Por Fernando E. Alvarado*
En Levítico 19.28 leemos:
“Y no haréis rasguños en vuestro cuerpo por un muerto, ni imprimiréis en vosotros señal alguna. Yo Jehová.” (RVR1960)
¡Hacerse tatuajes está prohibido! ¿Clarísimo, no? Pues eso parece, al menos a simple vista. El versículo en cuestión, se encuentra delimitado dentro de lo que se denomina perícopa. La cual comienza en el primer versículo del capítulo diecinueve llevando al lector hasta el último versículo del capítulo, el treinta y siete[1]. La mayoría de los autores[2], incluidos los que se utilizaron para la delimitación, comprenden que en el versículo dos [3]se encuentra la razón de ser del capítulo pericopal. Ya que representa un llamado de Dios, para su pueblo, a la santidad de sus vidas. Englobando cada uno de los preceptos desarrollados en el capítulo, como medios para evitar la contaminación con el paganismo imperante de su época.[4] Estos preceptos de santidad se encuentran enmarcados dentro de una gran división estructural del libro de Levítico: la llamada Ley de Santidad que comprende los capítulos 17-26.[5]

El Texto Masorético[6], (TM), la versión de los Setenta [7](LXX) y la Vulgata Latina,[8] tres de los textos antiguos más relevantes en la vida de la iglesia judeocristiana, vierten Levítico 29:18 de la siguiente manera:
| TM | וְשֶׂ֣רֶט לָנֶ֗פֶשׁ לֹ֤א תִתְּנוּ֙ בִּבְשַׂרְכֶ֔ם וּכְתֹ֣בֶת קַֽעֲקַ֔ע לֹ֥א תִתְּנ֖וּ בָּכֶ֑ם אֲנִ֖י יְהוָֽה׃ | “Y no te harás ningún corte en tu carne por los muertos; y no pondrás en ti ninguna escritura o marca; Yo soy Jehová.” [9] |
| LXX | και εντομιδας επι ψυχη ου ποιησετε εν τω σωματι υμων και γραμματα στικτα ου ποιησετε εν υμιν εγω ειμι κυριος ο θεος υμων | “Incisiones, por un muerto, no haréis en vuestro cuerpo y señales impresas no haréis en vosotros.”[10] |
| VULGATA | Et super mortuo non incidetis carnem vestram neque figuras aliquas et stigmata facietis vobis ego Dominus | “Ni sajareis vuestra carne por causa de un muerto[11], ni haréis algunas figuras o marcas [12]sobre vosotros.” [13] |
Al comparar las distintas versiones antiguas y sus respectivas traducciones, se pueden observar los diversos matices que recibió en las versiones modernas el término traducido como tatuaje. En el Texto Masorético (TM) el matiz que se le otorga es el de colocar una inscripción sobre la persona. El término que se traduce marca o tatuaje proviene del hebreo caacá, de la raíz ko´-ha que recibía el sentido primario de cortar para sacar algo o reducir algo. El término en cuestión tiene el sentido de incisión o desgarro intencional.
En la antigua Versión de los Setenta (LXX), la acción prohibida por Jehová es la de imprimir cualquier tipo de escritura sobre nuestro cuerpo. Aquí el término griego es grámma que tiene los matices de escritura: carta, nota, epístola, libro, etc.; plural aprendizaje: carta, cuenta, escrito, escritura, letra. Y según el diccionario Vine del NT[14], el termino en cuestión recibe los siguientes sentidos: Denota primariamente aquello que es trazado o dibujado, un dibujo; luego, aquello que está escrito. Por lo cual la denotación principal es la de trazar algún tipo de señal, lo cual tiene una clara concordancia con las practicas aborrecidas por Jehová.
En la Vulgata Latina (VL) se presenta el término latín stigmata, que deriva del griego antiguo stigma que tiene el significado de marca.
