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Uso de símbolos judíos en iglesias cristianas: El talit o manto de oración

Por Fernando E. Alvarado.

El talit, también conocido como talit gadol o manto de oración, es uno de los elementos icónicos del judaísmo. Consiste en un manto rectangular, hecho de lana o algodón, con flecos (tzitzit) en cada una de sus esquinas.  Es utilizado tradicionalmente por los hombres judíos durante los servicios religiosos. La función principal del talit es servir como un recordatorio visual de los mandamientos de Dios, algo que se menciona en el Libro de Números 15:37-41 y en Deuteronomio 22:12. Según dichos textos bíblicos, los hijos de Israel debían usar estas franjas para recordar y obedecer todos los mandamientos de Dios. Sin embargo, es justo destacar que el talit actual no es exactamente lo mismo que se menciona en dichos pasajes. El talit, más bien, es una innovación rabínica reciente. Para entender su origen y desarrollo, es crucial explorar tanto las fuentes bíblicas como las evidencias históricas para observar cómo ha cambiado esta práctica con el tiempo.

¿POSEE EL TALIT UN ORIGEN BÍBLICO?

A menudo se argumenta que la base bíblica para el uso de un manto con flecos (talit) se encuentra en el libro de Números 15:37-41. Ahí, el Señor proclama:

“También habló el Señor a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles que se hagan flecos en los bordes de sus vestidos, por sus generaciones, y que pongan en el fleco de cada borde un cordón azul[a]. Y os servirá el fleco, para que cuando lo veáis os acordéis de todos los mandamientos del Señor, a fin de que los cumpláis y no sigáis[b] vuestro corazón ni[c] vuestros ojos, tras los cuales os habéis prostituido, para que os acordéis de cumplir todos mis mandamientos y seáis santos a vuestro Dios. Yo soy el Señor vuestro Dios que os saqué de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios. Yo soy el Señor vuestro Dios.” (LBLA)

Dicho mandato se repite más brevemente en Deuteronomio 22:12 de la siguiente manera:

“Te harás borlas en las cuatro puntas del manto con que te cubras.” (LBLA)

Nótese, sin embargo, que en estos pasajes, Dios ordena a Moisés que los israelitas usen flecos en las esquinas de sus vestiduras para recordar los mandamientos. Pero aunque las escrituras hebreas indican claramente la obligación de llevar tzitzit (flecos, borlas), estas no describen un talit específico como lo conocemos hoy.

EL TALIT, UNA INNOVACIÓN RABÍNICA POSTERIOR

En honor a la verdad, es necesario decir que el talit actual, en la forma de un manto utilizado específicamente para la oración, es una innovación rabínica relativamente nueva. Fuentes rabínicas como el Talmud y escritos medievales como el Shulján Aruj muestran cómo los tzitzit fueron incorporados en una vestimenta específica utilizada durante la oración y no en ropas cotidianas. Este desarrollo se distancia de la práctica original, la cual según algunos estudiosos, consistía en poner flecos en cualquier prenda con cuatro esquinas, lo cual no requería una vestimenta especial de oración.

Y es que, siendo exactos, ni Números 15:37-41, ni Deuteronomio 22:12, se refieren a lo que hoy llamaríamos talit. Lo que sí se describe son las franjas o flecos en las vestimentas, conocidos como tzitzit. En Números 15:37-41, Dios instruye a Moisés a decirles a los israelitas que hagan franjas en los bordes de sus prendas, pero este mandato se refiere a cualquier tipo de prenda y no a una prenda específica como el talit.

Es por eso que, aunque actualmente el uso del talit está profundamente arraigado en la cultura y la religión del pueblo judío, dicha indumentaria religiosa no era usada en la época del Antiguo Testamento. Es más: En el Antiguo Testamento ni siquiera se menciona la palabra “talit”, ni se dice que fuese usada por los fieles practicantes del judaísmo. La misma palabra “talit” es, en sí misma, evidencia de su origen posterior a la época bíblica. Incluso fuentes judías coinciden en que la palabra “talit” (talet o taled), proviene posiblemente del término griego “stole” (Enlace Judío, 2012).

Dicho término griego (στολή, stole) se refiere a una prenda larga y suelta, comúnmente usada en la antigua Grecia y Roma. Era una vestimenta exterior que indicaba estatus y dignidad. En varios pasajes del Nuevo Testamento, la «stole» es mencionada como una prenda distintiva, lo que muestra su relevancia cultural durante la época de Jesús. Por ejemplo, en Lucas 20:46, Jesús advierte a sus discípulos sobre los escribas o maestros de la ley a «quienes les gusta andar con vestiduras largas (στολαῖς, stolais), y son amantes de los saludos respetuosos en las plazas, y de ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los lugares de honor en los banquetes.»

