Por Fernando E, Alvarado
A grandes rasgos, el posmilenialismo (o postmilenialismo) se define como una interpretación del capítulo 20 del libro de Apocalipsis, que ve la segunda venida de Cristo como si ocurriera después del “Milenio”, el cual es interpretado como una Edad Dorada o una era de prosperidad y dominio cristiano. Ahora bien, aunque el posmilenialismo afirma que Cristo volverá después del Milenio, este no debe ser entendido necesariamente como un período de 1,000 años literales. Los que sostienen esta posición, no interpretan la profecía no cumplida usando un método normal, es decir, literal. Ellos creen que los 1,000 años mencionados en Apocalipsis 20:4-6 significan simplemente “un largo período de tiempo”. Además, el prefijo “pos” en “posmilenialismo” denota la opinión que Cristo volverá después de que los cristianos (y no Cristo Mismo) hayan establecido el reino sobre esta tierra. A consecuencia de tal razonamiento, los posmilenialistas creen que este mundo va a ir mejorándose cada vez más y que el mundo entero será “cristianizado” finalmente. Después de esto, y solo hasta entonces, Cristo volverá.[1]
El posmilenialismo contrasta con el premilenialismo (el punto de vista que dice que la segunda venida de Cristo ocurrirá antes de Su Reino Milenario, y que el Reino Milenario es de 1,000 años literales) y, en menor grado, con el amilenialismo (un milenio no literal). Asimismo, el posmilenialismo ha servido de base a nuevas corrientes teológicas heterodoxas, tales como la Teología del Dominio (Dominionismo) y el “Reino Ahora”. El posmilenialismo se divide en dos corrientes: Posmilenialismo bíblico y posmilenialismo liberal.

PRINCIPALES POSTULADOS DEL POSMILENIALISMO
El Postmilenialismo sostiene que el Señor Jesucristo establece su reino en la tierra a través de la predicación y la obra redentora en el primer siglo y que Él equipa a su Iglesia con el evangelio, le capacita por el Espíritu, y le encomienda la Gran Comisión de discipular a todas las naciones. El Postmilenialismo espera que eventualmente una vasta mayoría de los hombres con vida sean salvados. El éxito creciente del evangelio producirá gradualmente un tiempo en la historia, anterior a la venida de Cristo, en el cual la fe, justicia, paz y prosperidad prevalecerán en los asuntos de los hombres y de las naciones. Luego de una extensa era de tales condiciones el Señor regresará visible, corporal y gloriosamente, para ponerle fin a la historia con la resurrección general y el juicio final luego del cual sigue el orden eterno.[2]
De lo anterior se desprende que:
El posmilenialismo sostiene que el Señor Jesucristo funda su reino Mesiánico en la tierra durante su ministerio terrenal y por medio de sus labores redentoras. Su establecimiento del “reino de los cielos” cumple las expectativas proféticas del Antiguo Testamento con respecto al reino venidero. El reino que Cristo predica y presenta no es otro que aquel que fue esperado por los santos del Antiguo Testamento. En el Postmilenialismo la iglesia es el Israel cumplido/transformado e incluso es llamada “el Israel de Dios” (Gálatas 6:16).
La naturaleza fundamental del reino es esencialmente redentora y espiritual, antes que política y material. Aunque tiene implicaciones para la esfera política. Algunos posmilenialistas consideran la iglesia como un reino en competencia con las naciones geopolíticas para el dominio gubernamental. Para ellos Cristo gobierna su reino espiritualmente en y a través de su pueblo en el mundo, lo mismo que por su providencia universal.
Debido al poder intrínseco y al diseño de la redención de Cristo, su reino ejercerá una influencia transformacional sociocultural en la historia. Esto ocurrirá a medida que más y más gente se convierta a Cristo. La clave, en primer plano, es la regeneración, la propagación del evangelio y la conversión de los hombres y las naciones a la Palabra de Dios.
El posmilenialismo espera la expansión y el desarrollo gradual del reino de Cristo en el tiempo y en la tierra antes que el Señor regrese a ponerle fin a la historia. Esto procederá de un ministerio global de la Palabra, oración ferviente y llena de fe, y las labores consagradas del pueblo de Cristo lleno del Espíritu. El Cristo siempre presente está dirigiendo el crecimiento del reino desde Su trono en el cielo, donde está sentado a la diestra de Dios.