¿Cómo traducen las versiones modernos dicho versículo de Levítico? He aquí algunos ejemplos:
“No se hagan heridas en el cuerpo en memoria de los muertos, ni se hagan tatuajes, porque yo soy el Séñor.” (PDT)
“No se harán sajaduras en su cuerpo por un muerto, ni se harán tatuajes. Yo soy el Señor.” (NBLA)
“No se hagan heridas en el cuerpo por causa de un muerto. No se hagan ninguna clase de tatuaje. Yo soy el Señor.” (DHH)
“No te hagas cortes en el cuerpo por los muertos ni te hagas tatuajes en la piel. Yo soy el Señor.” (NTV)
“No se hagan heridas en el cuerpo por causa de los muertos, ni tatuajes en la piel. Yo soy el Señor.” (NVI)
“No recorten las patillas de su cabello ni se afeiten la barba completamente, ni se hagan heridas ni tatuajes, como una manera de rendir culto a los muertos. Yo soy el Dios de Israel.” (TLA)
¿Qué quiso decir el escritor sagrado acerca de los tatuajes o marcas en la piel? Para entender dicho versículo debemos leerlo en su contexto. Analicemos detenidamente Levítico 19. Para ello necesitamos dividir el texto en secciones. Afortunadamente, los elementos gramaticales presentes en el original hebreo nos permiten identificar las perícopas:
| PERÍCOPA | PRECEPTOS | JUSTIFICACIÓN | TIEMPO |
| vv. 1-19 | Sacrificios, Cosechas, Prójimo | Dios el Señor | Siempre |
| vv. 20-22 | Sexualidad | Personas | Siempre |
| vv. 23-32 | Idolatría, Superstición | Canaán | Futuro |
| vv. 33-37 | Extranjeros, Honestidad, Justicia | Egipto | Pasado |
El versículo 23 da inicio a una sección que comienza diciendo: “Cuando ustedes entren en la tierra”, lo cual indica que todo el contenido de la sección es para cuando entraran en Canaán. Cobra mayor sentido, junto con toda la evidencia expuesta anteriormente, al ver las practicas idolátricas y lacerantes que practicaban por sus dioses y sus muertos. Es decir que sería un problema para lidiar en el futuro, Dios advierte, en su gran misericordia, para que el pueblo puedo prepararse y no contaminarse. Pero ¿Estaba Dios prohibiendo específicamente los tatuajes o tenía en mente algo más?
En concordancia con lo insinuado en la Traducción en Lenguaje Actual, los autores del Word Biblical Commentary [15]exponen que la supuesta prohibición de tatuarse radica en hacerlo como costumbre pagana por los muertos (Deut. 14,1; Jer. 16,6; 41,5; 47,5; 48,37) dada, por ejemplo, la costumbre moabita de cortar sus manos y rapar sus cabezas en forma de duelo. Tales cortes y raspaduras sangrantes eran utilizadas como ofrenda de sangre ofrecida al espíritu que partía. De ahí la negativa divina en cuanto a esta práctica, ya que Dios se reserva la utilización de la sangre solamente para su uso en el santuario, bajo las estrictas reglamentaciones estipuladas.
Esta idea también es apoyada por los autores del The Biblical Ilustrator exponiendo que dicha práctica era muy común dentro de las naciones del Este y del Sudeste (hebreos, filisteos y los moabitas también los árabes, etíopes y la época temprana de Grecia y Roma), especialmente entre las mujeres, las cuales eran inducidas a lacerar sus mejillas.
Todo lo anterior era considerado algo impropio para Israel, pueblo exclusivo de Yahvé, llamado a ser una nación de sacerdotes en total separación de los paganos y sus formas de adoración a sus deidades. Cabe destacar que, en la época veterotestamentaria, aquellos que se preparaban para oficiar un rito pagano, pintaban sus cuerpos, pensándolo como una protección en contra de los espíritus muertos. Y como forma declarativa de pertenencia a cierto culto. Ya que era muy común llevar el nombre de su dios mayor en sus manos.
La laceración también puede haber sido incluida dentro de los ritos baálicos de fertilidad, especialmente cuando parecía que Baal hacia oídos sordos a las suplicas de sus seguidores (1 Reyes 18,28).[16]
Y resulta por demás interesante que Dios declara tener marcado a Israel en sus manos[17], frente a la preocupación del pueblo de ser olvidado por sus constantes rebeldías (Isaías 49,16). Algunos autores ven en dos relatos bíblicos, la acción de marcar a una persona por parte de Dios y de un miembro de Israel. El primer relato es el de Caín (Gen. 4,15) que luego de asesinar a su hermano, Dios lo marco (Según Rashí[18], posiblemente en la frente) para que nadie lo matase, si bien no se explica cómo se realizó dicha marca, es innegable su existencia. Dicha marca tendría el propósito de mostrar la visible pertenencia de Caín a Dios. [19]
El segundo relato es el Tamar luego de acostar con su suegro Judá (Gen. 38,24). Antes de enterarse que el hijo que estaba esperando era suyo, Judá, se entera que su nuera estaba embarazada y realizando un juicio moral apresurado, indica que debía ser quemada. Presos de la traducción, se puede llegar a pensar que la juzgaron a muerte, pero lo correcto sería decir más bien que fue juzgada a recibir una marca en su mejilla, como prostituta, según era la costumbre de la época. [20]

LOS TATUAJES EN EL NUEVO TESTAMENTO
No se haya una referencia específica a los tatuajes en el Nuevo Testamento. Al parecer no fue un tema relevante entre los primeros cristianos ni se consideró una prohibición para la iglesia. Por otro lado, resulta interesante considerar lo ocurrido en el Concilio de Jerusalén (Hechos 15,20 NVI), y el debate acerca de las imposiciones que debían y no debían ser puestas sobre los hombros de los gentiles conversos al cristianismo de la época. Los apóstoles respondieron: ¨Más bien debemos escribirles que se abstengan de lo*contaminado por los ídolos, de la inmoralidad sexual, de la carne de animales estrangulados y de sangre¨.
