis 20:5 implica que habrá otra resurrección, separando así una resurrección de creyentes con una resurrección general para condenación (cp. Ap. 20:11-15).

(2. La pregunta hecha a Jesús: “Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?” (Hechos 1:6-7). Él pudo haberles desmentido, o al menos aclararle que no habrá tal cosa como un reino en particular destinado a un Israel étnico. Sin embargo, solo se limitó a comunicarles que no era asunto de su incumbencia.

(3. La contundente y explícita declaración de Jesús en Mateo 19:28: “vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel”.

(4. Apocalipsis 5:10 declara: “y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra” (Apocalipsis 1:6; 19:15; 12:5; 2:27).

(5. En cuanto a la literalidad de la frase “mil años”, repetida 6 veces en Apocalipsis 20:2-6, es importante entender que dentro del libro tenemos elementos concretos; el libro no es simbólico sino simbiótico. Muy pocos cuestionan el número 7 en Apocalipsis como no literal. Muy pocos ponen en tela de juicio que los 144 mil sellados no sea un número literal (Apocalipsis 7:14). Pocos argumentan que las 12 puertas de 12 perlas en la Nueva Jerusalén no sean literales (Ap. 21:21). Nadie reclama que los 4 seres vivientes o los 4 ángeles no sean 4 criaturas en específico (Apocalipsis 7:2, 11; 9:14; 14:3). Si este es el caso, ¿por qué pensar en estos “mil años” como algo no literal?

(6. Quizá la mayor fortaleza del premilenialismo es su apropiado método para la interpretación de la Escritura. El método de interpretación bíblica empleada por los premilenialistas requiere que la Escritura sea interpretada de manera que sea consistente con su contexto. Esto es, que un pasaje debe ser interpretado de manera que sea coherente con la audiencia para quién fue escrita, aquellos de quiénes se escribe, por quiénes fue escrito, etc. Es crucial conocer al autor, la audiencia a quién se proyecta, y los antecedentes históricos de cada pasaje que se interpreta. Al establecer el aspecto histórico y cultural, con frecuencia revelará el significado correcto que tiene un pasaje.

También es importante recordar que, en el modelo premilenialista, la Escritura interpreta la Escritura. Esto es, muchas veces un pasaje cubrirá un tópico o tema que también se trata en alguna otra parte de la Biblia. Es importante interpretar todos estos pasajes consistentemente el uno con el otro. Pero lo más importante: Los pasajes deben siempre ser tomados en su significado normal, regular, sencillo, y literal, a menos que el contexto del pasaje indique que es de naturaleza figurativa. Una interpretación literal no elimina la posibilidad de que se usen figuras literarias. Más bien, anima al intérprete a no leer el lenguaje figurativo en el significado de un pasaje, a menos que sea apropiado para ese contexto.

Es crucial nunca buscar un significado “más profundo, más espiritual” que el que es presentado. Espiritualizar un pasaje es peligroso, porque cuando se hace, las bases para la verdadera interpretación se colocan en la mente del lector, en lugar de las que vienen de las Escrituras. En este caso, no puede haber parámetros objetivos de interpretación, sino que la Escritura se convierte en objeto de la impresión y significado propio de todas y cada una de las personas que la leen. Esta ha sido la falta grave cometida por modelos escatológicos como el amilenialismo y el postmilenialismo. En cambio, 2 Pedro 1:20-21 nos recuerda:

“Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”.

(7. El premilenialismo distingue entre Israel (los descendientes físicos de Abraham) y la Iglesia (todos los creyentes del Nuevo Testamento), considerándolos dos grupos diferentes. Entender que Israel y la Iglesia son distintos es de vital importancia porque, si esto no es comprendido, la Escritura será malinterpretada. Específicamente, los pasajes que tratan con las promesas hechas a Israel (tanto cumplidas como por cumplir) son propensos a malentenderse y malinterpretarse si uno trata de aplicarlos a la iglesia, y viceversa. Por ejemplo, en Génesis 12:1-3, leemos:

“Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra”.

Aquí Dios promete a Abraham tres cosas: que Abraham tendría muchos descendientes, que esta nación ocuparía y poseería una tierra, y que del linaje de Abraham (los judíos) vendría una bendición universal que llegaría a toda la humanidad. En Génesis 15:9-17, Dios ratifica Su pacto con Abraham. En la manera en que esto es hecho, Dios coloca toda la responsabilidad del pacto sobre Él mismo. Esto es, no había nada que pudiera hacer Abraham que ocasionara el fracaso del pacto que Dios hizo.

También en este pasaje, se establecen las fronteras para la tierra que los judíos eventualmente ocuparían. Para una lista detallada de los límites, basta con leer Deuteronomio 34. Otros pasajes que tratan con la promesa de la tierra son Deuteronomio 30:3-5 y Ezequiel 20:42-44.

