Hace muchos años, el reverendo Henry B. Garlock (1897-1985), quien fue misionero de las Asambleas de Dios durante mucho tiempo, fue enviado en 1922 a una misión peligrosa en África. Lo que ahí vivió es hoy una experiencia de fe y del poder de Dios obrando en el cumplimiento de la Gran Comisión y de la necesidad del poder del Espíritu Santo para lograrlo.