En estas palabras existe una clara referencia a gran parte de los preceptos levíticos, lo cual nos muestra de qué manera consideraban los apóstoles lo estipulado para Israel en tiempos del cristianismo primitivo:
- Contaminado por los ídolos…… Levítico 22,1-16
- Inmoralidad sexual……………. Levítico 18;20,1-27
- Animales Estrangulados, Sangre[21]………. Levítico 11,1-47; 17,1-16
Analicemos el contexto de lo ocurrido en el Concilio de Jerusalén: El debate alcanzó su punto crítico en la iglesia de Antioquía, después de que ciertos maestros de Judea empezaran a enseñar que la circuncisión era necesaria para la salvación (Hch. 15:1). Reconociendo las implicaciones soteriológicas de esta pregunta, Pablo, Bernabé, y un grupo de otros líderes religiosos acordaron reunirse para resolver el asunto. Las implicaciones teológicas eran muchas. Mientras que la circuncisión era el asunto presentado, la pregunta ante el concilio era, fundamentalmente: ¿qué debe hacer una persona para ser salva? Si la circuncisión era necesaria, entonces quedarían invalidadas las noticias de salvación solo por fe, a través de la gracia solamente, y sería necesaria alguna forma de justificación por obras para estar bien con Dios.
Afortunadamente, los apóstoles y los ancianos resistieron la presión de imponer el legalismo judío en los gentiles creyentes. En una serie de discursos, Pedro, Pablo, Bernabé, y Jacobo reafirmaron que la salvación es completamente por la gracia de Dios a través de la fe solamente, rechazando juiciosamente las obras humanas como un requisito para salvación. Todos los presentes estuvieron de acuerdo: los gentiles que se vuelven a Dios no deben ser cargados con los requisitos de guardar la ley del Antiguo Testamento.
Una vez resuelto el asunto doctrinal principal, Jacobo puso su atención en las cuestiones prácticas del compañerismo. Apercibido de que los gentiles podían usar su nueva libertad en maneras que ofendieran las sensibilidades judías, Jacobo propuso una forma de asegurarse que las diferencias culturales no se convirtieran en una fuente de división en la iglesia. Su propuesta fue simple: los creyentes gentiles debían abstenerse de cuatro cosas (Hch. 15:20-21): (1) cosas contaminadas por los ídolos, (2) fornicación, (3) de lo estrangulado, y (4) de sangre.
Los primeros dos elementos de la lista son bastante simples. Para no ofender a los hermanos judíos, los creyentes gentiles debían abstenerse de las “cosas contaminadas por los ídolos”, en otras palabras, “de lo que ha sido sacrificado a los ídolos” (Hch. 15:29). Esto probablemente se refiere a la participación en fiestas de templos paganos o comer carne que había sido sacrificada a un ídolo. Aunque los ídolos no son dioses verdaderos, alguien de un trasfondo judío puede que se sienta ofendido por la más remota asociación con prácticas paganas. Así que es mejor evitar la asociación de cualquier manera. Pablo aborda esta pregunta en más detalle en 1 Corintios 8. Allí, Pablo dice que (aunque fuese pecado en sí mismo) él preferiría no comer carne jamás a causar que un hermano caiga en pecado (1 Co. 8:13).
El segundo elemento en la lista, abstenerse de la inmoralidad sexual, es parte de la ley moral, y los cristianos gentiles son instruidos a seguir una ética sexual que se alinee con el diseño de Dios para la sexualidad y el matrimonio. Esta prohibición probablemente tiene en mente una dimensión religiosa de culto, ya que la adoración pagana frecuentemente involucraba prostitución en el templo. Sin embargo, aunque este mandamiento tiene una dimensión cultural (y por ende merece ser incluido en la lista de Jacobo), también es parte del estándar moral aplicable a todos los creyentes todo el tiempo (Ro. 13:13; 1 Co. 5:11, 10:8, Ap. 21:8).
El tercer y cuarto elemento de la lista, los cuales expresan la preocupación judía por un correcto manejo de la sangre tiene su origen en Génesis 9:4-6. Allí, por primera vez, Dios permitió que Noé y sus descendientes comieran carne de animal, mientras les prohíbe comer sangre, enfatizando el hecho de que la sangre del animal es su vida. Esta misma enseñanza fue luego codificada para Israel en Levítico 17:10-16, donde Dios explícitamente prohíbe comer sangre. La razón para este mandamiento es dada en Levítico 17:11: “Porque la vida de la carne está en la sangre, y Yo se la he dado a ustedes sobre el altar para hacer expiación por sus almas. Porque es la sangre, por razón de la vida, la que hace expiación”.
Dos importantes verdades son comunicadas aquí. Primero, la sangre es sagrada porque representa la vida. Segundo, dentro del sistema de sacrificios, la sangre es el medio a través del cual se hace expiación por el que trae el sacrificio. Basado en este razonamiento, uno puede ver por qué la sangre de un animal era un tipo adecuado (aunque imperfecta) del sacrificio final, cuya sangre solamente puede realmente quitar el pecado (Heb. 9:22, 10:4; 1 Jn. 1:7). Por estas razones, los israelitas no debían de devaluar la sangre a través del consumo humano.