También, en 2 Samuel 7:10-17 vemos la promesa hecha por Dios al rey David. Aquí Dios le promete a David que tendrá descendientes y que de esos descendientes Dios establecerá Su reino eterno. Esto se refiere al gobierno de Cristo durante el Milenio, y para siempre. Es importante tener en mente que esta promesa debe ser cumplida literalmente, y que aún no ha tenido lugar.

Algunos creerían que el gobierno de Salomón fue el cumplimiento literal de esta profecía, pero hay un problema con eso. El territorio sobre el cual Salomón reinó, no es propiedad de Israel en la actualidad, y Salomón tampoco reina sobre el Israel actual. Puesto que Dios prometió a Abraham y a sus descendientes que poseerían la tierra para siempre, y que en 2 Samuel 7 se nos dice que Dios establecería un Rey que reinaría eternamente, resulta obvio que Salomón no pudo ser el cumplimiento de la promesa hecha a David. Por consiguiente, esta es una promesa que aún tiene que ser cumplida.

Con esto en mente, podemos examinar lo registrado en Apocalipsis 20:1-7 y concluir que los mil años que son mencionados repetidamente en Apocalipsis 20:1-7 corresponden literalmente al reinado de 1,000 años de Cristo sobre la tierra. ¿Por qué? Porque la promesa hecha a David respecto al reinado, tiene que ser cumplida literalmente, y aún no ha tenido lugar. El Premilenialismo ve que este pasaje describe el futuro cumplimiento de la promesa con Cristo en el trono. Dios hizo pactos incondicionales con ambos, Abraham y David. Ninguno de estos pactos ha sido cumplido total o permanentemente. La única manera de que estos pactos puedan ser cumplidos como Dios prometió que serían, es el literal y físico reinado de Cristo en la tierra.

La aplicación del método de interpretación literal de la Escritura empleado por el premilenialismo, da como resultado que las piezas del rompecabezas se unan. Todas las profecías del Antiguo Testamento sobre la Primera Venida de Jesucristo fueron cumplidas literalmente. Por lo tanto, debemos esperar que las profecías respecto a Su Segunda Venida, también sean cumplidas literalmente. El Premilenialismo es el único sistema que concuerda con una interpretación literal de los pactos de Dios y la profecía del fin de los tiempos.

Al analizar todos estos aspectos, no nos resulta extraño qué la iglesia primitiva adoptara el modelo premilenialista como su sistema de interpretación escatológica. Como veremos a continuación, este sistema de interpretación literal del Milenio, no solo se originó en Juan de Patmos, sino que cimentaba sus raíces aún más profundo, en el Antiguo Testamento y la teología judía del Segundo Templo.[5]

FUNDAMENTOS DE LA TEOLOGÍA QUILIÁSTICA EN LOS ESCRITOS VETEROTESTAMENTARIOS Y LOS PACTOS ABRAHÁMICO Y DAVÍDICO

El quiliasmo o premilenarismo, encuentra sus fundamentos teológicos en el Antiguo Testamento y, específicamente, en los pactos abrahámico y davídico. Estos pactos no solo establecen la base para la promesa de un reino futuro, sino que también configuran las expectativas de un Mesías que gobernará de manera literal y física sobre Israel y las naciones.

El Pacto Abrahámico

El pacto abrahámico, establecido en Génesis 12, 15 y 17, es fundamental para el quiliasmo. Dios promete a Abraham descendencia numerosa, una tierra específica y una bendición universal. En Génesis 12:1-3, Dios dice a Abraham: «Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra» (La Santa Biblia, Reina-Valera 1960). Esta promesa incluye la posesión perpetua de la tierra de Canaán, la cual se reitera en Génesis 15:18-21 y 17:7-8.[6]

El Pacto Davídico

El pacto davídico, detallado en 2 Samuel 7:12-16, también es crucial para el quiliasmo. En este pacto, Dios promete a David que su descendencia se sentará en su trono para siempre, estableciendo un reino eterno: «Y cuando tus días sean cumplidos y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino. Él edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino» (2 Samuel 7:12-13, Reina-Valera 1960). Esta promesa se interpreta como la base para el reinado milenario del Mesías, quien se entiende como el descendiente de David.[7]

El Reino Mesiánico en los Profetas

Los profetas del Antiguo Testamento amplían estas promesas, describiendo un futuro reino mesiánico de justicia y paz. Isaías 9:6-7 profetiza: «Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre» (Isaías 9:6-7, Reina-Valera 1960). Este pasaje refuerza la promesa de un reino eterno que será gobernado por un descendiente de David.[8]

En Isaías 2:2-4, el profeta describe una era futura de paz y justicia, donde la ley de Dios emanará de Jerusalén y todas las naciones fluirán hacia ella para aprender sus caminos: «Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones» (Isaías 2:2, Reina-Valera 1960). Esta visión de una era de paz universal y adoración a Dios desde Jerusalén es vista por los quiliasmistas como una descripción del reinado milenario de Cristo.[9]