El posmilenialismo anticipa confiadamente un tiempo en la historia en la tierra (continua con el presente) en el cual el mismo evangelio que ya está operando ganará la victoria por toda la tierra, cumpliendo la Gran Comisión.[3] El posmilenialismo enseña el éxito de la gran comisión en esta era de la iglesia. Cree que una abrumadora mayoría de hombres y naciones será cristianizada, la justicia abundará, la guerras cesarán, y la prosperidad y la seguridad florecerán. Se distinguirá por la recepción universal de la verdadera religión, y la sujeción ilimitada al cetro de Cristo. Será un tiempo de paz universal y que, además, se caracterizará por una gran prosperidad temporal.[4]
De acuerdo con el posmilenialismo podemos ver hacia adelante, hacia una ‘era dorada’ de prosperidad espiritual continuando por siglos, o incluso por milenios, durante cuyo tiempo el cristianismo será triunfante sobre toda la tierra.[5] Luego de este período extendido de prosperidad en el evangelio, la historia de la tierra llegará a su conclusión por el regreso personal, visible y corporal de Jesucristo (acompañado por una resurrección literal y un juicio general) para introducir su pueblo comprado con sangre en la forma consumada y eterna del reino. Y así estaremos por siempre con el Señor.
¿CÓMO SURGIÓ EL POSMILENIALISMO?
Durante los tres primeros siglos la iglesia fue premilenarista en su enfoque sobre el milenio. Se esperaba que Jesús reinase literalmente durante 1,000 años sobre la tierra. Este punto de vista fue especialmente popular durante los períodos de cruenta persecución que tuvo que enfrentar la iglesia. Uno de los primeros en modificar este enfoque fue Ticonio, donatista africano, quien hacia fines del siglo IV introdujo una interpretación novedosa de Apocalipsis 20. Ticonio rechazó la estricta interpretación escatológica de Apocalipsis 20. Para Ticonio el milenio se refiere a la edad presente. La primera resurrección se refiere al pasar de muerte a vida en la conversión. Para Ticonio la palabra “milenio” no debía entenderse literalmente.
Posteriormente, Agustín de Hipona popularizó e hizo dogma el punto de vista de Ticonio. Agustín consideró el milenio como un sábado universal repleto de bendiciones espirituales, concibió los mil años como una época en que la iglesia gobernaría sobre la tierra, era el abandono de la interpretación futurista. La principal razón de Agustín para tal actitud eran las crudas exageraciones a que habían llegado las descripciones literalitas del milenio.
Aunque la forma agustiniana de interpretar el milenio fue a veces modificada (lo cual en ocasiones dificulta distinguirla de lo que se denomina amilenialismo) ella prevaleció por largo tiempo. Durante la Edad Media cualquier interpretación literal del milenio era vista como una herejía. Muchas de las grandes denominaciones protestantes incorporaron el postmilenialismo en sus credos. Las Confesiones de Augsburgo y Westminster son básicamente postmilenialistas. Luteranos, presbiterianos, y grupos reformados han tendido a seguir el postmilenialismo. La gran escuela de teología de Princeton del siglo XIX y comienzos del siglo XX, representada por Ch. Hodges y B. Warfield, representa firmemente el postmilenialismo.[6]

Durante los Siglos XVI y XVII varios teólogos Reformados de los Países Bajos enseñaron una forma de quilianismo, que podría llamarse actualmente postmilenialismo, entre ellos hubo algunos bien conocidos personajes como Coccejus, Alting, los dos Vitringa, d’Outrein, Witsius, Hoombeek, Koelman y Brakel, de los cuales algunos consideraban al milenio como cosa del pasado, otros lo entendían como cosa del presente, y todavía otros lo miraban en el futuro. La mayoría lo esperaba hacia el fin del mundo, precisamente antes de la segunda venida de Cristo. Estos hombres rechazaron las dos principales ideas del premilenialismo, es decir, que Cristo volverá físicamente a reinar sobre la tierra durante mil años, y que los santos resucitarán en su venida, y luego reinarán con Él en el reino milenario.
En tanto que sus explicaciones diferían en algunos detalles, el concepto dominante era que el evangelio, que gradualmente se esparciría por todo el mundo, al final llegaría a ser inconmensurablemente más efectivo de lo que es al presente, dando lugar a un período de ricas bendiciones espirituales para la iglesia de Jesucristo, una Edad de Oro, en la cual los judíos participarán en las bendiciones del evangelio de una manera sin precedente.
Otro ejemplo de postmilenialismo fue el de los puritanos norteamericanos de los Siglos XVII y XVIII. Huyendo de Inglaterra tras el fracaso político allí, cruzaron el océano y fundaron (inspirados por sus ideas posmilenialistas) sus teocracias en aquellas tierras, extirpando por la fuerza e incluso con la pena capital todo pecado que pudiera mancillar su proyecto de perfección moral.
