Pentecostalismo Unicitario

La herejía sabeliana en el pentecostalismo

Por Fernando E. Alvarado

El concepto de la trinidad de Dios está presente a través de toda la Escritura. No es un concepto que sea fácilmente comprendido por la mente finita. Y debido a que el hombre quiere que todo tenga sentido en su teología, regularmente se levantan movimientos heréticos para tratar de explicar la naturaleza de Dios. Desde luego, esto sencillamente no puede lograrse sin violentar el texto bíblico. Los cristianos han llegado a aceptar que la naturaleza de Dios no está sujeta a limitaciones que nos gustaría imponerle. Simplemente le creemos cuando nos dice, “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.” (Isaías 55:8-9). Si no podemos entender Sus pensamientos y caminos, aceptamos que tampoco podemos comprender Su naturaleza. El pentecostalismo no ha estado exento de la aparición de grupos heréticos antitrinitarios dentro de sus filas. Prueba de ello es la existencia del movimiento conocido como “Solo Jesús”.

El movimiento “Solo Jesús,” también conocido como Pentecostalismo Unicitario, o teología de la unicidad, enseña que solo hay un Dios, pero niega la trinidad de Dios. En otras palabras, la unicidad teológica no reconoce a las diferentes personas de la Trinidad; Padre, Hijo y Espíritu Santo. Tiene varias formas – algunos ven a Jesucristo con el único Dios, quien a veces se manifiesta a Sí Mismo como el Padre o el Espíritu Santo. La doctrina central del pentecostalismo unicitario /solo Jesús, es que Jesús es el Padre y Jesús es el Espíritu. Hay un Dios que se revela a Sí Mismo en diferentes “maneras.”

Esta enseñanza de Solo Jesús/Pentecostalismo Unicitario ha estado vigente por siglos, de una u otra forma, como modalismo o sabelianismo. El modalismo enseña que Dios se ha revelado a Sí Mismo en tres modalidades o formas en diferentes momentos – a veces como el Padre, otras como el Hijo, y otras como el Espíritu Santo. Pero pasajes como Mateo 3:16-17, donde dos o las tres Personas de la Trinidad están presentes, contradice la visión modalista. El modalismo fue condenado como herético ya en el siglo II d.C. La iglesia primitiva condenó fuertemente la opinión de que Dios es estrictamente una Persona singular que actuó en formas diferentes en diferentes momentos. Ellos afirmaban que, en base a la Escritura, la tri-unidad de Dios es evidente en que más de un Persona de la Divinidad es vista a menudo simultáneamente, y con frecuencia interactúan una con la otra (Génesis 1:26; 3:22; 11:7; Salmos 2:7; 104:30; 110:1; Mateo 28:19, Juan 14:16). Por tal razón, la doctrina del Pentecostalismo Unicitario/Solo Jesús, es considerada antibíblica de acuerdo con la ortodoxia cristiana. A algunos practicantes aislados del pentecostalismo unicitario se les ha criticado incluso por sostener ciertas posturas arrianas. No obstante, las acusaciones de herejía han sido insuficientes para frenar el crecimiento de dicho grupo religioso. Actualmente, el número de creyentes pentecostales unicitarios supera ya los 40 millones de adherentes alrededor del mundo.

¿CÓMO SURGIÓ EL PENTECOSTALISMO UNICITARIO?

El pentecostalismo unicitario surgió del movimiento pentecostal, que tiene sus orígenes en las enseñanzas de Charles Parham en Topeka, Kansas y del Avivamiento de la Calle Azusa liderado por William J. Seymour en 1906. Rechazados por las iglesias históricas, los pentecostales comenzaron a formar sus propias organizaciones. Uno de estos nuevos grupos fue las Asambleas de Dios que se formó en 1914.