Curiosamente, Jesús no ve con buenos ojos la práctica farisea de usar las stolais, la cual consideraba señal de hipocresía y presunción religiosa. Nótese también cómo, en Mateo 23:5, Jesús critica a los fariseos por hacer sus filacterias anchas y alargar los flecos (tzitzit) de sus mantos (otros judíos no usaban stolais, sino que colocaban los tzitzit en los bordes de cualquier prenda exterior que usaran, no en un manto o talit específico). A ellos les dice:

«Todo lo que hacen es para que la gente los vea. Ensanchan sus filacterias y alargan los flecos de sus mantos» (Mateo 23:5, NVI).

Al ensanchar sus filacterias y alargar los flecos de sus mantos, los fariseos buscaban llamar la atención y mostrar una piedad externa que no necesariamente reflejaba una devoción interna genuina. Esta búsqueda de reconocimiento público y la ostentación de su religiosidad eran vistas por Jesús como actos de hipocresía. El énfasis de Jesús estaba en la sinceridad y la humildad en la observancia de los mandamientos de Dios. Los flecos y las filacterias debían ser recordatorios personales de la relación con Dios y su ley, no símbolos de superioridad espiritual o medios para obtener prestigio social.

¿USÓ JESÚS UN TALIT?

Es necesario aclarar que Jesús nunca usó talit como algunos sugieren, o es representado en ciertas pinturas. Muchos intentan sacralizar el uso del talit en contextos cristianos apelando a Marcos 5:28-29, donde se menciona a la mujer que tocó el manto de Jesús y fue sanada, pero eso es un error. En dicho pasaje leemos:

“Cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto.  Porque decía: Si tocare tan solamente su manto (ἱμάτιον, jimátion), seré salva. Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote. Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había salido de él, volviéndose a la multitud, dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos?” (Marcos 5:27-30)

En el texto griego del Nuevo Testamento, la palabra utilizada para describir el manto que la mujer tocó es «ἱμάτιον» (jimátion). Este término se refiere a una prenda exterior comúnmente usada en la antigua Grecia y Roma, similar a un manto o capa que se llevaba sobre otras vestimentas. El ἱμάτιον era una prenda versátil utilizada tanto por hombres como por mujeres, y no tenía la connotación religiosa específica que más tarde adquiriría el talit (Strong, 1890).

El propósito del ἱμάτιον en el contexto del relato de Marcos no era religioso sino funcional. Este manto servía para proteger del clima y era una parte estándar del vestuario diario. La mención del ἱμάτιον en el relato subraya la humildad y la desesperación de la mujer, quien creía que simplemente tocar la prenda de Jesús podría sanarla debido a su fe en su poder (Keener, 1999). Atribuirle un significado místico al manto de Jesús y relacionarlo con el talit judío no solo sería erróneo, sino que caería en el campo de lo supersticioso. Debemos recordar que el talit no era un componente del vestuario común durante el tiempo de Jesús, sino que se desarrolló después de la destrucción del Segundo Templo y con la diáspora judía (Schürer, 1973).

Por lo tanto, el manto que tocó la mujer no debería confundirse con el talit, ya que no existen indicios en el texto (ni en ninguna otra parte) que sugieran que Jesús, siquiera una vez en su vida, usó un talit como algunos quisieran hacernos creer (Goodenough, 1953). Además, estudios arqueológicos y textos contemporáneos del Segundo Templo (como los escritos de Flavio Josefo) no hacen referencia alguna al talit como un manto de oración usado por los judíos de su época o antes de ella, lo que reafirma que la versión actual es una invención post-bíblica.

La idea detrás del uso de mantos sagrados para representar la piedad del que lo usaba era parte ya, en los días de Jesús, de la mentalidad farisea, pero ni aún entonces era lo que hoy conocemos talit. Durante el período del Segundo Templo, el manto usado por los judíos era una simple prenda de vestir que cubría el cuerpo (Talmud, Menachot 41a). El color azul de los hilos tzitzit se derivaba de un tinte especial llamado «tekhelet,» proveniente de un molusco marino, que dejó de usarse tras la destrucción del Segundo Templo debido a la dificultad de obtenerlo (Menachot 44a).