Con este contexto histórico en mente, la solicitud de Jacobo de que los cristianos gentiles se abstengan de comer sangre debe ser entendido como una cuestión de preservar la comunión entre cristianos de diferentes culturas. Al seguir la guía del concilio, la iglesia primitiva exhibía discreción y tolerancia, características necesarias para que una comunión profunda y auténtica pueda florecer en congregaciones diversas y multiétnicas.
Debido a que Moisés “tiene en cada ciudad quienes lo prediquen” (Hch. 15:21), hubiera sido dificil para los judíos del mundo antiguo si los gentiles alardeaban su libertad sin tener en cuenta estas sensibilidades judías particulares. Vivir en una comunidad diversa ya era lo suficientemente desafiante; no había necesidad de hostigar innecesariamente a un hermano o hermana.
¿A qué conclusión llegamos? Que tales prohibiciones fueron dadas como una prescripción que buscaba respetar a la conciencia de los judíos cristianos y mantener la unidad con sus hermanos gentiles. La ley no debía ser guardado por los gentiles. Estos, sin embargo, deberían respetar la conciencia de sus hermanos judíos y no servirles de tropiezo con aquello que a estos les resultaría culturalmente chocante.
El problema no era comer carne con sangre, o de un animal estrangulado. Eso no afectaría nuestra relación con Dios, pues Jesús mismo dijo: «¿No se dan cuenta de que la comida que introducen en su cuerpo no puede contaminarlos? La comida no entra en su corazón, solo pasa a través del estómago y luego termina en la cloaca». (Al decir eso, declaró que toda clase de comida es aceptable a los ojos de Dios).» (Marcos 7:18-19, NTV)
Con base en ello, no existe ningún alimento que sea prohibido para los cristianos, o que pueda considerarse pecaminoso, ya que «el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.» (Romanos 14:17). Esto queda en evidencia con las mismas palabras de Pablo, quien en un contexto diferente y puramente gentil, dice: «Comed de todo lo que se vende en la carnicería sin preguntar nada por motivos de conciencia.» (1 Corintios 10:25, LBLA).
De todos es sabido que los paganos no usaban los mismos métodos de desangramiento que los judíos con los animales sacrificados. No sólo eran animales a veces sacrificados a los ídolos, sino también mal desangrados. Al comer esa carne los cristianos inevitablemente comerían un poco de sangre y estarían pecando, pero Pablo, quien estuvo en el Concilio de Jerusalén, no dice nada al respecto.
Al parecer él mismo entendía que era una prohibición que los creyentes gentiles deberían observar en presencia de sus hermanos judíos para no servirles de tropiezo a causa de su cultura judía, más no porque fuese pecado comer algo que contuviese sangre. Si incluso estos pocos elementos que los apóstoles rescataron de la Ley están sujetos a contextos particulares y condiciones específicas, se deduce entonces que prohibiciones como las hechas en Levítico 19:28 simplemente no pueden ser incorporadas en el cristianismo.

LOS TATUAJES EN LA LITERATURA EXTRABÍBLICA
En la literatura post-bíblicael término ka´aka aparece como un adjetivo, traducido como arrancada, lo cual ofrece una pequeña ayuda para comprender el término bíblico. La Mishná[22] (MAKO 3: 6) entiende ketovet ka’aka como significado de tatuaje. En él se especifica «Kochal,» un color en los ojos de color azul, y otros colores, como los pigmentos utilizados por los paganos en sus tatuajes. Tanto el Talmud de Babilonia como el Talmud de Jerusalén (B. Mako 21a, J. Mako 3: 6) tratan acerca de ketovet ka’aka.[23] Algunos textos deRas Shamra (Ugarit) hablan acerca de los enlutados lacerando sus cuerpos (UT 67 VI:5-26; 62:1-29).[24]
El comentario exegético de Rashí comprende la expresión como una inscripción grabada sobre la persona con agujas profundamente y que permanecerá para siempre oscura. Exponiendo que era la costumbre de los amorreos el realizarse cortes en la carne como parte del luto por un ser querido que fallecía. [25]
«Él [la persona tatuajes que él mismo] escribe por primera vez en su carne [la piel] con «Sam» o «Sikri» [dos tipos de tinta o pinturas], y luego se hace incisiones en la piel con una aguja o con un cuchillo. La pintura penetra entre la piel y la carne, y puede ser visto todos los días [duración de su vida].[26]
Cuando Maimónides[27] realizo un resumen de la halakha[28] presento una definición de ketovet ka’aka como un profundo rasguño que era llenado con pintura azul, o de otro color, presentada como una costumbre pagana en honor a sus dioses.[29]
El Código de Hammurabi (ca, 1770 BCE) líneas 146, 226, 227, presenta evidencia en cuanto a la marcación de esclavos como muestra de propiedad. Mientras que Heródoto (ca, 440 BCE) Libro II: 113, encontró que tales prácticas eran sobre esclavos pertenecientes al templo. Es decir que había una relación estrecha con el culto. [30]
Grandes discusiones talmúdicas se dedicaron al tema de los tatuajes, pero nunca llegaron a un acuerdo general sobre lo que significaba: Algunos creían que Levítico 19,28 se trataba acerca de tatuarse imágenes sin escribir, y concluyeron que podría marcarse letras con un hierro caliente de manera completa y de una vez, sin incurrir en pecado. Las imágenes, en tanto representaciones de dioses falsos, estaban prohibidas.