Algunos predicadores evangelistas pentecostales y comenzaron a aceptar y predicar la doctrina de la Unicidad y el bautismo el nombre de Jesús durante ese tiempo, lo que condujo a fricciones dentro del nuevo movimiento. Cuando las Asambleas de Dios oficialmente afirmaron la doctrina tradicional de la Trinidad en su Cuarto Concilio General en octubre de 1916, los pentecostales unicitarios se vieron obligados a retirarse. Dos meses más tarde, varios ministros unicitarios se reunieron en Eureka Springs, Arkansas, y el 2 de enero de 1917, formaron una organización Pentecostal Unicitaria llamada Asamblea General de las Asambleas Apostólicas.

La Asamblea General de las Asambleas de la Sede Apostólica se fusionó con otra iglesia, las Asambleas Pentecostales del Mundo (Pentecostal Assemblies of the World – PAW) y aceptó el liderazgo de G. T. Haywood, un afroamericano. Este grupo celebró la primera reunión en Eureka Springs en 1918. Esta organización interracial adoptó el nombre de la PAW y permaneció como el único organismo Pentecostal Unicitario hasta finales de 1924. Las leyes Jim Crow del sur, junto con otras normas raciales y culturales, condujo a que muchos dirigentes blancos salieran de la PAW en vez de permanecer bajo el liderazgo afroamericano. Muchas congregaciones locales en el Sur, no obstante, quedaron integradas mientras que intentaran cumplir con las leyes de segregación local.

En 1925, se formaron tres nuevas iglesias unicitarias: las Iglesias Apostólicas de Jesucristo, la Alianza Ministerial Pentecostal, y la Iglesia de Emmanuel en Jesucristo. En 1927, se dieron pasos hacia la reunificación de estas organizaciones. Reunidos en un convenio conjunto en Guthrie, Oklahoma, la Iglesia de Emmanuel en Jesucristo y las Iglesias Apostólicas de Jesucristo se fusionaron, tomando el nombre de la Iglesia Apostólica de Jesucristo. Esta fusión unió alrededor de 400 ministros pentecostales de la Unicidad. En 1931, una conferencia de unidad con representantes de cuatro organizaciones unicitarias se realizó en Columbus, Ohio, tratando de unificar a todos los pentecostales Unicitarios de Estados Unidos. La Alianza Ministerial Pentecostal votó a favor de fusionarse con la Iglesia Apostólica de Jesucristo, pero los términos de la fusión propuesta fueron rechazados por ese organismo. Sin embargo, una unión entre la Iglesia Apostólica de Jesucristo y la PAW se consumó en noviembre de 1931. El nuevo organismo mantuvo el nombre de las Asambleas Pentecostales del Mundo.

En 1932, la Alianza Ministerial Pentecostal cambió su nombre a la Iglesia Pentecostal Incorporada para reflejar su estructura organizativa. En 1936, ministros de la Iglesia Pentecostal Incorporada, votaron para trabajar hacia una fusión con las Asambleas Pentecostales de Jesucristo. La unión final, sin embargo, resultó difícil de conseguir hasta 1945 cuando estas dos organizaciones Pentecostales unicitarias se integraron para formar la Iglesia Pentecostal Unida Internacional. La fusión de estos dos organismos pentecostales de la Unicidad unió a 1.838 ministros y aproximadamente 900 iglesias. En los últimos años, la IPUI se ha vuelto étnicamente más diversa. Numerosos pastores, presbíteros y superintendentes de distrito afroamericanos ocupan posiciones de liderazgo en la IPUI hoy día. La comunidad hispana/latina tiene su propio organismo de la IPU llamada Iglesia Pentecostal Unida Hispana Inc., con congregaciones localizadas por todos los Estados Unidos. La IPUI es, hoy por hoy, la mayor de las iglesias del pentecostalismo unicitario, pero no es la única. Otras denominaciones pentecostales unicitarias de importancia numérica son la Iglesia Apostólica Internacional, la Iglesia de Jesús en Filipinas, la Asamblea del Señor Jesucristo, la Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo de la Fe Apostólica, los Cristianos Evangélicos en el Espíritu de los Apóstoles, la Verdadera Iglesia de Jesús, las Asambleas Pentecostales del Mundo, Inc., la Iglesia del Espíritu Santo de Jesús, la Asamblea Apostólica de la Fe en Cristo Jesús, la Iglesia Apostólica de Pentecostés de Canadá, las Asambleas Pentecostales de Jesucristo y la Iglesia Apostólica de la Fe en Cristo Jesús, entre muchas otras.

