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Himnos Celestiales: La experiencia de cantar en lenguas entre los primeros pentecostales.

En Efesios 5:18-19, Pablo nos exhorta:

“No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones” (RVR1960)

La BLPH traduce dicho pasaje de la siguiente manera:

“Y no se emborrachen, pues el vino conduce al libertinaje; llénense, más bien, del Espíritu, y entonen entre ustedes salmos, himnos y cánticos inspirados. Canten y toquen para el Señor desde lo hondo del corazón.” (BLPH)

Este pasaje conecta directamente la llenura del Espíritu Santo con la expresión de adoración a través del canto. La expresión «cánticos espirituales» y “cánticos inspirados” implica cantos que son (valga la redundancia) inspirados por el Espíritu Santo, más allá de la simple composición humana. En el contexto del Nuevo Testamento y en experiencias del movimiento pentecostal, esto incluye el canto en lenguas (como se menciona en 1 Corintios 14:15), donde el creyente entona himnos y alabanzas no con entendimiento humano, sino guiado directamente por el Espíritu. Este tipo de canto no solo edifica al individuo, sino que también puede ser un testimonio poderoso de la presencia de Dios en la comunidad.

La referencia a » cantando y alabando al Señor en vuestros corazones» también resalta la dimensión espiritual del canto: no se trata solo de palabras, sino de una expresión profunda de comunión con Dios que brota de la llenura del Espíritu. Así, el canto en lenguas y en el Espíritu se convierte en una manifestación genuina y celestial de la obra del Espíritu Santo en los creyentes, cumpliendo con el propósito de glorificar a Dios y edificar su iglesia.

Pero ¿Cómo experimentaron esto los primeros pentecostales? En The Azusa Papers leemos:

«Uno de los aspectos más extraordinarios de este movimiento de Fe Apostólica es lo que con justicia se denomina el himno celestial. Solo aquellos que han sido bautizados con el Espíritu Santo pueden participar en él, o más correctamente, es el Espíritu Santo quien canta a través de ellos de esta manera. ¡Aleluya! […] «He escuchado y comprendido, tanto en los idiomas gujarati como hindustaní, el canto de diferentes salmos y otras porciones de las Sagradas Escrituras. Los cantos se realizan en varios idiomas extranjeros», escribió Geo. E. Berg, de Hermon, California, ex misionero en la India […] La noche del domingo 9 de diciembre, una hermana cantó en el idioma gujarati de la India los primeros cuatro versículos del capítulo 8 del Cantar de los Cantares de Salomón. Fue un canto como el que una novia podría entonar para su amado: «No despertéis a mi amado». Fue profundamente bendecido y hermoso presenciar cómo el Espíritu Santo cantaba a través de esta querida hermana, trayendo una poderosa ola de fuego celestial y bendición a todos los presentes […] En otra ocasión, se entonó un hermoso canto en lenguas: «¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!» (Mateo 21:9). Este fue el saludo que nuestro Salvador recibió en su entrada triunfal en Jerusalén. El hermano que entendía el idioma afirmó que, en la lengua extranjera, era la poesía más sublime. Al mismo tiempo, el lugar se llenó con la gloria de Dios. Más tarde supimos de una coincidencia notable: el mismo canto estaba siendo entonado en la Misión Pentecostal en el 327 ½ de la calle Spring Sur, y allí fue interpretado de la misma manera. Los santos adorando en ambos lugares estaban en perfecta armonía espiritual, y el Espíritu Santo dio testimonio de ello […] Durante la reunión de todo el día en Navidad, un día que jamás será olvidado, experimentamos el cantar de un villancico en lenguas. Comenzó con una sola voz, como en los campos de Belén, y luego un coro de voces se unió. Fue interpretado por alguien que conocía el idioma, proclamando: «¡Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!» Fue una experiencia dulce y celestial, que siguió a la lectura de las Escrituras. Las personas se conmovieron hasta las lágrimas al escuchar este canto. Era la misma armonía del cielo, y el Espíritu Santo impregnó de música las voces, aunque no estuvieran entrenadas.» (Seymour, William. The Azusa Papers (pp. 160-161). Jawbone Digital. Kindle Edition).