Otros creían que Levítico 19,28 proscribe todo tipo de laceración del cuerpo en cumplimiento con Deuteronomio 4,5 (NVI) ¨ Miren, yo les he enseñado los preceptos y las normas que me ordenó el SEÑOR mi Dios, para que ustedes los pongan en práctica en la tierra de la que ahora van a tomar posesión¨, lo cual incluiría todos tipo de marcación, tatuaje, ya que son procesos dolorosos. [31]
Otros eruditos judíos como Ralbag[32] del S XIV, que explica Levítico 19,28 como una prohibición en contra de infligir cualquier tipo de dolor sobre nuestros cuerpos, excepto, por supuesto la circuncisión de los hombres.[33]

TEOLOGÍA DETRÁS DE LEVÍTICO 19,28
El texto de Levítico 19:28 puede ser leído e interpretado de tres formas legítimas:
- Como una prohibición en contra de todo tipo de marcación corporal ritual por los muertos.
- Como una proscripción en contra de todo tipo de marca corporal ya sea decorativa, ritual o funcional conectada con la adoración de otros dioses.
- Como una justificación nominal de YHWH. Y en consonancia con la santidad como concepto central del libro de Levítico, se podría aseverar que cada precepto señalado tiene la funcionalidad, dentro del marco pactual, de santificador por medio de los ritos circundantes al santuario. Es decir, una respuesta actitudinal y conductual que el pueblo debía optar en vista de la santidad de su Dios, y el proceso de santificación inaugurado con la salida de Egipto y la primera pascua.
El tema de Levítico 19:28 no son los tatuajes, sino el culto a los muertos y la idolatría. Contextualmente hablando, la idolatría imperaba tanto fuera como dentro de Israel, por lo cual muchos de estos preceptos están vinculados a ritos idolátricos de la época. En Su divina providencia, el Señor preparo de manera integral y temporal al pueblo de Israel para convivir con su presencia. Protegiéndolos de la anterior influencia egipcia preparó preceptos, cuidándolos de la futura influencia cananea, también preparó normas para cada paso en el desierto.
Cuando en la actualidad se observan prácticas tan extendidas como los tatuajes, se comprende que la mayoría no lo realiza como un método ritual de complacencia a sus deidades. Es decir, que Levítico 19,28 no aplica a esta forma de arte actual. Dios no se opone a los tatuajes o al piercing. Dios se opone a la idolatría, el culto a otros dioses, el culto a los muertos.
Un tatuaje tampoco implica la deformación de Su semejanza en nosotros como algunos sugieren, ya que la imagen que llevamos de Dios no es Su imagen física, pues Dios es espíritu. El hecho de que Dios es espíritu significa que Dios el Padre no tiene un cuerpo humano. Al decir que Dios es espíritu, decimos que Dios el Padre es invisible. Colosenses 1:15 llama a Dios «el Dios invisible». 1 Timoteo 1:17 alaba a Dios, diciendo: «al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos». Alterar nuestro cuerpo mediante un tatuaje o piercing puede no ser social o culturalmente aceptable en ciertos contextos, pero en ninguna forma altera o deforma la imagen de Dios en mí.

OTROS ASPECTOS A CONSIDERAR
La clave para entender Levítico 19:28 y la cuestión de los tatuajes, así como su permisividad o no para los cristianos, radica en saber que la ley del Antiguo Testamento fue dada a la nación de Israel, no a los cristianos. Algunas de las leyes se hicieron para que los israelitas supieran cómo obedecer y agradar a Dios (por ejemplo, los Diez Mandamientos). Algunos de estos eran para mostrarles cómo adorar a Dios y cómo pagar por el pecado (el sistema de sacrificios). Otros simplemente, para hacer a los israelitas diferentes de otras naciones (las reglas de alimentación y vestimenta). Es a este último grupo al cual pertenece la prohibición dada en Levítico 19,28.
Siendo que los cristianos ya no estamos bajo la Ley, es fácil concluir que ninguna de las leyes del Antiguo Testamento se aplica a nosotros hoy. Cuando Jesús murió en la cruz, puso fin a la ley del Antiguo Testamento (Romanos 10:4; Gálatas 3:23-25: Efesios 2:15). Somos nuevas criaturas en Cristo y ya no necesitamos cumplir con la ley para hallar gracia frente a los ojos de Dios. En lugar de estar bajo la Ley del Antiguo Testamento, estamos bajo la ley de Cristo (Gálatas 6:2; Mateo 22:37-40).