CREENCIAS DISTINTIVAS DEL PENTECOSTALISMO UNICITARIO.

I.- UNICIDAD DE DIOS

El pentecostalismo unicitario se adhiere al concepto de Unicidad de la Deidad, en contraste a católicos, ortodoxos y protestantes de entendimiento tradicional, que incorporan el dogma trinitario. Por lo tanto, un entendimiento de la Unicidad es fundamental para comprender la posición del pentecostalismo unicitario. Mientras que los Trinitarios creemos que Dios es un ser que existe eternamente como tres personas que son uno en esencia, la enseñanza de la Unicidad afirma que Dios es un espíritu singular. «Padre», «Hijo» y «Espíritu Santo» no son más que los títulos que reflejan las diferentes manifestaciones del Único Dios Verdadero en el universo. El Padre y el Espíritu Santo son uno y el mismo, dice esta doctrina; «Padre» se refiere a Dios en relación paternal, mientras que «Espíritu Santo» se refiere a Dios en su actividad. Según este entendimiento de la Deidad, estos dos títulos no reflejan personas distintas en la Deidad, más bien dos diferentes maneras en que el único Dios se revela a sus criaturas.

Según el entendimiento de la Unicidad, el «Hijo» no existe en alguna forma antes de la encarnación de Jesús de Nazaret, excepto en la presciencia de Dios. En Jesús, Dios tomó carne humana en un momento preciso en el tiempo, sin dejar de ser plena y eternamente Dios: «Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad» (Juan 1:1-14; 1 Timoteo 3:16, Colosenses 2:9). Así, el Padre no es el Hijo (esta distinción es fundamental), pero está en el Hijo como la plenitud de su naturaleza divina (Colosenses 2:9). Para el pentecostalismo unicitario, Jesús es el único Dios verdadero, manifestado en la carne. Por esta razón, prefiere usar el título «Hijo de Dios» en lugar de «Dios el Hijo» para referirse a Cristo.

El pentecostalismo unicitario cree que su concepción de la Deidad es fidedigna al monoteísmo estricto del cristianismo primitivo, lo cual es cuestionable tanto bíblica como históricamente. Ellos contraponen sus puntos de vista no sólo con el Trinitarismo, sino también con el arrianismo adoptado por la Santos de los Últimos Días (mormones), que creen que Cristo era «dios» totalmente separado del Padre y del Espíritu Santo, y los Testigos de Jehová, que lo ven como una deidad menor que su padre. El entendimiento de Dios dentro del pentecostalismo unicitario es similar al Modalismo, aunque no puede ser exactamente caracterizado como tal. Así pues, esta diferencia entre el pentecostalismo unicitario y otros pentecostales y evangélicos (tal como las Asambleas de Dios), ha provocado que las iglesias nacidas del pentecostalismo unicitario sean caracterizadas como sectas.

II.- SOTERIOLOGÍA

El pentecostalismo unicitario deriva su soteriología de Hechos 2:38 y Juan 3:3-5. Creen que, a fin de recibir la salvación bíblica, una persona debe ser espiritualmente nacida de nuevo. Para ellos, esto se logra por morir al pecado mediante el arrepentimiento, siendo sepultado con Jesucristo en el bautismo en agua, y ser resucitado mediante la recepción del bautismo del Espíritu Santo, evidenciado por el hablar en lenguas. Por tal motivo, el bautismo en agua y el hablar en lenguas son considerados esenciales para la salvación.