La destrucción del Segundo Templo en el año 70 d.C. marcó un cambio significativo en las prácticas religiosas judías. Con el tiempo, surgió la costumbre de utilizar un manto específico, el talit, para llevar los tzitzit. Esta evolución probablemente se debió a la adaptación de las prácticas religiosas en la diáspora, donde los judíos comenzaron a usar vestimentas comunes de las culturas en las que vivían (Schürer, 1973). Esto no era nada nuevo para ellos, ya que durante la diáspora helenística, los judíos adoptaron y adaptaron diversas costumbres y términos de las culturas circundantes como la stole grecorromana, lo cual llevó eventualmente a la creación de un manto específico para los tzitzit (Goodenough, 1953).

¿CUÁNDO LLEGÓ EL TALIT A CONVERTIRSE, REALMENTE, EN UN SÍMBOLO RELIGIOSO JUDÍO?

En la Edad Media, el talit empezó a tomar la forma que conocemos hoy, como una prenda especial utilizada principalmente durante las oraciones matutinas. Maimónides menciona la importancia del talit como un mandamiento positivo continuo (Mishneh Torah, Hilchot Tzitzit, 3:11). Los judíos sefardíes y asquenazíes, aunque compartían la práctica del uso del talit, desarrollaron diferentes estilos y costumbres, reflejando la diversidad cultural dentro del judaísmo (Shulchan Aruch, Orach Chaim 8:1).

Durante la Edad Media, la forma y el uso del talit se estabilizaron y se codificaron más claramente en la ley judía. Según Grossman (2008), los rabinos de esta época enfatizaron la importancia de los tzitzit (flecos) en los bordes del talit, un mandato bíblico que simboliza los mandamientos de Dios y sirve como un recordatorio constante para los fieles.

El talit medieval era generalmente de lana, aunque también se usaban otros materiales como el lino. Los tzitzit, atados a las cuatro esquinas del talit, a menudo se hacían de lana blanca, y en algunos casos, teñidos con un hilo azul conocido como techelet, cuya fuente de tinte se perdió en la antigüedad pero fue redescubierta por los rabinos medievales. Bloch (2009) señala que la calidad y el diseño del talit podían variar significativamente dependiendo de la región y el nivel socioeconómico del individuo, reflejando una diversidad cultural dentro de la diáspora judía.

Cabe señalar que el talit no solo tenía un significado religioso, sino también social y cultural. Durante la Edad Media, se convirtió en un símbolo de identidad judía y un objeto de distinción dentro de las comunidades judías. Yerushalmi (1982) discute cómo el talit era usado no solo durante la oración diaria, sino también en ocasiones especiales como bodas y funerales, subrayando su papel central en la vida comunitaria y religiosa judía.

Tan importante llegó a ser el uso del talit que los rabinos medievales dedicaron considerable atención a las leyes y regulaciones del talit, discutiendo temas como la correcta forma de atar los tzitzit y la longitud adecuada del manto. En el Shulján Aruj, compilado por Yosef Karo en el siglo XVI, se consolidaron muchas de estas regulaciones, que siguen influyendo en el uso del talit hasta hoy. Schreiber (2003) menciona que estas discusiones a menudo reflejaban diferencias regionales y culturales dentro del judaísmo medieval, llevando a un rico corpus de literatura rabínica sobre el tema.

La aceptación definitiva del talit como símbolo de la identidad religiosa judía, se debió en gran medida a que, durante la Edad Media, las comunidades judías a menudo enfrentaron persecuciones y restricciones bajo dominios cristianos y musulmanes. En algunas regiones, el uso del talit estaba prohibido o severamente restringido, lo que obligó a los judíos a adaptar su vestimenta religiosa para evitar represalias. Ben-Sasson (1976) describe cómo estas persecuciones influenciaron la práctica religiosa y la resiliencia cultural, con el talit sirviendo como un símbolo de resistencia y perseverancia para las comunidades judías.

Pero la historia del talit no termina ahí. El renacimiento moderno del uso del talit coincide con el resurgimiento del interés en las tradiciones judías después del Holocausto y la fundación del Estado de Israel en 1948. Hoy en día, el talit simboliza no solo la devoción religiosa, sino también la identidad y continuidad cultural judía (Mishnah Berurah, 18:3).

¿QUÉ SIGNIFICA EL TALIT PARA UN JUDÍO?

Moisés Ben Maimón, también conocido como Maimónides, uno de los filósofos y eruditos judíos más influyentes, menciona en su obra «Mishné Torá» que el talit simboliza la presencia de Dios que envuelve al devoto durante la oración. Esto infunde un sentido de reverencia y responsabilidad al portador, recordándole su papel y deberes dentro de la comunidad judía.

