Por: Fernando E. Alvarado.
INTRODUCCIÓN.
La doctrina de la elección resulta complicada y difícil de entender para muchos cristianos. En esta, como en otras doctrinas de la gracia, calvinistas y arminianos diferimos en ciertos puntos. En el calvinismo, por ejemplo, “el termino elección se refiere específicamente a uno de los aspectos de la predestinación divina. Dios elije a ciertos individuos para ser salvos.”[1] La posición reformada enseña que “Dios positivamente o activamente interviene en la vida de los elegidos para asegurar su salvación”.[2]
Así pues, el calvinismo define a los elegidos como el grupo seleccionado a quien Dios desde la eternidad pasada, ha designado a la salvación. Todos los demás están predestinados por Dios para la condenación eterna. El evangelio puede ser predicado día y noche a estos condenados y sin embargo será en vano, porque son totalmente incapaces de creer. Dios supuestamente no tiene deseo alguno de abrir sus ojos cegados y darles la fe para creer. Lo hace solo para los elegidos (a través de la elección incondicional), aunque lo podría hacer para todos.
Juan Calvino admitió: “Muchos… consideran incongruente que del gran cuerpo de la humanidad algunos debieran ser predestinados a la salvación y otros para destrucción… El decreto, lo admito, es terrible y sin embargo, es imposible negar que Dios supo con anterioridad el fin del hombre antes que fuese porque él lo creo, y supo con anterioridad, porque así lo había ordenado por su decreto.”[3]
Para el calvinista, la elección de algunos para salvación se fundamente en el decreto eterno de Dios (predestinación). Por lo tanto, es incondicional, limitada e individual. No podemos hacer nada para ser elegidos, tampoco podemos hacer nada para dejar de serlo. Cada individuo, de forma especial y particular, ha sido elegido o rechazado por Dios de forma soberana.
PABLO, EL ARMINIANO.
En esta, como en otras doctrinas de la gracia, arminianos y calvinistas diferimos en aspectos clave. Los arminianos creemos en la doctrina de la elección, pero no podemos aceptar la interpretación calvinista de la misma por considerarla anti bíblica y difamatoria del carácter de Dios.
¿Qué creemos nosotros los arminianos acerca de la elección? Pues lo que enseña la Biblia. No negamos dicha doctrina como afirman los calvinistas, simplemente la interpretamos a la luz del contexto general de la Biblia. Los arminianos reconocemos que la elección de Dios de aquellos que creen en Cristo es una enseñanza importante del apóstol Pablo (Romanos 8: 29-33; 9: 6-26; 11: 5, 7, 28; Colosenses 3:12; 1 Tesalonicenses 1: 4; 2 Tesalonicenses 2:13; Tito 1: 1). La enseñanza de Pablo, sin embargo, lejos de concordar con el calvinismo, lo contradice.
Para Pablo la elección (Gr. eklego) se refiere a que Dios escoge en Cristo a un pueblo al que él destina a ser santo e irreprensible a sus ojos (2 Tesalonicenses 2:13). Pablo considera que esta elección expresa la iniciativa de Dios como el Dios del amor infinito al darnos como creación finita toda bendición espiritual a través de la obra redentora de su Hijo (2 Tesalonicenses 1: 3-5). La enseñanza de Pablo sobre la elección involucra las siguientes 5 verdades:
- LA ELECCIÓN ES CRISTOCÉNTRICA: La elección es cristocéntrica, es decir, la elección de seres humanos ocurre solo en unión con Jesucristo: “Incluso antes de haber hecho el mundo, Dios nos amó y nos eligió en Cristo para que seamos santos e intachables a sus ojos.” (Efesios 1: 4, NTV). Jesús mismo es ante todo el elegido de Dios. Con respecto a Jesús, Dios declara: “Miren a mi Siervo, al que he elegido. Él es mi Amado, quien me complace. Pondré mi Espíritu sobre él, y proclamará justicia a las naciones.” (Mateo 12:18, Isaías 42:1, 6; 1 Pedro 2:4). Cristo, como el elegido, es el fundamento de nuestra elección. Solo en unión con Cristo nos convertimos en miembros de los elegidos (Efesios 1: 4, 6-7, 9-10, 12-13). Nadie es elegido aparte de la unión con Cristo por medio de la fe.
- LA ELECCIÓN ES A TRAVÉS DE LA SANGRE DE CRISTO: La elección es en Cristo, a través de su sangre. Pablo enseñó: “Dios es tan rico en gracia y bondad que compró nuestra libertad con la sangre de su Hijo y perdonó nuestros pecados.” (Efesios 1:7, NTV). Dios se propuso antes de la creación formar un pueblo a través de la muerte redentora de Cristo en la cruz. Por lo tanto, la elección se basa en la muerte sacrificial de Cristo para salvarnos de nuestros pecados (Hechos 20:28; Romanos 3:24-26).
