Por Fernando E. Alvarado
Hay quienes dicen: «Yo no soy calvinista ni arminiano. Yo simplemente creo lo que dice la Biblia». Y aunque afirmar tal cosa puede sonar equilibrado y lleno de tolerancia, la verdad es que solo esconde la incapacidad de quien esgrime tal argumento para sentar una posición verdaderamente bíblica, su total desconocimiento de la soteriología o su negativa a ser «etiquetado» y atacado por defender lo que realmente cree. Pero negar que se tenga una postura soteriológico no significa que en realidad no se tenga. Solo significa que se tiene miedo a la confrontación y a la sana discusión teológica.

Y TÚ ¿QUÉ CREES REALMENTE?
Un punto de gran importancia en la discusión arminiano/calvinista es la doctrina de la perseverancia de los santos. La Perseverancia de los Santos, conocida también como Seguridad Eterna del Creyente, es la doctrina que enseña que todo aquel que ha sido escogido y redimido por Dios, mediante la fe en Cristo por su gracia, este indudablemente nunca podrá perder su salvación y será guardado del poder del pecado aquí en la tierra hasta ser glorificado, a pesar de su debilidad y tropiezos. La Confesión de Fe de Westminster (una declaración de fe calvinista) afirma:
«Aquellos a quienes Dios ha aceptado en su Hijo amado, llamado de manera eficaz y santificado por su espíritu, no pueden de manera total ni final, caer de un estado de gracia. Si no que ciertamente perseverarán hasta el final en ese estado, y serán salvados eternamente” — Confesión de Fe de Westminster

Arminianos (clásicos y wesleyanos), calvinistas de 5 puntos, e incluso bautistas (muchos de ellos provisionistas) diferimos, sin embargo, en la interpretación de dicha doctrina. En contraposición a la doctrina calvinista, por ejemplo, el Quinto Artículo de la Remonstrancia, una declaración de fe arminiana, afirma que:
«Aquellos que están incorporados en Cristo por una fe verdadera, y de esta manera se han hecho partícipes de su Espíritu vivificante, tienen por lo tanto pleno poder para luchar contra Satanás, el pecado, el mundo y su propia carne, y para ganar la victoria, siendo bien entendido que esto es siempre a través de la gracia asistente del Espíritu Santo; y que Jesucristo les asiste por medio de su Espíritu en todas las tentaciones, extendiendo a estos su mano, y si sólo están listos para el conflicto y desean su ayuda, y no están inactivos, les impide caer, de modo que ellos por ninguna artimaña o poder de Satanás, pueden ser engañados, ni arrancados de las manos de Cristo, según la palabra de Cristo, Juan 10:28: “Nadie los arrebatará de mi mano”. Pero si son capaces, por negligencia, de abandonar de nuevo los primeros comienzos de su vida en Cristo, regresando nuevamente a este mundo malvado presente, de apartarse de la santa doctrina que les fue dada, de perder una buena conciencia, siendo desprovistos de gracia…» (Los Cinco artículo de Remonstrancia o Protesta del 1610, Artículo V)
Pero la Declaración de Fe de Westminster y los 5 Artículos de la Remonstrancia no son las únicas declaraciones doctrinales al respecto. Existen cuando menos tres posturas o perspectivas teológicas principales acerca de la perseverancia o seguridad eterna del creyente.

EL PUNTO DE VISTA ARMINIANO
Los arminianos creemos que es necesario que aquellos que hemos sido redimidos a través del sacrificio y muerte sustitutiva de Cristo perseveremos en la fe salvadora para alcanzar la vida eterna en la era venidera. Sin perseverancia no hay salvación final. Además, sostenemos que los verdaderos creyentes, aquellos que han experimentado la regeneración genuina, pueden todavía caer de la fe y perecer eternamente. Tomamos las palabras de Jesús en Mateo 10:22 tanto literal como seriamente: “El que persevere hasta el fin será salvo”. Sostenemos que es responsabilidad del creyente continuar en la fe salvadora, reconociendo al mismo tiempo la dependencia de la gracia y el poder de Dios para hacerlo.