El Evangelio no es cuestión de comida, bebida, vestimenta o aspecto corporal. Tampoco tiene que ver con piercing o tatuajes. En palabras de Pablo, el Evangelio “se trata… de llevar una vida de bondad, paz y alegría en el Espíritu Santo.” (Romanos 14:17, NTV). Bajo el Nuevo Pacto no somos aceptables ante Dios por lucir de cierta manera, ni despreciados por tener o no un tatuaje, piercing o alguna otra marca en el cuerpo, antes bien nos manda: “No juzgues por su apariencia… El Señor no ve las cosas de la manera en que tú las ves. La gente juzga por las apariencias, pero el Señor mira el corazón.” (1 Samuel 16:7, NTV).
Es claro que Levítico 19,28 no se refiere a los tatuajes como ahora los conocemos ni las personas se los hacían por las razones que ahora, en nuestra sociedad moderna, la gente se los hace. Son dos contextos y dos prácticas muy diferentes. Pero aún si asumiéramos que Levítico 19,28 se refiere a los modernos tatuajes debemos tener en cuenta lo siguiente:
(1) Tal prohibición era parte de la Ley de Moisés (El libro de Levítico se trata, en esencia, de un manual religioso para uso de los levitas, sacerdotes encargados del culto, escogidos de entre los miembros de la tribu de Leví).
(2) El cristiano ha muerto para la Ley y la Ley ha muerto para el cristiano. No estamos sujetos a ella. Intentar cumplirla es una deshonra al sacrificio de Cristo: “Pues, cuando intenté obedecer la ley, la ley misma me condenó. Así que morí a la ley—es decir, dejé de intentar cumplir todas sus exigencias—a fin de vivir para Dios. Mi antiguo yo ha sido crucificado con Cristo. Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Así que vivo en este cuerpo terrenal confiando en el Hijo de Dios, quien me amó y se entregó a sí mismo por mí. Yo no tomo la gracia de Dios como algo sin sentido. Pues, si cumplir la ley pudiera hacernos justos ante Dios, entonces no habría sido necesario que Cristo muriera.” (Gálatas 2,19-21; NTV).
(3) Su aplicación literal no honra a la propia Palabra de Dios. ¿Por qué? Porque traer antojadizamente la prohibición de Levítico 19,28 e incorporarla a la práctica y disciplina de la iglesia crea serios problemas teológicos y prácticos. Por ejemplo: ¿No dice acaso la Biblia en Santiago 2:10 que “el que cumple con toda la ley pero falla en un solo punto, ya es culpable de haberla quebrantado toda” (NVI)? Sí, Santiago es claro al afirmar este punto. Ahora bien, si exijo la prohibición de tatuajes entre los cristianos con base en Levítico 19,28 estoy apelando a la ley mosaica. Para ser coherentes, deberíamos no solo prohibir los tatuajes, sino incluir en los requisitos para ser cristiano y estar en una correcta relación con Dios el resto de normativas contenidas en dicha sección de la Biblia, prohibiciones tales como:
- No cruces dos animales de diferente especie (vv. 19)
- No siembres tu campo con dos clases distintas de semillas (vv. 19).
- No uses ropa tejida con dos clases diferentes de hilo (vv. 19).
- Cuando entres en la tierra y plantes árboles frutales, no recogerás el fruto durante los primeros tres años sino que lo considerarás prohibido (vv. 23).
- No te recortes el pelo de las sienes ni de la barba (vv. 27).
No podemos decidir que solamente aplicaremos la prohibición de Levítico 19,28 pero rechazaremos el resto de las prohibiciones dadas en otra parte del mismo capítulo o sección. No tenemos esa clase de autoridad. La cuestión es sencilla: o estamos bajo el imperio de la ley o no lo estamos. Es todo o nada.
(4) Si Levítico 19,28 es parte de la ley que fue abrogada en Cristo (y ciertamente lo es) no puede ni imponérselo a los demás ni hacerlo un requisito de pertenencia a la iglesia ni mucho menos esencial para la salvación o, cuando menos, para gozar de la aprobación y el agrado de Dios. Pablo nos aclara esto de forma contundente: “¿Podemos, entonces, jactarnos de haber hecho algo para que Dios nos acepte? No, porque nuestra libertad de culpa y cargo no se basa en la obediencia a la ley. Está basada en la fe. 28 Así que somos hechos justos a los ojos de Dios por medio de la fe y no por obedecer la ley.” (Romanos 3,27-28; NTV).
(5) Somos salvos por la fe, no por las obras: “Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe. Esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios y no por obras, para que nadie se jacte.” (Efesios 2,8-9). Imponer la prohibición de Levítico 19,28 a la iglesia del Señor es errar el blanco y tiene graves implicaciones incluso soteriológicas, ya que convierte el Evangelio en un sistema de salvación por obras. ¿Por qué? Porque si excluyo a un hermano de la comunión de la iglesia o le aplico disciplina eclesiástica por hacerse un tatuaje o piercing, estoy afirmando tácitamente que tener o no tener un tatuaje o piercing supera la obra de Cristo en la cruz: “Pues, si ustedes pretenden hacerse justos ante Dios por cumplir la ley, ¡han quedado separados de Cristo! Han caído de la gracia de Dios.” (Gálatas 5,4; NTV).
