Dios, como el Creador supremo, ejerce control sobre su creación, incluyendo a los seres espirituales y a los humanos que se rebelaron contra Él. La presencia de maldad en la creación se debe a las acciones de estos seres rebeldes, tanto espirituales como humanos. Sin embargo, Dios supervisa y guía esta maldad de acuerdo con sus propósitos y dentro de los límites de los tiempos que ha establecido. En el Antiguo Testamento, no hay indicios de que Dios haya empleado guerreros humanos en batallas espirituales; en cambio, parece que un ángel mensajero, posiblemente Gabriel, y el arcángel Miguel fueron los únicos seres que enfrentaron las fuerzas espirituales de maldad