Similar a Isaías, Miqueas 4:1-4 profetiza un tiempo de paz y seguridad bajo el gobierno de Dios desde Jerusalén: «Y él juzgará entre muchos pueblos, y corregirá a naciones poderosas hasta muy lejos; y martillarán sus espadas para azadones, y sus lanzas para hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se ensayarán más para la guerra» (Miqueas 4:3, Reina-Valera 1960). Esta visión también es interpretada como una referencia al futuro milenio, donde Cristo reinará con justicia.[10]

El libro de Zacarías contiene varias profecías que los defensores del quiliasmo interpretan como alusiones al reino milenario. Zacarías 14:9-11 habla del Señor reinando sobre toda la tierra: «Y Jehová será rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehová será uno, y uno su nombre» (Zacarías 14:9, Reina-Valera 1960). La descripción de la paz y seguridad que sigue es vista como un indicio del reinado de Cristo durante el milenio.[11]

Ezequiel 37:24-28 habla del pacto de paz y la restauración de Israel bajo un rey davídico: «Mi siervo David será rey sobre ellos, y todos ellos tendrán un solo pastor; y andarán en mis preceptos, y mis estatutos guardarán, y los pondrán por obra» (Ezequiel 37:24, Reina-Valera 1960). Esta profecía es interpretada por los quiliasmistas como una promesa del reinado de Cristo, el descendiente de David, sobre un Israel restaurado en el milenio.[12]

Relación con el Quiliasmo

Desde la comprensión quiliástica, estas promesas se cumplirán durante el milenio, un período literal de mil años durante el cual Cristo reinará en la tierra desde Jerusalén, cumpliendo así los pactos abrahámico y davídico de manera plena y literal. Este entendimiento se ve reflejado en Apocalipsis 20:1-6, donde se describe el reinado de los santos con Cristo por mil años.[13]

Así pues, resulta evidente que el quiliasmo o premilenarismo, se fundamenta firmemente en el Antiguo Testamento, especialmente en los pactos abrahámico y davídico. Estos pactos establecen las promesas de una descendencia numerosa, la posesión de la tierra y un reino eterno, promesas que los defensores del quiliasmo creen que se cumplirán de manera literal durante el milenio. La interpretación de estos textos y pactos como promesas literales configura una expectativa de un reinado mesiánico futuro y terrenal, que es central para la doctrina premilenarista.

LA INFLUENCIA DEL JUDAÍSMO DEL SEGUNDO TEMPLO EN LA FORMACIÓN DEL PREMILENARISMO APOSTÓLICO

El quiliasmo no sólo se fundamenta en el Apocalipsis, sino que también está influenciado por las creencias del judaísmo del Segundo Templo. Este período, que se extiende aproximadamente desde el 516 a.C. hasta el 70 d.C., estuvo marcado por una rica producción literaria y una intensa reflexión teológica sobre el futuro del pueblo de Israel y el reino de Dios. Muchos judíos esperaban un reino mesiánico terrenal en el cual el Mesías reinaría sobre la tierra. Esta expectativa mesiánica influyó en la teología de los primeros cristianos, quienes reinterpretaron estas esperanzas a la luz de la resurrección y la segunda venida de Cristo.[14]

La literatura del Segundo Templo refleja una fuerte expectativa de un Mesías que establecería un reino terrenal. Textos como los Salmos de Salomón, especialmente el Salmo 17, describen un futuro rey descendiente de David que restaurará Jerusalén y gobernará con justicia.[15] Esta visión mesiánica influenció significativamente la teología cristiana temprana y proporcionó un marco para la interpretación del milenio en el Apocalipsis de Juan.

La Resurrección de los Muertos

Otra creencia central del judaísmo del Segundo Templo que fundamenta el quiliasmo es la doctrina de la resurrección de los muertos. Textos como 1 Enoc y 2 Baruc expresan la esperanza en una resurrección futura, donde los justos serán recompensados y los impíos castigados.[16] Esta expectativa de resurrección y recompensa futura se refleja en Apocalipsis 20:4-6, donde los mártires y los justos resucitan para reinar con Cristo durante mil años.

El Reino de Dios en la Tierra

La idea de un reino de Dios literal y terrenal era prominente en el pensamiento judío del Segundo Templo. El Libro de Daniel, especialmente Daniel 7, presenta visiones de un «Hijo del Hombre» recibiendo un reino eterno: «Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido» (Daniel 7:14, Reina-Valera 1960). Esta visión es fundamental para la interpretación quiliasmista del reinado milenario de Cristo Esta visión apocalíptica y el anhelo por un reino divino influenciaron a los primeros cristianos, quienes interpretaron estos textos en el contexto del regreso de Cristo y el establecimiento de su reino milenario.[17]

Así pues, el quiliasmo cristiano encuentra sus raíces teológicas en las ricas expectativas del judaísmo del Segundo Templo. La esperanza en un Mesías que establecería un reino terrenal, la doctrina de la resurrección de los muertos y la visión de un reino de Dios literal y eterno fueron elementos fundamentales que moldearon la escatología cristiana temprana. Estas creencias proporcionaron un marco interpretativo para los primeros cristianos, como el apóstol Juan y su escuela, quienes adoptaron y desarrollaron el quiliasmo dentro del cristianismo naciente.