El siglo XVIII fue la gran época del postmilenialismo, que desempeñó un papel clave en el desarrollo del pensamiento misionero. Pero en el siglo XIX, la expectación postmilenaria se aproximaba cada vez más a la doctrina secular del progreso y fue absorbida por la identificación que la teología liberal hacía del reino de Dios con el mejoramiento moral y social. El postmilenialismo sufrió una fuerte declinación de su popularidad durante el período 1914-1970. Esta perdida se ha debido más a las situaciones históricas (las dos guerras mundiales y otros conflictos bélicos) que a consideraciones exegéticas.
En años más recientes el postmilenialismo ha sido defendido por David Brown, J. Berg y J. H. Snowden, quienes enseñan que, en los últimos días, se levantará una iglesia militante bajo la influencia especial del Espíritu Santo; el espíritu de los mártires aparecerá de nuevo en la iglesia, la verdadera religión será avivada en gran manera y revivida, y los miembros de las iglesias cristianas se harán tan conscientes de su fuerza en Cristo como nunca antes. Esto provocará la Edad de Oro de la iglesia, la cual será seguida por una breve apostasía, un terrible conflicto entre las fuerzas del bien y del mal, y por la ocurrencia simultánea de la venida de Cristo, la resurrección general y el juicio final.

PUNTOS DÉBILES DEL POSMILENIALISMO
El posmilenialismo, como corriente interpretativa sobre el milenio y los eventos futuros, es quizá la más débil de todas las posturas. Esto se debe a que:
Los posmilenialistas creen que este mundo va a ir mejorándose cada vez más (a pesar de que la historia les ha demostrado todo lo contrario) y que el mundo entero será “cristianizado” finalmente. Después de esto, Cristo volverá. Sin embargo, esta no es la perspectiva que presenta la Escritura del mundo de los últimos tiempos. Del libro de Apocalipsis, es fácil ver que el mundo será un lugar terrible en aquel tiempo futuro. También, en 2 Timoteo 3:1-7, Pablo describe los últimos tiempos como “tiempos peligrosos”.
Los que sostienen la posición posmilenialista, usan un método no literal para interpretar la profecía no cumplida, asignando sus propios significados a palabras. El problema con esto, es que cuando alguien empieza a asignar significados a palabras diferentes a su significado normal, una persona entonces puede decidir que una palabra, o frase, u oración, signifique lo que él mismo quisiera. Toda objetividad concerniente el significado de las palabras se pierde. Cuando las palabras pierden su significado, la comunicación se detiene. Sin embargo, Dios no ha querido que el lenguaje y la comunicación sean así. Dios se comunica con nosotros a través de Su Palabra escrita, con significados objetivos de palabras, para que las ideas y los pensamientos puedan ser comunicados.
Una interpretación normal y literal de la Escritura, rechaza el posmilenialismo y se aferra a una interpretación normal de toda la Escritura, incluyendo la profecía no cumplida. El método de interpretación bíblica usado en el posmilenialismo resulta ambiguo, tendencioso y contradictorio, ya que utiliza un método de interpretación para profecías no cumplidas y otro método muy diferente para las Escrituras no proféticas y para profecías cumplidas. Las Escrituras no proféticas y las profecías cumplidas son interpretadas literal o normalmente. Pero según el posmilenialista, la profecía no cumplida debe ser interpretada espiritualmente, o no literalmente. Esto simplemente no tiene sentido. Los que aceptan el posmilenialismo creen que una lectura “espiritual” de la profecía no cumplida es la lectura normal de estos textos. Esto se llama el uso de una hermenéutica doble. El posmilenialista supone que la mayor parte, o toda, la profecía no cumplida está escrita en lenguaje simbólico, figurativo, y espiritual. Por lo tanto, el posmilenialista asignará significados diferentes a aquellas partes de la Escritura en lugar de los significados normales y contextuales de esas palabras. Tal sistema de interpretación traiciona la intencionalidad del texto bíblico y de sus autores.
