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Historia de los Avivamientos Pentecostales del siglo XX: El Avivamiento Metodista en Corea como precursor del Avivamiento de Pyongyang

Por Fernando E. Alvarado

En algunos medios “pentecostales” que promueven la introducción de la teología reformada en el pentecostalismo, a menudo se utiliza el Avivamiento de Pyongyang (1907), un movimiento principalmente presbiteriano, para promover la validez de un «pentecostalismo reformado». Tal pretensión, sin embargo, es falaz porque ignora el contexto histórico y espiritual que lo precedió. Este avivamiento no surgió en un vacío, sino que fue profundamente influenciado por el avivamiento metodista anterior, el cual enfatizó la santificación, la experiencia del Espíritu Santo y la oración ferviente. Los metodistas, con su teología wesleyana, prepararon el terreno espiritual y doctrinal para lo que ocurriría en Pyongyang. Por tanto, atribuir el avivamiento únicamente a una tradición reformada o presbiteriana es omitir la raíz metodista que lo precedió y, en gran medida, lo hizo posible. (Kim, 2010, p. 112; Lee, 2000, p. 45).

LA SEMILLA DEL AVIVAMIENTO EN PYONGYANG

El avivamiento metodista en Corea, ocurrido a finales del siglo XIX y principios del XX, fue un movimiento espiritual profundo que sentó las bases para el posterior Avivamiento de Pyongyang en 1907. Este movimiento no solo transformó la vida espiritual de los coreanos, sino que también preparó el terreno para una de las manifestaciones más poderosas del Espíritu Santo en la historia de Asia. Como pentecostales, reconocemos que estos eventos fueron obra del Espíritu Santo, quien se movió de manera poderosa para restaurar la fe y la devoción en un contexto de opresión colonial y desesperanza social (Lee, 2000, p. 45).

Los misioneros metodistas, como Henry G. Appenzeller y Horace G. Underwood, llegaron a Corea en la década de 1880 con el propósito de evangelizar y establecer iglesias. Sin embargo, fue el fervor espiritual de los creyentes coreanos, combinado con la enseñanza metodista de la santificación y la experiencia del Espíritu Santo, lo que catalizó el avivamiento. Los coreanos, muchos de los cuales vivían en extrema pobreza y bajo el yugo del colonialismo japonés, encontraron en el evangelio una esperanza transformadora. Este contexto de sufrimiento y anhelo por liberación espiritual fue clave para el avivamiento (Clark, 2003, p. 78).

Uno de los aspectos más destacados del avivamiento metodista fue su énfasis en la oración ferviente y el arrepentimiento. Los creyentes coreanos se reunían en grupos de oración, a menudo en montañas o lugares apartados, para clamar a Dios por un avivamiento. Estas reuniones, conocidas como «prayer mountains» (montañas de oración), reflejaban una profunda hambre por la presencia de Dios y un deseo de experimentar su poder transformador. Este énfasis en la oración y el arrepentimiento fue un precursor directo del Avivamiento de Pyongyang, donde el quebrantamiento y la confesión de pecados jugaron un papel central (Kim, 2010, p. 112).

Además, el avivamiento metodista en Corea se caracterizó por un fuerte sentido de comunidad y unidad entre los creyentes. A diferencia de otros movimientos religiosos de la época, el metodismo coreano enfatizó la importancia de la iglesia como cuerpo de Cristo, donde cada miembro tenía un papel vital. Esta visión comunitaria fue crucial para el crecimiento de la iglesia y para la posterior expansión del evangelio en Corea. El Espíritu Santo movió a los creyentes a compartir su fe con valentía, incluso frente a la persecución y la adversidad (Park, 2005, p. 89).

METODISMO WESLEYANO Y AVIVAMIENTO EN COREA

Desde una perspectiva teológica, el avivamiento metodista en Corea puede entenderse como una manifestación del poder del Espíritu Santo para renovar y santificar a su pueblo. La doctrina wesleyana de la santificación, que enfatiza la obra interior del Espíritu para purificar el corazón del creyente, resonó profundamente con los coreanos. Este énfasis en la santidad personal y la transformación espiritual fue un elemento clave del avivamiento y preparó el camino para el derramamiento aún mayor del Espíritu en Pyongyang (Moon, 2008, p. 67).

Teniendo en mente lo anterior, podemos decir que el avivamiento metodista en Corea fue un movimiento espiritual profundo que preparó el corazón de los creyentes para el Avivamiento de Pyongyang. A través de la oración, el arrepentimiento y la comunidad, el Espíritu Santo trabajó de manera poderosa para transformar vidas y establecer una base sólida para el crecimiento de la iglesia en Corea. Como pentecostales, vemos en este avivamiento un recordatorio de que Dios sigue obrando en medio de su pueblo, especialmente en tiempos de dificultad y necesidad. Que este testimonio histórico nos inspire a buscar un nuevo derramamiento del Espíritu en nuestros días.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

  • Clark, A. (2003). A History of the Church in Korea. Seoul: Christian Literature Society.
  • Kim, S. (2010). The Korean Pentecost: The Great Revival of 1907. Eugene, OR: Wipf and Stock.
  • Lee, T. (2000). The Christian Faith and the History of Korea. Seoul: Duranno Press.
  • Moon, C. (2008). The Holy Spirit Movement in Korea. Journal of Asian Missions, 10(2), 65-80.
  • Park, J. (2005). The Methodist Church and the Korean Revival. Seoul: Hansei University Press.

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