Es incuestionable que el Nuevo Testamento refleja estas influencias del judaísmo del Segundo Templo. El apóstol Juan, en el libro de Apocalipsis, utiliza el lenguaje y las imágenes apocalípticas comunes en los textos del Segundo Templo. Apocalipsis 20:1-6 describe el reinado milenario de Cristo, resonando con las esperanzas judías de un reino mesiánico justo y restaurador (Apocalipsis 20:1-6).

EL APÓSTOL JUAN Y SU ESCUELA DE ASIA MENOR COMO PADRES DEL QUILIASMO O PREMILENARISMO APOSTÓLICO

El quiliasmo, también conocido como premilenarismo apostólico, se fundamenta principalmente en el libro de Apocalipsis y en las creencias del judaísmo del Segundo Templo. El apóstol Juan y su escuela de Asia Menor jugaron un papel crucial en el desarrollo y la propagación de esta enseñanza.

El Apóstol Juan y el Libro de Apocalipsis

El apóstol Juan, tradicionalmente considerado el autor del libro de Apocalipsis, es una figura central en la formulación del quiliasmo. En Apocalipsis 20:1-6, Juan describe una visión en la que Satanás es atado por mil años y los santos resucitan para reinar con Cristo durante este período. Esta descripción es fundamental para la doctrina del premilenarismo, ya que ofrece una base bíblica explícita para la creencia en un reinado milenario literal (Apocalipsis 20:1-6).

La Escuela de Asia Menor y los Padres de la Iglesia

La escuela de Asia Menor, formada por discípulos directos de Juan como Papías y Policarpo, continuó y desarrolló la enseñanza quiliástica. Papías de Hierápolis (70-163 d.C.), por ejemplo, es conocido por su apoyo al quiliasmo, basando sus creencias en las enseñanzas de Juan. Aunque sus escritos se han perdido, sus enseñanzas han sido citadas por otros padres de la Iglesia como Ireneo de Lyon, quien afirma que Papías habló de un período de mil años en el cual Cristo reinaría en la tierra:

«Papías, un discípulo de Juan, quien había oído a Juan el Presbítero, dijo que habrá un período de mil años después de la resurrección de los muertos, cuando el reino personal de Cristo será establecido en esta tierra» (Ireneo de Lyon, Contra las Herejías, Libro V, Capítulo 33).

Justino Mártir y la Transmisión del Quiliasmo

Justino Mártir, uno de los primeros apologistas cristianos, es otro ejemplo de cómo la escuela de Juan influyó en la propagación del quiliasmo. En su «Diálogo con Trifón», Justino defiende explícitamente la creencia en un milenio literal, citando tanto las Escrituras como la tradición de los apóstoles, incluyendo a Juan:

«Además, hubo cierto hombre entre nosotros, cuyo nombre era Juan, uno de los apóstoles de Cristo, quien profetizó, por revelación que le fue hecha, que aquellos que creen en nuestro Cristo pasarán mil años en Jerusalén, y después de esto vendrá la resurrección universal y, en suma, el juicio eterno» (Justino Mártir, Diálogo con Trifón, Capítulo 81).

Esta defensa refleja la continuidad de la enseñanza quiliástica desde los apóstoles hasta los padres de la Iglesia. Desafortunadamente, y a pesar de su aceptación temprana, el quiliasmo no estuvo exento de críticas. Con el tiempo, teólogos como Orígenes y Agustín de Hipona rechazaron la interpretación literal del milenio, favoreciendo una comprensión más alegórica. Sin embargo, la influencia de Juan y su escuela perduró, y el quiliasmo continuó siendo una perspectiva escatológica significativa en la historia del cristianismo.[18]

En síntesis, podemos afirmar que el apóstol Juan es el Padre del Quiliasmo, y que su escuela de Asia Menor, juntamente con sus escritos, fueron fundamentales en la formación y propagación del quiliasmo o premilenarismo apostólico. Basándose en las visiones del libro de Apocalipsis y en las expectativas mesiánicas del judaísmo del Segundo Templo, esta doctrina ofreció a los primeros cristianos una esperanza concreta de un reino terrenal de Cristo. Aunque el quiliasmo enfrentó críticas y desarrollos teológicos posteriores, su impacto perdura como una de las interpretaciones escatológicas más antiguas y significativas en la historia de la Iglesia.