- LA ELECCIÓN ES, PRINCIPALMENTE, CORPORATIVA: La elección en Cristo es principalmente corporativa, es decir, una elección de un pueblo (Efesios 1:4-5, 7, 9). Los elegidos son llamados «el cuerpo de Cristo» (Efesios 4:12), «mi iglesia» (Mateo 16:18), «pueblo adquirido por Dios» (1 Pedro 2: 9) y la «novia» de Cristo (Apocalipsis 19:7). Por lo tanto, la elección es corporativa y abarca a las personas individuales solo cuando se identifican y se asocian con el cuerpo de Cristo, la verdadera iglesia (Efesios 1: 22-23).[4] Esto ya era verdad acerca de Israel en el Antiguo Testamento: “Asegúrense de que ningún hombre ni mujer, ni clan ni tribu entre ustedes, aparte hoy su corazón del Señor nuestro Dios para ir a adorar a los dioses de esas naciones. Tengan cuidado de que ninguno de ustedes sea como una raíz venenosa y amarga. Si alguno de ustedes, al oír las palabras de este juramento, se cree bueno y piensa: “Todo me saldrá bien, aunque persista yo en hacer lo que me plazca”, provocará la ruina de todos. El Señor no lo perdonará. La ira y el celo de Dios arderán contra ese hombre. Todas las maldiciones escritas en este libro caerán sobre él, y el Señor hará que desaparezca hasta el último de sus descendientes. El Señor lo apartará de todas las tribus de Israel, para su desgracia, conforme a todas las maldiciones del pacto escritas en este libro de la ley.” (Deuteronomio 29:18-21, NVI).
- LA ELECCIÓN PARA LA SALVACIÓN Y LA SANTIDAD DEL CUERPO DE CRISTO ES FIRME E INQUEBRANTABLE, PERO LA CERTEZA DE LA ELECCIÓN DE INDIVIDUOS SIGUE ESTANDO CONDICIONADA A SU FE PERSONAL EN JESUCRISTO Y SU PERSEVERANCIA EN UNIÓN CON ÉL. Pablo demuestra esto de la siguiente manera:
- El propósito eterno de Dios para la iglesia es que debemos ser santos y sin mancha ante él (Efesios 1: 4). Esto se refiere tanto al perdón de los pecados (Efesios 1:7) como a la pureza de la iglesia como la novia de Cristo. La gente elegida de Dios está siendo guiada por el Espíritu Santo hacia la santificación y la santidad (Romanos 8:14; Gálatas 5:16-25). El apóstol enfatiza repetidamente este propósito primordial de Dios (Efesios 2:10; 3:14-19; 4:1-3, 4:13-24; 5:1-18).
- El cumplimiento de este propósito para la iglesia corporativa es cierto: Cristo “para presentársela a sí mismo como una iglesia radiante, sin mancha ni arruga ni ninguna otra imperfección, sino santa e intachable.” (Efesios 5:27).
- El cumplimiento de este propósito para los individuos en la iglesia es condicional. Cristo nos presentará “santos y sin mancha delante de él” (Efesios 1: 4) solo si continuamos en la fe. Pablo lo dice claramente: “Pero ahora Dios, a fin de presentarlos santos, intachables e irreprochables delante de él, los ha reconciliado en el cuerpo mortal de Cristo mediante su muerte, con tal de que se mantengan firmes en la fe, bien cimentados y estables, sin abandonar la esperanza que ofrece el evangelio. Este es el evangelio que ustedes oyeron y que ha sido proclamado en toda la creación debajo del cielo, y del que yo, Pablo, he llegado a ser servidor.” (Colosenses 1: 22-23).
- LA ELECCIÓN PARA LA SALVACIÓN SE OFRECE A TODOS: La elección para la salvación en Cristo se ofrece a todos (Juan 3: 16-17; 1 Timoteo 2: 4-6; Tito 2:11; Hebreos 2:9) pero se hace real únicamente para aquellos individuos que, a través de la fe, aceptan el regalo de Dios de salvación en Cristo (Efesios 2:8; 3:17; Hechos 20:21; Romanos 1:16; 4:16). A través de la fe, el creyente se incorpora al cuerpo electo de Cristo (la iglesia) por el Espíritu Santo (1 Corintios 12:13), convirtiéndose así en uno de los elegidos. Por lo tanto, existe tanto la iniciativa de Dios como nuestra respuesta en la elección (Romanos 8:29, 2 Pedro 1: 1-11).
CONCLUSIÓN.
Dios escogió para salvación, antes de la fundación del mundo, a todas aquellas personas que, asistidas por su gracia habilitadora, creen en Cristo. El arminianismo ve la elección como elección de creyentes, y consecuentemente la fe como condición para la elección. Para la teología arminiana, si la salvación es por fe, entonces también la elección es por fe. Si la salvación es condicional, la elección también lo es. Esto no equivale a decir que los decretos de Dios se determinen de manera condicional. Las decisiones eternas de Dios son hechas sin ninguna condición impuesta sobre Él. Dios ha decretado de manera incondicional una elección condicional, escogiendo individuos como creyentes. En este sentido, el calvinismo realiza una pobre elección de palabras cuando afirma que «los arminianos llegan a la conclusión final de que Dios ve la elección que el pecador hará y basa su propia elección en la elección del pecador». Esta fraseología no parece ser la más apropiada. Decir que Dios basa su elección en la elección del pecador no es lo mismo a decir que Dios escoge creyentes. El calvinismo yerra al ignorar estas verdades.
REFERENCIAS:
[1] R. C. Sproul, Grace Unknown (Grand Rapids, MI: Baker Books, 1997), 141.
[2] R. C. Sproul, Chosen (Grand Rapids, MI: Baker Books, 1997), 142.
[3] John Calvin, Calvin’s New testament Commentaries (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdman’s Publishing Co., 1994), 10:209.
[4] Robert Shank, Elegido en el Hijo, Minneapolis: Bethany House Publishers.