El pentecostalismo unicitario no reconoce la soteriología aceptada por la mayoría de protestantes y evangélicos (incluidos otros pentecostales), particularmente la creencia en la salvación por fe solamente. Para los pentecostales unicitarios, uno recibe a Cristo cuando sigue su mandamiento de arrepentirse, es bautizado en agua en su Nombre (usando la fórmula del Nombre de Jesús) y recibe el bautismo en el Espíritu Santo evidenciado por el hablar en otras lenguas. Sin estos 3 requisitos no hay salvación. Sólo aquellos que «perseveren hasta el fin» (Mateo 24:13) en esta relación con Cristo serán salvos. Mientras tanto, no hay verdadera seguridad ni certeza de la salvación.

Este sistema soteriológico es considerado herético por los evangélicos ortodoxos, quienes ven en el mismo un sistema de salvación por obras, muy cercano al semipelagianismo. Los pentecostales unicitarios, sin embargo, insisten en negar tal acusación, afirmando que ellos creen que uno es salvado, no por obras, sino por la gracia de Dios. No obstante, insisten en afirmar que la gracia se recibe no sólo por la fe en Jesucristo sino por la obediencia a su mandamiento de nacer de nuevo (ser bautizado en agua en el nombre de Jesús y hablar en lenguas, según su interpretación) y seguir la paz con todos y la santidad sin la cual nadie será salvo. Estas obras, insisten, son hechas por fe en lo que ya está establecido en la Palabra de Dios.

III.- EL ARREPENTIMIENTO

Los pentecostales unicitarios creen que el arrepentimiento es esencial para la salvación, como se indica en Lucas 13:5 y Hechos 2:38. El arrepentimiento es definido por ellos como un total alejamiento del pecado y con dirección a Dios. Según el pentecostalismo unicitario el arrepentimiento exige al pecador arrepentido tomar los próximos pasos bíblicos hacia el perdón y la reconciliación con Dios: el bautismo en agua en el Nombre de Jesucristo y el bautismo del Espíritu Santo. Por otra parte, el arrepentimiento debe ir acompañado de «quebranto divino». Esto no es solo pesar, sino un gusto genuino interno del desagrado de Dios sobre el estilo de vida pecaminoso de uno, que a su vez rompe su corazón y lleva a la determinación de abandonar absolutamente el pecado sin remordimientos ni dudas.

El arrepentimiento es considerado un prerrequisito para recibir el Espíritu Santo. Los pentecostales unicitarios enfatizan que nadie puede arrepentirse por su propio poder, sino que requiere un don sobrenatural de la gracia de Dios. Consideran, sin embargo, que el arrepentimiento no conlleva por sí mismo el poder de la salvación, pues a menos que se siga con el bautismo en agua en el nombre de Jesucristo y del bautismo del Espíritu Santo, el creyente sigue perdido y condenado.

IV.- BAUTISMO EN EL NOMBRE DE JESÚS

El bautismo en agua en el Nombre de Jesús es un componente esencial de la doctrina del pentecostalismo unicitario. Ellos afirman la necesidad indispensable del bautismo en agua, citando Juan 3:5, Hechos 2:38 y Mateo 28:19. Apuntan a Mateo 3:13-16 como evidencia de que incluso el mismo Jesús fue bautizado. El modo de bautismo es por inmersión completa en agua, efectuado en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados.

Esta doctrina de Nombre de Jesús es un punto de discordia entre los pentecostales unicitarios y los cristianos trinitarios. Los pentecostales unicitarios bautizan «en el nombre de Jesucristo», mientras que los trinitarios utilizamos la fórmula enseñada por el mismo Jesús: «en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo». Curiosamente, los pentecostales unicitarios utilizan Mateo 28:19 para apoyar sus afirmaciones, sosteniendo que el nombre singular del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo es Jesús. Insisten en que el nombre en la Escritura es singular, e implica que los tres títulos se refieren a Jesús. Otros creyentes de la Unicidad afirman que Mateo 28:19 fue cambiado a la fórmula tradicional triuna por la Iglesia Católica, pero tal afirmación es falsa e infundada desde la perspectiva bíblica e histórica.