¿QUÉ CREÍA LA IGLESIA DE LOS PRIMEROS SIGLOS ACERCA DEL MILENIO?

El quiliasmo, también conocido como premilenarismo, es una perspectiva escatológica que sostiene que Jesucristo regresará físicamente a la tierra antes de un período de mil años (el milenio) durante el cual reinará con sus santos. Esta creencia tiene sus raíces en las interpretaciones literales de las profecías bíblicas, especialmente del libro de Apocalipsis, y fue prevalente en la Iglesia Primitiva.

Quiliasmo en la Iglesia Primitiva

El término «quiliasmo» proviene de la palabra griega «chilioi», que significa mil, y se refiere específicamente al reino milenario mencionado en Apocalipsis 20:1-6. Uno de los primeros y más prominentes defensores del quiliasmo fue Justino Mártir (100-165 d.C.). En su obra «Diálogo con Trifón», Justino Mártir afirma su creencia en un milenio literal: «Yo y otros muchos cristianos sinceros de pensamiento puro creemos que habrá una resurrección de los muertos, y que habrá mil años en Jerusalén, que entonces será edificada, embellecida, y ampliada» (Justino Mártir, Diálogo con Trifón, Capítulo 80).

Ireneo de Lyon (130-202 d.C.), discípulo de Policarpo y un ferviente defensor del quiliasmo, también apoyó esta creencia en su obra «Contra las Herejías». Ireneo escribió: «Porque en el justo número de días de un milenio, los santos descansarán después de haber servido a Dios durante seis mil años… Además, todas las profecías y parábolas del Señor, así como las enseñanzas de los apóstoles, afirman que este descanso será en la séptima millonésima» (Ireneo de Lyon, Contra las Herejías, Libro V, Capítulo 28).

También afirmó:

«Los días vendrán en los cuales surgirán vides, cada una con diez mil ramas, y en cada rama diez mil ramas más pequeñas, y en cada una de estas ramas más pequeñas diez mil ramitas, y en cada una de estas ramitas diez mil racimos, y en cada uno de estos racimos diez mil uvas, y cada uva, cuando sea exprimida, dará veinticinco metratas de vino…» (Ireneo de Lyon, Contra las Herejías, Libro V, Capítulo 33).

Quiliasmo en los Siglos Posteriores

El quiliasmo continuó siendo una doctrina importante en los siglos posteriores. Tertuliano (160-220 d.C.), un prolífico escritor y apologista, defendió el premilenarismo en su obra «Contra Marción». Tertuliano argumenta:

«Pero no se debe concluir que el mundo esté en su consumación final simplemente porque el Señor del mundo ya ha venido… porque aún queda pendiente su segunda venida, que traerá con ella el reino prometido de mil años» (Tertuliano, Contra Marción, Libro III, Capítulo 25).

Lactancio (250-325 d.C.), en su obra «Las Instituciones Divinas», también describe un reino milenario:

«Pero cuando venga el Hijo de Dios y destruya la injusticia y haga un juicio del mundo y resucite a los justos, Él estará en la tierra mil años y gobernará con justicia y los impíos serán sometidos» (Lactancio, Las Instituciones Divinas, Libro VII, Capítulo 24).

Comodiano (siglo III d.C.) en sus «Instrucciones» menciona explícitamente el milenio:

«Luego vendrá la resurrección de los santos, Dios vendrá y traerá para sí los justos y se cumplirá la promesa. Ellos vivirán mil años en justicia» (Comodiano, Instrucciones, Capítulo 44).

Hipólito de Roma (170-235 d.C.) también defendió una interpretación premilenial del Apocalipsis en sus escritos:

«Y después de seis mil años, vendrá el día del Señor, el cual está prefigurado por el sábado, un séptimo día que introduce la tranquilidad de mil años» (Hippólito de Roma, Sobre el Anticristo, Capítulo 65).

Metodio de Olimpo (m. 311 d.C.) también era conocido por sus enseñanzas sobre el milenio. En su obra «El Banquete de los Diez Vírgenes», escribe sobre la resurrección y el reino milenario:

«Porque en el séptimo milenio, el verdadero sábado, los santos reinarán con Cristo en la tierra» (Metodio de Olimpo, El Banquete de los Diez Vírgenes, Discurso 9, Capítulo 5).

QUILIASMO APOSTÓLICO: EL SISTEMA ESCATOLÓGICO MÁS ANTIGUO, PERO ABANDONADO POR LA IGLESIA EN SIGLOS POSTERIORES

El quiliasmo o premilenarismo fue una doctrina prominente en la Iglesia Primitiva y continuó influyendo en la teología cristiana en los siglos posteriores. Defensores como Justino Mártir, Ireneo de Lyon, Papías de Hierápolis, Tertuliano, Lactancio y Comodiano aportaron una perspectiva escatológica basada en una interpretación literal de las profecías bíblicas. Este sistema escatológico no solo reflejaba las esperanzas y expectativas de los primeros cristianos, sino que también ha perdurado a lo largo de la historia, manteniendo su relevancia en la teología contemporánea.

