El retorno personal de Jesucristo a la tierra es la única manera en que recibiremos la plenitud de la esperanza que tanto anhelamos. Debemos estar esperando un retorno visible de Cristo (Mateo 24:27, 30,44; Marcos 13:26; Lucas 21:27; Hechos 1:11; Filipenses 2:10-11) quien a su venida nos transformará y nos hará partícipes de su gloria (Romanos 8:18-23; 1 Corintios 15:51-52; Colosenses 3:4).
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¿Soy un hereje si no creo en el rapto?
Cristo no nos convierte en personas superficialmente uniformes ni nos exige adhesión a tal o cual sistema doctrinal. La unidad cristiana va más allá de eso, es una unidad basada en una fe común en Su Nombre. En un sentido, los cristianos sí debemos ser clones de la misma persona, pero esa persona es Jesús, no un teólogo particular. A Jesús no le interesa conformarnos a una escuela de pensamiento teológico. A Cristo le interesa conformarnos a una imagen, Su imagen (Romanos 8:29). En realidad, seguir a Cristo y ser cómo Cristo tienen poco que ver con apegarnos o no a cierta escuela de interpretación.
Escatología | La Segunda Venida de Cristo
En su Segunda Venida, Jesús vendrá con los ejércitos celestiales a Su lado. El resultado final y último del regreso de Cristo será el juicio de los incrédulos y la recompensa final de los creyentes, los cuales reinarán con Cristo mil años y luego, en la eternidad, vivirán en un nuevo cielo y una nueva tierra. Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo reinará y será adorado en un reino eterno donde no habrá más pecado, pena ni sufrimiento.
Teorías sobre la Segunda Venida
En la teología evangélica, se denomina “arrebatamiento de la iglesia” al evento en el cual Dios “quita” o “arrebata” a los creyentes de la tierra para dar paso a Su justo juicio que será derramado sobre la tierra durante el período de la tribulación. La doctrina del arrebatamiento (a veces llamado “rapto de la iglesia”) no fue enseñada en el Antiguo Testamento, por lo que Pablo la llama un "misterio" ahora revelado: "He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados" (1 Corintios 15:51-52). Pablo consideraba al arrebatamiento la “esperanza bienaventurada” del creyente (Tito 2:13), el glorioso evento que todos debemos anhelar. A través del arrebatamiento seremos totalmente libres de pecado, y estaremos para siempre en la presencia de Dios. En el arrebatamiento, Dios resucitará a todos los creyentes que han muerto, dándoles cuerpos glorificados, y después partiendo de la tierra con aquellos creyentes que estén aún vivos, a quienes también les serán dados cuerpos glorificados (1 Tesalonicenses 4:13-18 y 1 Corintios 15:50-54).