Durante los servicios religiosos, especialmente en el judío ortodoxo, el talit se coloca sobre los hombros y la cabeza en un gesto de humildad y devoción. Según la obra «Shulján Aruj», una codificación de la ley judía escrita por Yosef Karo, se menciona que al cubrir la cabeza con el talit durante la oración, el individuo se envuelve simbólicamente de santidad, alejando así pensamientos mundanos y logrando una conexión más profunda con Dios.

El acto de comprar y regalar un talit también está lleno de simbolismo. En muchas comunidades judías, se acostumbra que los padres o los abuelos regalen un talit a los jóvenes en eventos significativos como el Bar Mitzvah, cuando un niño cumple 13 años y se considera que ha alcanzado la mayoría de edad religiosa. Este acto simboliza la transmisión de la fe y los mandamientos de una generación a otra, perpetuando así la continuidad de la tradición judía.

Para un análisis más profundo del uso y significado del talit en la cultura y religión judía, recomendaría a los lectores consultar fuentes judías tales como el «Menachot» en el Talmud, el «Mishneh Torah» de Maimónides, el «Shulchan Aruch» de Yosef Karo y la «Mishnah Berurah» de Israel Meir Kagan, las cuales yo mismo usé como fuentes bibliográficas de primera mano en la redacción de este artículo.

POR QUÉ LOS CRISTIANOS NO ESTÁN OBLIGADOS A USARLO

El talit, tal como se utiliza hoy, es una práctica que combina mandamientos bíblicos con desarrollos rabínicos posteriores. Desde una perspectiva cristiana, la obligación de usar el talit no se encuentra sustentada en el Nuevo Testamento. Los primeros cristianos, estando mayoritariamente enraizados en el judaísmo, estaban familiarizados con tradiciones como los tzitzit. Sin embargo, con el desarrollo del cristianismo como una fe distinta, muchas prácticas rituales judías fueron reinterpretadas o totalmente rechazadas. Pablo de Tarso, en sus epístolas, argumentaba que la observancia de la Ley Mosaica no era necesaria para los gentiles convertidos (Gálatas 3:23-25 y Colosenses 2:16-17), lo que incluye el uso de mantos con flecos.

El Nuevo Testamento es claro en sus advertencias contra la judaización. En Gálatas 5:1-4, Pablo advierte a los creyentes sobre la imposición de prácticas judías como la circuncisión, argumentando que hacerlo es abandonar la gracia de Cristo. La Carta a los Hebreos también destaca la superioridad del nuevo pacto en Cristo sobre las prácticas del antiguo pacto (Hebreos 8:6-13). Por lo tanto, el uso del talit puede verse como una forma de judaización que contraviene estos mandatos. ¿Por qué anhelar volver a las prácticas del judaísmo si como cristianos somos partícipes de un pacto superior?

Por otro lado, no debemos perder de vista que el cristianismo evangélico se fundamenta en la pureza doctrinal y la exclusividad de su fe en Cristo. El sincretismo, que implica la mezcla de elementos de diferentes religiones, es visto como una amenaza a esta pureza. El uso del talit, una prenda judía con connotaciones religiosas específicas, puede interpretarse como una forma de sincretismo que diluye la identidad cristiana. La Segunda Carta a los Corintios 6:14-18 insta a los creyentes a no unirse en yugo desigual con los incrédulos, un principio que puede aplicarse al evitar la mezcla de prácticas religiosas, lo cual incluye, ciertamente, las prácticas del judaísmo actual que rechaza a Cristo como Mesías.

Hemos de considerar también que el etnocentrismo, o la creencia en la superioridad de una determinada cultura sobre otras, es contrario a los principios del cristianismo, que promueve la igualdad y la unidad entre todas las personas. Gálatas 3:28 enfatiza que en Cristo no hay judío ni griego, esclavo ni libre, hombre ni mujer. Al adoptar el talit, una prenda específica de la cultura judía, los cristianos podrían estar insinuando una preferencia cultural que va en contra del mensaje de inclusión universal del Evangelio.

El uso del talit por parte de cristianos podría ser percibido como un apoyo al judaísmo, lo cual puede ser ofensivo para otras culturas, especialmente en contextos donde hay tensiones religiosas y políticas. En particular, la comunidad árabe, que en muchos lugares tiene una relación tensa con el judaísmo, podría ver esto como una alineación con sus adversarios, dificultando la propagación del Evangelio en esas regiones. Romanos 14:13-21 advierte a los creyentes sobre la necesidad de no poner obstáculos o tropiezos en el camino de otros.