Sin embargo, esta doctrina comenzó a declinar hacia el siglo III. Padres de la Iglesia como Orígenes y Agustín de Hipona fueron influyentes en este cambio. Orígenes promovió una interpretación alegórica de las Escrituras, mientras que Agustín, en su obra La Ciudad de Dios, interpretó el milenio como el reinado espiritual de Cristo a través de la Iglesia. Agustín argumentó que el reino milenario ya estaba en curso, un periodo simbólico que comenzó con la primera venida de Cristo y que continuaría hasta su regreso definitivo.[19]

Promotores del cambio

La influencia de Agustín fue crucial en la aceptación general de una interpretación amilenialista en la Iglesia. Sus escritos proporcionaron una base teológica para rechazar el quiliasmo, y su autoridad como teólogo respetado hizo que sus ideas fueran ampliamente aceptadas. Además, la asociación del quiliasmo con movimientos heréticos, como los montanistas, ayudó a desacreditar la doctrina milenaria.[20]

Postura Escatológica de la Iglesia Católica

La Iglesia Católica adoptó la postura amilenialista, interpretando el reinado de mil años de manera simbólica. Esta postura se mantuvo constante a lo largo de la Edad Media y se reafirmó en el Concilio de Éfeso (431 d.C.), donde el quiliasmo fue condenado oficialmente. La interpretación amilenialista sostiene que el reino de Cristo ya está presente en la Iglesia, y no habrá un reinado literal de mil años en la Tierra.[21]

Reforma Protestante y Quiliasmo

Los reformadores protestantes, como Martín Lutero y Juan Calvino, también rechazaron el quiliasmo. Influidos por la interpretación agustiniana, adoptaron una visión amilenialista o, en algunos casos, postmilenialista. Calvino, en particular, criticó fuertemente el quiliasmo, considerándolo una distracción de la verdadera esperanza cristiana de la resurrección y la vida eterna.[22]

Vemos pues, que el abandono del premilenarismo, o quiliasmo apostólico, se debió a la influencia de teólogos prominentes como Orígenes y Agustín, quienes promovieron una interpretación alegórica de las Escrituras. La Iglesia Católica adoptó oficialmente una postura amilenialista, que también fue aceptada por los reformadores protestantes. Sin embargo, el quiliasmo resurgió en la Edad Moderna en diferentes movimientos cristianos, reflejando la continua evolución del pensamiento escatológico cristiano.

RESURGIMIENTO DEL QUILIASMO EN LA EDAD MODERNA

A pesar de la influencia teológica de Agustín, la postura oficial de la Iglesia Católica y el rechazo de los reformadores magisteriales, esta doctrina ha persistido y ha encontrado adeptos en diversos grupos cristianos desde la Reforma hasta el presente.

El Quiliasmo Apostólico resucita con la Reforma Radical

El quiliasmo apostólico nunca desapareció del todo. Los Anabaptistas, por ejemplo, mantuvieron creencias milenaristas durante el siglo XVI. Este movimiento, aunque radical y perseguido, abogó por una interpretación literal de las profecías bíblicas y la expectativa de un inminente reino milenario.[23]

Durante la Reforma, aunque muchos líderes rechazaron el milenarismo, algunos eruditos mantuvieron una postura premilenarista. Thomas Brightman (1562-1607), un puritano inglés, fue uno de ellos. Brightman interpretó las profecías bíblicas de manera literal y anticipó un futuro reino milenario de Cristo en la Tierra. Sus escritos, como A Revelation of the Revelation (1609), influenciaron a otros puritanos y prepararon el terreno para futuras interpretaciones premilenaristas.[24]  

En el siglo XVII, los Bautistas del Séptimo Día también adoptaron una postura premilenarista, destacando la observancia del sábado y la anticipación del regreso de Cristo para establecer su reino en la Tierra.[25]

En el siglo XIX, el premilenarismo histórico experimentó un resurgimiento significativo. David Brown (1803-1897), un teólogo escocés, defendió esta posición en su obra Christ’s Second Coming: Will it be Pre-millennial? (1846). Brown argumentó a favor de una interpretación literal de Apocalipsis 20, anticipando el regreso de Cristo antes de un reino milenario.[26]

Otro erudito notable fue George Eldon Ladd (1911-1982), un teólogo bautista estadounidense, conocido por su defensa del premilenarismo histórico en el siglo XX. En su obra The Blessed Hope (1956), Ladd argumentó contra el dispensacionalismo y a favor de una interpretación premilenial más histórica y bíblicamente fundamentada (Ladd, 1956).[27]