El método de interpretación posmilenialista (hermenéutica doble) genera más problemas de los que resuelve. El problema con una interpretación de este tipo es que da lugar a una amplia gama de significados. A menos que interpretemos la Escritura en el sentido normal, no habrá un solo significado. No obstante, Dios, el Autor final de toda la Escritura, tuvo un solo significado en mente cuando Él inspiró a los autores humanos a escribirla. Aunque puede haber muchas aplicaciones de vida en un pasaje de la Escritura, hay un solo significado, y ese significado es lo que Dios quiso que significara. Además, el hecho de que la profecía cumplida fue cumplida literalmente, es la mejor razón de todas para deducir que la profecía no cumplida también será cumplida literalmente. Todas las profecías concernientes a la primera venida de Cristo fueron cumplidas literalmente. Por lo tanto, las profecías concernientes a la segunda venida de Cristo también deben ser esperadas para ser cumplidas literalmente. Por estas razones, una interpretación alegórica de la profecía no cumplida debe ser rechazada y una interpretación literal o normal de la profecía no cumplida debe ser adoptada. El posmilenialismo fracasa en el sentido de que utiliza hermenéutica inconsistente, es decir, interpretar la profecía incumplida de manera diferente a la profecía cumplida.
El posmilenialismo yerra al interpretar subjetivamente la profecía bíblica y sostener que el reino milenario será establecido por la iglesia, no por Cristo mismo.
ASPECTOS POSITIVOS DEL POSMILENIALISMO
A pesar de sus notorias deficiencias, el posmilenialismo mantiene varios aspectos positivos que merecen ser destacados (y de hecho, imitados) por otros cristianos:
El postmilenialismo da una correcta atención al genuino tema bíblico “La dimensión presente del reino de Dios”.
El postmilenialismo tiene un fuerte énfasis en el activismo de los creyentes. Si el reino está presente, luego necesita ser extendido por todo el mundo.
El postmilenialismo es muy bíblico en promover un espíritu de optimismo y combatir una suerte de pesimismo del cual muchos cristianos son fáciles víctimas.
El postmilenialismo reconoce que el reino de Dios se extiende más allá de la iglesia. El reino de Dios se extiende, o está trabajando, en el mundo secular no cristiano. Todo el mundo se halla bajo la esfera del poder del reino de Dios.
POSMILENIALISMO BÍBLICO Y POSMILENIALISMO LIBERAL
Tal como se mencionó al inicio, el posmilenialismo se divide en dos ramas o vertientes: el posmilenialismo bíblico (del cual se ha venido hablando a lo largo de este artículo) y el posmilenialismo liberal (el cual describiremos a continuación).
El posmilenialismo liberal es más bien una filosofía humanista materialista que infectó el posmilenialismo bíblico desde la época de la Ilustración. Alaba el logro humano y busca armonizar con el humanismo secular y las ideas científicas de moda. Como toda filosofía humanista, cree que la humanidad gradualmente irá mejorando y avanzará hacia la unidad y la introducción de una sociedad ideal, o utópica, a través del avance de la ciencia, la educación y el intelecto humanos. Dudar de lo milagroso o sobrenatural es la norma; por consiguiente, rechaza cualquier idea de un gobierno literal de Dios sobre la tierra.
El posmilenialismo liberal enseña que no habrá un regreso literal, corporal, personal, de Cristo a la tierra. Una opinión común sobre el regreso del Señor dentro del posmilenialismo liberal es el Ilamado “punto de vista espiritual” que identifica la venida de Cristo con el avance perpetuo de Cristo en la Iglesia y que incluye muchos eventos notables. También se dice que las promesas de la segunda venida se cumplen mediante su presencia espiritual con su pueblo, que se introdujo con la venida del Espíritu Santo el día de Pentecostés y fue complementada con la caída de Jerusalén. Y realmente cumplida mediante el avance espiritual continuo de la Iglesia y la sociedad.[7]
En otras palabras, para el posmilenialista la Segunda Venida no es un solo evento, sino que incluye todos los eventos de la era Cristiana, que son obra de Cristo. Este punto de vista es sostenido por muchos modernistas de nuestros días. Esta corriente considera que la segunda venida del Señor se cumplió en la destrucción de Jerusalén o el día de Pentecostés, o en la muerte de los santos, o en la conversión del individuo o en cualquier crisis de la historia o de la experiencia del individuo. Su controversia es en cuanto a que si habrá una segunda venida literal o no al final de los tiempos. Por demás está decir que ese punto de vista se basa en la incredulidad a la Palabra de Dios o en el método de espiritualizar la interpretación. Para el posmilenialista liberal el reino de Dios es primariamente una realidad presente. Es un reinado en el corazón de los hombres. Consideran que el reino de Dios no puede ser introducido por la fuerza de manera cataclísmica en algún punto del futuro. El milenio, por lo tanto, no es literal sino alegórico.