La creencia del Nombre de Jesús se origina en Hechos 2:38, y los miembros también ponen énfasis en Hechos 8:16, Hechos 10:48, y Hechos 19:5, afirmando que estas son las únicas escrituras que muestran cómo la Iglesia primitiva hizo bautismos, y que la Biblia no autoriza el desvío de esa fórmula.

V.- HABLAR EN LENGUAS

Los pentecostales unicitarios abrazan la creencia de que el hablar en lenguas es la inmediata, externa, observable, y audible evidencia de la llenura inicial del Espíritu Santo, y es el cumplimiento del mandamiento de Jesús de ser «nacido del Espíritu» en Juan 3:5. En concordancia con el pentecostalismo clásico, consideran que la experiencia de hablar en lenguas implica hablar en una lengua que nunca se ha aprendido antes, y puede darse a todos, independientemente de raza, cultura o idioma. Sus creencias al respecto se derivan de Hechos 2:4, 17, 38-39; 10:46; 19:6, y 1 Corintios 12:13.

Al igual que los grupos pentecostales ortodoxos, los unicitarios consideran que la lengua se convierte en el vehículo de expresión para el Espíritu Santo (Santiago 3), y simboliza el control completo de Dios sobre el creyente. Su doctrina distingue entre el acto inicial de hablar en lenguas que acompaña al bautismo en el Espíritu, y el don de «diversos géneros de lenguas» mencionado por Pablo en 1 Corintios 12:10, 28-30. Mientras que el primero se considera evidencia indispensable del Bautismo en el Espíritu Santo, el regalo último no es necesariamente mantenido para todos los creyentes una vez que han hablado en lenguas inicialmente. Consideran que los incidentes de hablar en lenguas descritos en Hechos, aunque son lo mismo en esencia, son diferentes en operación y propósito de las lenguas dichas en 1 Corintios 12 -14. Estos últimos son dados a los creyentes seleccionados como el Espíritu decide.

Sin embargo, se separan de la ortodoxia pentecostal al afirmar que el hablar en otras lenguas sirve como signo y es además considerado una parte indispensable del proceso de salvación de una persona: Nadie es considerado salvo si nunca ha hablado en otras lenguas.

(Para una mayor explicación sobre las doctrinas del pentecostalismo unicitario, recomiendo la lectura del libro en inglés: Bernard, David K., 2011. The Apostolic Life. Hazelwood, Missouri: Word Aflame Press).

VI.- VIDA CRISTIANA

Los pentecostales unicitarios enfatizan teóricamente que la salvación se logra por la gracia mediante la fe en Cristo, pero añaden que esta no es posible sin la obediencia a su orden de «nacer de agua y del Espíritu» (Juan 3:5); es decir, bautizarse en el Nombre de Jesús solo y hablar en lenguas. Afirman creer, al menos de palabra, que ninguna cantidad de buenas obras u obediencia a las leyes o las normas pueden salvar a nadie (Tito 3:5). Sin embargo, en contradicción con lo que dicen creer, enseñan un código de conducta que debe ser observado si se desea ser salvo. Ellos creen que dicho código fue ordenado en la Escritura por los Apóstoles.

Según su interpretación, la santidad interior, como demostración de los frutos del Espíritu en la vida del cristiano, se acompaña de signos externos de santidad. Estos incluyen la creencia de que las mujeres no deben cortarse el cabello, además, que deben usar vestidos o faldas en lugar de pantalones. Según su interpretación, tal prohibición está en conformidad con el mandato bíblico dado en Deuteronomio 22:5, el cual manda que «la mujer no vestirá ropa de hombre, ni el hombre se pondrá ropa de mujer «. En cuanto al largo de las faldas se espera generalmente que lleguen por debajo de la rodilla. Mujeres y hombres por igual son alentados a «adornarse [ellos mismos] de ropa decorosa, con pudor y modestia», y son disuadidos de usar cosméticos o joyas, bíblicamente definido como «oro, o perlas, o adornos ostentosos» (1 Timoteo 2:9-10). La severidad precisa para que estas normas sean acatadas.