Eruditos Contemporáneos

En la actualidad, varios eruditos continúan defendiendo el premilenarismo histórico. Craig L. Blomberg, profesor de Nuevo Testamento en el Denver Seminary, ha sostenido esta posición. En su obra From Pentecost to Patmos (2006), Blomberg aborda la escatología del Nuevo Testamento y defiende una interpretación premilenial de Apocalipsis 20.[28]

Wayne Grudem, otro destacado erudito contemporáneo, ha expresado su apoyo al premilenarismo histórico en su influyente obra Systematic Theology (1994). Grudem presenta una visión equilibrada y bíblicamente fundamentada del premilenarismo, destacando su coherencia con la enseñanza de las Escrituras.[29]

El premilenarismo histórico ha sido defendido por varios eruditos protestantes, desde los tiempos de la Reforma hasta la actualidad. Thomas Brightman, David Brown, George Eldon Ladd, Craig L. Blomberg y Wayne Grudem han sido figuras clave en la promoción y defensa de esta doctrina. Sus contribuciones han enriquecido el pensamiento teológico y han asegurado la supervivencia y relevancia del premilenarismo en el cristianismo contemporáneo.

La influencia de estos eruditos ha sido significativa en la teología protestante. Sus obras han proporcionado una base sólida para la defensa del premilenarismo histórico y han contribuido a la comprensión de la escatología cristiana. La persistencia de esta doctrina a lo largo de los siglos refleja su relevancia y la continua búsqueda de los cristianos por entender el futuro prometido en las Escrituras.

INFLUENCIA Y LEGADO DEL PREMILENARISMO CLÁSICO A LA TEOLOGÍA CRISTIANA

El premilenarismo histórico ha tenido un impacto significativo en la teología de la iglesia y la praxis cristiana. A través de este estudio hemos visto como esta doctrina ha sido defendida por eruditos prominentes y ha influenciado tanto el pensamiento teológico como la vida práctica de los creyentes. ¿Cómo ha logrado tal cosa? He aquí algunos ejemplos:

Aportes a la Teología de la Iglesia

  1. Enriquecimiento de la Escatología Cristiana: El premilenarismo histórico ha contribuido a una comprensión más rica y detallada de la escatología. Al enfocarse en una interpretación literal de Apocalipsis 20, ha proporcionado una perspectiva clara y esperanzadora sobre el futuro reinado de Cristo en la Tierra. Esto ha ayudado a contrarrestar interpretaciones alegóricas y ha reavivado el interés por las profecías bíblicas y su cumplimiento.[30]
  2. Desarrollo de una Teología Coherente: El premilenarismo histórico ha impulsado el desarrollo de una teología coherente y sistemática que conecta la escatología con otros aspectos de la doctrina cristiana, como la soteriología y la eclesiología. Al defender la idea de un reinado futuro de Cristo, esta postura ha subrayado la importancia de la fidelidad y la perseverancia en la vida cristiana presente, en anticipación de la recompensa futura.[31]
  3. Refuerzo de la Esperanza Cristiana: Al prometer un futuro reinado de Cristo, el premilenarismo histórico ha fortalecido la esperanza cristiana. Esta doctrina ha proporcionado consuelo y motivación a los creyentes, especialmente en tiempos de persecución y dificultad, al recordarles que el sufrimiento presente será seguido por un período de paz y justicia bajo el reinado de Cristo.[32]

 Cambios Positivos en la Praxis Cristiana

  1. Impulso al Evangelismo y la Misión: La expectativa de un regreso inminente de Cristo y su reinado milenario ha motivado a muchos cristianos a involucrarse más activamente en el evangelismo y la misión. La urgencia de compartir el mensaje del evangelio ha sido una característica notable entre los grupos premilenaristas, quienes ven la proclamación del evangelio como una preparación esencial para el retorno de Cristo.[33]
  2. Fomento de la Santidad y la Vida Pía: La creencia en un juicio futuro y una recompensa milenaria ha incentivado a los creyentes a vivir vidas santas y piadosas. La doctrina del premilenarismo histórico ha enfatizado la importancia de la pureza y la obediencia a los mandamientos de Dios, motivando a los cristianos a alinearse con los valores del reino de Dios que vendrá.[34]
  3. Promoción de la Justicia Social: La visión de un futuro reino de justicia ha inspirado a muchos cristianos a trabajar por la justicia social en el presente. El premilenarismo histórico ha subrayado la necesidad de luchar contra la injusticia y la opresión, viendo estos esfuerzos como una anticipación del reinado justo de Cristo en la Tierra.[35] A diferencia del dispensacionalismo (que busca huir de este mundo en su momento más trágico y mirar de lejos su hundimiento), el premilenarismo histórico no es un sistema escapista que desatienda las necesidades actuales de los necesitados o ignore la búsqueda de justicia social.