(6) Mi salvación es cuestión de fe, no de obras: Pero si no hacerme un tatuaje se vuelve un requisito para tener una correcta relación con Dios, entonces estoy diciendo que Cristo no es suficiente para salvarme y ponerme en la debida relación con Dios. Pero el sacrificio de Cristo nos hizo perfectos, nuestra salvación está completa. No necesitamos sumarle nada a la obra de Cristo, y tener un tatuaje en la piel tampoco me hace menos perfecta mi salvación: “Porque con un solo sacrificio ha perfeccionado para siempre a los que han sido santificados.” (Hebreos 10,14). En la cruz del Calvario el Señor dijo: “¡Consumado es!” (Juan 19:30).
(7) La libertad cristiana y la conciencia de cada creyente debe ser respetada. Esto significa que los cristianos están liberados con respecto a cualquier actividad que no está expresamente prohibida en la Biblia (y esto incluye, como hemos visto, los tatuajes). Por lo tanto, uno puede sentirse libre de participar en dicha actividad siempre que no haga «tropezar» u «ofenda» a otro cristiano (Romanos 14:12-16). Por otro lado, la tiranía del débil tampoco debe ser impuesta en la iglesia. La conciencia de otros no debería ser encarcelada porque algunos se niegan a discutir el tema a la luz de la biblia. Los pastores deben, no fomentar dicha tiranía o perpetuar la ignorancia, sino enseñar a la iglesia lo que la Biblia afirma sobre este tema, sin sustraer ni añadirle a la Palabra.

EN CONCLUSIÓN…
Si la ley de Moisés ha caducado para el cristiano, si el Nuevo Testamento no prohíbe los tatuajes, si las razones por las cuales los antiguos se hacían tatuajes y las razones por las que las personas se los hacen hoy en día no son las mismas, si Levítico 19,28 no se refiere a los tatuajes sino más bien a la idolatría y el culto a los muertos, y si el sacrificio de Cristo, no la ley, me ha colocado en una perfecta relación con Dios, entonces ¿Por qué seguir insistiendo obstinadamente en hacer de la prohibición de los tatuajes una norma de cumplimiento obligatorio para los creyentes? ¿Por qué imponer disciplina eclesiástica a quienes se tatúan siendo creyentes? ¿Por qué excluir a quienes Cristo ha recibido?
Antes de juzgar a otro hermano en Cristo que luce diferente a nosotros haríamos bien en recordar las siguientes palabras: “Lo que Dios ha limpiado, no lo llames tú impuro.” (Hechos 10,15; LBLA).

BIBLIOGRAFÍA Y REFERENCIAS:
[1] Según la subtitulación de las Biblias traducidas al español.
[2] Keil y Delitzsch. Comentario al Texto Hebreo del Antiguo Testamento, Tomo 1. (Barcelona, España: Clie, 2008), Pg. 352.
[3] ¨Habla a toda la congregación de los hijos de Israel, y diles: Santos seréis, porque santo soy yo Jehová vuestro Dios¨. Levítico 19:28 (Reina Valera 1960)
[4] Hartley, John E. Word Biblical Commentary, Leviticus, Vols. 4. (Dallas, Texas, USA: Word Books Publisher, 1992), Pg. 34.
[5] Profesores de la Universidad Pontificia de la Facultad Teológica Dominicana de San Esteban y del Seminario diocesano de Salamanca, Biblia Comentada, 2da. Edición., Vols. 1. (Madrid, España: Biblioteca de Autores Cristianos, 1975). Pg. 620.
[6] Bible Works 8.0.013z.1 (programa informático). Norkolk, Virginia: LLC, 2009.
[7] Ibíd.
[8] Ibíd.
[9] The Interlinear: Hebrew/Greek/English; Bible, Vols. 1. (Indiana, USA: APAA, 1979).
[10] Guillermo Jünemann Beckshaefer, La Sagrada Biblia. Versión de La Septuaginta Al Español (Chiguayante, Concepción, Chile: Seminario Metropolitano de Concepción, 1992).
[11] Los gentiles creían aplacar a los dioses infernales con la sangre de estas heridas e incisiones, que se hacían en su carne en el duelo de aquellas personas cuya muerte lloraban. Los hebreos no estaban libres de semejantes supersticiones (Jeremías 41,5; Ezequiel 5,1) y así permitiéndoles a que aquellas muestras de sentimientos y dolor que se acostumbraban comúnmente en los duelos, les prohíbe absolutamente toda superstición que pudiera tener alguna relación con las de los idolatras. Algunos autores piensan que lo que se prohíbe en el vv. 27 y 28 está directamente relacionado con el culto a Adonis y Fegor (Tomado de la Vulgata Latina).