¿Qué aprendemos de la experiencia vivida por los primeros pentecostales? Que la conexión entre la llenura del Espíritu Santo y la adoración expresada a través del canto es una verdad bíblica profundamente significativa, tal como se evidencia en Efesios 5:18-19. Este pasaje nos exhorta a vivir en una comunión plena con el Espíritu Santo, cuya obra se manifiesta en cánticos inspirados y espirituales. Estas expresiones de adoración no son meramente humanas, sino fruto de la intervención divina, donde el Espíritu Santo guía a los creyentes a glorificar a Dios de manera sobrenatural. Esta realidad también incluye el canto en lenguas, mencionado por Pablo en 1 Corintios 14:15, como una forma de edificación personal y de testimonio del poder de Dios en medio de la congregación.

La experiencia descrita en The Azusa Papers proporciona un testimonio tangible de cómo el Espíritu Santo utilizó el canto en lenguas para llenar de gloria celestial a quienes participaban de este avivamiento. Los himnos celestiales, entonados en lenguas desconocidas y muchas veces interpretados, no solo conmovieron a los presentes hasta las lágrimas, sino que testificaron de la unidad del Espíritu entre las congregaciones y de la realidad del Reino de Dios entre ellos.

El relato de Geo. E. Berg, ex misionero a la India, destaca que estos cánticos incluían fragmentos de las Escrituras, tales como el capítulo 8 del Cantar de los Cantares y el saludo triunfal a Jesús en Mateo 21:9, confirmando que estas expresiones musicales estaban profundamente arraigadas en la Palabra de Dios. La armonía y belleza de estos cantos celestiales eran, en palabras de los testigos, reflejos del cielo en la tierra.

Teólogos como Donald Gee (1935) han afirmado que estas manifestaciones son un recordatorio del poder y la actividad del Espíritu Santo en la iglesia contemporánea. Gee escribió:

«El canto inspirado por el Espíritu no es una invención humana, sino una manifestación directa de la presencia divina, que edifica a los creyentes y glorifica a Dios de una manera inigualable» (Concerning Spiritual Gifts, p. 112).

Por su parte, Michael L. Brown (1996) subraya que el canto en lenguas es una forma de oración y adoración que trasciende las limitaciones del entendimiento humano. Según él:

«Es el Espíritu Santo quien canta a través del creyente, dirigiendo la adoración a Dios de manera perfecta, más allá de lo que nuestras palabras pueden expresar» (Whatever Happened to the Power of God?, p. 95).

John Wimber (1986) también destaca que estas manifestaciones musicales, como parte de los dones espirituales, son un reflejo de la obra activa del Espíritu en la iglesia. Wimber observa:

«La música guiada por el Espíritu lleva a la congregación a un estado de comunión celestial, uniendo las voces de los santos con la adoración que ocurre en el cielo» (Power Evangelism, p. 145).

De este modo, la adoración inspirada por el Espíritu Santo, ya sea a través del canto en lenguas o de himnos espirituales, es una expresión tangible de la obra de Dios entre su pueblo. Estas experiencias no solo fortalecen la comunión personal con el Señor, sino que también son un poderoso testimonio de su presencia activa en la iglesia. Como lo afirmaron los testigos del avivamiento de Azusa, estas manifestaciones son reflejos de la armonía celestial y del poder transformador del Espíritu en medio de su pueblo.

REFERENCIAS:

  • Brown, M. L. (1996). Whatever Happened to the Power of God? Destiny Image Publishers.
  • Gee, D. (1935). Concerning Spiritual Gifts. Gospel Publishing House.
  • Seymour, W. (1906). The Azusa Papers. Jawbone Digital.
  • Wimber, J. (1986). Power Evangelism. Harper & Row.
  • Biblia Reina-Valera (1960).
  • Biblia Latinoamericana (2005).

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