Todo lo discutido aquí se resume en lo siguiente: El premilenarismo histórico ha aportado significativamente a la teología de la iglesia y ha influido positivamente en la praxis cristiana. Al proporcionar una comprensión clara y esperanzadora del futuro, ha motivado a los creyentes a vivir vidas de santidad, compromiso con la misión y justicia social. Esta doctrina continúa siendo una fuente de esperanza y motivación para muchos cristianos alrededor del mundo.


BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES:

[1] Schaff, Philip (2017), History of the Christian Church I: Apostolic Christianity. A.D. 1-100, Hendrickson Pub, p. 35.

[2] Una mirada histórica al Premilenialismo – Coalición por el Evangelio. https://www.coalicionporelevangelio.org/articulo/una-mirada-historica-al-premilenialismo/.

[3] PPA Minsitries, El premilenarismo histórico o clásico (2020). https://pensamientopentecostalarminiano.org/2020/05/28/el-premilenarismo-historico-o-clasico-apostolico/

[4] PPA Ministries (2023), Introducción al Premilenarismo Histórico. https://pensamientopentecostalarminiano.org/2023/10/28/introduccion-al-premilenarismo-historico/#_ftn2

[5] PPA Ministries (2019), Una mirada bíblica al Premilenialismo. https://pensamientopentecostalarminiano.org/2019/11/08/una-mirada-biblica-al-premilenarismo-historico-y-dispensacional/

[6] Walton, J. H. (2001). The NIV Application Commentary: Genesis. Zondervan

[7] Harrison, R. K. (2005). Old Testament Times. Hendrickson.

[8] Oswalt, J. N. (1986). The Book of Isaiah, Chapters 1–39. Eerdmans.

[9] Ibid.

[10] Waltke, B. K. (2007). A Commentary on Micah. Eerdmans.

[11] Boda, M. J. (2016). The Book of Zechariah. Eerdmans.

[12] Block, D. I. (1998). The Book of Ezekiel, Chapters 25–48. Eerdmans.

[13] Walvoord, J. F. (1983). The Millennial Kingdom. Zondervan.

[14] Sanders, E.P. (1992). Judaism: Practice and Belief, 63 BCE – 66 CE. SCM Press.

[15] Salmos de Salomón 17:21-32, James H. Charlesworth, The Old Testament Pseudepigrapha, Vol. 2.

[16] 1 Enoc 22:12-13, George W. E. Nickelsburg, 1 Enoch: A Commentary on the Book of 1 Enoch; 2 Baruc 50:2-4, Charlesworth, The Old Testament Pseudepigrapha, Vol. 1

[17] Collins, J. J. (1993). Daniel: A Commentary on the Book of Daniel. Fortress Press

[18] Williams, J.P. (2001). «The Controversy about Chiliasm.» Vigiliae Christianae, 55(4), 367-385

[19] Agustín de Hipona. (2005). La ciudad de Dios. Madrid: Alianza Editorial, pp. 703-705

[20] McGinn, B. (1994). Visions of the End: Apocalyptic Traditions in the Middle Ages. New York: Columbia University Press, p. 48.

[21] Catecismo de la Iglesia Católica. (1992). Ciudad del Vaticano: Libreria Editrice Vaticana, párrafos 668-677.

[22] Calvino, J. (2006). Institución de la religión cristiana. Buenos Aires: Ediciones Kairós, p. 132.

[23] Williams, G. H. (1962). The Radical Reformation. Philadelphia: Westminster Press, p. 117.

[24] Brightman, T. (1609). A Revelation of the Revelation. London: Felix Kyngston.

[25] Schaff, P. (1910). History of the Christian Church. New York: Scribner, p. 203.

[26] Brown, D. (1846). Christ’s Second Coming: Will it be Pre-millennial? Edinburgh: Johnstone and Hunter.

[27] Ladd, G. E. (1956). The Blessed Hope. Grand Rapids, MI: Eerdmans.

[28] Blomberg, C. L. (2006). From Pentecost to Patmos: An Introduction to Acts through Revelation. Nashville, TN: B&H Academic.

[29] Grudem, W. (1994). Systematic Theology: An Introduction to Biblical Doctrine. Grand Rapids, MI: Zondervan.

[30] Ladd, G. E. (1956). The Blessed Hope. Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1956.

[31] Grudem, W. (1994). Systematic Theology: An Introduction to Biblical Doctrine. Grand Rapids, MI: Zondervan.

[32] Brown, D. (1846). Christ’s Second Coming: Will it be Pre-millennial? Edinburgh: Johnstone and Hunter.

[33] Blomberg, C. L. (2006). From Pentecost to Patmos: An Introduction to Acts through Revelation. Nashville, TN: B&H Academic.

[34] Brightman, T. (1609). A Revelation of the Revelation. London: Felix Kyngston.

[35] Weber, T. P. (1979). Living in the Shadow of the Second Coming: American Premillennialism, 1875-1925. New York: Oxford University Press.

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