El posmilenialismo liberal es del tipo evolutivo. La autoridad definitiva de este tipo de posmilenialismo no es la palabra de Dios, sino la razón humana y su confianza en el hombre para lograr el progreso por medios naturales. Como ya se mencionó, ese tipo de doctrina es más bien un producto de la Ilustración que fue alimentado por la revolución científica, así como, por supuesto, el pensamiento evolutivo, materialista y humanista. Se inclina más por una evangelio social y ecuménico. Todas las religiones deberían unirse para traer un simbólico milenio de hermandad, prosperidad y paz social sobre las naciones.
Como creyentes en la Palabra de Dios no podemos sino rechazar el posmilenialismo liberal, ya que entendemos que las opiniones humanistas y evolucionistas son contrarias a todo lo que la Biblia dice en cuanto al hombre y al pecado. Además, el postmilenialismo niega todo genuino sobrenaturalismo, lo cual atenta contra la inspiración y autoridad de la Biblia. En el posmilenialismo el reino de Dios ha llegado a ser muy difuso, demasiado secularizado. Es, literalmente, otro Evangelio diferente.

CONCLUSIÓN
El postmilenialismo (particularmente el bíblico) espera una conversión de todas las naciones previa al retorno de Cristo. Esto motiva una predicación del evangelio efectiva (Mateo 24:14). Un principio del postmilenialismo es la esperanza de un largo período de paz que llenará la tierra en el cual, más y más personas, se convertirán a Cristo y comenzarán a practicar las enseñanzas del evangelio.
El posmilenialismo no es literalista en su concepción de la extensión del milenio; el milenio como tal es un largo período de tiempo, no necesariamente mil años de calendario. Un fundamento distintivo del postmilenialismo bíblico es el gradual crecimiento del reino (Mateo 13:31-33). En el posmilenialismo liberal la sociedad utópica solo será posible gracias al avance de la humanidad por cuenta propia.
De acuerdo con el posmilenialismo bíblico al final del milenio habrá un período de apostasía, el cual está conectado con la aparición del anticristo. El milenio será seguido por el retorno personal, visible y corporal del Señor Jesucristo. El posmilenialismo liberal niega una segunda venida literal del Señor o le atribuye un significado alegórico. En el posmilenialismo bíblico el retorno del Señor será seguido inmediatamente por la resurrección de justos e injustos, y por el juicio final.
Para cualquier crítico externo al posmilenialismo, dicha corriente interpretativa yerra en las siguientes áreas:
El optimismo acerca de la conversión del mundo parece ser irreal a la luz del desarrollo de la historia.
A la luz de la Escritura parece no haber base para la esperanza de una prosperidad espiritual sin par justo antes de la parusía.
La idea de un paso casi imperceptible desde la era presente a una gloriosa en el futuro la contradice la representación catastrófica que la Escritura presenta.
Las opiniones humanistas y evolucionistas son contrarias a todo lo que la Biblia dice en cuanto al hombre y al pecado.
El postmilenialismo ha tenido algunas dificultades en mantener un genuino El reino de Dios ha llegado a ser muy difuso, demasiado secularizado.
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El trabajo exegético del postmilenialismo sobre Apocalipsis 20 es visto (principalmente por los premilenialistas) como muy artificial.
Muchas de las grandes denominaciones protestantes incorporaron el postmilenialismo en sus credos. Las Confesiones de Augsburgo y Westminster son básicamente postmilenialistas. Algunos grupos luteranos, presbiterianos, y reformados han tendido a seguir el postmilenialismo. La gran escuela de teología de Princeton del siglo XIX y comienzos del siglo XX, representada por Ch. Hodges y B. Warfield, representa firmemente el postmilenialismo. Sectas modernas como los adventistas del séptimo día también incorporan elementos del posmilenialismo en su teología.

REFERENCIAS:
[1] Seraiah, C. Jonathan. The End of All Things: A Defense of the Future. Moscow, ID: Canon Press, 1999.
[2] Gentry, Kenneth L., Jr. He Shall Have Dominion: A Postmillennial Eschatology, Second Edition. Tyler, TX: Institute for Christian Economics, 1997.
[3] Greg L. Bahnsen, Victoria en Jesús, 74.
[4] David Brown, La Segunda Venida de Cristo, 399, 401.
[5] Lorraine Boettner, El Milenio, 29.
[6] Mathison, Keith A., Postmillennialism: An Eschatology of Hope. Phillipsburg, NJ: Presbyterian and Reformed, 1999.
[7] Ice, Thomas, and Tim LaHaye, eds. The End Times Controversy: The Second Coming Under Attack. Eugene, OR: Harvest House Publishers, 2003.

la informacion es bien estructurada y apta para el aprendizaje
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