Algunas denominaciones como la IPUI incluso llegaron en un tiempo a considerar pecado la posesión de un televisor. Esto podría parecer trivial para nosotros, pero no lo es dentro de dicho movimiento. Por ejemplo, en un intento de agilizar la causa de la evangelización, la Conferencia General de 2007 de la IPUI vio una mayoría de ministros votar a favor de una resolución que permita el uso de la televisión en la publicidad. Esta propuesta fue aprobada por sólo 84 votos, y actualmente permite la publicidad a través de este medio. La resolución fue examinada por un año por un comité especial antes de la votación final y no se adoptó sino hasta después de una cuidadosa consideración. Esta resolución causó que muchos ministros amenazaran con abandonar la IPUI. Por lo menos una nueva organización, la Comunidad Pentecostal Mundial, se formó en Tulsa, Oklahoma por este motivo. Otros temas controvertidos incluyen: hombres vestidos con pantalones cortos, la asistencia a cines y baños mixtos.

LITURGIA EN EL PENTECOSTALISMO UNICITARIO

Los servicios de adoración en las iglesias pentecostales unicitarias son a menudo descritos como de naturaleza festiva y emocional, con miembros saltando, danzando, cantando, gritando y aplaudiendo, como en todas las iglesias pentecostales. Algunas personas corren por los pasillos de la iglesia, lo que se conoce como «marcha de victoria». Los servicios a menudo son interrumpidos por actos de hablar en lenguas (glosolalia), interpretación de lenguas, mensajes proféticos, e imposición de manos para propósitos de sanidad. Estos acontecimientos pueden ocurrir espontáneamente. A menudo se realizan masivas “llamados al altar” donde la congregación entera es animada a venir y orar juntos en el frente de la iglesia.

CONCLUSIÓN

El pentecostalismo unicitario, también llamado pentecostalismo del nombre de Jesucristo o Solo Jesús, es una de las cinco ramas del pentecostalismo moderno. Se caracteriza por practicar la doctrina de la Unicidad de Dios, es decir, por no creer en la Santísima Trinidad y considerar al «Padre», «Hijo» y «Espíritu Santo» como manifestaciones de YHWH, EL Dios del Antiguo Testamento, siendo su principal manifestación la figura de Jesucristo. En consecuencia, sus creyentes practican el bautismo en el nombre de Jesús, en lugar de seguir la forma trinitaria del bautismo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Los pentecostales unicitarios fundamentan su unitarismo en pasajes del Antiguo Testamento como Deuteronomio 6:4; sin embargo, el modalismo de los pentecostales unicitarios ha sido duramente criticado por los movimientos pentecostales trinitarios.

Al afirmar que el bautismo en agua y el hablar en lenguas equivalen a nacer de nuevo y, por lo tanto, son indispensables para la salvación, los pentecostales unicitarios se alejan enormemente de la ortodoxia pentecostal. Su legalismo y contradictorio sistema soteriológico también han sido cuestionados duramente, ya que muestran un alejamiento de la teología protestante ortodoxa. Por tal motivo, muchos evangélicos no vacilan en catalogar como sectas a las diversas iglesias pentecostales unicitarias. En artículos posteriores analizaremos con mayor amplitud las doctrinas del pentecostalismo unicitario a la luz de la Biblia.

BIBLIOGRAFÍA

  • Bernard, David (1999). A History of Christian Doctrine, Volume Three: The Twentieth Century A.D. 1900–2000. Hazelwood, MO: Word Aflame Press.
  • Bernard, David K. (2011). The Apostolic Life. Hazelwood, Missouri: Word Aflame Press.
  • Thomas A. Fudge: Christianity Without the Cross: A History of Salvation in Oneness Pentecotalism. Universal Publishers, 2003.
  • An Overview of Basic Doctrines, Section IV «Holiness and Christian Living,» Word Aflame Press, 1979.

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