Por Fernando E. Alvarado
¿Puede un arminiano clásico, y más particularmente un pentecostal, sostener la teología del pacto? Sí, absolutamente sí. Y particularmente el Federalismo de 1689. Arminio y sus seguidores creyeron en la teología pactual por su naturaleza bíblica, lógica y coherente. Además, los primeros pentecostales (en su mayoría de origen metodista y bautista), provenían de un trasfondo pactual, no dispensacionalista. Pero ¿Qué es la teología del pacto? La teología del pacto es una forma de leer la Biblia, de sistematizarla. Reconoce que Dios ha estructurado la historia a través de pactos desde la creación hasta hoy, e incluso después de hoy, hasta la consumación. Es a través de Pactos como Dios mismo ha estructurado la secuencia de eventos que tienen lugar como están registrados para nosotros en la Escritura, para organizar la teología alrededor de ese hecho básico. Así es como Dios se revela a sí mismo.

¿Por qué los dispensacionalistas tienden a rechazar la teología del pacto? Principalmente por desconocimiento, ignorancia o confusión en cuanto a sus postulados, sobre todo en 4 áreas concretas: (1) el Bautismo de Infantes (paidobautismo); (2) la Teología del Reemplazo; (3) su relación con la teología reformada (calvinismo); y (4) su asociación con el cesacionismo. Tales cuestionamientos, sin embargo, no son del todo válidos.
En primer lugar, no todos los teólogos pactales son paidobautistas (es decir, que practican el Bautismo de Infantes). De hecho, el federalismo de 1689 rechaza completamente tal práctica. Los federalistas credobautistas (que practicamos el bautismo sólo de creyentes) rechazamos bautizar a un Infantes por el simple hecho de ser hijo de un creyente. ¿Por qué? Porque si clamamos ser hijos de Abraham por la fe y no por generación natural, no podemos aspirar a las ordenanzas por esa generación natural, como otros lo hicieron. Incluso los descendientes naturales de Abraham no tuvieron derecho al bautismo sobre la base de su generación natural, sino sólo sobre la base de su arrepentimiento (Mt. 3:7-9). Por tanto, si la descendencia natural de Abraham no pudo en absoluto aspirar a las ordenanzas del Nuevo Testamento como un derecho en virtud de esa descendencia, mucho menos la descendencia adoptada [los gentiles creyentes] podría hacerlo por cualquier clase de generación natural.

En segundo lugar, no es cierto que la teología del pacto enseñe forzosamente la teología del reemplazo o supersesionismo. No afirmamos la defección absoluta del Israel étnico. Fueron los dispensacionalistas (con su ya proverbial apego al sionismo cristiano) quienes acusaron a los pactistas (federalistas) de crear una teología del reemplazo al dar a la Iglesia el lugar de Israel, siendo que el lugar de Israel debía ser permanente. Pero de hecho, históricamente, los pactistas no enseñaron que la Iglesia reemplazó a Israel, sino que los gentiles se unieron a Israel en el pacto de gracia, en el momento en que el nuevo pacto reemplazó al antiguo pacto. De esta forma, las promesas de un pacto perpetuo entre Israel y Dios no sólo fueron mantenidas, sino que fueron cumplidas y extendidas a los gentiles. Entonces, no se trata de que un pueblo reemplazó al otro, sino que se trata de un pacto reemplazando a otro pacto cuando las promesas reveladas por el pacto de gracia desde Génesis 3:15 en adelante fueron cumplidas, cuando el antiguo pacto llegó a su fin y un gran grupo compuesto de judíos y no judíos entraron al nuevo pacto. En el federalismo uno debe rechazar el contraste entre Israel y la Iglesia, y en su lugar enfatizar el alcance del pacto de gracia en el Antiguo Testamento (sólo Israel) y el alcance del pacto de gracia en el Nuevo Testamento (toda nación). Los gentiles no reemplazan a Israel, sino que son añadidos como herederos de las bendiciones de Israel.
En tercer lugar, no todos los teólogos pactistas sostienen una soteriología calvinista. Arminio y sus sucesores sostuvieron la teología del pacto. Incluso Wesley (considerado el segundo padre del arminianismo) reformuló la teología del pacto dentro de la cosmovisión y teología metodistas (esta formaba parte de su legado anglicano), sin adoptar con ello una soteriología calvinista. Aunque a menudo las declaraciones usadas para formular la teología del pacto muestren una tendencia a usar un lenguaje típicamente calvinista con respecto al nivel de la voluntad secreta de Dios, lo cierto es que al nivel de la «perspectiva del pacto», la teología del pacto usa un lenguaje típicamente arminiano (Cristo murió por ti; pero si violas el pacto serás separado de Cristo y llegarás a ser parte de los réprobos). La teología del pacto es perfectamente compatible con la soteriología arminiana.

En cuarto lugar, la teología del pacto no niega la continuidad de los dones espirituales. De hecho, esta resulta más favorable al continuismo que el mismísimo dispensacionalismo. Muchos pactistas actuales (entre ellos el prestigioso erudito Martyn Lloyd-Jones) son, o fueron en vida, también continuistas. Debe recordarse que el dispensacionalismo es un sistema teológico que afirma que Dios ha empleado diferentes medios de administración de sus planes en diferentes períodos de la historia humana, por tal motivo, los primeros dispensacionalistas consideraron que la era de los dones espirituales como el hablar en lenguas, milagros y profecía, entre otros, pertenecían únicamente al período fundacional de la iglesia. Por tal motivo, podemos afirmar que ser o no cesacionista no está relacionado con sostener o no la teología del pacto, pues incluso algunos dispensacionalistas (como John MacArthur y muchos otros) son cesacionistas. El continuismo y el cesacionismo son comunes en ambos sistemas, más no parte esencial de los mismos.
Así pues, aunque la teología pactual de las iglesias reformadas suele ser paidobautista, cesacionista, supersesionista y de orientación calvinista en su soteriología, esta no es la regla para las denominaciones arminianas que la abrazan. Si bien es cierto no todas las formas de teología pactual sostenidas por las denominaciones arminianas son exactamente iguales (los metodistas, por ejemplo, sí bautizan infantes), el pactismo arminiano difiere notoriamente de la versión reformada en algunos o en todos estos puntos, de modo tal que los pentecostales podemos abrazar dicha teología sin problema alguno.

extraordinario trabajo de sintesis de una problematica tan compleja, necesaria y pertinente , simplemente gracias
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