LA PERSPECTIVA CALVINISTA
Los calvinistas, al igual que los arminianos, creen que es necesario que los redimidos perseveren en la fe salvadora para alcanzar la vida eterna en la era venidera. Creen que quien es verdaderamente salvo no puede dejar de perseverar en la fe salvadora. Dios es el único responsable de preservar a sus elegidos y asegurar que lleguen a su destino final. Los calvinistas no niegan que algunos verdaderos creyentes puedann alejarse temporalmente, pero sostienen que los verdaderamente regenerados nunca se alejarán finalmente de la fe y la salvación. Dirían que la apostasía sólo prueba que la profesión de fe del tal no era genuina y que el “apóstata” nunca había sido verdaderamente regenerado en primer lugar. La deserción del “apóstata” simplemente revela que su conversión inicial fue falsa. El calvinista, por lo tanto, entendería Mateo 10:22 de la siguiente manera: “Aquellos que son [verdaderamente] salvos, perdurarán [por necesidad] hasta el final”. Por esta razón al entendimiento calvinista de la perseverancia de los creyentes suele ser llamado “perseverancia inevitable” pues no hay otra cosa que el creyente pueda hacer. Dios, en su soberanía, lo empujará y forzará a perseverar hasta el fin. La decisión y el albedrío del elegido no cuentan en esto. Solo importa lo que Dios desea hacer con él y en él. La elección es incondicional, inevitable e irrevocable.

LA POSTURA BAUTISTA, SALVO SIEMPRE SALVO (¿CALVINISTAS DE 1 PUNTO, O ARMINIANOS DE 4 PUNTOS?)
Otros calvinistas “moderados” descartan la necesidad de perseverancia de cualquier tipo con respecto a la salvación final. Esta posición es mantenida por un amplio espectro de cristianos evangélicos hoy en día. Es difícil decir cómo deberían llamarse. Mientras que muchos se llaman a sí mismos calvinistas moderados, muchos otros probablemente se opondrían a esa etiqueta. Es generalmente sostenida por aquellos que se consideran arminianos en todas las demás áreas significativas de la soteriología, por lo que bien podríamos llamarlos calvinistas de 1 punto [sosteniendo sólo la P del TULIP] o arminianos de 4 puntos. Este punto de vista es especialmente prominente entre las Iglesias Bautistas y fuertemente promovido por maestros bien conocidos dentro de dichas denominaciones. Esta comprensión de la perseverancia enseña que una vez que una persona pone la fe salvadora en Jesucristo, nada puede cambiar el destino eterno de esa persona (Salvo Siempre Salvo). Sostiene que un verdadero creyente puede volver a una vida de maldad, morir en un estado de no arrepentimiento, y aún así ser salvado al final. Este punto de vista incluso sostiene que un verdadero creyente puede más tarde repudiar la fe, morir en la incredulidad, y aún así tener garantizada la entrada en el Reino eterno de Dios. Su único castigo sería, en el peor de los casos, recibir una pobre o ninguna recompensa celestial. Sin coronas, sin gloria ni rangos celestiales, pero salvo por gracia. Este punto de vista de la perseverancia acuñó la frase “Cristiano Carnal” que se define como los cristianos cuyos estilos de vida no pueden distinguirse de ninguna manera de los estilos de vida malvados de los no regenerados.

¿QUÉ DICE LA BIBLIA? ¿CUÁL DE LAS TRES PERSPECTIVAS ES ENSEÑADA EN LA PALABRA?
¿Quieres saber qué dice la Biblia al respecto? ¿Es cierto que aquel que se aparta de la fe, incluso un creyente previamente regenerado, se puede perder eternamente? ¿En verdad los creyentes verdaderos no pueden cometer apostasía? ¿O es que somos salvos, siempre salvos a pesar de nuestros pecados o abandono de la fe? Te invito a leer los próximos artículos para responder a estas y a otras preguntas cruciales de la fe.