[12] Así lo hacían los gentiles, grabando en el puño de la mano o en el brazo con la punta de una aguja alguna figura o señal de la divinidad a que particularmente se consagraban; y esto es lo que aquí se prohíbe a los hebreos. En los primeros siglos de la iglesia practicaban lo mismo los cristianos con la cruz de Jesucristo o de la Virgen; y es creíble, que lo hicieron movidos de otro espíritu que el que mueve en nuestros días a nuestros saludadores y a otros charlatanes a ejecutar lo mismo (Tomado de la Vulgata Latina).
[13] La Biblia: Vulgata Latina, Traducida al Español. (Madrid, España: Imprenta de Don Joaquín del Rio, 1845).
[14] Rick Meyer. e-Sword 9.6.0 (Programa informático), Estados Unidos.
[15] Hartley, John E. Word Biblical Commentary, Leviticus, Vols 4. (Dallas, Texas, USA: Word Books Publisher, 1992), Pg. 320-321.
[16] Baruch A. Levine. The JPS Torah Commentary: Leviticus. (Philadelphia: The Jewish Publication Society, 1989), Pg. 133.
[17] Josepg S. Exell. The Biblical Ilustrator: Leviticus. (Michigan, USA: Baker Book House, 1975), Pg. 245.
[18] El rabino Shlomo Itzjak (1040-1105), conocido por el nombre derivado de sus iniciales: Rashi, es una de las figuras centrales del judaísmo medieval junto con Maimónides. Mientras este último es el gran referente de la Halajá (códigos de conducta del judaísmo), Rashi lo es en la interpretación del texto bíblico.
[19] Gilad J. Gevaryahu. KETOVETKA’AKA (LEVITICUS 19:28): TATTOOING OR BRANDING? (Pennsylvania: Jewish Bible Quarterly, 2010), Pg. 4.
[20] Gilad J. Gevaryahu. KETOVETKA’AKA (LEVITICUS 19:28): TATTOOING OR BRANDING? (Pennsylvania: Jewish Bible Quarterly, 2010), Pg. 5.
[21] Esas restricciones eran obedecidas por la iglesia primitiva, como se ve por el testimonio de Tertuliano (m. c. 230 d. C.), quien escribiendo a los paganos, afirmó: “Sonrojaos por vuestra vil conducta delante de los cristianos, quienes ni siquiera participan de sangre de animales en sus comidas de alimento sencillo y natural; quienes se abstienen de comer lo estrangulado y de animales que mueren de muerte natural, sin otra razón que la de no contaminarse, ni siquiera por la sangre de las vísceras” (Apología 9)
[22] La Mishná o Misná es la primera gran colección escrita de las tradiciones orales judías conocida como la Torá oral. También es la primera obra importante de la literatura rabínica. La Mishná fue redactada por Yehudah Hanasí a principios del siglo III d.
[23] Gilad J. Gevaryahu. KETOVETKA’AKA (LEVITICUS 19:28): TATTOOING OR BRANDING? (Pennsylvania: Jewish Bible Quarterly, 2010), Pg. 2.
[24] Hartley, John E. Word Biblical Commentary, Leviticus, Vols 4. (Dallas, Texas, USA: Word Books Publisher, 1992), Pg. 320.
[25] Vayikra – Leviticus – Chapter 19: RASHI’S COMMENTARY, 2016; disponible en: http://www.chabad.org/library/bible_cdo/aid/9920/jewish/Chapter-19.htm#showrashi=true/; (consultada el 09/11/2016).
[26] Gilad J. Gevaryahu. KETOVETKA’AKA (LEVITICUS 19:28): TATTOOING OR BRANDING? (Pennsylvania: Jewish Bible Quarterly, 2008), Pg. 2.
[27] Moisés ben Maimón, más conocido como Maimónides, fue un judío sefardí considerado uno de los mayores estudiosos de la Torá en época medieval. Conocido en el judaísmo, y por tanto en hebreo, por el acrónimo Rambam, ejerció de médico, filósofo, astrónomo y rabino en al-Ándalus, Marruecos y Egipto.
[28] La Halakhá es la recopilación de las principales leyes judías, que incluyen los 613 mitzvot, y posteriormente las leyes talmúdicas y rabínicas, así como sus tradiciones y costumbres.
[29] Gilad J. Gevaryahu. KETOVETKA’AKA (LEVITICUS 19:28): TATTOOING OR BRANDING? (Pennsylvania: Jewish Bible Quarterly, 2008), Pg. 2.
[30] Ibid. Pg. 4.
[31] Ibid. Pg. 6.
[32] Levi ben Gershon, más conocido como Gersónides o Ralbag, fue un famoso rabino, filósofo, talmudista, matemático, astrónomo y astrólogo francés. Fue uno de los más importantes comentadores bíblicos de su tiempo.
[33] Gilad J. Gevaryahu. KETOVETKA’AKA (LEVITICUS 19:28): TATTOOING OR BRANDING? (Pennsylvania: Jewish Bible Quarterly, 2008), Pg. 7.
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