¡Y qué decir de la apropiación cultural! Dicho fenómeno ocurre cuando una cultura adopta elementos de otra sin el debido respeto o comprensión (algo muy común en los evangélicos en su relación con la cultura judía). En el caso del talit, su uso fuera de su contexto original puede ser visto por muchos judíos conservadores como una forma de apropiación cultural y percibido incluso como ofensivo.

Preguntémonos: ¿Cuál es la necesidad de judaizar? ¿Por qué la obsesión de algunos cristianos en usar el talit para orar, o para ceremonias especiales en sus iglesias? Para colmo, el talit no tiene un origen bíblico explícito, sino que es una tradición que se desarrolló en el judaísmo rabínico opuesto al cristianismo. Aunque Números 15:38-39 menciona los flecos (tzitzit) que deben colocarse en las esquinas de las vestiduras, el talit como prenda específica es una interpretación posterior. Esta falta de una base bíblica sólida para el uso del talit cuestiona aún más su relevancia para los cristianos, quienes deben basar su fe y prácticas en las Escrituras.

Jesús criticó a los fariseos y maestros de la ley por su ostentación y vanagloria en el uso de prendas religiosas. En Lucas 20:46, Jesús advierte contra aquellos que gustan de pasearse con ropas largas y en Mateo 23:5 denuncia que ellos hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres, alargando sus filacterias y los flecos de sus mantos. ¿No deberían sus palabras ser suficientes para nosotros? Las palabras de Jesús sugieren que el uso de prendas religiosas como el talit puede llevar a una falsa piedad y al orgullo espiritual, lo cual es común entre los grupos judaizantes como el movimiento de raíces hebreas, el cual pretende ser la única versión pura y real de cristianismo. Dicho arrogancia religiosa es contraria a la humildad y sencillez que deben caracterizar a los cristianos.

Simplemente nadie en su sano juicio “echa vino nuevo en odres viejos, porque entonces los odres se revientan, el vino se derrama y los odres se pierden; sino que se echa vino nuevo en odres nuevos, y ambos se conservan.” (Mateo 9:17, LBLA). El talit es una gota más del vino viejo. ¿Para qué lo necesitamos si se nos ha dado vino nuevo, dulce y de mucho mejor sabor. No necesitamos mantos de oración. Necesitamos la presencia del Espíritu Santo sobre nosotros, con nosotros y en nosotros (Hechos 1:8; Juan 14:17), ese es nuestro mejor manto (Romanos 8:26). La idea matriz detrás del uso del talit moderno reside en las enseñanzas y la ostentación presuntuosa de los fariseos y sus sucesores (Mateo 23:5, Lucas 20:46). ¿Que tal si mejor seguimos las enseñanzas de Jesús? Y Él nos dijo:

“Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos… Entonces entendieron que no les había dicho que se guardasen de la levadura del pan, sino de la doctrina de los fariseos y de los saduceos.” (Mateo 16:5-12)

 

FUENTES:

  • Ben-Sasson, H. H. (1976). A History of the Jewish People. Harvard University Press.
  • Bloch, A. (2009). The Biblical and Historical Background of Jewish Customs and Ceremonies. Ktav Publishing House.
  • Enlace Judío (2012). https://www.enlacejudio.com/2012/08/06/conoce-todo-acerca-del-talit/
  • Goodenough, E. R. (1953). Jewish Symbols in the Greco-Roman Period. Princeton: Princeton University Press.
  • Grossman, A. (2008). Pious and Rebellious: Jewish Women in Medieval Europe. Brandeis University Press.
  • Kagan, I. M. (1992). Mishnah Berurah (Ed. A. Rabinowitz). New York: Mesorah Publications.
  • Karo, Y. (1990). Shulchan Aruch (Ed. S. Ganzfried). Jerusalem: Feldheim Publishers.
  • Keener, C. S. (1999). A Commentary on the Gospel of Matthew. Eerdmans.
  • Maimónides. (1981). Mishneh Torah (Ed. M. Kellner). New York: Yale University Press.
  • Schreiber, M. (2003). The Shulchan Aruch and Its Laws: An Overview. Judaica Press.
  • Schürer, E. (1973). The History of the Jewish People in the Age of Jesus Christ (175 B.C.-A.D. 135). Edinburgh: T&T Clark.
  • Strong, J. (1890). Strong’s Exhaustive Concordance of the Bible. Abingdon Press.
  • Talmud. (2000). Menachot (Ed. A. Cohen, Vol. 1). Jerusalem: Artscroll.
  • Yerushalmi, Y. H. (1982). Zakhor: Jewish History and Jewish Memory. University of Washington Press.

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