EL 16 de julio de 1999 la revista Life produjo un libro ilustrado llamado The Life Millennium: The 100 Most Important Events and People of the Past 1,000 Years [El milenio Life: Los 100 eventos y personas más importantes de los últimos 1,000 años], editado por Robert Friedman.[1]
Producir una obra así requirió un equipo de cientos de eruditos y expertos, algunos especializados en historia, arte e incluso otros en tecnología. ¡Qué difícil habrá sido seleccionar los cien eventos y personas más importantes de los últimos mil años! Estamos hablando de cosas como la llegada de Colón a América, el primer hombre en pisar la luna, el bombardeo de Hiroshima y Nagasaki, la invención de la electricidad; todos ellos eventos trascendentales de alcance e impacto masivo. Por eso es de lo más extraordinario que el número sesenta y ocho de la lista haya sido el Avivamiento de la Calle Azusa, que comenzó en 1906 y a partir de dónde el movimiento pentecostal moderno se esparció a lo largo del planeta.

¡Sí, la Calle Azusa! Este evento —un derramamiento espiritual, no una guerra o un avance tecnológico o el nacimiento o muerte de un líder mundial— logró aparecer en la lista de los cien sucesos y personas principales de los últimos mil años. Esto es altamente significativo. ¡Quién habría podido creer que esas reuniones relativamente pequeñas en la Misión de la Calle Azusa, a las que normalmente asistían solo unas cien personas al mismo tiempo, habrían tenido un efecto tan global, que finalmente impactó a más de mil millones de personas![2] Quien se podría haber imaginado que estos servicios del evangelio del Espíritu Santo, realizados en lo que había sido un establo, descrito en ese tiempo como una «choza tambaleante»,[3] sería clasificada antes de cosas como el descubrimiento de la anatomía por medio de la disección (número sesenta y nueve) y el nacimiento del movimiento ambiental moderno (número setenta) en trascendencia mundial! ¡Quién habría concebido que este movimiento de avivamiento, dirigido por un predicador negro iletrado que estaba ciego de un ojo y que era hijo de esclavos liberados, literalmente sacudiría al mundo!
El artículo en el libro de la revista Life dice: “La llama del pentecostalismo fue encendida por primera vez cuando Charles Fox Parham afirmó en 1901 que hablar en lenguas era una señal del bautismo en el Espíritu Santo. Podría haberse quedado en eso si no fuera por William Joseph Seymour, un predicador negro que estaba escuchando a Parham a través de una puerta abierta de su Escuela Bíblica de Houston. Pronto Seymour se dirigió a Los Ángeles, donde su propio bautismo en el Espíritu en 1906 le trajo muchos seguidores entusiastas. Fundó una misión en una iglesia abandonada en la calle Azusa, y en menos de dos años, su ministerio multicultural había enviado misioneros a 25 países […] Hoy [1998], alrededor de quinientos millones de personas se llaman a sí mismas pentecostales o carismáticas, y los pentecostales superan en número a los anglicanos, bautistas, luteranos y presbiterianos combinados.”[4]
En 1906, en ese edificio desvencijado con ese pequeño grupo de creyentes, ¡quién se podría haber imaginado todo esto! La importancia del movimiento pentecostal moderno también llamó la atención de Oxford University Press, una de las editoriales académicas más respetadas del mundo. Por ello, el segundo volumen de su nueva serie más importante, Oxford Studies in World Christianity [Estudios de Oxford en Cristia- nismo Mundial], llamado To the Ends of the Earth: Pentecostalism and the Trans- formation of World Christianity [Hasta lo último de la tierra: el pentecostalismo y la transformación del mundo].[5]
Esto es algo que no se puede ignorar. Según el editor de la serie, Lamin Sanneh: En 1950, alrededor de 80% de los cristianos del mundo vivían en el hemisferio norte: en Europa y América del Norte. Para 2005 la amplia mayoría de los cristianos viven en el hemisferio sur en Asia, África y Amé- rica Latina. En 1900 al inicio del gobierno colonial solo había menos de 9 millones de cristianos en África, de los cuales la gran mayoría eran ortodoxos etíopes o coptos. En 1960 al final del periodo colonial, la cantidad de cristianos había incrementado a alrededor de 60 millones, con cató- licos y protestantes constituyendo unos 50 millones y los otros 10 millones divididos entre las iglesias etíope ortodoxa y copta. Para 2005, la población cristiana en África había incrementado a aproximadamente 393 millones, que es justo debajo del 50% de la población africana.[6]
Mucho de este crecimiento extraordinario se le pude atribuir directamente al derramamiento pentecostal-carismático, ya que el Espíritu se está moviendo poderosamente sobre la Tierra y una cosecha masiva de almas está siendo recogida. Esto es causa de regocijo, adoración y asombro. El mundo jamás había visto algo así.
𝐹𝑈𝐸𝑁𝑇𝐸: 𝑀𝑖𝑐𝘩𝑎𝑒𝑙 𝐿. 𝐵𝑟𝑜𝑤𝑛, 𝐽𝑢𝑔𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑐𝑜𝑛 𝐹𝑢𝑒𝑔𝑜 𝑆𝑎𝑛𝑡𝑜, 𝑝𝑝. 𝟸𝟸-𝟸𝟻

BIBLIOGRAFÍA
[1] Robert Friedman, ed., The Life Millennium: The 100 Most Important Events and People of the Past 1,000 Years [El milenio Life: Los 100 eventos y personas más importantes de los últimos 1000 años] (Nueva York: Life Books, 1998).
[2]Como hay por lo menos 500 millones de carismáticos y pentecostales en el mundo hoy, no es exagerado decir que la Calle Azusa ha impactado a más de un millardo de personas. Vea «Global Christianity—A Report on the Size and Distribution of the World’s Christian Population» [Cristianismo global: Un reporte sobre el tamaño y distribución de la población cristiana mundial], Pew Research Center, 19 de diciembre de 2011, consultado el 9 de octubre de 2017, Christian Movements and Denominations | Pew Research Center (pewforum.org)
[3] K. Connie Kang, “Pentecostal Memorial Is Poised for a Revival” [Memorial pentecostal listo para un avivamiento], Los Angeles Times, 6 de febrero de 2006, consultado el 19 de octubre de 2017, http://articles.latimes.com/2006/feb/06/local/me-pentecost6.
[4] The Life Millennium, 58–59.
[5] Allan Heaton Anderson, To the Ends of the Earth: Pentecostalism and the Transformation of World Christianity [Hasta lo último de la Tierra: Pentecos- talismo y la transformación del cristianismo mundial] (Oxford/Nueva York: Oxford University Press, 2013), https://tinyurl.com/ybq5jvfs.
[6] Anderson, To the Ends of the Earth, xiv.